Expedición del balandro Margarita
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Expedición del balandro Margarita . Hecho acaecido el 11 de enero de 1896, cuando un grupo reducido de cubanos deportados en la entonces Isla de Pinos, armados solo con un cortaplumas, una navaja y una tijera, tomaron el balandro para zarpar hacia Cuba e insertarse en las luchas por la independencia. Su único fin era tripular el barco hacia el occidente del país, donde se incorporarían a las huestes de Antonio Maceo para librar acciones de importancia bajo la persecución de tropas españolas.
La expedición armada resultó en el alzamiento de los pineros en la Guerra Necesaria ocurrido el 26 de julio de 1896. Estuvo asociado a su condición de centro para la deportación de los revolucionarios por sus ideas y acción independentista; por el vínculo a las tradiciones de lucha fomentadas en la Isla de Cuba. El contacto de los locales con esas tradiciones de los deportados políticos desde la temprana fecha de 1870-1872, en cuyo período sumaron 945[1] , fue el factor que acabó de delinear la nacionalidad cubana de los pineros y ponerla a tono con ese proceso en la Isla de Cuba y salvó el desfasaje que la tardía colonización oficial del territorio insular pinero propició en el orden ideológico.
Sumario
Deportación política y acción revolucionaria en Isla de Pinos
Con el inicio de la Guerra del 95 continúa el traslado forzoso a Isla de Pinos de muchos patriotas, prisioneros en todas las provincias del país. El mayor número eran de La Habana y Pinar del Río. Un importante grupo de revolucionarios que participaron el 13 de junio de 1895 en el movimiento insurreccional en la provincia de La Habana fueron trasladados a Isla de Pinos, sumaron 150 de una vez, entre ellos, Generoso Campos Marquetti. También fueron deportados entre octubre y diciembre de 1895 varios grupos de revolucionarios de Pinar del Río, entre los que se encontraba Miguel Blanco Gómez jefe de los complotados en la parte centro oriental de la provincia . Para fines del año 1895 eran más de 300 los deportados políticos en Isla de Pinos.
Dos cuestiones tácticas relevantes fueron legadas, en el orden militar por la Guerra de los Diez Años a los revolucionarios del 95 en relación con el occidente del país: la realización de la invasión a occidente y la necesidad de la guerra de guerrillas para operar en esas provincias . La columna invasora que salió de Mangos de Baraguá, Oriente, bajo el mando del General en Jefe Máximo Gómez y del Lugarteniente General Antonio Maceo, entró en La Habana el 1 de enero de 1896. “La invasión había dejado en La Habana un estado de efervescencia revolucionaria. En siete días los invasores sostuvieron unos cuatro combates de importancia…La población civil tuvo la oportunidad de ver a los máximos representantes del Ejército Libertador y confraternizar con los miles de mambises que integraban la columna invasora. Este contacto efímero desbarató parte de la campaña española…En estas condiciones de exaltación revolucionaria, Máximo Gómez emprendió la nueva campaña…
La presencia de Antonio Maceo en La Habana y Pinar del Río influyó en Isla de Pinos, a pesar de su condición insular extrema, pero al tanto de la guerra por ser centro de deportación política. De hecho, es posible hablar de un solo movimiento que involucraba a deportados, residentes y naturales de Isla de Pinos y que se materializó en dos acciones bajo la ideología independentista. A principios de enero de 1896 los revolucionarios esperaban la ocasión más oportuna para materializar los planes.
La presencia del pinareño Miguel Blanco Gómez y del habanero Generoso Campos Marquetti, considerados entre los más capaces por su liderazgo en las acciones protagonizadas en 1895 en la región occidental de Cuba, explica la organización de un esperado plan de evasión para la reincorporación a la lucha en la isla de Cuba. No obstante, la demora de las acciones previstas hizo que un grupo de 10 deportados optaran por una acción más arriesgada de presentarse la oportunidad y a cuyo proyecto se vincularon los naturales de Isla de Pinos Miguel Bacallao Amill, Rosendo Betancourt y Miguel María Blanco , quienes a última hora se retiran, al igual que el deportado Emilio Vargas.
El 11 de enero de 1896, cuando Maceo se encontraba operando en el territorio pinareño de Bahía Honda, lugar donde en horas de la mañana había enfrentado a las fuerzas coloniales en el ingenio “Gerardo” se produjo la primera de dichas acciones: el asalto y captura del balandro “Margarita.” En la acción, que se desarrolló en el embarcadero del río Júcaro, más cercano del caserío de Santa Fe, segundo asentamiento en importancia después de la población de Nueva Gerona retumbó el grito de ¡Viva Cuba libre!. El improvisado destacamento integrado por diez patriotas partió de Nueva Gerona y por todo armamento llevaba una tijera dividida en dos partes, una navaja y un cortaplumas. Puesta a la fuga la cuadrilla de trabajadores que cargaban el balandro, fueron hechos prisioneros el patrón, un marinero y el Alcalde de Mar y obligados a dirigirse a la costa sur de Pinar del Río. El 12 de enero los patriotas hicieron constar en un acta entregada al patrón del balandro Margarita, que la embarcación fue capturada mediante la fuerza con el propósito de ir a luchar por la libertad de Cuba. Firmaron el documento Cristóbal Guevara, Ángel Abascal, Rafael Caso, Pedro Buides, Juan Miranda, Adolfo Vega, Plácido Hernández, Irene Hernández, Victoriano Guerrero, Máximo Camero .
El 16 de enero de 1896, según testimonio de los sobrevivientes, se incorporaron a las fuerzas de José A. Caíñas nueve expedicionarios del balandro Margarita, pues Rafael Caso y Vidal fue hecho prisionero durante el desembarco. El 21 de enero de 1896 Antonio Maceo se entrevistó con los expedicionarios y calificó la acción que protagonizaron desde Isla de Pinos: “La expedición más arriesgada que ha desembarcado, solo pueden realizarla niños o locos y los pueblos que tienen estos niños deben ser libres” .
La mayoría de los expedicionarios del Margarita cayó en el campo insurrecto en cumplimiento con la palabra dada a Antonio Maceo: Adolfo Vega y Valdivia, el 1 de febrero de 1896 en la carga de Paso Real de San Diego, dirigida por el Lugarteniente General Antonio Maceo; Irene Hernández en el combate de Río Hondo el 24 de febrero de 1896, Juan Miranda y Pérez el 8 de marzo de 1896 en río Aura, Matanzas; Pedro Buides y Orihuela, el 5 de abril de 1897 combatiendo en la Gobernadora; Ángel Abascal Pérez en la prefectura de Guillén, el 15 de septiembre de 1897, en territorio de San Juan y Martínez. El resto sobrevivió la guerra. Plácido Hernández y Victoriano Guerrero alcanzaron la graduación militar de comandante del Ejército Libertador.
Levantamiento armado independentista en Nueva Gerona
Los sucesos relacionados con la expedición del balandro Margarita propiciaron que el Titán de Bronce tuviera conocimiento de la situación político-militar en Isla de Pinos, e incluso, acerca del plan que se fraguaba y que involucraba a un grupo mayor de deportados y naturales del lugar, por ello tuvo el respaldo de los generales Antonio Maceo y Pedro Díaz, quienes contactaron con los complotados mediante el patriota Ramón García, un pescador de Batabanó muy comprometido con la causa independentista.
Una memoria oficial del general de brigada don José Oliver, fechada el 26 de mayo de 1896, a dos meses de una nueva asonada revolucionaria, daba cuenta de una tropa formada por 215 soldados y 14 oficiales . También existían un cuartel de caballería, otro de voluntarios, la cárcel y el protectorado. El de caballería tenía cuatro torreones artillados y polvorín. Las tres principales fortificaciones estaban localizadas en el centro de la población de Nueva Gerona, en un radio que no superaba los 500 metros de distancia unas de otras. El acceso a Sierra de Casas estaba franqueado por una zanja profunda en todo el perímetro oeste de la población de Nueva Gerona y el de Sierra de Caballos, al este, por el río Las Casas.
La situación político-militar hizo que los complotados tuvieran que organizarse en varios grupos, en lo cual influyó el riguroso control policial, las provincias de procedencia de los deportados políticos, los líderes vinculados al plan y las acciones previstas. Es por ello que en diversas fuentes se hable de distintos jefes del movimiento: el pinareño Miguel Blanco Gómez; los habaneros Generoso Campos Marquetti, Juan Iturriaga y Emilio Vargas; los pineros Cecilio Soto Pantoja, Patrocinio González Pantoja y Bruno Hernández. Por eso es posible también que Evangelina Cossío identifique a Félix Arias Segrera como “inspirador y jefe de esa sedición” y se refiera a que el objetivo de la evasión fuera dirigirse a una de las repúblicas de Centroamérica y no a Cuba, cuestión que puede ser resultado de la estructura conspirativa en grupos que no permitía igual acceso a la información a todos los complotados, o era parte del plan, ante el fracaso del desembarco en la Isla de Cuba por la presencia naval y de tropas en la costa sur dirigirse a Centroamérica, favorecido por las corrientes al sur de Isla de Pinos.
La joven Evangelina Cossío y Cisneros aceptó la propuesta de formar parte de una de las acciones principales del plan tan esperado desde enero de 1896 y que, en lo relacionado con esa parte, consistía en atraer al Comandante Militar, teniente coronel de Caballería D. José Bérriz, para capturarlo y utilizarlo como rehén en la ocupación de las armas y garante en la salida con vida de los patriotas hacia la Isla de Cuba en la embarcación surta en el atracadero de Nueva Gerona. Los deportados Juan Iturriaga, Emilio Vargas y Félix Arias, muy vinculados a la familia Cossío, influyeron en la decisión de la joven Evangelina.
El día escogido fue el domingo 26 de julio de 1896, fecha festiva en el caserío de Santa Fe y en el pueblo de Nueva Gerona. Un grupo entre diez y doce hombres y una mujer, la joven camagüeyana Evangelina Cossío y Cisneros , bajo el mando de Emilio Vargas, pues según el testimonio de la joven patriota el mencionado Arias no se vio por ninguna parte, lograron hacer prisionero a Bérriz en una casa cercana al trayecto de la caballería mambisa. El plan incluía que cerca de las ocho de la noche el patriota Rosendo Betancourt hiciera un disparo como señal de ataque, lo cual hizo y se produjo la entrada en el pueblo de Nueva Gerona de una caballería que había iniciado en Santa Fe y que tuvo varias incorporaciones en la marcha.
Durante el forcejeo Bérriz logró atraer la atención de los soldados de su escolta y se produjeron disparos que pusieron sobre aviso al resto de las fuerzas policiales, a cuyo mando se encontraba el muy nombrado Capitán Alegre por diferentes testigos durante el proceso de reconstrucción de los acontecimientos. El movimiento había sido delatado por el también deportado Juan Gutiérrez . La caballería entró en Nueva Gerona al grito de ¡Viva Cuba Libre!, pero fue diezmada al cabo de una hora y media por descargas cerradas de proyectiles desde una barricada, con soldados y voluntarios, ubicada en calle Pinillos (actual paseo Martí) a esquina San Clemente (No.26) y se produjo la muerte de Juan Bruno Hernández Blanco , uno de los jefes del movimiento en Santa Fe y también fue herido el natural de Isla de Pinos Miguel Ma. Blanco Pantoja.
Los patriotas trataron de salir de la población de Nueva Gerona, franqueada al este por el puente de madera y al oeste por una profunda zanja. A la adversidad de la topografía se sumó la colaboración de los voluntarios residentes, quienes conocían el territorio. Según Cossío Cisneros mientras su grupo apresaba a Bérriz, otros deportados atacaban el Protectorado, para adueñarse del local, apresar la guarnición y desarmarla y fugarse en el cañonero que estaba en la rada. El nuevo armamento recibido contribuyó a aumentar la capacidad de fuego de las tropas españolas, además del refuerzo de una compañía de Infantería de Marina y cincuenta guardias civiles enviados por la Comandancia Militar de Batabanó en respuesta a la delación.
En su libro “Mi mando en Cuba” Valeriano Weyler transcribe:
“Julio, 1896. Día 29- El veintiséis, á las once de la noche, unos doscientos cincuenta hombres, mal armados, aparecieron en las calles de Nueva Gerona, dando gritos subversivos, en tanto que secuestraban el Comandante Militar, teniente coronel de Caballería D. José Bérriz”.
El patriota Juan Iturriaga, quien formó parte del grupo que apresó a Bérriz, fue delatado, capturado en la zona de San Pedro y asesinado en el lugar conocido como “La Tierra Hundida” en áreas de Los Almácigos. Los hermanos Justo y Luis Pimienta , deportados desde Pinar del Río, también fueron asesinados y mal enterrados cerca del arroyo Los Muertos en Nueva Gerona. Emilio Vargas fue herido y con posterioridad hecho prisionero y fusilado. Algunos patriotas se refugiaron en la finca San Juan al este de la Isla, donde el hacendado Gilberto García del Prado los presentó a las autoridades españolas, ante testigos, y exigió el respeto para sus vidas. Igual actitud mantuvo un hotelero español de apellido Villalonga. También actuaron a favor el párroco de Nueva Gerona y el médico Jacobo Plazaola, quienes evitaron una venganza mayor.
Evangelina, delatada al Capitán Alegre por el deportado Tomás Basail, fue capturada y recluida en el vivac del Cuartel de Caballería, hasta su traslado a La Habana. Aunque el tribunal en la capital le condena a pena de muerte, por las gestiones de la iglesia le fue conmutada dicha sanción a 24 años de prisión a cumplir en la Cárcel de Mujeres de Madrid, debiendo para ello embarcarse en el vapor Reina María Cristina el 10 de octubre de 1897 . Mientras tanto estuvo recluida en la Casa de Recogidas o Cárcel de Mujeres de La Habana donde permaneció durante quince meses, mientras le instruían de la causa. Miguel Blanco Gómez fue condenado a prisión en Ceuta.
La mayoría de los participantes fueron capturados, enjuiciados en La Habana y enviados a Ceuta, Chafarinas y La Cabaña. Algunos escaparon y se mantuvieron ocultos en Isla de Pinos, todos naturales del lugar: Pedro Pantoja Flores, Abelardo Pantoja Flores, Rosendo Betancourt y Manuel Rodríguez Cajídes. De acuerdo con el testimonio de Evangelina Cossío todos fueron embarcados en el vapor Protector hacia Batabanó, amarrados y sin comer durante un día, luego trasladados en ferrocarril a la Habana. Los 21 pineros fueron conducidos a La Cabaña.
El hecho de que Evangelina fuera internada junto a la norteamericana Eva Adams, esposa del general mambí Alejandro Rodríguez hizo posible que el cónsul de Estados Unidos, el general Lee, diera a conocer a la prensa norteamericana acreditada en La Habana la situación de la joven cubana.
El magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hears apreció una oportunidad para desplegar una intensa campaña propagandística en contra de España. Para ello fraguó un plan de fuga de la joven patriota con la participación del corresponsal de su principal periódico, el Nueva York Journal, Karl Decker, el agente de la compañía de vapores Plont, William D. Mc. Donald y el alto funcionario del Departamento de Estado, Bryson. Por la parte cubana participaron Francisco Debeche y Carlos Carbonell. Era la noche del 7 de octubre de 1897. Según relato personal de Evangelina, después de la fuga fue alojada en una casa, hasta el 9 de octubre, en que fue trasladada, vestida de hombre, en el barco norteamericano Séneca hacia los Estados Unidos.
El arribo el 13 de octubre de 1897 a Nueva York de la llamada “Juana de Arcos Cubana”, como fue nombrada Evangelina Cossío, formaba parte de la fase final de una campaña propagandística estimulada por los consorcios yanquis y en particular los de la prensa, para predisponer la opinión pública de Estados Unidos y a escala mundial, a favor de la intervención de Estados Unidos en la guerra entre Cuba y España. Los tres temas más importantes de la mencionada campaña propagandística fueron: los sucesos relacionados con la evasión de Evangelina Cossío, el robo de la carta de Dupuy de Lome y la explosión del buque Maine. La manipulación de la heroína camagüeyana por la influyente prensa norteamericana acercó el territorio pinero a un escenario político internacional proclive a la búsqueda de pretextos para la intervención armada y la transformación de la Guerra Hispano-Cubana, también en norteamericana.
El 1 de agosto de 1898 se inició el bloqueo, por la flota de guerra norteamericana, de Isla de Pinos. El 4 de agosto dos embarcaciones se presentaron en la boca del río Las Casas y se produjo el desembarco de infantes de marina en el puerto de Nueva Gerona. El crucero artillado Eagle, de 400 toneladas, al mando del Comandante Sutherland cerró las comunicaciones entre Batabanó, Isla de Pinos y la Bahía de Cortés. En menos de dos semanas capturó y/o echó a pique de forma sucesiva las fragatas españolas Dolores, Santo Domingo y Gallito, entre La Coloma y La Siguanea. Completaron el bloqueo de la marina de guerra norteamericana las naves Bancroft y Santa Elena. El acorazado Nashville se aproximó a La Siguanea con el objetivo de explorar la bahía como futura estación naval.
Referencias
- ↑ Archivo Nacional de Cuba. Asuntos Políticos. Legajo 62. No. 17. “Relaciones nominales de individuos sujetos a domicilio forzoso en Isla de Pinos. 1 de octubre de 1870 a 3 de mayo de 1878”.
Fuentes
- Colectivo de autores: Con todo derecho Isla de la Juventud. Poligráfico Isla de la Juventud.1986.
- Emeterio Santovenia: Vueltabajo en la independencia de Cuba. Imprenta El siglo XX. La Habana.1923.
- Enrique González y José A. Quintana: Evangelina Cossío Cisneros y William Randolph Hearst: dos figuras en la historia. Editorial El Abra. Isla de la Juventud.2002.
- Enrique Giniebra; Pablo J. Padrón y Juan C. Rodríguez: La expedición más arriesgada. Ediciones Loynaz. Pinar del Río. 2018.
- Francisco Pérez Guzmán: La Guerra en La Habana. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.1976.
- Filiberto Ramírez Corría: Excerta de una isla mágica o Biografía de un latifundio. Editorial Olimpo. México. DF. 1959.
- Justo Carrillo Morales: Expediciones cubanas. Imprenta P. Fernández y Cía. La Habana, 1936
- Mariano Rives Pantoja: Historia del levantamiento en armas de un grupo de cubanos en Isla de Pinos durante la Guerra del 95. Historiadores cronistas No.1. Folleto.
- Mariano Rives Pantoja: El levantamiento insurreccional pinero de 1896 (I). Periódico Victoria, 24 de febrero de 1983.
- Núñez Jiménez, Antonio: Isla de Pinos. Piratas. Colonizadores. Rebeldes.
- Pablo de la Concepción: Prisioneros y Deportados Cubanos 1895-1898 en la Guerra de Independencia. Imprenta P. Fernández y Cía. La Habana, 1932.
- Ricardo V. Rousset: Historial de Cuba. Tomo Primero. Librería Cervantes de Ricardo Veloso. La Habana.1918.
- Archivo Nacional de Cuba. Asuntos Políticos. Legajo 62. No. 17. “Relaciones nominales de individuos sujetos a domicilio forzoso en Isla de Pinos. 1 de octubre de 1870 a 3 de mayo de 1878”.
- Archivo Nacional de Cuba. Fondo Asuntos Políticos. Leg. 18. No.8. Informe por Manuel Jordán, autoridad de la celaduría de gobierno de Isla de Pinos.