Paseo de Martí

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Paseo de Martí
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Avenida de Habana Vieja, Cuba
Calle prado.jpg
TipoAvenida
OrientaciónDe Norte a Sur
Nombres anterioresPrado, Paseo del Prado, Alameda de Extramuros o de Isabel II, Calle Ancha


El Paseo de Martí fue inicialmente la calle Prado o Paseo del Prado como se le conoce comúnmente. Esta avenida habanera con más de 200 años de historia, que fue por mucho tiempo la más importante y de mayor belleza de la ciudad. Hoy en día sigue siendo lugar de atracción para visitantes y un sitio querido y de preferencia para todos los cubanos.

Ubicación geográfica

Es una avenida de La Habana que en el trayecto norte-sur se localiza en la concurrida zona de La Habana Vieja, a solo una cuadra de la Calle Industria, que marca el límite con Centro Habana. Se extiende desde la Fuente de la India y la Plaza de la Fraternidad hasta el Malecón habanero.

Edificación

Paseo del Prado

El Paseo del Prado como se le conoce comúnmente a esta avenida se construyó en el año 1772 durante el Gobierno del Marqués de La Torre, Capitán General de la isla, a quien se le consideró como el primer gran urbanista de la ciudad. El primer nombre con el que se le conoció fue Alameda de Extramuros o de Isabel II, por hallarse fuera de las grandes murallas que cercaban la ciudad. Se le llamó además Calle Ancha desde la Calzada del Monte al Arsenal, por el ancho considerable que tenía este tramo. Después del cese del régimen colonial se le dio el nombre de Paseo de Martí, en honor a José Martí.

En esta avenida existen ocho estatuas con figuras de leones, hechas de bronce, que simulan la custodia del paseo. Está dividido en cuatro secciones fundamentales bien delimitadas: el Paseo, el Parque Central, la Explanada del Capitolio y la Plaza o Parque de la Fraternidad.

Con una longitud de aproximadamente 2000 metros es por excelencia el lugar de encuentro y esparcimiento elegido por los habitantes de la isla en todas las épocas.

Historia

Paseo del Prado y Neptuno, trabajadores levantando los rieles del tranvía

Hacia el siglo XVII, La Habana estaba enmarcada por un muro de casi dos kilómetros de extensión y con varios miles de viviendas en el circuito limitado por esa obra. Por tal razón, a finales de los años 1700 las autoridades coloniales patrocinaron un programa de obras públicas, orientado a conceder a la población una mesura acorde con su rango de capital de la isla.

Una de las primeras expresiones de transformación fue la creación de dos alamedas o paseos conjuntamente con el primer teatro y los palacios de gobierno. Una de ellas, la de extramuros, se extendía cerca de un kilómetro entre las dos puertas de la muralla terrestre. Esta alameda, constaba de dos sencillas hileras de árboles en sus comienzos y tuvo una entusiasta y rápida acogida entre la población de la época, ávida de contar con un lugar de esparcimiento y paseo, en especial al atardecer y recibió el nombre de Nuevo Prado.

Leones del Prado

Paralelo al Prado se extendía el campo de Marte hasta besar el mar. En las inmediaciones del paseo se situaron los cuarteles para los soldados, que más tarde fueron convertidos en barracones para los esclavos traídos de África. A finales del siglo XVIII la costumbre de recorrer El Prado había convertido a la citada alameda en un pequeño escenario de la sociedad habanera de la época.

El Prado encontró su competencia en el año 1834, en el Paseo Militar, que más tarde se le conoció como Carlos III, rodeado de un marco natural verde y sin grandes edificaciones aledañas, pero con la desventaja de la posición del sol en el atardecer, pues golpeaba de frente los rostros de los paseantes.

A principios del siglo XIX, los coches arreados por caballos fueron indispensables para los habitantes que tenían una vida social acomodada, pues en aquella época la isla de Cuba era una de las colonias españolas más florecientes de América. En el Paseo del Prado habanero, el paseo en carruaje, para disfrutar de la excelencia del paisaje, cobró más fuerza que el paseo a pie.

Gran Teatro de La Habana

Bajo el Gobierno de Tacón (18341838) se remodeló y amplió, construyéndose próximo al litoral, lo que en la actualidad es El Malecón. Se levantó además, el Edificio de la Cárcel, en la actualidad desaparecido; se inauguró el Teatro Tacón, hoy en día Gran Teatro de La Habana, desde entonces sede permanente de la Ópera y el Ballet Clásico y el Campo de Marte, creado para revistas militares. En el año 1843 se crea el Café Escauriza, y en los altos, años después, la Heladería El Louvre que da nombre a toda la acera.

Aunque durante el siglo XIX hubo un tiempo en que su uso era exclusivo para peatones ya en la segunda mitad de éste siglo se comenzaron a levantar, a todo lo largo de su recorrido, grandes y fastuosas edificaciones neoclásicas que sustituyeron a las más antiguas, de estilo barroco y colonial.

Remodelaciones

La estructura del Prado permaneció inalterable a través de los años. Pero su parte central era de tierra; no estaba pavimentada, aunque sí lucía árboles frondosos en sus bordes como sucede todavía hoy en día.

Con la intervención norteamericana de 1902, se le introdujeron algunas mejoras, cambiando incluso hasta el nombre a Paseo de Martí, en honor al apóstol de la independencia de Cuba, aunque para la población siguió siendo “El Prado”, era la costumbre, además de tener gran semejanza con su homólogo madrileño. Con la nueva remodelación se vinculó al Parque Central dejando a la vez sus secciones bien definidas:

  • Una zona arbolada peatonal con calles laterales
Fuente de La India

La Fuente de la India o de la Noble Habana, se emplazó en el año 1837 y es obra del escultor italiano Giuseppe Gaggini. Se trata de una estatua de mármol erigida en el centro de una fuente sobre una amplia base de mismo material y en la que aparecen las figuras de cuatro delfines.

La figura central, es una mujer, aparece sentada y adornada con plumas. Tiene carácter simbólico y representa a La Habana. Se erigió en un inicio cerca de la Plaza de la Fraternidad.

En el año 1863, por acuerdo del Ayuntamiento de La Habana, se traslada al Parque Central.

En el año 1875 se reubicó al lugar que hoy ocupa, pero mirando hacia el Parque de la Fraternidad hasta que en el año 1928, sin moverla de su sitio, se le dio la posición que tiene todavía, al final del Paseo del Prado.

En los terrenos del Prado se situaron construcciones civiles de marcado uso social como sociedades de recreo, hoteles, cines, teatros e importantes mansiones de arquitectura ecléctica, con las más variadas formas en el diseño, cuyos diseños solo correspondían a las solicitudes de los dueños que trataban de imitar las modas arquitectónicas europeas.

En esa época se construyó el Hotel Telégrafo, primero de La Habana con características hoteleras modernas erigiéndose en Prado y San Miguel. Se remodeló además, la infraestructura de “El Prado” en cuanto al arbolado, mobiliario y alumbrado además y fue la primera calle asfaltada en La Habana, resultando un verdadero suceso para la época, lo que propició además la incorporación del automóvil a los paseos.

En tiempos del presidente Alfredo Zayas (1921-1925) se sembraron pinos y en tiempos de Gerardo Machado, se le sembraron laures, plantas que en su mayoría pueblan actualmente el lugar.

Capitolio de La Habana

Fue remodelado nuevamente al construirse, en el año 1929, el Capitolio de La Habana. Se eliminó una sección del paseo y se remodeló la que se mantuvo, recibió una solución en líneas neocoloniales, se dotó el espacio con bancos de piedra y mármol, las farolas artísticas suministraban ya al lugar una iluminación excelente, se colocaron elementos ornamentales como copas y ménsulas en profusión a lo largo del paseo. Se emplazaron los célebres leones que encabezan cada cuadra del Paseo, quedando con la apariencia que tiene en la actualidad. El paseo central se pavimentó entonces con un bello piso de terrazo.

En la esquina de Prado y Malecón se construyó el hotel Miramar y posteriormente el Miramar Garden, centro de reunión de la juventud pudiente de la época.

Perdió su carácter residencial con el avance del siglo XX, situación que cambió en el año 1982, cuando fue incluido dentro de los límites del Centro Histórico, y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En la actualidad

Es una calle de doble vía de casi un kilómetro de extensión, cuya porción principal posee un parque arbolado que divide ambas vías y que permite al transeúnte disfrutar del paseo, protegido del intenso sol cubano. Continúa siendo un sitio céntrico de La Habana que ve erguirse a uno de sus lados al colosal Capitolio de La Habana. Esta zona es una de las más transitadas, sin embargo la calma es una de sus características fundamentales.

El Paseo del Prado, acompañante inseparable de la capital cubana en su desarrollo, se erige como el testigo mudo de una historia centenaria que se refleja en los innumerables recuerdos de la época colonial presentes en las calles de La Habana.

Véase también

Fuentes