Claves (instrumento de percusión)
Claves
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Instrumento de la música folklórico-popular cubana. | ||
Las claves son un instrumento musical de percusión de madera agitada formado por un par de bastones cilíndricos de madera maciza.
Descripción
Las claves son un instrumento musical idiófono (que suena por sí mismo, sin necesidad de estirar una cuerda o tensar un parche) de golpe directo.
Están compuestas por dos palos de madera independientes, con forma de cilindros rectos, como de 1 jeme (unos 15 cm)[1] de longitud, de madera dura y sonora. Como excepción se ha observado el empleo de palos cilíndricos rectos con extremos corniformes y con forma ligeramente cónica en el palo percutor.
Se utilizan golpeándolos uno contra otro: uno de los palos se acuesta sobre una de las manos y se lo golpea con el otro palo; al primero se le llama «hembra», y al segundo, «macho».
Orígenes
La clave desde el siglo XVII se incorporó a la música popular cubana en casi todos sus formatos instrumentales, pues esta se ajusta a todo tipo de melodía y constituye para el escritor y musicólogo Alejo Carpentier (1904-1980), una especie de «constancia escansional».[2]
Por su parte, el antropólogo y musicólogo cubano Fernando Ortiz (1881-1969) afirma:
La clave cubana es realmente algo más que la percusión sonora de dos varitas de madera dura. En muchos simples procedimientos de sonación que encontramos en casi todos los continentes, hallamos dos bastoncitos cuya percusión rítmica da música para los bailes, pero estos no son iguales a la clave, instrumento bien premeditado y fruto de una educación musical más afinada, por el cual la percusión abandona el sonido indeterminado y logra la nota fija, que se rebusca una y otra vez como voz conocida que rompe el silencio inefable del misterio. [...]
La influencia de África en la clave es segura. Africanos y criollos contribuyeron al origen de la clave en Cuba; pero las canciones populares con las cuales aquí nació la clave no eran precisamente africanas sino habaneras, en español, aun cuando un tanto amestizadas. [...]
Nosotros mantenemos la hipótesis acerca del origen de la clave cubana, como nacida en La Habana por los siglos en que esta fue “la llave de las Indias”.
Función musical y social
Desde el punto de vista musical, las claves surgen y se desarrollan en un ambiente popular, dentro de las clases más marginadas de la estructura social colonial y neocolonial y su uso no estuvo vinculado con tipo alguno de manifestación religioso-festiva. Se utilizaron en la interpretación de géneros musicales propios de la población rural, semiurbana y urbana, en celebraciones o festividades laicas como el guateque, la parranda campesina, reuniones familiares o familiar-vecinales que tienen lugar en fecha fija o en conmemoración de cumpleaños, aniversarios de bodas, velorios, serenatas y la rumba.
La función musical de las claves está determinada por el registro medio y sus características tímbricas, lo que hace que sobresalgan y sean distinguidas de manera rápida y clara por el oído humano por encima del resto de los instrumentos y las voces, con los cuales comparte el evento musical. Tales rasgos conllevan a que cumpla generalmente la función de línea rítmica conductora del conjunto instrumental y el canto; mediante la reiteración de un único sonido se crean diseños rítmicos, los cuales, ya establecidos, se repiten en un mismo discurso musical, por lo común sin presentar variante.
Las claves se integran a los conjuntos instrumentales de rumba, punto, son y las variantes de estos géneros.
Fuentes
- ↑ «Jeme», artículo publicado en el sitio web Etimologías de Chile.
La palabra jeme designa a una vieja medida de longitud definida por la distancia que hay entre la extremidad del dedo índice y el dedo pulgar cuando se extienden al máximo posible.
La palabra viene del latín semis y es uno de los casos relativamente frecuentes de paso de una "ese" inicial a una "jota".
El vocablo latino semis significa propiamente mitad, la mitad de algo, pero en latín se aplicó en el sistema monetario a la moneda de medio as, en las medidas de superficie al medio acre, y en las medidas de longitud al medio pie.
El pie romano medía 29,57 cm, y equivalía a cuatro palmos, teniendo en cuenta que el palmus romano no era la extensión entre el meñique y el pulgar extendidos, sino era la anchura del metacarpo de la mano o bien de los cuatro dedos largos de la mano juntos.
La distancia entre los extremos de los dedos pulgar e índice extendidos al máximo viene a tener dos palmos y por tanto medio pie.
La palabra latina semis que también genera el elemento compositivo de primera posición semi-, como en semilunar, semicírculo, semipié, etc., se asocia con una raíz indoeuropea *sēmi- (‘mitad’), que en griego ―que aspira las eses iniciales indoeuropeas― genera el elemento compositivo «hemi-», como en hemisférico, hemiciclo, hemiplejia, hemistiquio, etc. - ↑ Carpentier, Alejo (1946): La música en Cuba. México: Fondo de Cultura Económica, 1946.
- ↑ Ortiz, Fernando [1945]: «La clave xilofónica de la música cubana», artículo en la revista Estudios Afrocubanos (V): págs. 61-109. La Habana, 1946.
- Instituto Cubano del Libro (2009): Diccionario enciclopédico de la música en Cuba. La Habana: Letras Cubanas, 2009. Consultado el 18 de noviembre de 2010.
- «Laminario de instrumentos musicales cubanos», artículo publicado en 1988 en el reverso de portada de la revista Clave (1.ª época), n.º 14.
- Casanova Oliva, Ana Victoria (1997): «Claves», artículo publicado en las págs. 59-72 del volumen 1 del libro Instrumentos de la música folklórico-popular de Cuba. La Habana: Ciencias Sociales, Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, 1997.