Cristóbal de Morales
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Cristóbal de Morales. Principal representante de la escuela polifonista andaluza de la composición polifónica española del Renacimiento. En su tiempo fue conocido como "la luz de España en la música".
Sumario
Síntesis biográfica
Trayectoria musical
Morales fue maestro de capilla en la catedral de Plasencia de 1527 a 1529 y que en 1535 entró a formar parte de la Cappella Pontificia en Roma como cantor. En 1544 fue elegido para el coro papal de Julio III. Es su experiencia dentro de un entorno tan activo y cosmopolita como Roma la que sitúa el desarrollo musical de Morales en una categoría muy diferente del de otros compositores españoles como Francisco Guerrero, Sebastián de Vivanco, Alonso Lobo y Juan Navarro (por nombrar sólo unos pocos), cuyas carreras se desarrollaron en su totalidad dentro de la península.
El año 1544 revistió una enorme importancia para Morales, porque fue entonces cuando publicó nada menos que dieciséis misas repartidas en dos libros impresos por Valerio Dorico.
A pesar de las numerosas ventajas que ofrecía la vida en Roma, Morales decidió, en 1545, regresar a su España natal para ocupar el puesto de maestro de capilla en la catedral de Toledo.
Muerte
Hasta su muerte en 1553 fue maestro de capilla en la Catedral de Málaga.
Obra musical reconocida
La obra musical reconocida y publicada de Morales se clasifica en:
- 22 misas a 4, 5 y 6 voces.
- 81 motetes.
- 18 magníficats.
- 11 himnos.
- Cinco juegos de «lamentaciones».
- Algunas canciones y otras piezas profanas.
Rasgos tipográficos de los libros de misa
Uno de los rasgos tipográficos más extraordinarios de los dos libros de misas de Morales es la imitación de elementos decorativos que habían aparecido en una antología de misas publicada veintiocho años antes: el Liber Quindecim Missarum (Roma, Andrea Antico, 1516). Mientras que la ilustración inicial del libro de Antico representa a éste presentando su libro al papa León X, la página correspondiente del segundo libro de Morales muestra al compositor presentando su volumen al papa Pablo III.
Diseños similares aparecerían en impresos españoles posteriores, como el Liber Magnificarum de Sebastián de Vivanco (Salamanca, Artus Taberniel, 1607) y el Liber primus missarum de Juan Esquivel de Barahona (Amberes, Artus Taberniel, 1608). Pero éste no fue en ningún caso el límite de la influencia de Morales en la generación posterior de compositores españoles.
Los motetes de Morales habrían de aportar a toda una generación de compositores el más rico hilo musical con el que tejer sus propias misas.
Rasgos característicos de las misas
Uno de los numerosos rasgos destacados de las misas de Morales es que ninguna de ellas se modeló a partir de motetes compuestos por compositores españoles. El compositor eligió, en cambio, modelos escritos por Jean Mouton (¿1459?-1522), Jean Richafort (ca. 1480-ca. 1547), Philippe Verdelot (1470/80-antes de 1552), Nicolas Gombert (ca. 1495-ca. 1560) y Josquin Desprez (ca. 1440-1521).
Morales se vio especialmente influido por Josquin, e incluso sus misas basadas en canto llano contienen frecuentes y sofisticadas referencias al gran maestro franco-flamenco. Sería apresurado, sin embargo, sugerir que el amor y el conocimiento que tenía Morales de la música de los maestros franco- flamencos provocaron que diera la espalda a su España natal. Y es que, en lo que respecta a los modelos profanos, Morales basó nada menos que tres de sus misas en las siguientes melodías españolas: Dezilde al caballero, La Caça y Tristezas me matan. La segunda de ellas hace referencia frecuentemente a la ensalada La Caça de Mateo Flecha.
Legado
Morales compuso una gran cantidad de música, la inmensa mayoría composiciones litúrgicas en latín, que dio a conocer sistemáticamente durante su vida por medio de impresores musicales de Lyon, Wittemberg, Nuremberg, Ausburgo, Amberes, Milán, Roma y Venecia. Durante al menos cincuenta años tras su muerte, la demanda de su música era tan grande que editores de Alcalá de Henares, París y Sevilla se unieron a esta impresionante lista de centros editoriales internacionales.
Este gran número de publicaciones, así como copias manuscritas de sus obras, aseguraron la mayor distribución internacional posible del considerable corpus de obras de Morales. Aunque la fama internacional de que disfrutó Morales a lo largo de su vida siguió resonando en los siglos posteriores a su muerte, es sorprendente cuán poca música suya se conoce en la actualidad. Incluso la edición de sus obras completas está pendiente de ser concluida, lo que convierte a la labor de llevar sus extraordinarias composiciones ante el público en una empresa difícil para todos los intérpretes excepto para los más emprendedores