Hilda Gadea
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Hilda Gadea Acosta (Lima, 21 de marzo de 1925 - La Habana, 11 de febrero de 1974) fue una economista peruana, dirigente del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) que se hizo famosa por haber sido la primera esposa del Che Guevara, siendo ella quien lo puso en contacto con los círculos políticos izquierdistas, cuando este se encontraba en Guatemala en 1954.[1][2][3]
Sumario
Síntesis biográfica
Nació el 21 de marzo de 1925 en Lima (Perú). Hilda Gadea fue estudiante de economía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima Perú), donde fue dirigente estudiantil adherida a los principios de la Reforma Universitaria y representante en el Consejo de Estudiantes de San Marcos durante el rectorado de Luis Alberto Sánchez. Se graduó como economista en 1948 y poco después fue la primera mujer en el Comité Ejecutivo Nacional del APRA, desempeñándose como secretaria de Economía. En 1948, debido al golpe de Estado que derivó en la dictadura militar derechista de Manuel A. Odría, Gadea debió exiliarse. En 1954 se encontraba trabajando para el Gobierno progresista de Jacobo Árbenz, en Guatemala, cuando conoció al argentino Ernesto Che Guevara, por entonces un joven aventurero que se encontraba recorriendo América Latina.
Se volvieron amigos cercanos, e Hilda lo introdujo en los círculos políticos progresistas e izquierdistas. En una de esas reuniones Guevara conocería a algunos exiliados cubanos del Movimiento 26 de Julio, seguidores del joven revolucionario Fidel Castro, entre ellos Antonio Ñico López, quien le pondría el sobrenombre de «Che».
Con el golpe de estado impulsado por la CIA que en 1954 derrocó al presidente Jacobo Árbenz, Hilda Gadea fue detenida y liberada algunas semanas después, debiendo emigrar a México.
Matrimonio
Volvió a reunirse con el Che Guevara en México, donde se casaron el 18 de agosto de 1955, después de que Hilda quedase embarazada. El 15 de febrero de 1956 nació la hija de ambos, Hilda Beatriz Guevara Gadea (1956-1995).
El 2 de diciembre de 1956, el Che Guevara partió junto a Fidel Castro y sus hombres con destino a Cuba, con el fin de iniciar acciones guerrilleras de la Revolución cubana, y ya no volverían a verse como esposos. En octubre de 1958, Hilda estuvo en Lima organizando silenciosamente a un grupo de jóvenes que viajarían a Cuba a unirse a los combatientes de Fidel. Este proyecto no se realizó. El 1 de enero de 1959, los guerrilleros ingresaron victoriosos en La Habana (victoria de la Revolución cubana).
Su integración a las tareas de la Revolución
Una vez producida la victoria de la Revolución cubana (1 de enero de 1959), el Che Guevara invitó a Hilda ―que estaba en Buenos Aires (Argentina) con la hija de ambos― a vivir a Cuba. Ella aceptó la invitación, y vivió en la isla desempeñando altas responsabilidades hasta su muerte, ocurrida en 1974.
La hija de ambos, Hilda Beatriz, trabajó en la Biblioteca de la Casa de las Américas (en La Habana) hasta su fallecimiento el 21 de agosto de 1995.[4][5]
Muerte
Hilda Gadea falleció el 11 de febrero de 1974 en la ciudad de La Habana.[1][6]
Libros
En 1972 publicó en la ciudad de México Che Guevara: los años decisivos (Aguilar Editor). En 2005 el libro fue reeditado en Perú bajo el título de Mi vida con el Che.
Fuentes
- ↑ 1,0 1,1 1,2 Tomos del diario Granma publicados en el sitio web de la Universidad de Texas (Estados Unidos).
- «Murió la compañera Hilda Gadea», artículo publicado el 12 de febrero de 1974 en el diario Granma (La Habana), volumen 10, n.º 35, pág. 3.
- «Se efectuó el sepelio de la revolucionaria peruana Hilda Gadea», artículo publicado el 13 de febrero de 1974 en el diario Granma (La Habana), volumen 10, n.º 36, pág. 3.
- ↑ «Falleció la compañera Hilda Gadea», artículo publicado el 11 de febrero de 1974 en el diario Prensa Latina (La Habana). Citado en las notas del libro My life with Che, traducción al inglés del libro Mi vida con el Che, de Hilda Gadea.
- Hoy lunes 11 de febrero de 1974 a las 2:00 de la madrugada falleció la revolucionaria peruana Hilda Gadea.
- ↑ Ficha de Hilda Gadea publicada en el sitio web de la Biblioteca Nacional de Francia (París).
- Variants of the name: Hilda Benita Gadea Acosta
Death: La Havane, 11-02-1974
- Variants of the name: Hilda Benita Gadea Acosta
- ↑ Dueñas Becerra, Jesús (2007): «Hildita y el Che: unidos por la espiritualidad», artículo publicado el febrero de 2007 en el sitio web Librínsula (La Habana).
El día 15 de febrero de 1956 nació Hilda Beatriz Guevara Gadea, encantador retoño de la pareja integrada por el médico argentino Ernesto Che Guevara y la economista peruana Hilda Gadea. Cuando Hildita era una «princesa enana», el Che le decía «La pequeña Mao», porque tenía los ojos achinados y se destacaban en ella los rasgos físicos de los indoamericanos, muy parecidos a aquellos que identifican a quienes viven en el gigante asiático.
La destacada locutora y periodista Lilia Rosa López [en la foto, junto al autor de la entrevista], quien estableciera una sólida amistad con la familia Gadea, y especialmente con Hildita, accedió a conversar con los lectores de Librínsula en homenaje a la memoria de la primogénita del Guerrillero Heroico, en el aniversario cincuenta y uno de su natalicio:
¿Podría decirme cuándo conoció usted a Hildita Guevara Gadea?
Conocí a Hildita cuando era una niña, en la casa de un familiar mío, que a la vez tenía amistad con sus padres. Luego transcurrieron varios años en que no volví a verla [...]. Pero tuve la satisfacción inmensa de poder acompañarla en momentos duros, tristes, en que su salud estaba muy deteriorada, y también en otros, que le proporcionaron una alegría desbordante: el nacimiento de un nieto porque era una abuela muy joven, que amaba con pasión a sus hijos ―sobre todo a Camilo, el benjamín de la familia―, así como a sus hermanos.
¿Cómo definiría a Hildita?
De una manera muy sencilla, para honrar mejor su memoria: Hildita llevaba en los genes y en el alma no solo la espiritualidad del Che, sino también la combatividad revolucionaria de los Gadea, y aunque por su sangre corría la herencia cultural de los habitantes del cono sur americano [Argentina y Perú], ella se consideraba cubana de pura cepa, y cuando lo expresaba no podía disimular el orgullo que sentía por ser hija legítima de la patria de Varela, Martí y Fidel [...], que también es la de su padre.
¿Cómo describiría el carácter de Hildita?
Hildita siempre se mantuvo fiel a los principios revolucionarios, porque el mejor modelo ético fue el ejemplo vivo de sus progenitores, quienes le enseñaron a desprenderse de las cosas materiales que esclavizan al ser humano y amar los pequeños detalles que enriquecen la mente y el alma. La recuerdo muy sincera y leal, y si bien tenía un carácter enérgico, se destacaban en ella dos rasgos esenciales de su carismática personalidad: bondad y dulzura, evocadoras de una frase antológica del legendario Comandante de América: «Hay que endurecerse pero sin perder la ternura jamás».
¿Podría comentarnos algo acerca de la vida estudiantil y laboral de Hildita?
Hildita estudió en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana, donde se graduó en 1993, con una tesis que tuvo como eje central la bibliografía comentada del V Centenario del Encuentro de las Culturas del Viejo y el Nuevo Mundos, mientras que su vida laboral comenzó en el Centro de Documentación de Casa de las Américas, Institución cultural que representó en varios eventos internacionales, a los que llevó aspectos relacionados con la vida del Che, cuya bibliografía confeccionaba cuando la sorprendió la muerte el 21 de agosto de 1995.
¿Recuerda usted alguna anécdota de Hildita que haya dejado una impronta en su memoria afectiva?
Claro que sí. Cuando Hildita ingresó por primera vez en una Institución de salud para recibir tratamiento contra la afección maligna que dio al traste con su preciosa vida, la visitaba por las tardes en el hospital, y luego, en su hogar. El Día de las Madres del año en que falleció, me dijo: «¿Sabes? Tengo la misma edad que tenía mi padre cuando murió: ¡39 años nada más! ¿Qué te parece?». Ante ese comentario, torcí el giro de la conversación y le reproché que no me dijera si le había gustado el regalo que le hice por el Día de las Madres. Lamentablemente, ese fue el último Día de las Madres que estaría con nosotros.
Tanto fue así, que apenas dos meses después, el alma buena y sana de Hilda Beatriz Guevara Gadea fue a encontrarse con la de sus idolatrados padres en el espacio infinito lleno de luz, adonde van ―según el Apóstol―, quienes aman y fundan. - ↑ «Recordando al Che Guevara y a su hija Hilda», artículo publicado el 19 de abril de 2014 en el sitio web Cuarto Poder (Madrid).
Fotografía del autor del artículo con Hilda Guevara, en La Habana (1992).
Foto cedida por Víctor Arrogante.
Hilda mencionaba a su padre siempre como «el Che»:El Che era un padre muy preocupado por el bienestar de sus hijos, no en el sentido material, sino de que fuéramos niños alegres, contentos, que disfrutáramos de la vida y a la vez nos formáramos como nuevas personas. Era un hombre comprensivo, cariñoso y muy juguetón, le gustaba sentarse con nosotros, sus hijos, y mantener conversaciones en las que siempre había algo educativo al nivel de cada uno de nosotros cinco. El Che quería que sus hijos fueran niños iguales a los demás, con sus ocurrencias, sus travesuras, pero a la vez disciplinados. Siempre nos inculcó que estudiáramos, que ante todo había que superarse, porque sin conocimiento no se podía hacer nada, por ser la base del dominio de la naturaleza.Hilda GuevaraCarta del Che a su hija Hilda, el 15 de febrero de 1966:
Hildita querida:
Hoy te escribo, aunque la carta te llegará bastante después; pero quiero que sepas que me acuerdo de ti y espero que estés pasando tu cumpleaños muy feliz. Ya eres casi una mujer, y no se te puede escribir como a los niños, contándoles boberías o mentiritas. Has de saber que sigo lejos y estaré mucho tiempo alejado de ti, haciendo lo que pueda para luchar contra nuestros enemigos. No es que sea gran cosa pero algo hago, y creo que podrás estar siempre orgullosa de tu padre, como yo lo estoy de ti. Acuérdate que todavía faltan muchos años de lucha, y aun cuando seas mujer tendrás que hacer tu parte en la lucha. Mientras, hay que prepararse, ser muy revolucionaria, que a tu edad quiere decir aprender mucho, lo más posible, y estar siempre lista a apoyar las causas justas.PapáCarta del Che a sus queridos hijos, que dejó en poder de Fidel, y tras su muerte ―― Fidel Castro
Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto:
Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre ustedes. Casi no se acordarán de mí y los más chiquitos no recordarán nada. Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro ha sido leal a sus convicciones. Crezcan como buenos revolucionarlos. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense de que la Revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario. Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un abrazo dePapá - ↑ Pérez, Sengo (2017): «La revolución no es una telenovela», artículo publicado en el sitio web del diario La Diaria (Montevideo).
Hilda e Hildita llegaron a Cuba el 21 de ese mismo mes.
No fue un final feliz. La vida no es una telenovela.
Allí la esperaba Guevara.
El comandante, el médico, el "hippie", fue franco: tenía otra mujer.
«Recuerdo que todavía me emociona. Al darse cuenta de mi dolor, dijo:
―Mejor hubiera sido morir en combate.
―No, prefiero que estés vivo, tienes mucho por hacer.
El 22 de mayo se divorciaron. Dos semanas más tarde, Ernesto se casó con Aleida March.
El Che murió en Bolivia en octubre de 1967. Hilda en enero de 1974 en La Habana. La hija de ambos también murió en La Habana, en agosto de 1995.
Los restos de Hilda e Hildita están en el Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del cementerio Colón. Al costado del nombre de Hildita, en la lápida está escrito: «Al pétalo más dulce del amor, Che Guevara».- Las fotos fueron tomadas del libro Mi vida con el Che, de Hilda Gadea.
- Los fragmentos de Mi vida con el Che, de Hilda Gadea, se reproducen con autorización de sus familiares.
- Anderson, Jon Lee (1997): Che Guevara. Una vida revolucionaria. Barcelona: Anagrama, 1997.
- Bustamante, Cecilia (2005): Porque lo amo. Testimonio sobre el Che. Austin (estado de Texas): Editorial Poetas Antiimperialistas de América, 2005.