Huetares (etnia de Costa Rica)

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Huetares
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Concepto:Comunidad más importante en el centro de Costa Rica, siendo la principal población cuando se dio la llegada de los conquistadores.

Los Huetares fueron en el siglo XVI la comunidad más importante en el centro Costa Rica, siendo la principal población cuando se dio la llegada de los conquistadores. Su nombre deriva de “Huetara”, nombre con el cual los españoles reconocían al cacique de Pacaca (actual Tabarcia, al este de Santiago de Puriscal), por lo que asignaron ese nombre a los pobladores de esa región.

Familia lingüística

La lengua huetar es de las lenguas chibchas. En Quitirrisí se ha de haber hablado una lengua muy parecida al cabécar actual, aún en el siglo pasado, pero no se ha hablado lengua autóctona en el presente siglo. A este pueblo se le atribuyó el nombre de Huetares o Güetares.

Etnohistoria

Las primera crónicas sobre los huetares se remontan al siglo XVI y ya en ese entonces los primeros datos demográficos de los huetares aportados por Perafán de Rivera según Quesada (1996), concluyen que había aproximadamente 11 500 indios huetares para 1569.

En ese entonces en el Valle Central los cacicazgos eran Garabito, Pacaca, Aserrí, Curridabát, y Guarco y todos formaban dos unidades más grandes que se llamaban señoríos denominados Garabito y Guarco.

Al norte del territorio costarricense, cerca de la llanura del río San Carlos, se ubicaba el cacicazgo de los votos. La información disponible indica que las viviendas se distribuían cerca del río San Juan, a cierta distancia unas de otras, en la desembocadura del San Carlos, y que eran habitadas por los caciques y sus familias, quienes se comunicaban rápidamente entre sí por senderos o viajando por canoas sobre los ríos. Se menciona, según varios estudios, que los votos luego fueron absorbidos por los huetares en épocas coloniales, mientras que otros quedaron dentro de los actuales maleku.

Áreas ocupadas

En los primeros tiempos de la conquista ocupaban los huetares una pequeña parte de la costa del Pacífico, desde el monte Herradura, hasta Tárcoles, extendiéndose hacia el interior por la cuenca del Río Grande y del Virilla y ocupando por el norte hasta San Ramón, por el sur hasta Puriscal y por el este a San José, parte de la provincia de Heredia y casi toda la de Cartago, hasta Chirripó y Teotique. Posteriormente, distribuye a los huetares hacia el sur por las estribaciones de la cordillera Volcánica Central.

Se extendían los huetares en los actuales cantones de Puriscal, Acosta hasta el río Pirrís. En Parrita, provincia de Puntarenas, donde confinaban con los quepos, se dice que los indios huetares ocupaban las sierras de Turrubares, poblaron los actuales Esterillos, Tárcoles y Jacó hasta el puerto de Caldera. Hacia el norte, en el interior del país, los huetares dominaban las secciones de las actuales provincias de Alajuela y Heredia, que se hallan en el Valle Central hasta las llanuras de San Carlos, donde comenzaba el territorio de los botos.

Actualmente existen ciertas familias que tienen dentro de sus prácticas cotidianas reminiscencias de costumbres indígenas huetares. Los territorios considerados como huetares en la actualidad son en la Vertiente Pacífica en la Reserva Huetar de Quitirrisí de Mora y Reserva Huetar de Zapatón de Puriscal, y fuera de las reservas en Cerritos de Quepos.

Formas de asentamiento

En 1562 formaban dos cacicazgos principales, separados por el río Virilla: el de Garabito al oeste y el del Guarco al este. Al cacique Garabito estaban sujetos los indios denominados los tices, los catapas o atapas, el valle del Coyoche (hoy de Esparta), los pueblos de Turrubará, Abacará y Chucasque (hoy Chucas en Puriscal), Corobici, Barba, Cobux (las Ciruelas), Xoquia (el Barrial), Yurusti (probablemente Santo Domingo de Heredia), y Toyopán o Teopan (San Isidro de la Arenilla).

El cacicazgo del Guarco comprendía los pueblos de Currirava (hoy Curridabát, en donde estuvo, sin duda, en un principio la corte), Quercó (hoy Quircot), Acoo o Coo (hoy Cot), Istaró, Uxarraci (Ujarrás), Abituri, Turichiqui, Turrialva la grande, Turrialva la chica, Toboci, Oroci, Ebusebux, Purapura, Corroci, Atirro, Teotique, Parragua y Sufragua o Xufragua.

Había, además, otros dos cacicazgos huetares importantes: el de Aquetzarri, al cual estaban sujetos varios caciques, como Tiribi, Churraca, Caricabi, Cútiuba, Tiribari, Toboba y Tuarco; y el de Pacacua o Papaca, con sus cacique Coquiva, Quezarco, Cho y Torapo, heredero del trono. Probablemente Aquetzarrí era feudario del Guarco y Coquiva de Garabito.

Los estudios arqueológicos unidos a la información documental, permiten suponer que los pueblos indígenas estaban constituidos por un núcleo básico de dos viviendas circulares, una mayor que la otra, construidas con madera, cañas y techo de paja, edificadas sobre montículos de tierra y comunicadas entre sí por una calzada.

Las informaciones etnohistóricas aportadas por León Fernández hablan de un patrón de asentamiento disperso alrededor de ríos y quebradas. Se podría decir que el patrón de asentamiento disperso no se ha perdido del todo entre algunos indios de ascendencia huetar en la actualidad, pues todavía se aprecian viviendas relativamente alejadas unas de otras en pueblos como Bocana, Quitirrisí, Zapatón y el Nene, todas unidas por senderos que se esconden entre los árboles y matorrales, en oposición a la mayor parte de los asentamientos de mestizos, donde se aprecia el sistema cuadricular con iglesia, plaza y otros edificios importantes todos centralizados.

La ubicación de sus poblados era planificada cuidadosamente por los lideres de la comunidad. Consideraban dentro del planeamiento, la ubicación de sus fuentes hídricas, como se evidencia en un conflicto que se da entre los indios de Barba y los mestizos que fundan la Villa de Cubujuquí en 1775. El conflicto se da por varias razones: la usurpación de sus tierras, la tala de sus zonas de cultivo, la invasión de ganado en sus milpas, y la apropiación por parte de los mestizos del río Segundo. En este último aspecto se menciona:

La villa nos tiene quitado un río de donde tomamos agua todos los hijos de este pueblo, pues es público que sólo nos ha dejado un chorro de agua pequeño, el cual dicen los señores de la villa y los antiguos fundadores buscaron su bien estar en dicho río nombrado río Segundo, que los mismos pudieron hacer los fundadores de dicha Villa y no quitar nuestras aguas y querer dejarnos a perecer por sus conveniencias; a este modo, como es dicho, tenemos muchas persecuciones con los vecinos, como con su ganado comiéndose nuestras milpas, frijoles y labranzas, sin quedar con qué pagar los reales tributos de S.M, todo lo cual ponemos en consideración de S.A.P.S y que provea lo que mejor conviene.

Sistema de culto

Quesada relaciona los sistemas de culto de los llamados huetares de los inicios de la conquista de manera muy similar a los luego descritos para los bribris y cebécares, como las ideas de ofrendas, enterramientos secundarios, el uso de chicha.

Sistema económico

Los ríos eran dentro del sistema indígena una importante fuente de comunicación, se utilizaban los ríos navegables como el Virilla para comercio, transporte y caza, posteriormente en el siglo XVII, los indígenas que se refugian en las llanuras del norte utilizan con el mismo sentido los ríos Joris y Cutris. Ejemplo de esto lo da Ibarra (1996) que supone que el cacicazgo de Garabito debió tener un gran poder económico, pues el territorio que la tradición etnohistórica le señala que contiene el acceso a importantes vías de comunicación, como el río San Juan, los puertos situados en la desembocadura de los ríos Jesús María y Tárcoles y las rutas y caminos que conducían hacia el centro del territorio.

En la actualidad son ciudades dormitorio la mayoría de las comunidades mencionadas como huetares, en el caso de Zapatón son una comunidad agrícola. En Quitirrisí y Zapatón, siembran frijol tapado, un sistema de cultivo tradicional que incluye dejar tierras en barbecho para después de un tiempo, cortar el monte para sembrar entre el mismo que se descompone. También se dedican en Quitirrisí a la venta de artesanía propia, y ajena.

Descripción de la eco región

Clima

En el territorio ocupado por los diversos grupos huetares, el clima incluye el régimen de la Vertiente del Pacífico, con una estación seca entre noviembre y abril y una estación lluviosa entre mayo y octubre. Incluye también el clima del régimen de la Vertiente del Atalántico, con una estacionalidad de lluvias aproximadamente invertida al del Pacífico. Las temperaturas tienen un promedio de 25-27 grados Centígrado. La precipitación va de 2500 a 4000 mm.

Suelos

Los suelos presentan un mosaico de clasificaciones, todos en el ámbito de suelos tropicales con cierto grado de acidez.

Relieve

Por ser un territorio extenso, el ocupado por los grupos huetares, presenta un relieve muy variado. Los montes del Aguacate para el siglo XVIII se describen como montañas de 5 leguas agrias, ásperas y elevadas, con diferentes ríos y quebradas, pasada esta zona montañosa se llega hasta el poblado de Garavito. En contraste, se dice que todavía para el siglo XVIII, la zona del Ochomogo era una zona pantanosa. (Fonseca et al 2001). El territorio de los huetares incluye montañas, valles, planicies, cerros, ríos y quebradas.

Vegetación y biomas

Las zonas de vida en el territorio ocupado originalmente por los grupos huetares incluye el Húmedo Tropical a Muy Húmedo Tropical y el Húmedo Premontano Tropical al Muy Húmedo Premontano Tropical, principalmente. Estas zonas de vida, que también han sido históricamente las más explotadas para el cultivo del café, entre otros, son entre las más degradadas ambientalmente, y su biodiversidad severamente amenazada.

Caracterización de la oferta hídrica

Oferta atmosférica

Toda la región de los huetares cuenta con una oferta hídrica importante, comenzando por la precipitación que brinda entre 2500 y 4000 mm anuales, dependiendo de la zona específica.

Oferta superficial

Con un territorio predominantemente montañoso, junto con una precipitación abundante, donde han habitado los huetares existe una red importante de ríos y quebradas.

Fuentes