Muiscas (etnia)
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La cultura muisca o cultura chibcha es un pueblo indígena que habitó el altiplano cundiboyacense y el sur del departamento de Santander (en el territorio de la actual Colombia) entre el 600 a. n. e. y la actualidad. En el 1600 sus habitantes fueron sometidos por los españoles. Sus descendientes directos viven actualmente en localidades del distrito de Bogotá como Suba y Bosa, y en municipios vecinos como Cota, Chía y Sesquilé.
La palabra muyska significa ‘personas’ o ‘gente’ en idioma muisca.
Cultura muisca se refiere a una nación de la cultura chibcha que formaban la confederación muisca. Los muiscas elaboraron piezas en oro utilizando la técnica de la tumbaga, que consistió en la utilización de una mayor proporción de cobre en la aleación del oro.
El centro del territorio que hoy forma la República de Colombia ―y que antes se llamó Nuevo Reino de Granada― se encontraba habitada por indígenas pacíficos y organizados, agricultores y vestidos, descendientes de la familia lingüística chibcha procedentes de Centroamérica y quienes se llamaron a sí mismos «muiscas» o «moscas».
Su patria eran las ricas sabanas de Zipaquirá, Nemocom, Ubate, Chiquinquirá, Tunja y Sogamoso, comprendidas entre los nacimientos de varios ríos: del Upía, que desciende al Orinoco; del Chicamocha, del Suárez, del Opón y de Carare, que van al Norte; del río Negro Cundinamarqués y sobre el Funza que, corriendo de Nordeste a Sudeste, busca el Magdalena.
Sumario
Historia
La historia precolombina de los muiscas es en realidad pobre por la pérdida de mucho material que permita una reconstrucción detallada a causa de las guerras de conquista durante el siglo XVI. Todo lo que sabe de los muiscas precolombinos es gracias a la tradición oral, las crónicas de los conquistadores y a las excavaciones arqueológicas adelantadas especialmente después de la Independencia.
Los muiscas, llamados muixcas o moxcas por los conquistadores españoles, habitaron las regiones centrales de la actual Colombia, aunque los focos de su cultura se encontraban en los valles altos de la cordillera Oriental, en las cercanías de Bogotá y Tunja.
Las excavaciones realizadas en el área del altiplano cundiboyacense dejan evidencias de una gran actividad humana en ese territorio a partir del periodo arcaico, es decir, hace más de 10 000 años, al inicio del Holoceno. Ello terminó con una hipótesis tenida como válida durante el siglo XIX, de que los muiscas habían sido los primeros habitantes del Altiplano. Colombia cuenta además con uno de los yacimientos arqueológicos más antiguos del continente, El Abra, cuya edad es datable incluso hasta el 11 000 a. n. e. Otros vestigios arqueológicos relacionados con El Abra determinan una cultura agrícola denominada abriense. Por ejemplo en Tibitó se encontraron artefactos abrienses datados a partir del 9740 a. n. e. y en la Sabana de Bogotá, en el abrigo de Tequendama otras herramientas líticas que datan de un milenio más tarde elaboradas por cazadores especializados. Entre los hallazgos más apreciados se encuentran esqueletos humanos completos del 5000 a. n. e. Los análisis han demostrado que los abrienses eran otra etnia diferente a los muiscas con lo que se termina la hipótesis de que estos ocuparon un territorio vacío.
En el momento de la llegada de los españoles, en 1536, la civilización muisca contaba con una población de medio millón de habitantes. Los indígenas de Cota vivían en Bogotá, una de las cuatro confederaciones que estructuraban la organización política-territorial muisca. Sus habitantes cultivaban maíz y [[turme+]s, y practicaban la cacería de venado; estas actividades se complementaban con la confección de textiles. Su organización social tradicional se regía por un patrón de residencia matrilocal; practicaban la endogamia y matrilinealidad.
En 1538, tras los primeros enfrentamientos armados, Gonzalo Jiménez de Quesada consiguió dividir a los caudillos muiscas entre sí, y así los sometió con facilidad. La penetración española a lo largo del siglo XVI significó el derrumbamiento de las estructuras políticas y sociales de los muiscas. En el siglo XVIII, el idioma de este pueblo perdió su carácter unitario y fue sustituida por el español. Algunos dialectos locales sobrevivieron, sin embargo, en las zonas montañosas.
En principio, los conquistadores sujetaron los cacicazgos muisca al sistema de encomienda y posteriormente, a finales del siglo XVI, al de los resguardos. El resguardo de Cota fue disuelto en 1841 y reconstituido nuevamente en 1876 por medio de la compra de las tierras. Hoy en día, la mayor parte de la población muisca se concentra en el municipio de Cota cuyo resguardo denominado con el mismo nombre, fue disuelto por el Incora en el año 2001. Hoy, se encuentran asentamientos dispersos de poblaciones a lo largo del territorio que reclaman su condición étnica. Muchos de los elementos culturales de tradición Muisca se conservan en las comunidades campesinas de Boyacá y Cundinamarca.
Ubicación geográfica
Los muiscas se desarrollaron en la meseta de Cundinamarca, en la actual Colombia. Es un territorio surcado por los ríos Cauca y Magdalena.
Se localizan en los municipios de Cota, Chía, Tenjo, Suba, Negativa, Tocancipá, Ganchacipá y Ubaté, en la región andina central de la Cordillera Oriental. Su población estimada, sólo para los que habitan en el municipiode Cota, es de 1859 personas. Actualmente se reclaman como muisca cerca de 12 000 personas ubicadas en Bosa, Suba, Chía, Gachancipá, Tocancipá y Sesquilé.
Cultura
Los muiscas o chibchas constituían y constituyen una sociedad agrocerámica y manufacturera perteneciente a la región andina del norte de Suramérica. La manera de organización política ya descrita los hacía una unidad cultural compacta y disciplinada. Los aportes de los muiscas a la identidad nacional colombiana hoy son incuestionables, más aún porque la Confederación Muisca no era otra cosa que la máxima representación político-organizativa de una cultura y una familia lingüística mayor. El estudio de la cultura muisca es motivo de permanente investigación y ello contribuye en parte a entender la identidad del colombiano.
Desafortunadamente, el pueblo muisca experimentó un fuerte proceso de aculturación, reflejado en la pérdida de aspectos formales de la cultura. En la actualidad algunos pobladores luchan por tratar de recuperar algunas de las tradiciones y concepciones del mundo, en un proceso que busca que la comunidad vuelva a tener el esplendor del pasado.
Organización sociopolítica
Los muisca continúan organizados en torno al cabildo con un gobernador elegido colectivamente. El acceso a la tierra se legitima mediante el reconocimiento de lazos de consanguinidad respecto a los fundadores de los resguardos coloniales y republicanos. Muchos de ellos se dedican actualmente a la agricultura de maíz, a la ganadería y a otras actividades complementarias como el trabajo en la construcción y en la educación.
Forma de vida
A lo largo del siglo XX los indígenas muisca adoptaron una forma de vida campesina. Es así como el idioma, el traje y muchas actividades tradicionales indígenas se perdieron. Con la imposición del catolicismo sucumbió la religión muisca, aunque sobreviven algunos de sus rasgos de forma sincrética y asociados más a creencias supersticiosas.
Vestuario
La industria textil muisca, trabajaba con una gran diversidad de fibras; principalmente el algodón y el fique. Según la tradición chibcha, el dios civilizador Bochita, les enseñó a sus predicadores cómo hilar y tejer las fibras. Cada familia tenía en su hogar un telar, un huso, y fibras para tejer sus propias telas. Según algunos colonizadores, los indígenas usaban prendas de colores diferentes en diferentes ocasiones especiales. El vestido consistía en una especie de túnica y una manta atada por las puntas en el hombro, fabricadas con telas gruesas de algodón, adornadas con rayas de colores. Los personajes principales vestían mantos más finos de distintos colores, las telas eran estampadas con tintas de origen vegetal y mineral, utilizaban rodillos y sellos hechos en cerámica. No utilizaban calzado. Se pintaban el cuerpo con achiote, además utilizaban en la cabeza plumas vistosas de aves; también usaron brazaletes, collares, narigueras y pectorales bellamente fabricados en oro.
Transporte
Por la red de caminos andinos de los pueblos indígenas de Colombia, se trasladaban personas, bienes y mercancías a pie y en la espalda, utilizando extensos caminos, puentes de cuerdas y canoas o balsas de madera.
Comunicación
En la época precolombina los pueblos indígenas se comunicaban a través de los chasquis, quienes en relevos y recorriendo largas distancias a pie llevaban información entre las comunidades o recurrían a sistemas de señales con las que lograban comunicarse a la distancia.
Costumbres
Normalmente tejian su ropa.
Hacían esculturas de mujeres, en barro y arcilla.
Utilizaban como casa los palafitos.
Las mujeres podían estar casadas con varios hombres.
Los hombres y las mujeres cuyo color de ojos fuera verde se consideraban personas malas.
Medicinas
La enfermedad adquiere un carácter mágico y sus causas deben ser combatidas por el médico-sacerdote indígena, con metodos mágicos. El carácter mágico atribuido al chamán o jeque, se explica por el uso de las drogas alúcinogenas y el manejo correcto de la coca o del polvo de yopo ampliamente usado por los muiscas.
Tiempo y espacio
Los muiscas medían el tiempo a través de un calendario similar al que conocemos. El día era llamado súa, y una agrupación de tres días recibía el nombre de sunas. Diez sunas constituían un mes, al que llamaron sunata. El año estaba conformado por doce meses de diez sunas cada uno.
Arquitectura
Los muiscas construían sus casas utilizando como principal material la caña y el barro para hacer las tapias llamadas bahareque. Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras rectangulares. Las primeras consistían en una pared en círculo hecho de palos enterrados como pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de Quezada le diera a esta altiplanicie el nombre de Valles de los Alcázares. Las construcciones rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.
Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas. En el interior el mobiliario era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía una gran profusión de mantas; los asientos eran escasos pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las casas comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores principales, probablemente el jefe de la tribu y del clan, y otras para los jefes de las confederaciones muiscas, como los zaque y los zipas.
Vivienda
Presenta una estructura que ha incorporado los elementos tradicionales de la vivienda occidental. Desde esa perspectiva, la vivienda presenta una forma de escuadra, con cuartos y cocinas completamente independientes y paredes en material. En la arquitectura, los muiscas tuvieron el menor avance. Sus construcciones se resumían en dos formas básicas; las cónicas, y rectangulares. Las cónicas eran construidas con un círculo de varas enterradas y un techo cónico cubierto de paja. El piso era recubierto con esparto fino tejido de cañizos atados con hilos de distintos colores. Las viviendas rectangulares eran construidas también con un cercado de palos enterrados, pero en forma rectangular, y el techo era de dos aguas.
Cerámica
Tenían centros dedicados al trabajo de las cerámicas -alfarerías como Tocancipá, Tinjacá, Ráquira, Tunja y Soacha. Hicieron vasijas para las ofrendas en los templos, figuras antropomorfas que simbolizaban sus deidades tutelares y personajes principales y grandes vasijas para el intercambio comercial. Elaboraron su cerámica modelando directamente el barro, o por medio de rollos de arcilla en espiral. La decoración utilizada fue la pintura roja y blanca en varias tonalidades.Estos colores los obtenían de óxidos minerales. Algunas vasijas fueron adornadas con aplicaciones de pastillaje y con incisiones, técnica con la que realizaron diseños antropomorfos y geométricos. La decoración de la alfarería era pobre, salvo cuando el diseño tenía una simbolización mágico-religiosa con culebras y figuras humanas.
Textilería
Esta industria fue de gran significado en los altiplanos fríos de Cundinamarca y Boyacá. El Cronista Fray Pedro Simón, refiere que los muiscas usaban mantas coloradas en señal de luto. Los indios de Lenguazaque las usaban de diversos colores y los cortesanos de Tunja muy ricas y decoradas; los sugamoxis envolvían los cadáveres de sus antepasados en mantas de algodón. En estas mantas pintaron una gran variedad de motivos geométricos, al parecer de carácter simbólico.Gracias a las exploraciones realizadas por Eliécer Silva Celis, se sabe que las coberturas de las momias eran telas de algodón, mallas de fique y pieles de animales. La industria del tejido tenia para los indios una importancia extraordinaria; todos los acontecimientos de la vida los festejaban con regalos de mantas. Para decorarles usaban como colorantes numerosas plantas. También utilizaron los colorantes de origen mineral o especie de barro a base de tierras de colores.
Orfebrería
La orfebrería, fue perfeccionada con variadas y complejas técnicas metalúrgicas como los trabajos en tumbaga y la fundición a la cera perdida. Se distinguen las bellas representaciones antropomorfas y zoomorfas de los tunjos u ofrendas propiciatorias a las deidades. La diversidad de adornos en oro para los caciques y señores principales y los adornos para las residencias, eran muestra de gran belleza.
Utilizaron también el cobre, para la elaboración de figuras antropomorfas y bastones ceremoniales, e hicieron narigueras, zarcillos, pectorales y otros objetos en cobre.
Bibliografía
- Correal Urrego, Gonzalo (1990): «Evidencias culturales durante el Pleistoeno y Holoceno de Colombia», artículo en Revista de Arqueología Americana, 1: págs. 69-89. México: Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1990.
- Langebaek, Carl Henrik (1987): Mecados, poblamiento, e integración étnica entre los muiscas. Bogotá: Banco de la República.
- Londoño, Eduardo (1998): Los muiscas: una reseña histórica con base en las primeras descripciones. Bogotá: Museo del Oro, 1998.
- Martínez, Fernando Antonio (1977): «A propósito de algunas supervivencias chibchas del habla de Bogotá», Thesaurus, 32; 1977.
- Rozo Guauta, José (1978): Los muiscas: organización social y régimen político. Bogotá: Fondo Editorial Suramérica, 1978.
- Suescún Monroy, Armando (1987): La economía chibcha. Bogotá: Tercer Mundo. ISBN958-601-137-2
Véase también
- Cultura cubana
- Anexo:Cultura Mesoamericana
- Civilización chachapoyas o cultura chachapoyas
- Arquitectura incaica
- América del Sur
Fuentes
- «Muisca», artículo en el sitio web Toda Colombia.
- «Muiscas», artículo en el sitio web Muiscas Pueblo Indígena.
- «Resumen de la cultura chibcha», artículo de febrero de 2010 en el sitio web Resumen de Historia.
- «La cerámica de oro de la cultura chibcha/muisca», artículo de junio de 2009 en el sitio web Historia Cultural.
- «Cultura y arte chibcha/muisca», artículo de junio de 2009 en el sitio web Historia Cultural.
- «Cultura chibcha», artículo de febrero de 2010 en el sitio web Entrada Gratis.
- «Chibcha», artículo de julio de 2008 en el sitio web Kalipedia.
- «Muisca», artículo de julio de 2008 en el sitio web Kalipedia.
- «Cultura chibcha», artículo de febrero de 2010 en el sitio web Recopila.
- «Los chibchas», artículo de febrero de 2010 en el sitio web Rena (Caracas).
- «Muiscas», artículo en el sitio web Bicentenario]