Salvador de Muro y Salazar
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Salvador de Muro y Salazar, Marqués de Someruelos. Gobernador y Capitán General de Cuba (1799-1812). Su gobierno en Cuba se caracterizó por la dura represión de la rebelión liderada por José Antonio Aponte. Construyó el cementerio de Espada e inició la vacunación en el país, práctica promovida por Tomás Romay.
Sumario
Síntesis biográfica
Sus primeros años
Nació en 1754 en Rioja, España, hijo de Don Pedro Salvador de Muro y Alonso y de Doña Teresa Josefa de Salazar y Morales. Mantiene por sucesión el Título de Marqués de Someruelos al fallecimiento de su padre. En 1791 se casó con María Concepción de Vidaurreta y Llano, vecina de Logroño. De ese matrimonio nació Joaquín José de Muro y Vidaurreta quien lo sucedió como Marqués de Someruelos y fue un militar destacado en campañas en Francia, España y África.
Trayectoria
Gobernador de Cuba
El 13 de mayo de 1799 Salvador de Muro y Salazar ocupó el cargo de Capitán General y Gobernador de Cuba, en sustitución de Juan Procopio Bassecourt y Bryas, conde de Santa Clara. En 1800 se trasladó a Santa María del Puerto Príncipe (hoy Camagüey) la Real Audiencia de Santo Domingo, lo que había sido dispuesto el 22 de mayo de 1797, ya que esta isla fue cedida a Francia, estando instalado en Santiago de Cuba desde 1799. El 4 de septiembre de 1800 fue editado el primer ejemplar del periódico El Regañón de La Habana.
A raíz de la Paz de Basilea, en 1795 había desaparecido la Arquidiócesis de Santo Domingo, por lo que en 1803 fue erigida la Arquidiócesis de Santiago de Cuba pasando a ser sus sufragáneas la Diócesis de San Cristóbal de la Habana, la de San Juan de Puerto Rico y la Diócesis de La Luisiana y las dos Floridas. La Real Audiencia permaneció en Puerto Príncipe hasta que el 22 de agosto de 1808 se la trasladó a La Habana, volviendo luego a Puerto Príncipe.
Tras la ocupación estadounidense y aprovechando la difícil situación hispana provocada por las Guerras Napoleónicas una ley estadounidense de 1804, dictada por orden de Thomas Jefferson, declaró perteneciente a los Estados Unidos la costa de la Florida Occidental, entre el río Misisipí y el río Perdido.
El 12 de febrero de 1804 se aplicó por primera vez en La Habana, la vacuna contra la viruela, por el doctor Tomás Romay Chacón, el que el 20 de marzo informó al Capitán General sobre este importante acontecimiento. El 14 de marzo llegó a Cuba el barón Alexander von Humboldt en su segunda visita a la isla. Una insistente reclamación de los productores cubanos, que habían tenido como vocero a Francisco de Arango y Parreño, era que se eximiera de todo tipo de impuestos (derechos, alcabalas y diezmos) a las producciones de café, algodón y azúcar. Esto se logró finamente en 1804. Igualmente se concedieron exenciones a la entrada de esclavos y de maquinarias para la industria azucarera.
El 2 de febrero de 1806 fue inaugurado el cementerio general de La Habana, nombrado Cementerio de Espada, en honor del obispo Juan José Díaz de Espada y Fernández Landa, lo que constituyó un paso importante para mejorar la higiene y salubridad de la creciente y ya hacinada población de la ciudad. Se edificó luego de la Real Orden que prohibió la continuación de los enterramientos en los templos, por ser esta práctica antihigiénica, caldo de cultivo para la aparición de epidemias.
A partir de 1808 la lucha política entre hacendados y comerciantes entró en una nueva fase. El Marqués de Someruelos y Francisco de Arango y Parreño propusieron la creación de una Junta Superior de Gobierno, integrada fundamentalmente por los hacendados y comerciantes, siguiendo el ejemplo de las Juntas que dirigieron la lucha contra Napoleón en España. A esto se opusieron la intendencia de la Real Hacienda, la superintendencia de tabacos y la comandancia de la Marina, que veían mermados sus privilegios. Someruelos se vio obligado a abandonar el proyecto de la Junta Superior de Gobierno.
Tomó el mando en una época en que la gesta libertadora hispanoamericana, que ya venía gestándose, se desencadenó como un reflejo de las consecuencias que tuvieron las invasiones napoleónicas a Portugal (1807) y España (1808), que arrojaron de sus tronos a los monarcas respectivos. En España se constituyó una Junta en la escasa zona no ocupada por las tropas francesas, que ejercía un gobierno local, y además se inició una guerra por la independencia, que duró hasta 1814. En varios países americanos los criollos se negaron a reconocer a los franceses y exigieron a las autoridades la formación de juntas locales que tuvieran como base a los cabildos.
En La Habana un grupo de acaudalados criollos, entre los cuales descollaba Francisco de Arango y Parreño intentó en julio de 1808 convencer al gobernador de la conveniencia de formar una junta, pero tuvieron que abandonar el plan por la hostilidad de la intendencia de la real hacienda, la superintendencia de tabacos, la comandancia de la marina y los comerciantes españoles. Los grandes propietarios de ingenios, de hatos de ganado y de cafetales comenzaron desde entonces a inclinarse a evitar la ruptura con las autoridades metropolitanas y establecer acuerdos con éstas que garantizaran la preservación del aparato estatal y con ello la tranquilidad de sus dotaciones de esclavos.
Un aspecto importante de esta etapa fue el movimiento popular ocurrido en 1809 con el propósito de «arrojar a los franceses de la isla». Éstos se habían establecido con parte de sus esclavos tras la insurrección haitiana, y ya para esa fecha la mayoría miraba a este suelo como su patria. Los disturbios causaron numerosos muertos y provocaron un daño inestimable a la agricultura del país, que ellos habían hecho florecer.
El marqués de Someruelos en el ámbito económico interno desempeñó una política de apoyo a los ricos contra los pobres. Por esa fecha comenzaron los análisis del gobierno norteamericano para estudiar la anexión o la compra de Cuba, sondeando la posición de los terratenientes criollos al respecto.
Otro aspecto importante durante su gobierno fue el movimiento popular ocurrido en 1809 con el propósito no claro de “arrojar a los franceses de la isla”. Éstos se habían establecido con parte de sus esclavos tras la insurrección haitiana en un número calculado en 30 000, pero ya para esa fecha ya miraban a este suelo como su patria. Los disturbios causaron numerosos muertos y provocaron un daño inestimable a la agricultura del país, que ellos habían hecho florecer.
El marqués de Someruelos abordó importantes reformas, lo que evitó tomasen más importancia los movimientos de separación. Entre ellas se encuentra la construcción del cementerio general, llamado después Cementerio de Espada, lo que incluyó la prohibición de enterrar en las iglesias. Se inició la vacunación en el país, práctica promovida por Tomás Romay.
Durante su mandato se produjo la rebelión liderada por el negro libre José Antonio Aponte, que reprimió duramente. Aponte, perteneciente al cabildo Shangó Tedum, se constituyó en uno de los principales líderes de las actividades netamente subversivas. Para ello se apoyó en los cabildos africanos y dentro de estas instituciones logró unir a esclavos y libres, negros y mulatos, y personas de diferentes etnias en proyectos que contemplaban no sólo la emancipación, sino también la independencia.
Ya desde 1810, Aponte, con el pretexto de reuniones religiosas, había comenzado a reunirse con pardos y morenos para conspirar contra la corona española. La reacción española no se hizo esperar. El 29 de enero de 1812 tuvieron lugar las primeras ejecuciones en Camagüey contra la conspiración antiesclavista y separatista de Aponte. El 11 de marzo de 1812 se denunció la existencia de un grupo conspirador en Holguín. Como resultado de la indagatoria se detuvo a más de 50 personas y en el juicio sumario se condenó a la horca a su líder local, el esclavo de origen congo Juan Nepomuceno y varios a cadena perpetua.
El 15 de marzo estalló la sublevación en el ingenio Peñas Altas en Guanabo, liderada por Francisco Javier Pacheco, Juan Bautista Lisundia, y otro de apellido Barbier, pero fracasaron al intentar extender la sublevación a otras dotaciones cercanas en los ingenios Trinidad, Santa Ana y Rosario. En Camagüey se sublevaron las dotaciones de los ingenios Maragúan, El Jobo, La Candelaria y Magantilla.
El gran temor de los esclavistas los llevó a una represión implacable. Aponte fue apresado junto con un grupo de seguidores. El brigadier Martín Ugarte desde Guanabacoa trasladó a La Habana los esclavos capturados pertenecientes a la dotación del ingenio Peñas Altas, los cuales fueron enviados a la prisión donde se hallaba Aponte. También fueron encerrados los esclavos procedentes de Alquízar Francisco González Galano, Juan Briñas y Desiderio Malagamba, que estaban involucrados en el movimiento liderado por Aponte.
La orden de ejecución sin fórmula de juicio emanó el 7 de abril por orden del capitán general de la Isla, el marqués de Someruelos. Dos días después, el 9 de abril de 1812 era ahorcado y decapitado José Antonio Aponte, junto a ocho de sus compañeros.
Cese de su gobierno y muerte
Le sucedió en la Capitanía General de Cuba Juan Ruiz de Apodaca, que tomó posesión el 14 de abril de 1812. En ese mismo año, de regreso a España, Salvador de Muro fue nombrado consejero de Guerra. Murió en España en diciembre de 1813.
Fuentes
- Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
- Arcadio Ríos. La Agricultura en Cuba. Editorial Infoiima. La Habana. 2016. 374 p. Págs. 72-73.
- Antonio José Valdez. Historia de la isla de Cuba y en especial de la Habana. En dos tomos. Volumen I. Oficina de La Cena. La Habana, 1881. Libro Sexto.
- Calcagno, Francisco. Diccionario biográfico cubano; compendio hasta 1878: New York:Impr. y Librería de N. Ponce de León, 1878.
- Muro Zalazar
- de Somoruelos
- Cuba
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