Saturnino Lora Torres
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Saturnino Lora Torres. Fue uno de los más hábiles conspiradores en la organización de la guerra que estalló el 25 de febrero de 1895; junto a los generales Jesús Rabí y Florencio Salcedo ocupó su puesto en la jefatura de las huestes mambísas sublevadas en el territorio.
Sumario
Primeros años de vida
Nació en Jiguaní el 29 de noviembre de 1858. En la casona de vivienda de un pequeño ingenio llamado “El Tropezón” propiedad de sus padres, situado en la zona de El cedro, cerca de Baire. Sus padres se nombraban Mariano Lora y Fonseca y Doña Josefa Torres y Mora de procedencia social campesina media.
Luego venden estas propiedades y se trasladan a la finca de Tejamaní, cerca del mismo poblado que es donde transcurren sus primeros años de vida.
Nace precisamente en los momentos en que la crisis económica de 1857 había provocado consecuencias funestas en el aspecto económico político y social para cuba por ser colonia de España.
Esta contribuye a exaltar el sentimiento patriótico de los cubanos, entre los que se destaca Saturnino Lora Torres.
La familia Lora aportó a la patria una prole patriótica pues casi todos sus miembros y otros se incorporaron a las filas del ejército libertador.
Primeras acciones por incorporarse a la manigua
Al estallar la guerra de 1868 contaba con 10 años y ya en 1870 con 12 años, se incorpora al campamento donde estaba su tío Mariano Torres, quien al no lograr que regresara a su casa lo mantuvo a su lado todo el tiempo sin darle participación en acciones combativas, pero ayudaba en el campamento y hospital de sangre.
Al finalizar la guerra grande era todo un hombre formado y con arraigadas ideas patrióticas.
Estando en los trajines de la administración de la finca “Las Veguitas”, propiedad de su padre, su tío Don Mariano le pide su cooperación y participación en el nuevo empeño de los cubanos para reiniciar la lucha por la independencia, esta vez en la guerra chiquita, él abandona el cuidado de su hacienda ante el llamado de la patria. Ahora si empuña las armas, justo y bajo las ordenes de su tío como ayudante del campo con 21 años.
Labor revolucionaria
La niñez de Saturnino Lora fue desarrollándose en el campo convertido, a partir de 1868, en el escenario de una heroica lucha entre cubanos y españoles. Tenía pues, 20 año cuando se produjo el Pacto del Zanjón.
Saturnino Lora que no había tomado parte en la contienda, se mostró adversario del mismo e ingresó en la conspiración que conduce a la guerra chiquita.
En 1879, secundando a su tío Marino Torres, salió a la manigua, lográndose llevar con él a varios de los famosos voluntario de Baire. Pero todo aquello fracasó y al joven Lora le quedo otro remedio que regresar a su casa, en espera de tiempos mejores. Se caso tubo familia, pero nada de ello le impidió continuar conspirando.
En la zona de Jiguaní vivían muchos veterano de la guerra de 1868, entre ellos Jesús Rabí, con quien se puso en contacto, también con Guillermo Moncada, que su a su regreso de la prisión, después del fracaso de la guerra chiquita, mientras la tuberculosis le consumía la ultima reservas de energía, conspiraba para echar adelante el proceso revolucionario en cuya victoria final tenía puesta su fé plena.
El 24 de febrero de 1895 , armado con un revólver y un machete, seguido de un grupo de adictos fervorosos, irrumpió, al caer la tarde, en la valla de gallos de Baire, interrumpiendo la pelea, para obrarle a los allí congregados, mucho de los cuales, hallábance comprometidos para seguirle. Es fama que sus palabras fueron breves.
La tradición afirma que dijo. “Compañeros, ha llegado el momento de marchar a la pelea. A estas horas los buenos cubanos están ya en el monte, arma al brazo. Dentro de pocos días desembarcan José Martí, Máximo Gómez, Antonio Maceo, y demás Generales emigrados. Yo estoy en inteligencia con el General Guillermo Moncada el cual se ha comprometido en enviarme armas y pertrechos por el camino de Cuba]. De todos modos la protesta es a tiros, y para demostrarlo, empiezo a disparar los primeros 6 tiros de mi revolver. ¡Viva la Independencia¡, ¡Viva Cuba Libre!” .
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A su lado otro viejo veterano de 1868, el Coronel Florencio Salcedo. Los vivas de multiplicaron tronando el aire y a la calle salieron los insurgentes apoderándose fácilmente del Caserío de Baire. Allí, en una criolla valla de Gallos se había iniciado una gesta heroica más por la libertad de Cuba y de América.
Los Jefes insurgentes le reconocieron por aquel gesto, el Grado de Coronel, con antigüedad del 24 de febrero de 1895. Al día siguiente, o séase, el 25 de Febrero, salió Saturnino Lora con su fuerzas mambísas para acampar en el potrero “La Guerrilla”, donde se le reunió el General Jesús Rabí, sublevado en Jiguaní, cuya Jefatura aceptaron.
Comenzaron entonces los cabildeos. Algunos autonomistas orientales creyeron que podrían hacer fracasar el movimiento, si ellos se entrevistaban con los Jefes insurrectos. Al campamento de Rabí y Lora llegaron emisarios con recaditos. Y estos, astutamente, dejaron entrever que no se habían sublevado por la independencia, sino por en establecimiento de un régimen autonómico, por lo cual crearon una gran confusión en la comandancia militar de la Provincia, que de momento no se atrevió a atacarlos, con lo que Rabí y Lora ganaron tiempo para aumentar sus fuerzas y también su provino de armas y pertrechos.
El 26 de Febrero ambos Jefes insurrectos de movían del potrero de “La Guerrilla” para el potrero “La Salada”, donde tuvieron su primera escaramuza en aquella campaña, al tirotear a un grupo de guardias civiles que intentó acercarse al Campamento.
Muerte
Murió el 29 de septiembre de 1921
Fuentes
- Documentos Archivo Municipal
Sitio Web de la Dirección Municipal de Cultura en Jiguaní