Shoah (película de 1985)

Shoah
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Documental sobre Historia | Bandera de Francia Francia
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NombreShoah
Estreno1985
GuiónClaude Lanzmann
DirectorClaude Lanzmann
Producción GeneralBrigitte Faure
Dirección de FotografíaDominique Chapuis
Jimmy Glasberg
William Lubtchansky
RepartoSimon Srebnik
Michael Podchlebnik
Motke Zaidl
Hanna Zaidl
Jan Piwonski
Itzhak Dugin
Richard Glazar
Paula Biren
PanaPietyra
PanFalborski
Abraham Bomba
Czeslaw Borowi
Joseph Oberhauser
Anton Spiess
Raul Hilberg
Franz Schaliing
Martha Michelsohn
Claude Lanzmann
Moshe Mordo
Armando Aaron
Walter Stier
Ruth Elias
Jan Karski
Franz Grassler
Gertude Schneider
Itzhak Zuckermann
Simha Rotem
PaisBandera de Francia Francia

Shoah . ("aniquilación" en lengua hebrea) es documental francés del realizador francés Claude Lanzmann, estrenado en 1985, y de aproximadamente diez horas de duración. Es una revisión de la memoria del Holocausto en primera persona, las víctimas, los testigos, todos aquellos que vivieron el horror y pueden, obligándose a recordar, devolver al presente una realidad que no debe caer en el olvido.

Sinopsis

El filme de Claude Lanzmann es un documental de historia oral, filmado a lo largo de cerca de diez años en diferentes continentes. Reúne testimonios, en primera persona, de víctimas, testigos y verdugos del exterminio de las comunidades judías durante la Segunda Guerra Mundial. Cada uno de los invitados a participar en el documental narra su personal vivencia de los sucesos relacionados con el Holocausto.

Testimonios

Es importante subrayar, para destacar la peculiar naturaleza documental del filme, que la película no contiene imágenes de archivo ni banda musical. Toda la obra se estructura en entrevistas individuales o colectivas, en tiempo presente y en los más variados escenarios, o en visitas a los lugares donde ocurrieron los hechos tal y como se conservan en el momento de la grabación, estando presentes o no los testigos. El hecho de que no haya voz en off, salvo brevísimas intervenciones para aclarar lugares o hechos obviamente desconocidos para el espectador, recalca, por otro lado, que el filme se concibió bajo los planteamientos de la historia oral. Los testimonios se recogieron en los siguientes idiomas: inglés, francés, alemán, italiano (empleados todos ellos directamente por Claude Lanzmann), yiddish, hebreo y polaco. La versión española no se editó doblada, sino subtitulada.

Entrevistas

Una de las originalidades del documental es que reúne, de manera entrelazada, testimonios de muy diversa índole. El complicado montaje del filme convierte una sucesión de monólogos en un debate donde cada entrevistado da su particular visión de unos mismos hechos (desde la máquina de tren que empujaba los vagones, desde los terrenos que circundan la vía, desde el interior de los vagones, desde el interior del campo...). Las personas entrevistadas (más de treinta) obedecen a las siguientes categorías: Víctimas, es decir, judíos que padecieron la persecución y sobrevivieron por una u otra causa; pueden intervenir a título individual o colectivo (como es el caso de la comunidad judía de Corfú). Victimarios, es decir, aquellos que participaron directamente en el exterminio; así, el documental recoge entre otros, el testimonio del SS Franz Suchomel, rodado con cámara oculta bajo la promesa (incumplida) de no ser revelada la identidad del entrevistado. Testigos, es decir, los que sin ser víctimas ni victimarios, resultaron, por diversas razones, ser conocedores, en una u otra medida, de lo que estaba ocurriendo; pueden ser entrevistados individualmente o en grupo (como ocurre con los campesinos que viven en torno al campo de Auschwitz, en polaco, Oswiecim). Expertos, es decir, personas que, sin estar directamente implicadas en los acontecimientos, los han estudiado; el único entrevistado que se enmarca en esta categoría es el historiador Raul Hilberg. Interesados, es decir, personas que no habiendo vivido los acontecimientos directamente se preguntan por lo sucedido (como es el caso de Hanna Zaidl).

Primera etapa

La película se divide en dos etapas. La primera empieza con los recuerdos de Simon Srebnik, un superviviente que por entonces tenía 13 años de edad y al que los nazis utilizaban para que les cantara canciones en la región polaca de Chelmno. Al final de la guerra, Srebnik tenía que ser ejecutado. Afortunadamente, la bala no le dañó ningún órgano vital y fue recogido por un campesino. Más de treinta años después, Srebnik vuelve a Chelmno y comprueba que la antigua fábrica de muerte compuesta por dos gigantescos hornos crematorios han desaparecido por completo, y ya sólo queda un claro en el bosque. La película va entonces buscando a protagonistas anónimos, supervivientes judíos que dan gracias a Dios por olvidar lo que vivieron (el caso de Michaël Podchlebnik, que tuvo que enterrar los cuerpos gaseados de su mujer e hijos), e incluso a colectividades, como los miembros de la localidad de Grabow, que demuestran un poso de sentimiento antisemita al afirmar que "los judíos eran los que tenían el capital". Los habitantes polacos de Grabow ocupan ahora las casas que eran de los judíos antes de la guerra, y la antigua sinagoga se ha convertido en un almacén de muebles. La huella humana que ha dejado el Holocausto en Polonia es visible. Lanzmann opta por filmar siempre las ciudades en días nublados, ya que no concibe que pudiera hacer buen tiempo cuando pasaban los trenes cargados de judíos a Treblinka, como llega a expresarle a un campesino polaco. Y la memoria constituye también un proceso de revisión, como el ejercicio de volver a realizar en tren el viaje a Treblinka, con el mismo maquinista que conducía las deportaciones y que confiesa que se emborrachaba todos los días para soportar los gritos y el hedor de su transporte.

Interesante resulta también el análisis que realiza ante las cámaras el historiador Raul Hilberg, para quien los nazis, de entre toda la barbarie, sólo inventaron el Holocausto. Hilberg señala que la mayor parte de las leyes antijudías del Reich están basadas en antigua legislación que se remonta al medievo, y que la única novedad que pone en marcha el régimen de Hitler es la "Solución Final", siguiendo la corriente de un proceso histórico de tratamiento hacia el pueblo judío que tuvo una primera fase en la conversión al cristianismo y una segunda fase en el exilio. Hilberg concluye que el exterminio se erige en la última fase de este cruel proceso de destrucción.

La segunda etapa

"Shoah" se centra, una vez realizado el contexto y asumido por una enorme cantidad de voces la existencia de los campos de exterminio, en el funcionamiento por dentro de estas fábricas de aniquilación, para concluir con la descripción de la vida en el ghetto de Varsovia. Se emociona Abraham Bomba, un peluquero judío que cortaba el pelo a las víctimas dentro de la cámara de gas de Treblinka en la última acción antes de proceder al gaseado, quien no puede olvidar su impotencia al serle prohibido desvelar cuál era el destino inmediato de sus "clientes": el que se iba de la lengua, acababa incinerado vivo en un horno. No faltan, a este respecto, los detalles de la parafernalia nazi para ocultar a los judíos de Treblinka su futuro. Ni tampoco falta una descripción somera del interior de un campo como Auschwitz o la misma Treblinka, que en sus mejores momentos de "producción" llegaban a quemar a 15.000 judíos diarios, cifra reconocida por el propio Franz Suchomel. La cámara de Lanzmann intenta situarnos y ponernos en la piel de las víctimas. El plano largo, cámara en mano, de la entrada a Auschwitz es una buena muestra del horror que, aún hoy despierta, la visión de la macabra puerta. Las imágenes de lo que queda del ghetto de Varsovia también arrojan una pequeña perspectiva del sufrimiento extremo, manifestada en testimonios conservados de la época, como el diario de Adam Czerniakow, el presidente del Judenrat de Varsovia, que se suicidó en 1942, y que describe auténticas escenas dantescas, que concuerdan con el relato de Jan Karski, mensajero del gobierno polaco en el exilio y que describe el ghetto como un espacio "ajeno a la Humanidad". Finalmente, el film concluye con el testimonio de Simha Rottem, un fugado del ghetto de Varsovia que trata de conseguir de la Resistencia polaca armas para mantener la revuelta del año 42. La Resistencia les niega a los judíos estas armas y el ghetto acaba aplastado. Cuando Rottem regresa, su desesperación final es el último mensaje de la película: "Soy el último judío, esperaré a que llegue la mañana, esperaré a que lleguen los alemanes". Documento pesimista pero que busca la construcción de una memoria viva para evitar la repetición de esta catástrofe, "Shoah" (vocablo hebreo con el que se designa al Holocausto) es una cinta que mantiene el interés desde el principio hasta el final. No se trata de un documental al uso con imágenes de archivo, sino un crisol de voces perfectamente ordenado y montado que trata de explicar lo que ocurrió en el centro de Europa en la primera mitad de los años 40. La crueldad inexplicable, la lucha por la supervivencia, el recuerdo de unas vivencias que parecen de otro mundo conforman un magnífico film que abre en el cine caminos pocas veces explorados como instrumento de preservación de la memoria. Con "Shoah" queda testimoniada una parte de nuestra historia más reciente en un ejercicio doloroso y, al mismo tiempo, imprescindible.

Premios

  • Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor documental, 1985
  • NBR - Asociación de Críticos Norteamericanos: Mejor documental, 1985
  • Festival de Berlín: Premio OCIC (Mención de honor), 1986
  • BAFTA: Mejor documental, 1986

Fuente

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