Universidad

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Concepto:Institución educativa destinada a la enseñanza superior que comprende diversas facultades, y que confiere los grados académicos correspondientes respondiendo a las demandas sociales y productivas de la sociedad donde se inserta.

Universidad. (Del latín universĭtas), es una institución de enseñanza superior formada por diversas facultades y que otorga distintos grados académicos. Estas instituciones pueden incluir, además de las facultades, distintos departamentos, colegios, centros de investigación y otras entidades.[1]

Orígenes

Las universidades se convirtieron en las instituciones que atesoraban todo el conocimiento de la sociedad. El desarrollo de las ciencias entonces, posibilitaba tal situación. Hasta la primera mitad del pasado siglo XX, era posible afirmar con bastante certeza que cuando una persona culminaba sus estudios universitarios estaba preparada para ejercer profesionalmente durante toda su vida. Hoy no ocurre de ese modo. Ni los conocimientos se atesoran privilegiadamente en la sociedad, ni es posible pensar en tener desempeños profesionales exitosos sin una constante actualización.

Educación para todos durante toda la vida es el objetivo supremo asumido por la UNESCO, para caracterizar la nueva cualidad que debe estar presente en la educación en la época actual. Esta tesis es igualmente válida, cuando se profundiza en el verdadero papel correspondiente a las universidades de hoy.

Las universidades medievales europeas

Las universidades medievales europeas, aparecidas en el siglo XIII, eran instituciones autónomas de la cristiandad en las que se impartían diversas materias (Teología, Medicina y Derecho), y sus títulos eran válidos en toda Europa. En ellas se usaba el latín y eran frecuentadas principalmente por la burguesía.

Podían ser como comunidades de profesores (París) o alumnos (Bolonia) y disfrutaban de una gran autonomía frente a las autoridades laicas y eclesiásticas. En la península Ibérica, las universidades estuvieron vinculadas a las autoridades episcopales: Palencia (1208), Salamanca (1254), Coímbra (1290), Lérida (1300).

Nuevo concepto de universidad

A partir de la Reforma universitaria y el Renacimiento se formó un nuevo concepto de universidad, vinculada al poder político y con orientación católica o protestante según el país. En Alemania fueron focos de difusión de la Reforma (Wittenberg, Königsberg). En España y sus colonias, las universidades del siglo XVI, en 1508 Cisneros fundó la de Alcalá, y le siguieron la Complutense de Madrid, Zaragoza, Santiago, Sigüenza, Osuna, México, Lima, Manila, todas ellas siguiendo la línea marcada por el cardenal Cisneros, fueron activos centros de la contrarreforma.

Los siglos XVII-XVIII fueron de decadencia de las universidades en España. Felipe V suprimió, al finalizar la guerra de Sucesión, las universidades catalanas y creó el único centro de Cervera, hecho que no hizo sino acelerar su decadencia. Fueron constantes las críticas de los ilustrados. También en Francia ilustrados y enciclopedistas atacaron las universidades, que fueron suprimidas y sustituidas por escuelas especializadas.

En el siglo XIX se produjo un renacimiento de la institución. Napoleón creó una universidad cuyo objetivo era crear profesionales y funcionarios. En Alemania (en especial la de Berlín, 1810, impulsada por Fichte y Humboldt) se dio un gran empuje a la investigación. En Inglaterra se mantuvo el alto nivel de Oxford y Cambridge y se adoptó la línea investigadora de Alemania.

Comenzado el siglo XX en Estados Unidos, frente a la universidad elitista europea patrimonio de la alta burguesía, se configuró, gracias a la ley Morril que había sido aprobada en 1862, una universidad abierta a las masas y a nuevas materias (comercio, agricultura, técnica). En Rusia, donde la universidad había sido creada tardíamente (Moscú, 1755), tuvo lugar un proceso similar en las escuelas superiores especializadas.

A partir de la década de 1960 se produjo una crisis generalizada del mundo universitario, en el que chocaron el mantenimiento de las estructuras tradicionales con la entrada en las universidades de nuevas generaciones de jóvenes procedentes de nuevas realidades sociales y en un mundo en transformación. Este conflicto se saldó con numerosas revueltas estudiantiles (Tokio, Berkeley, Berlín, Turín, París, y también en menor grado en las universidades españolas de los últimos años del franquismo) que pusieron de manifiesto los problemas de masificación y finalidad de los estudios universitarios para adaptarse a las nuevas necesidades del mundo contemporáneo en los que se debate la actual vida universitaria.

En España se sucedieron los intentos de reforma universitaria en el siglo XIX. La ley Moyano (1857) creó un modelo centralizado y burocrático muy criticado por los krausistas y la Institución Libre de Enseñanza. Durante la segunda República fueron aprobadas las primeras medidas de reforma universitaria, suprimidas en 1939. En 1943 fue aprobada una ley universitaria, que no sería reformada hasta 1970 con unas tímidas concesiones de autonomía administrativa y de orden interno. Tras la muerte de Franco, en 1983 fue aprobada una Ley Orgánica de Reforma Universitaria que marcaba las pautas a las que debían adaptarse los estatutos de cada una de las universidades españolas. En algunas comunidades autónomas la tutela de las universidades pasó a los respectivos Gobiernos autonómicos.

Cambios esenciales en la universidad en la actualidad

En la actualidad contemporánea la universidad posee capacidad para dar respuesta a las demandas de este “siglo del conocimiento”, donde prima la masificación de la educación superior. Como consecuencia de ello se aprecia una tendencia al incremento de los jóvenes en las edades comprendidas entre 18 y 24 años cursando estudios superiores. En algunos países, entre los cuales está incluida Cuba, esa población rebasa ya el 50%.

En muchos lugares esa tendencia ha puesto en crisis las capacidades de las universidades, diseñadas para otros contextos, incapaces, con sus propios recursos, de dar respuesta a tales demandas de crecimiento.

En la universidad actual surgen relaciones de heteronomía, o sea, surge un cogobierno, en forma de triple hélice: universidad-estado-sociedad, en lugar de la tradicional y clásica autonomía.

Así mismo va surgiendo gradualmente en la universidad la necesidad de evidenciar su responsabilidad social por medio de instrumentos que validen su quehacer. La propia sociedad, cada vez más, exige a la universidad certificar los niveles de calidad en el desarrollo de sus procesos sustantivos, y con ello surge de modo bastante generalizado la necesidad de las universidades de rendir cuentas a la sociedad de su quehacer. Lo cual constituye también una forma de defender su protagonismo.

Proceso de evaluación y acreditación

La forma más común utilizada por la universidad para rendir cuentas a la sociedad es el proceso de evaluación y acreditación. Estos procesos cada vez más, abarcan distintos programas, tanto de pregrado como de postgrado, y en los últimos años se han venido generalizando, incluso existen ya diferentes organizaciones internacionales constituidas con esos fines.

Los avances en esta dirección constituyen un alerta de lo necesario de la creación de alianzas de este tipo, mediante la búsqueda de fórmulas comunes en países como los latinoamericanos, con similares orígenes, cultura, e incluso idioma a su favor.

Otra importante cualidad en las concepciones actuales de la universidad como institución social es la de formación integral. El término, por su carácter tan general, resulta necesario precisarlo mejor para entender en cada caso qué se quiere decir cuando se emplea, pero en síntesis expresa la pretensión de centrar el quehacer de las universidades en la formación de valores en los profesionales de forma más plena, dotándolos de cualidades de alto significado humano, capaces de comprender la necesidad de poner sus conocimientos al servicio de la sociedad en lugar de utilizarlos sólo para su beneficio personal.

Implica también la necesidad de lograr un profesional creativo, independiente, preparado para asumir su auto educación durante toda la vida; que sea capaz de mantenerse constantemente actualizado, utilizando igualmente las oportunidades ofrecidas por las universidades de atender al profesional con una educación posgraduada que responda a las necesidades del desarrollo del país.

Es sumamente importante para el individuo estar preparado para trabajar en colectivos, en equipos multidisciplinarios, participando activamente en la construcción social del conocimiento. La educación superior cubana ha asumido esa idea de formación integral, elevándola al rango de idea rectora principal.

Una importante y nueva cualidad de la universidad de hoy la constituye el hecho de estar soportada sobre nuevos escenarios tecnológicos, donde la computación y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) introducen cambios significativos en el quehacer académico. Sin embargo el problema principal lo constituye hoy la necesidad de cambiar el modo de pensar de los profesores, de modo que asuman cabalmente tales conceptos y los incorporen de forma creadora en la transformación de los diferentes procesos.

El cambio en relación con el papel desempeñado por estudiantes y profesores, y en general toda la comunidad universitaria, es un elemento de vital importancia en el logro de ese objetivo. No se trata, simplemente, de introducir la computación y las TIC en los procesos universitarios; se trata en esencia, de transformar tales procesos con la introducción de esos instrumentos.

Otra cualidad de la universidad de este siglo, está relacionada con una redefinición de saberes, como consecuencia de un desplazamiento de las instituciones de educación superior hacia la investigación como motor de desarrollo.

Misión de la universidad moderna

La misión de la universidad moderna, vista desde su acepción más general, la siguiente: es preservar, desarrollar y promover, a través de sus procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la sociedad, la cultura de la humanidad.

Desde la perspectiva de la misión de la universidad, preservar la cultura es, ante todo, garantizar la transferencia del el acervo cultural de la humanidad de una generación a otra. Cuando en una universidad cualquiera, en una clase, un profesor y sus estudiantes desarrollan de conjunto el proceso de formación, más allá de ese hecho meramente fenomenológico y casual de un determinado profesor y un cierto número de estudiantes, hay una relación esencial de carácter generacional.

Las universidades, además de formar a las nuevas generaciones, son instituciones de investigación científica del más alto nivel. Sin investigación científica no es posible hablar la de verdadera formación de un profesional en ninguna carrera universitaria, del mismo modo que la labor investigativa, en las universidades, se soporta en buena medida en los procesos de formación de pregrado y de postgrado desarrollados en ellas. Son aspectos de una relación profundamente dialéctica, no se conciben una separada de la otra.

La misión de una universidad de este siglo no está completa con esos dos aspectos. Además de preservarla y desarrollarla, corresponde a la universidad promover la cultura en su entorno, llevarla a toda la sociedad. Las universidades, por su propia esencia, son promotoras de la cultura en el más amplio sentido de la palabra. No sólo las manifestaciones artísticas, sino toda la cultura atesorada por la institución, incluyendo de un modo esencial la cultura de cada una de las profesiones.

Extensión universitaria

La extensión universitaria, vista de este modo, aparece ahora como el tercer eslabón de la tríada preservación-desarrollo-promoción, dirigida a llevar toda esa cultura, a través de proyectos comunitarios y utilizando la promoción como método esencial, a toda la sociedad. Es un bochorno para una universidad estar inserta en un contexto caracterizado por la ignorancia, el analfabetismo y la falta de cultura.

En una universidad moderna resulta indispensable estructurar en su interior tres procesos sustantivos, cuya integración permite dar respuesta plena a la misión anteriormente planteada, a saber: formación, investigación y extensión universitaria.

En la formación existe un proceso evidente de preservación de la cultura. Unido a ello, está igualmente presente el desarrollo de la cultura, sin investigación no hay formación real posible. De igual modo, la verdadera formación supone además, que el profesional sea un promotor de la cultura de su profesión. La extensión universitaria es también consustancial al proceso de formación desarrollado en las universidades, sin lo cual no es posible lograr ese objetivo.

Similares razonamientos pueden hacerse para la investigación y para la extensión. La integración dialéctica de los tres procesos sustantivos antes mencionados constituye la garantía del cumplimiento de la misión de la universidad actual, planteada del modo en que se hizo anteriormente.

La formación, la investigación y la extensión universitaria son procesos sustantivos de la universidad, indisolublemente ligados entre sí, y que en su integración aseguran el cumplimiento de la misión de la educación superior en la época actual.

La universidad en Cuba

Universidad de La Habana

En Cuba la primera universidad que se fundó el 5 de enero de 1728 fue la de La Habana. Es la más antigua de Cuba, la tercera caribeña y la decimosexta de la América Hispana.

Esta institución, cuyo nombre originario fue Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, tiene una significativa connotación en la vida social, cultural y política de Cuba. En ella lo artístico e histórico se funden, recuerdan un pasado glorioso y muestran un presente desde donde se mira el futuro con optimismo. Muchos son los símbolos que encontramos en la Universidad de La Habana.

El Aula Magna de la Universidad de La Habana, cada una de sus aulas, los muros, la escalinata y la escultura de la Alma Mater. Sin duda alguna, es esta obra del artista checo Mario Korbel, una de las imágenes más utilizadas, desde el punto de vista visual, para representar a la Universidad de La Habana. Su primera ubicación fue el convento de San Juan Letrán, en la calle O'Reilly, en La Habana Vieja.

En 1842 dejó de ser religiosa y se llamó Real y Literaria Universidad de La Habana; en la República, Universidad Nacional. El 1 de mayo de 1902, se mudó a su actual emplazamiento, la colina de Aróstegui, hoy "colina universitaria". El 1 de octubre de 1911, el Aula Magna quedó concluida; había sido decorada por el pintor Armando Menocal con siete frescos que representan las artes y las ciencia.

Características de la universidad cubana

El verdadero desarrollo de la universidad cubana tiene lugar a partir del año 1959, como parte de todo el conjunto de profundas transformaciones sociales que han tenido lugar en Cuba desde ese momento, basadas en nuevos conceptos de equidad y justicia social. Ello ha ido conduciendo gradualmente, a alcanzar el reconocido prestigio ganado por el país en el campo educativo, a pesar de las dificultades económicas de envergadura enfrentadas.

El punto de partida fue el empeño y el logro de erradicar el analfabetismo definitivamente en todo el territorio nacional, creando las condiciones propicias para un desarrollo sostenido de todo el sistema educativo, y como parte integrante del mismo, también de la educación superior.

Para poder comprender mejor la magnitud de tales transformaciones en necesario recordar que en ese año 1959 se contaba en Cuba con sólo tres universidades y apenas unos 15 000 estudiantes en total –la inmensa mayoría de ellos provenientes de las clases sociales de mayores posibilidades económicas donde primaba como ya se dijo, el escolasticismo, la enseñanza repetitiva, memorística y sobre todo alejada de la realidad económica y social del país, a lo que se añadían otros fenómenos propios de esa triste y penosa etapa, como eran el divorcio total entre el claustro y sus estudiantes, el servilismo de las autoridades académicas a los gobiernos de turno y la falta de un verdadero desarrollo; por tales razones, la universidad era expresión de una sociedad incapaz de dar respuesta a sus enormes conflictos políticos, económicos y sociales, cuyo destino era la total e inevitable dependencia de una metrópoli con tradicionales aspiraciones de dominar el país.

El surgimiento de universidades en todas las provincias, con carreras acordes con esta nueva etapa, concebidas en estrecha relación con las verdaderas necesidades del desarrollo económico y social, unido al avance gradual de la investigación científica y la educación posgraduada en todas ellas, y el estrecho vínculo con la comunidad en la cual están enclavadas, caracterizado por amplios e importantes programas de extensión universitaria, de conjunto con la alta prioridad del estado y del gobierno para lograr su desarrollo sostenido, han propiciado que hoy se cuente con un modelo de universidad donde se incorpora todo lo valioso y positivo de la educación superior contemporánea y a la vez se afianza de modo esencial en sus propias raíces y asume una personalidad propia, en correspondencia con sus especificidades educativas.

Actualmente esa universidad se proyecta hacía un estadio superior, caracterizado por llevar la educación superior a todo lo largo y ancho de la isla, para lograr en el menor plazo posible la incorporación de todos los ciudadanos con nivel medio superior vencido que así lo deseen a estudios superiores, sin límites ni barreras de ningún tipo.

La universidad cubana actual es una universidad científica, tecnológica y humanista. Esas tres cualidades la caracterizan esencialmente y distribuidas en todo el territorio nacional, existen 68 de ellas.

Carácter científico

Las universidades cubanas se han convertido gradualmente, en centros de investigación científica donde profesores y estudiantes se vinculan a tareas científicas como parte de su quehacer cotidiano. La investigación científica está presente de manera esencial en todos los currículos, desde los primeros años de estudio y los estudiantes, durante su formación, se enfrentan a diferentes tareas científicas, participan en diversos foros estudiantiles y cumplen con un trabajo de diploma que, en calidad de evaluación final de culminación de estudio, permite demostrar, en una investigación concreta, el dominio de los métodos de la investigación científica. Todo estudiante universitario cubano, antes de la defensa final de su trabajo de diploma, ha realizado y defendido ya, ante tribunales competentes, varios trabajos científicos previos, denominados trabajos de curso.

Los profesores universitarios, de modo sistemático, participan en tareas de investigación como parte de su quehacer académico. Al igual que el ejercicio docente, la investigación científica forma parte consustancial del trabajo cotidiano de los mismos, incorporados a diferentes proyectos de investigación, los cuales responden a una política científica coherente, basada en prioridades y conducida por Consejos Científicos quienes evalúan periódicamente sus resultados como parte de un Sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica a escala de todo el país.

Como consecuencia de ello, es creciente el número de profesores con el grado científico de Doctor en Ciencias, requisito de primera importancia para alcanzar las categorías docentes principales de Profesor Auxiliar y Profesor Titular, las más altas del sistema cubano de educación superior. Algunas de las universidades cubanas se acercan ya a la cifra de 50% de sus profesores a tiempo completo, con el grado de doctor.

Este requisito comienza a ser exigido para validar la calidad de diferentes procesos. Por ejemplo, el actual sistema de evaluación y acreditación de carreras universitarias puesto en práctica en el curso 2003-2004, tiene entre sus requisitos un determinado por ciento del claustro con ese grado, no menor del 25% y para las carreras aspirantes al nivel de excelencia esta cifra se eleva hasta el 35%.

Carácter tecnológico

El desarrollo tecnológico constituye hoy un pilar fundamental del quehacer universitario actual en Cuba. Una amplia red de carreras de ese perfil responde a las prioridades actuales no sólo en la esfera industrial, sino también en la agropecuaria y de servicios, garantizando la formación de los profesionales necesarios para asegurar la introducción de nuevos avances tecnológicos.

Ello ha sido posible por la estrecha vinculación de las universidades con empresas, industrias, instalaciones productivas y de servicios, a partir de convenios de colaboración para vincular a esas instituciones con las universidades en acciones de mutuo beneficio y donde participan activamente los estudiantes como parte de su formación. En las carreras de esos perfiles, más de la tercera parte del tiempo total de estudios universitarios transcurre en esas entidades, cumpliendo diferentes tareas laborales.

Carácter humanístico

La clave para su comprensión está en una concepción de la universidad cuya visión de la formación rebasa lo instructivo, lo meramente cognitivo y centra su atención fundamental en el hombre, en el desarrollo pleno de su personalidad; por lo tanto, los aspectos significativos, conscientes, de compromiso social, devienen la prioridad principal.

Para lograrlo, no basta con introducir determinadas materias humanísticas en los currículos, se requiere de transformaciones curriculares de mayor importancia, en las que todas las disciplinas académicas, a partir de sus propias posibilidades de desarrollar “lo humanístico”, participen coherentemente de esta labor. Unido a ello, la universidad toda debe vivir un clima de influencias de tal tipo, abarcando no sólo a profesores y estudiantes sino a toda la comunidad universitaria, con un enfoque integral para esta labor.

El desarrollo de una vida cultural activa, la participación sistemática de estudiantes y profesores en proyectos sociales comunitarios y en general, el vínculo de la universidad con programas sociales de envergadura, fortalecen esa labor y propician un clima favorable para el logro de tales objetivos.

Demandas de la universidad cubana actual

La universidad cubana de hoy no se estructura sólo a partir de determinadas demandas de tipo profesional, como ocurre en otros países, con un enfoque centrado en brindar rápida respuesta a las exigencias del mercado del trabajo, lanzando así a sus egresados a una competencia brutal por su subsistencia. No es esa la realidad cubana de hoy, y eso permite proyectar un modelo alternativo, con una mejor respuesta a las necesidades actuales del desarrollo económico y social. El paradigma está en brindar a la sociedad un profesional formado de manera íntegra, profesionalmente competente, con preparación científica para aceptar los retos de la sociedad moderna y con un amplio desarrollo humanístico para vivir en la sociedad de está época y servirla con sencillez y modestia, con los valores como pilar fundamental de su formación.

En esa universidad científica, tecnológica y humanística caracterizada con anterioridad, la formación de profesionales se estructura a partir de un modelo de amplio perfil, cuya cualidad fundamental es la profunda formación básica, con dominio de los aspectos esenciales para su ejercicio profesional, asegurando la capacidad de desempeñarse con éxito en las diferentes esferas de su actividad laboral.

Ese modelo se sustenta en dos ideas rectoras principales: La primera de ellas consiste en que la universidad cubana centra su atención principal, en la formación de valores.

De hecho, tanto en la concepción teórica, como en su real materialización en el proceso de formación, la unidad de los aspectos educativos con los de carácter instructivo, constituye una idea rectora de la educación superior cubana.

Un segundo aspecto, de similar significación y estrechamente vinculado al mismo, es la integración entre la universidad y la sociedad, expresada en la posibilidad de que los estudiantes universitarios cubanos, en todas las carreras, dediquen una parte importante de su tiempo de estudio a desarrollar habilidades y competencias profesionales en diferentes entidades laborales, productivas y de servicios, a todo lo largo y ancho del país. Ese nexo, gradualmente desarrollado y hoy generalizado a todas las carreras, caracteriza la otra idea rectora de la educación superior en Cuba: el vínculo del estudio con el trabajo.

Formación postgraduada en la universidad cubana

Otra cualidad esencial en la universidad cubana es el incremento en los últimos años de la educación posgraduada. Un modelo de formación de amplio perfil como el descrito anteriormente, sólo puede ser viable si está acompañado de un amplio sistema de opciones de postgrado, que le aseguren al egresado de la universidad su constante actualización, en un sistema abierto de estudios para el resto de su vida profesional, incorporando constantemente a su quehacer nuevas competencias, en correspondencia con la velocidad de evolución de los conocimientos y los constantes cambios de la tecnología.

La universidad cubana de hoy, con un sistema de formación posgraduada, concebido como sistema a escala nacional, y dirigido centralmente por el MES, abarca diferentes modalidades de superación y titulación, y asegura, por su presencia en todo el territorio nacional, la constante actualización de todos los profesionales. Cada año, como promedio la mitad de los profesionales con que cuenta el país reciben algún tipo de preparación de este tipo, tanto en las universidades como en otras instituciones autorizadas para hacerlo.

Proceso de extensión de la universidad a los municipios

La universidad cubana actual está presente en los 169 municipios que conforman la división político-administrativa actual, saliendo de los tradicionales muros donde estuvo confinada por más de dos siglos, con la creación de sedes universitarias en esos municipios, e incluso en otras localidades diferentes, en cifras superiores al millar. De ese modo se acercan los estudios superiores al lugar donde residen o trabajan sus estudiantes, y se utilizan para ello todos los recursos disponibles en cada territorio como resultado de la obra educacional de todos estos años.

Así, por ejemplo, una escuela secundaria básica –grados 7º, 8º y 9º– en horas del día se utiliza para los niveles medios de educación, y en el horario vespertino-nocturno deviene sede universitaria donde cursan estudios superiores las personas cuya residencia radica en esa localidad. Con ello se multiplican las posibilidades de acceso, bajo un modelo de formación adecuado a las exigencias de cada territorio, con estándares de calidad equivalentes a los de las carreras impartidas en las sedes centrales de las universidades.

Con este proceso de extensión de la universidad a los municipios, o sea, con la implantación de esta concepción de las universidades a escala de todo el país, se ha comenzado a desarrollar en esas sedes municipales la investigación científica, el postgrado y otras funciones sustantivas de la universidad, a tono con las necesidades de cada territorio. Como consecuencia de ello está teniendo lugar una profunda transformación cultural de cada localidad, asegurando que esas sedes se conviertan, en poco tiempo, en las más importantes instituciones sociales de cada municipio.

Rasgos fundamentales de la universidad cubana actual

Como rasgos fundamentales de la universidad cubana actual se citan:

  • Universidad científica, tecnológica y humanística.
  • Formación sobre la base del amplio perfil, con dos ideas rectoras principales:
  1. Unidad entre la educación y la instrucción.
  2. Vinculación del estudio con el trabajo.
  • Amplia cobertura de las necesidades de la educación de postgrado.
  • Investigación e innovación tecnológica como elementos consustanciales de todo el quehacer universitario.
  • Plena integración con la sociedad.
  • Presente en todo el territorio nacional.

Tales preceptos permiten precisar un poco más la misión de la educación superior cubana actual. A la idea de preservar, desarrollar y promover la cultura, resulta necesario agregar su concepción de poner tales acciones al alcance de todos los ciudadanos, sin distinciones de ningún tipo, ya sea edad, raza, nivel económico u otros similares, además se aspira a lograrlo con pertinencia y calidad, con la premisa esencial de estar al servicio de la ciencia, la tecnología y el desarrollo sostenible del país.

Preservar, desarrollar y promover la cultura de la humanidad, a través de sus procesos sustantivos, en plena integración con la sociedad; llegando con ella a todos los ciudadanos, con pertinencia y calidad y contribuir así al desarrollo sostenible del país.

Algunos centros universitarios cubanos

Véase también

Europa

Galería de imágenes

Referencias

Fuente

  • Horruitiner Silva, Pedro. La universidad cubana: el modelo de formación