América Latina después de la Primera Guerra Mundial

América Latina después de la Segunda Guerra Mundial
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Fecha:1917
Lugar:América
Líderes:
Augusto César Sandino


América Latina después de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos buscaba a toda costa, completar su hegemonía en las tierras latinoamericanas para hacerlas aún más dependientes de sus intereses.

Para lograr dicho objetivo contó con la colaboración de la oligarquía latinoamericana, la que actuaba en alianza con el capital imperialista y sus monopolios explotando a los pueblos de la región. Esto, generaba contradicciones con las aspiraciones independistas ya existentes en América Latina.

Situación luego de la Primera Guerra Mundial

Económica

Después de la Primera Guerra Mundial las economías latinoamericanas se caracterizaban por el predominio de la exportación, vinculadas al desarrollo mundial del capitalismo. Este modelo económico estuvo asociado a la creación de facilidades para la exportación de productos, como fueron los puertos, las carreteras, la expansión de bancos norteamericanos por diferentes capitales de Latinoamérica, introducción masiva de de automóviles en sustitución del ferrocarril, entre otras.Estos cambios respondían a los intereses de los monopolios que invertían en cada país.

Otro rasgo típico de las economías de la región fue la penetración de capitales extranjeros encaminada a dominar los principales renglones económicos. Por ejemplo: Gran Bretaña y Estados Unidos en México lograron dominar la rama petrolera. Estados Unidos, en Centroamérica y el Caribe, se apropió del banano, la caña de azúcar, el café, el níquel, entre otros productos. Esto explica el carácter dependiente y deformado de las economías latinoamericanas, que da como resultado el mantener a nuestros países en el subdesarrollo.

Política

El panorama político estaba marcado por el desarrollo de tres diferentes tendencias según lo que representaban y a lo que aspiraban. Por una parte existía la oligarquía terrateniente y la burguesía asociada a la exportación de productos agropecuarios que representaban la reacción y se oponían al progreso.

Esto se manifestaba en la formación de gobiernos dictatoriales, como por ejemplo: en Cuba, Nicaragua, Haití y Guatemala. Por otra parte se desarrollaba una burguesía industrial que aspiraba a realizar una industrialización e independizarse de la penetración extranjera que le hacía competencia, esta burguesía era apoyada por intelectuales y estudiantes.

Otra de las tendencias que se desarrolló en esta etapa fue la revolucionaria, que representaba la posibilidad de cambios económicos y sociales radicales que condujeran a una verdadera independencia. En esta tendencia se agrupaban la intelectualidad progresista, los campesinos, los obreros, los estudiantes, quienes llevarían adelante movimientos antioligárquicos y antiimperialistas.

Con la influencia de la Revolución Mexicana, y después de 1917 en que llegaron a América los primeros ecos de la Revolución Socialista de Octubre, en muchos países del continente se incrementaron las acciones sindicales y la lucha por la reforma universitaria; también se formaron partidos comunistas ligas antiimperialistas.

Auge de la lucha en Centroamérica y el Caribe

Como resultado de la crisis surge la necesidad de buscar nuevos caminos para desarrollar la economía de las naciones latinoamericanas; por tanto, se abren dos vías o formas.

En países donde gobernaban las fuerzas reaccionarias se aceptaba la necesidad de la modernización capitalista, pero en alianza con el capital extranjero, manteniendo la dependencia económica.

En otros países, donde gobernaba la burguesía industrial, que se había abierto paso económicamente, se planteó la modernización capitalista a partir de sus propias fuerzas sin alianza con el capital extranjero, y se iniciaron reformas como la industrialización, la nacionalización parcial o total del capital extranjero, la ampliación del mercado interno y la reforma agraria. Todo esto se hacía bajo el régimen capitalista, pero suponía romper con la dependencia imperialista.

El movimiento antiimperialista en Nicaragua

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Con la excusa de pacificar el país donde se desarrollaba una guerra civil entre diferentes caudillos, los marines yanquis ocuparon Nicaragua en 1912. En 1925 se retiraron, pero mediante el Tratado Bryan – Chamorro, dejaron asegurado el derecho exclusivo de construir un canal interoceánico y de mantener una base naval en el Golfo Fonseca por 99 años. Este tratado significaba para Nicaragua la pérdida de parte del territorio nacional y de la plena soberanía.

Después de la retirada de los marines, Estados Unidos colocó en el gobierno al proimperialista Adolfo Díaz. Esto no fue aceptado por los llamados constitucionalistas, quienes se declararon como defensores de la Constitución y realizaron un levantamiento armado que puso en peligro los intereses norteamericanos. Fue en esta situación que Augusto César Sandino, que se encontraba en México, regresó a su patria en junio de 1926 con el objetivo de luchar por su país.

Fuentes

  • Colectivo de autores. Historia Contemporánea 8vo grado. Editorial Pueblo y Educación, 1990.