Armando González Ordaz
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Armando González Ordaz (Bullita). Mártir revolucionario ariguanabense que perdió su vida luchando contra la tiranía. Militante incorruptible y valeroso, capaz de aportarlo todo en nombre de sus principios comunistas.
Sumario
Síntesis biográfica
Nació en San Antonio de los Baños el 8 de mayo de 1912. Fueron sus padres Octavio González, albañil y Carden Ordaz, despalilladora.
Sus estudios no pasaron del cuarto grado de la escuela primaria, pero su clara inteligencia y la dura realidad en que vivía le permitió comprender desde muy temprano el fenómeno de la lucha de clases y en esta tomó partido junto a los suyos, los trabajadores, viviendo y muriendo por sus derechos.
Trayectoria revolucionaria
Su labor en los sindicatos locales es destacada. Por su lucha se convierte en el terror de los líderes reformistas y amarillos los que ven en él al militante incorruptible y valeroso, capaz de aportarlo todo en nombre de sus principios comunistas.
Cada día la regresión machadista era más fuerte y sus sicarios sembraban el terror en todas partes. Implacablemente perseguían a los comunistas, vigilándolos día y noche. Trata conocimiento con el cura Arrechea, párroco de la Iglesia y se gana sus simpatías por el modo honrado y enérgico en que defiende sus principios e ideas comunistas. Esta amistad le cuesta al cura que la soldadesca le registró el templo y hay que reconocer que no estaban desorientados ya que en distintos lugares del edificio, Armando tenía ocultas armas y un mimeógrafo, donde el Partido imprimía toda la propaganda local.
A la caída de Machado, aprovechando la disciplina y la organización lograda por el no muy numeroso grupo clandestino de los comunistas ariguanabenses, crean el Comité de lucha, que orientado por el Partido logra infinidad de conquistas para los trabajadores y pueblo en general.
Llamado por el Partido, Armando pasa a Ciudad Habana donde tuvo una gran actividad, posteriormente por su valor es enviado a Güines con el objeto de organizar a los trabajadores azucareros de la región y en cuya labor lo sorprenden y detienen; conducido al cuartel de la guardia rural es brutalmente golpeado y torturado jurando en esa ocasión morir antes de ser detenido de nuevo, lo que cumple abriéndose paso a tiros entre los grupos de esbirros que tratan de apresarlo, en varias ocasiones posteriores.
Última acción revolucionaria
El 9 de octubre de 1935, cuando en compañía de su camarada de luchas Isidro Sobrín, desayunaban en la cafetería de las esquinas de Sol e Inquisidor, en la Habana Vieja, una delación echa sobre ellos a los esbirros de uniforme de la tiranía que lo dispararon con ametralladoras, los que responden con sus pistolas los dos revolucionarios que a pecho descubierto tratan de abrirse paso, resultando heridos graves, no sin antes alcanzar con sus disparos a dos policías. Conducidos a los centros de curación lo hacen, gritando ¡VIVA LA REVOLUCIÓN!, VIVA EL COMUNISMO! falleciendo pocas horas después a la edad de 23 años.
Muerte
Falleció el 9 de octubre de 1935.