Asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes

Asalto al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes
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Lugar historico de acción, que tuvo como objetivo apoyar el asalto al Cuartel Moncada
Fecha:26 de julio de 1953
Lugar:Bayamo, Granma
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Jóvenes del Movimiento 26 de Julio
Ejecutores o responsables del hecho:
Ejercito Rebelde

Asalto al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes. Acción que tuvo como objetivo apoyar el asalto al Cuartel Moncada y desviar la atención de los adversarios para evitar el envío de refuerzos desde Bayamo hasta la ciudad de Santiago de Cuba, donde precisamente estaba ubicado ese bastión militar.

Antecedentes

El 26 de julio de 1953 fue la respuesta del pueblo cubano ante la situación creada por Fulgencio Batista con el golpe de estado el 10 de marzo de 1952 y la búsqueda de un camino a través de una revolución que permitiera erradicar los males económicos y sociales producto del control norteamericano.

La gravedad del momento exige la movilización urgente del pueblo. Fidel Castro, joven revolucionario, encuentra y emprende el camino justo para combatir con éxito a la tiranía y a todo lo que ella representaba: desencadenar la insurrección armada popular; la forma más alta de la lucha de masas.

A principios de 1953 ya Fidel tiene estructurado el plan táctico para el inicio de la lucha armada. Aglutina, prepara los hombres y acopian las armas al tiempo que desarrollan otras acciones.

El asalto a los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes y Moncada no constituye en la historia de Cuba el asalto a una fortaleza para alcanzar el poder con la acción de un centenar de hombres sino el primer paso de un grupo de hombres decididos para armar al pueblo de Cuba e iniciar la revolución.

Fue evidente que el hecho marcó un hito histórico, generacional y revolucionario. Su vigencia después del desembarco del yate Granma es aún incuestionable en el acontecer histórico cubano y en el desarrollo político posterior de América Latina.

La acción llevada a cabo por los jóvenes revolucionarios no tenía el propósito de buscar un triunfo fácil sin masas sino que constituyó una acción de sorpresa para desarmar al enemigo y armar al pueblo, a fin de emprender con éste la acción revolucionaria armada.

No fue una acción tan sólo para quitar a Batista y sus cómplices del poder; fue el inicio de una acción para transformar todo el régimen político y económico-social de Cuba y acabar con la opresión extranjera, con la miseria, con el desempleo, con la insalubridad y la incultura que pesaban sobre la patria y el pueblo.

El asalto

El 25 de julio de 1953 la ciudad de Bayamo, en el oriente cubano, mostraba absoluta normalidad, en sus calles no había indicio alguno de que una veintena de jóvenes procedentes de la capital del país aguardaban en un hotel en espera de una orden: tomar por asalto el cuartel de la ciudad.

Era un movimiento revolucionario que formaba parte de la estrategia concebida por Fidel para iniciar la lucha armada contra el régimen de facto impuesto por Fulgencio Batista mediante un golpe de estado, el 10 de marzo de 1952.

El plan inicial consistía en que el jefe de los asaltantes, vestido de militar, se acercaría a la entrada principal del cuartel acompañado por un residente en la ciudad, muy conocido por la guarnición, quien identificaría a su acompañante como amigo y solicitaría que le permitieran pasar la noche allí con el argumento de que al otro día seguirían para Santiago de Cuba. Una vez adentro, desarmarían a la posta y obligarían a abrir la reja de entrada para darles paso a los demás asaltantes. Estos se encargarían de neutralizar a los restantes soldados que dormían y de abrirles la verja trasera a los demás revolucionarios para completar la ocupación del cuartel.

Estaba previsto, además de la toma del cuartel, que poco después un destacamento de mineros destruyera con explosivos los puentes, de manera tal que las fuerzas de la tiranía se encontraran con el casi insalvable obstáculo del río Cauto que les impediría acudir en ayuda de la guarnición del Moncada. Al no presentarse el individuo que serviría de acompañante al jefe de la acción para engañar a los militares, la táctica tuvo que cambiar.

Veintiún hombres armados, dirigidos por Raúl Martínez Ararás (jefe del grupo), Antonio (Ñico López), Gerardo Pérez Puelles, Orlando Castro y Pedro Celestino Aguilera, partieron al amanecer para el combate.

Comenzaron a avanzar sigilosamente hacia la parte trasera del cuartel para llegar tenían que atravesar dos cercas. Pasaron por debajo la primera, pero entre esta y la segunda encontraron un obstáculo inesperado: un montón de latas de conserva, con las que tropezaron y el ruido puso sobre aviso a la posta del cuartel.

Fracasado el factor sorpresa del que dependía el éxito de la acción, el débil armamento de los revolucionarios no podía enfrentar con efectividad el fuego de los militares, y los revolucionarios decidieron retirarse.

La mayoría de los atacantes salvaron sus vidas gracias a la ayuda valiente y desinteresada de vecinos de Bayamo y otras localidades de la actual provincia de Granma. En el combate solo fue herido Pérez-Puelles.

Jóvenes asesinados

José Testa Zaragoza, Rafael Freyre Torres, Lázaro Hernández Arroyo, Pablo Agüero Guedes, Hugo Camejo Valdés, Pedro Véliz Hernández, Rolando San Román de la Llama, Ángelo Guerra Díaz, Mario Martínez Ararás y Luciano González Camejo.

Andrés García Díaz escapó milagrosamente, pues criminales uniformados dejaron su cuerpo, creyéndolo muerto, junto a los cadáveres de Hugo Camejo y Pedro Véliz. Más tarde se alejó del lugar, recibió ayuda y presentó un testimonio impactante en el juicio posterior a los hechos.

Las acciones del 26 de julio de 1953 no fueron el fin de un esfuerzo, sino el inicio de una lucha que culminó con la victoria en enero de 1959.

Véase también

Fuentes