El fraude (Película)
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El fraude (Filme). El cineasta Nicholas Jarecki ('The Informers') debuta como director en la gran pantalla con este drama que cuenta la historia de un poderoso magnate de Wall Street, y cabeza de familia, que hace todo lo posible por mantener una imagen perfecta e impecable de sí mismo mientras su imperio multimillonario comienza, poco a poco, a hundirse irreparablemente convirtiendo sus beneficios en preocupaciones.
Sumario
Sinopsis
Robert Miller, interpretado por Richard Gere ('Pretty Woman'), es un acaudalado hombre de negocios que está a punto de cumplir sesenta años. Acostumbrado a un entorno de lujo y exceso, al ser uno de los empresarios con más éxito de Nueva York, Robert disfruta de las ostentaciones de una vida que muy pocos pueden permitirse. Pero pronto todo esto puede empezar a cambiar cuando un giro empresarial, que puede llegar a suponer la pérdida de esta forma de vida, descompone el negocio del protagonista. Robert conoce el riesgo que corre la rentabilidad de su beneficio y decide hacer todo lo posible por evitar cualquier pérdida o fracaso. Para ello, Robert decide vender la potencia comercial que lidera, pero tiene que conseguir efectuar la venta antes de que salgan a la luz las pruebas que implican al negocio en una oscura red de transacciones ilegales. La venta rápida es su única posibilidad para logar salir indemne.
Su esposa Ellen (Susan Sarandon, 'Cadena perpetua') y su inteligente hija Brooke (Brit Marling, 'Sound of My Voice') no tienen ni idea del problema económico por el que el cabeza de familia está pasando ni del hoyo que lentamente ha ido cavando con sus sucios negocios, pero obviamente esta situación terminará salpicando fuertemente a todos. El plan de venta se deshace y a Robert no le quedará otra opción que pedir ayuda a Jimmy Grant (Nate Parker, 'The Unit'), un misterioso y oscuro hombre al que el protagonista no esperaba volver a ver. Cuando parece que las cosas no pueden ir peor, el detective Michael Bryer (Tim Roth, 'Pulp Fiction') cree haber encontrado un prueba que puede llegar a destapar los movimientos fraudulentos e ilegalidades de la empresa de Robert
Reparto
Richard Gere, Brit Marling, Tim Roth, Susan Sarandon, Laetitia Casta, Nate Parker
Premios
2012: Globos de Oro: nominado mejor actor drama (Richard Gere)
2012: Festival de San Sebastián: Sección oficial a concurso
Críticas
El renacer de Richard Gere
Notable cinta que recuerda un poco esos thriller de los 90, mas artesanales, sin artificios, con una buena narración y la pizca necesaria de tensión e intriga para enganchar y entretener con solvencia. Quizás el guion peca de utilizar el 'deux ex machina' tanto para iniciar la historia como para moverse en algunos de sus giros, aunque el resto tiene la calidad y la inteligencia suficiente como para no pensar mucho en ello, aunque es obvio que a veces no cabe mas remedio que utilizar este recurso para conseguir el grado de interés y comercialidad adecuado.
Es destacable también ese renacer de Richard Gere que llevaba ya unos años bastante fuera de juego, una notable actuación por su parte que eleva un poco la calidad de la película, unos secundarios de lujo como Sarandon, Roth y la joven Brit Marling también ayudan.
Un correcto, bueno y entretenido thriller que no pasará a la historia pero si que será bastante beneficioso tanto para la futura carrera de Nicholas Jarecki como para los próximos trabajos de Richard Gere.
El fraude que no defrauda
Nicholas Jarecki firma la dirección de este efectivo thriller presentado en la inauguración de la 60 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
En él se nos narra la historia de Robert Miller, un ejecutivo que es la encarnación del éxito, tanto en los negocios como en lo personal. Mas el engaño subyace bajo la apariencia de perfección, y las mentiras en ambos campos se tornarán amenazas a la sombra de la posibilidad de salir a la luz y derrumbar toda su idílica existencia como si de un castillo de naipes se tratara.
La temática del fraude financiero es muy efectiva para los tiempos que corren, así como eterna la del engaño en el matrimonio, con lo que con ello la película apunta a entretener a un espectro amplio de público, factor que representa una gran virtud, sabiendo el director repartir entre ambos bloques temáticos el peso de la historia y contarla de una manera fluida.
Sin duda el pilar básico sobre el que se asienta la película es la interpretación de un Richard Gere que factura un papel con una solvencia e intensidad inusitada y con el que parece recuperar toda su forma un tanto apagada en los últimos tiempos. Junto a él, Susan Sarandon, como la gran mujer tras el gran hombre, brilla mucho menos de lo que debería dado el escaso metraje que le es reservado, factor que me parece una gran pena y que bien aprovechado podría haber dotado de más intensidad al film.
Comercial y llena de recursos, "Arbitrage", no pierde por ello su inteligencia y elegancia, pero adolece de un cierto vacío, entretiene al máximo pero deja un poso, al analizarla tras su visionado, de que ha prometido más de lo que realmente ha entregado al espectador. Entretenida, interesante pero no inolvidable.
El fraude y lo que no es el fraude
El final de la película es lo que me ha hecho rebajarle al menos dos puntos en la valoración, pero el comentario sobre eso lo dejo para el spoiler.
La película gira en torno a un Gere que interpreta a un rico empresario. Gere hace muy bien su personaje, dotándole de interés y credibilidad. Su esposa, Sarandon, está algo desaprovechada en la película, de hecho no hace nada interesante hasta la parte final, y no obstante tampoco es mucho. Cabe destacar el personaje de Nate, bien construído e interesante.
La trama es buena, el guión también. La dirección fluída y agradable. La mayor parte de la película se desarrolla en torno a un desafortunado suceso, que combinado con los tejemanejes del personaje de Gere, crean una historia interesante. El fraude pasa de ser el punto central a ser un punto un tanto más secundario dentro de una trama más relevante y donde se plantea un dilema sobre una dualidad moral sobre el suceso.
La película resulta entretenida, no aburre y merece la pena verla. Pero como dije al principio de la crítica el final hace que le rebaje puntos. Paso a continuación al spoiler.
La cumbre del buen gusto
Hace algún tiempo un honorable miembro de esta página que responde al ficticio pseudónimo de Gilbert, se sorprendía ante un comentario mío sobre Richard Gere. Defendía yo en aquellos días las virtudes de la cinta "Bailamos" de la que él era protagonista y sostenía que uno de los méritos de aquella película es que Richard Gere salía muy guapo. Lo verdaderamente increíble es que 7 años después, el tío se ha superado.
Si con cincuenta y pico tacos ya lo partía en Bailamos, lo cierto es que con 63 castañas recien cumplidas Don Richard está impresionante. Y lo digo sin ningún ánimo homosexual. Me limito a constatar un hecho. Un tipo con ese peinado de 200 dólares, ese cutis y esos trajes de 3.000, no puede ser una mala persona. En realidad la película es lo de menos, no hace falta subir al Everest o pisar la Luna para darse cuenta de nuestra insignificancia en relación al Cosmos. Con mirar a un tipo de 60 y pico que está más que estupendo, tu propio cerebro se replantea tu papel en este mundo, es decir, hay que cambiar de hábitos, de pareja, de coche o de condado, que lo demás es perder el tiempo. El fin es llegar a esa edad con ciertas garantías de plenitud, lo demás es irrelevante.
¿Y el personaje? Bueno, lo cierto es que lo hace magistralmente. Interpreta a uno de esos tíos que en un día tonto con un par de llamadas de móvil, tres o cuatro toques con el ratón y 9 hoyos de golf después, consigue que dentro de un año estés a 6.000 kms. de distancia durmiendo debajo de un puente porque te han echado del curro y no has podido con la hipoteca de la casa. Pues te jodes. Por anormal. Al menos te quedará el consuelo de haber sido desahuciado de por vida por un tipo como Richard, que tiene glamour, y no como, por ejemplo, el Botín del Santander, que al lado del neoyorquino fascina tanto como una canica al lado de la pirámide de Kefren.
Mención especial para el papel de Tim Roth. En realidad sólo iba a aparecer originalmente durante diez minutos en pantalla al comienzo de la peli, tomando unas cuantas notas y diciendo alguna frase palera de poli mentecato entre plano y plano, para luego no volver a salir y dedicarse a poner multas a alguna negra gorda en el East Village. Entonces la pregunta sería... ¿por qué coño insiste en perseguir a Richard si el tío no ha hecho nada? Pues por envidia señores. Pura y simple envidia. Nuestro ex reservoir dog también lleva traje y corbata, también intenta peinarse, y también lleva cutis, aunque inteligentemente lo cubre con una barba de color melaza. Pero seamos serios, no le queda igual. Y Tim lo sabe. Por tanto, el equipo de producción de la película tuvo que soportar una notable presión por parte del actor para aparecer más minutos en pantalla y dotar de más relevancia a un personaje tan segundón como insípido. Al final lo consiguió y ahí están los resultados, que cuando comparten secuencia Tim Roth está todo el rato tirándose pedos y eructando delante de Richard Gere. Ya sé que igual no se aprecia bien, pero es que hay que fijarse un poco, kontxo!!
Y así, cuando de repente te encuentres en un bar hablando sobre la peli y algún fontanero o estibador o entrenador de paddle te responda que a él también le queda igual de bien un traje de 3.000 dólares, si portas algún tipo de botellín en la mano derecha durante esos instantes, te sugiero que se lo partas en la cabeza y salgas después del garito con tranquilidad, recordando que tú no discutes con lunáticos.
En definitiva, película que destapa el culmen de la belleza masculina y que dejará un buen sabor de boca en tus retinas. O no. Y además es un padre estupendo. No se le puede pedir más.
El ridículo acento de Laetitia Casta
No sólo el cine se vuelve cada día más caro y previsible sino que aparte de tener que verlo doblado nos entregan a veces un personaje cuyo acento es completamente infumable. La modelo francesa Laetitia Casta es doblada con un acento francés que roza el patetismo. En estos casos es preferible que lo doblen de una manera neutral que intentar una extraña pronunciación gala.
Dicho esto, tengo que declarar que El Fraude es una gran película, mucho más que la prometedora Looper, mucho mejor que las obras de pesos pesados como Oliver Stone o Tim Burton (Salvajes y Sombras Tenebrosas) en 2012.
Si pensabas que Richard Gere estaba muerto te sorprenderá que a los 62 años el otrora seductor realice un papelón. ¿Le caerá alguna nominación?. No sería injusto.
Susan Sarandon y Tim Roth también demuestran su talento. El guión es muy bueno y la película está brillantemente realizada. El Fraude es una historia de intriga, de negocios sucios en las altas esferas de la sociedad, de la avaricia humana, del ego masculino, del poder, el dinero, nuestra sociedad al fin y al cabo.
Sorprendentemente, con un actor entrando en la vejez y con un director novel, sin mucho presupuesto y sin hacer ruido El Fraude se convierte en una de las mejores películas de 2012. Todo a pesar del ridículo acento de Laetitia Casta.
Por Antonio Trashorras
Apreciable, absorbente y de suntuoso acabado, El fraude podría ser un episodio de Colombo con el foco dramático alterado y argucias cercanas al Hitchcock más maligno. Véase Frenesí (1972), cumbre de la manipulación empática ante la cual es habitual sentirse aliado del sanguinario protagonista. En la mencionada serie, sin embargo, aun conociendo al homicida, siempre de clase alta y apariencia inmaculada, vivíamos con Peter Falk el vaivén de un rastreo culminado en catársis: el vil ricachón paga por su asesinato, sí, pero sobre todo por, desde su status, envilecer a la sociedad. En su mejor composición desde hace mucho, Richard Gere encarna a un elegante monstruo emparentado con aquellos chulescamente sobrados antagonistas de Colombo. Es tanto su carisma y tan firme el pulso escénico que, a menudo, la película danza al filo de un estimulante (en términos creativos) aunque incómodo doble rasero doctrinal. Lástima que la subtrama criminal resulte más chata que la tecnocrática-monetaria, campo en el cual, es lógico, el espectador actual encuentra más motivos para sentirse implicado, cuando no rabioso.