Jardín de Versalles

Jardín de Versalles
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Jardín)
Jardines de Versalles.jpg
Descripción
Tipo:Jardín
Localización:Bandera de Francia Francia
Datos de su construcción
Inicio:1660
Otros datos
Arquitecto(s):André Le Nôtre


Jardines de Versalles. Son muestra del poderío del Rey Sol, quien trasladó su corte al palacio situado en las afueras, para escapar del bullicio parisino, y mandó construir los monumentales jardines para solaz y esparcimiento de la nobleza cortesana.

Historia

El Rey Sol veía desde su trono a París como una ciudad en la que el bullicio y el ruido crecían de forma imparable. En un deseo por escapar de esa capital ensordecedora, Luis XIV propuso la determinación de un espacio verde de dimensiones faraónicas en donde el orden y el buen gusto dejaran patente el poder de la elite aristocrática, al tiempo que la dedicaban a ésta un número asombroso de hectáreas para su completo deleite. El sueño del rey se llamó Versalles. El retiro ansiado supeditó a la corte al traslado de sus dependencias a unos 24 Km. de la ciudad parisina. La aristocracia y su plantilla de sirvientes tuvo pues que trasladarse al completo a un lugar lo suficientemente amplio como para albergar en sus dominios todos los elementos constructivos necesarios para llevar una vida cómoda, pero también para poder poner en práctica el paisajismo desbordado que arropa y guarda a todo el conjunto arquitectónico con su flora y sus elementos decorativos en mármol, madera, bronce y piedra. La intención primera con la que se concibió Versalles dista mucho de la que quedó recogida en los anales de la historia. El sosiego que imploraba el rey dio paso a una de las épocas más desenfrenadas que ha vivido la corte francesa. Son abundantes los episodios de decadencia moral ocultos tras las copas de los árboles de estos sobresalientes jardines. No obstante, los excesos palaciegos cometidos entre la belleza vegetal de Versalles, le conceden a ésta extensión un toque de interés.

El diseñador

El polémico Luis XIV dejó en manos de André Le Nôtre, conocido experto en botánica, arquitectura y pintura, la planificación de los vergeles, cuya construcción duró una década; desde 1660 a 1670. Las frecuentes modificaciones sujetas al antojo del Rey Sol, transformaban los elementos del paisaje casi diariamente: jarrones con flores frescas, limpieza de los estanques, repaso de las formas geométricas de setos, etc. Le Nôtre fue nombrado Contrôleur Général des Bâtiments du Roi en 1657, pasando a engrosar la plantilla que Luis XVI tenía a su disposición. El elemento que predominó en la planificación de los jardines de Versalles por parte de Le Nôtre es la razón. Este hijo de jardinero real concebía todos los detalles y los colocaba midiéndolos al milímetro para que la configuración no presentara errores. Tuvo que resolver con éxito obstáculos como los pantanos existentes en los terrenos originales, además de la estrecha colina sobre la que se asentaban.

Descripción

El trazado general es geométrico: el jardín está ordenado a partir de un eje central con ejes secundarios, avenidas en forma de estrellas, estanques circulares y semicirculares. Un conjunto simétrico organizado en varios niveles. Los árboles están tallados muy rigurosamente y constituyen una auténtica arquitectura vegetal. A la vuelta de cualquier avenida surgen nuevos puntos de vista, nuevas fuentes, nuevas estatuas, emparrados en forma de bóveda y árboles tallados como si fueran madrigueras. El jardín se extiende en torno al Gran Canal, de estilo veneciano: un estanque de agua de 23 ha y de 5,5km de perspectiva. El gran eje, situado al ocaso, prolonga la perspectiva del jardín hacia el infinito. A ambos lados del Gran Canal se erigen bellas parcelas forestales formadas por diferentes especies de árboles y surcadas por grandes avenidas con hileras simples o dobles de robles y tilos. Estas avenidas poseen sugerentes nombres como la avenida de "ha-ha" (grito de casa) o avenida "de los pavos reales".

El curso del Sol

La historia de Apolo, ilustración del mito solar, dicta los temas de las estatuas y de las fuentes del eje central. El gran estanque del extremo occidental está decorado con el carro de Apolo: el dios solar surge de las aguas en un carro tirado por cuatro caballos. Cerca del palacio, Latona, madre de Apolo, domina la fuente central. El ciclo termina en la gruta de Tetis, desaparecida al construirse el ala norte.

Rigor y fantasía

El trazado general es geométrico: el jardín está ordenado a partir de un eje central con ejes secundarios, avenidas en forma de estrella, estanques circulares y semicirculares. Un conjunto simétrico organizado en varios niveles. Los árboles están tallados rigurosamente creando una auténtica arquitectura vegetal. En torno al palacio se extienden los parterres que, concebidos para ser vistos desde el primer piso, contribuyen al enaltecimiento de la arquitectura. El del Mediodía es un encaje («broderie») de boj coronado de flores, el del Norte está formado de boj y de césped, y, en el centro, los dos estanques de agua del parterre están delimitados por estatuas recostadas que simbolizan los principales ríos de Francia, obras maestras de la escultura de la época.

Pero a la vuelta de cualquier avenida surgen nuevos puntos de vista, nuevas fuentes, nuevas estatuas, emparrados en forma de bóveda, árboles tallados como si fueran madrigueras... La fantasía se desarrolla en los 9 bosquecillos existentes de los 14 que hubo en su día. Estos bosquecillos crean «saloncitos» de vegetación en forma de ovillo situados en los pequeños bosques -de ahí su nombre- de las avenidas, desde las que nadie puede imaginarse la existencia de tales maravillas.

Aguas y Fuentes

Una de las incesantes inquietudes del Rey Sol fue la búsqueda de recursos de agua para alimentar las fuentes de Versalles. Incluso en plena guerra, el monarca, preocupado por la cuestión, pensó en traer las aguas del Loira, situadas a 200 km de distancia. Pero la construcción de la extraordinaria máquina de Marly -hoy en día destruida- canalizó las aguas del Sena hasta Versalles, mientras que el gigantesco acueducto de Maintenon (de casi 80 km), destinado a traer las aguas del Eure, quedó inacabado.

La red hidráulica

Resultado de todos esos esfuerzos son los 200 km de acequias, pozos y acueductos que existen todavía en los alrededores de Versalles. El conjunto realizado por los matemáticos e ingenieros de Luis XIV sigue siendo único por su maestría técnica y por su estado de conservación. La red, concebida desde sus orígenes como un circuito semicerrado, comporta depósitos tanto al exterior como bajo tierra y presenta numerosas galerías y bombas. Esculturas de agua Entre los diferentes estanques y fuentes de Versalles y del Trianón, producen efectos de agua. Según la forma en la que terminan los caños, el agua sale a borbotones, como una ola, en forma de lengua o a chorros. El estanque de Neptuno, el centro de las fiestas nocturnas, comporta 58 surtidores y presenta 147 efectos hidráulicos.

El Invernadero de los Naranjos

Más abajo del palacio, el Invernadero de los Naranjos desaparece bajo la tierra. La Escalera de los Cien Peldaños que lo rodea asegura la estabilidad de los terrenos. La situación original del invernadero le da una impermeabilidad perfecta. Su orientación en pleno sur y los dobles contramarcos de las ventanas mantienen en invierno una temperatura que oscila entre 5° y 8°. Todos los árboles fueron plantados en cajones de madera: naranjos de Portugal, de España o de Italia, limoneros, granados (algunos tienen más de 200 años), adelfas, palmeras (desde principios del s. XX) e incluso tomateras. Estos árboles dan pocas frutas ya que fueron tallados en forma de bola para un uso puramente decorativo. Los jardineros los sacan a mediados de mayo y los vuelven a meter en el invernadero a mediados de octubre, transportándolos en una carretilla.

El Huerto

Nada ha cambiado desde hace trecientos años. Desde las terrazas encajonadas del Huerto se pueden contemplar las vistas más hermosas de este teatro natural. Cerca del Invernadero de los Naranjos, el Huerto del monarca producía frutas y hortalizas excepcionales destinadas al consumo del rey y de sus cortesanos, hoy en día asequibles a todos los visitantes que deseen descubrir la calabaza azul de Hungría y la pera Buen Cristiano de Invierno. Las variedades antiguas aparecen junto a las más modernas.Los árboles en espalderas, en forma de palmera o trepando alrededor de un palo se alínean en las parcelas del jardín, a través de muros formados por arcadas.

El arboretum de Chèvreloup

En 1699 Luis XIV adquirió el llano de Chèvreloup situado al noroeste del dominio para instalar en él una granja real y utilizarlo también como terreno de caza. En la actualidad las 200 hectáreas del terreno están plantadas con 2.000 árboles provenientes de Europa, el Cáucaso, China, Japón, Canadá, Estados Unidos, Chile... así como de variedades hortícolas y especies amenazadas.

El Gran Parque

Durante el Antiguo Régimen el jardín era ocho veces más grande que hoy. Pues lo que actualmente se denomina Gran Jardín era entonces el Pequeño. En el primero se practicaba la caza de montería y en el segundo la caza al blanco. Los muros que los separaban, y que hoy en día forman el recinto del dominio, estaban interrumpidos por fosas llamadas «saltos de lobo» que impedían a estos animales acercarse, al mismo tiempo que creaban grandes perspectivas.

Un gran canal a la veneciana

El jardín se extiende en torno al Gran Canal: un estanque de agua de 23 ha y de 5,5 km de perspectiva. El gran eje, situado al ocaso, prolonga la perspectiva del jardín hacia el infinito, entre el macizo de álamos de Italia de los que percibimos las siluetas más allá del agua. Al principio del Canal, los edificios de la «Pequeña Venecia» nos recuerdan a las góndolas y a sus gondoleros, balandros y galeras que formaban la flotilla utilizada para paseos, conciertos o fiestas navales. El brazo transversal del Gran Canal unía la desaparecida Casa de Fieras con el Trianón.

Un bosque bien ordenado

A ambos lados del Gran Canal se sitúan parcelas forestales formadas por variedades arborícolas locales (robles, fresnos, hayas, cerezos silvestres) y surcadas por grandes avenidas con hileras simples o dobles plantadas de álamos, sustituidos hoy en día por robles y tilos. Dichas avenidas tienen sugerentes nombres como la avenida de «ha-ha» (grito de caza) o la avenida de los pavos reales

Características

La planificación de los espacios verdes es característica de la Francia del siglo XVIII. El típico jardín francés es majestuoso y sistematizado por ciertos tópicos, elementos destacables que se mantienen aún hoy. El cumplimiento de una serie de normas básicas como la geometría, la imposición de la geometría, el empleo del agua, o la novedosa forma en que se moldean los arbustos. El reinado de Luis XIV, el Rey Sol, se caracterizó por las demostraciones de poderío, el cual se vio reflejado en la concepción paisajística. Regidos por un eje central cartesiano, los jardines de la época se extendían hasta adquirir escalas monumentales. La búsqueda de la perfección simétrica estaba guardada por tilos, robles, álamos, fresnos, cerezos, hayas. El eje de simetría sirve para acentuar la perspectiva que comienza en el palacio y se extiende hasta el horizonte. El agua sirve para reflejar sirve para reflejar la majestuosidad de la vegetación, a través de un sistema de canales, estanques y fuentes. Hay profusión de estatuas heredadas del estilo italiano. Una de las características más exóticas está en el jardín de pavos que se pasean libremente. También disponen de espacios reservados al esparcimiento de la clase noble, donde podían gozar de la paz y serenidad que faltaba en la gran París, de la cual el rey quiso huir trasladando su corte al palacio de Versailles.

Véase también

Fuentes