Pepito Tey
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José Tey Saint Blancard (Santiago de Cuba, 2 de diciembre de 1932 - Santiago de Cuba, 30 de noviembre de 1956) fue un joven revolucionario cubano que consagró su vida a la lucha por la patria. Integró el Movimiento 26 de Julio y cayó combatiendo en el Levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba.
Síntesis biográfica
Era hijo de José, empleado de ferrocarriles, y Olga, ama de casa.
Despuntó como dirigente estudiantil y en las actividades deportivas.
En 1947 logra mediante exámenes el ingreso a la Escuela Profesional de Comercio, plantel que abandona por problemas de salud, convertiéndose más tarde en alumno de la Escuela Normal para Maestros de Oriente.
Otra etapa de su vida
La bochornosa situación que vivía el país, radicalizaría día por día sus actividades revolucionarias. Primero manifestaciones estudiantiles por el aumento de plazas en la escuela, la matrícula gratis, la construcción de nuevos edificios educacionales, la oficialización de escuelas politécnicas y de artes plásticas, a la vez que denuncia la venta de títulos y nombramientos.
Su activa participación en esas luchas, lo hace merecedor de ser electo como uno de los tres delegados a la Federación de Centros de la Enseñanza Media. Pronto es fichado por la dictadura batistiana como uno de sus peligrosos opositores.
En la Escuela Normal para Maestros de Oriente, el joven luchador había demostrado sus cualidades para unir voluntades y desarrollar acciones. En unas elecciones estudiantiles, se postula para la presidencia de ese plantel, comicios que pierde ante otro excepcional condiscípulo: Frank País García. Pero lo que algunos vieron como un antagonismo entre ambos, selló para siempre su unión en la lucha.
Frank fue el presidente, Pepito, vicepresidente. Juntos en la formación de Acción Revolucionaria Oriental, luego Acción Nacional Revolucionaria, organizaciones creadas por Frank para combatir por la libertad cubana. Luego, juntos en la integración al Movimiento Revolucionario 26 de Julio.
La lucha entraría entonces en una nueva fase, con nuevas proyecciones y mayores responsabilidades. Ya en 1955, Pepito Tey participa en el asalto a la estación de policía de El Caney, dirigido por Frank. Se prepara con rapidez en el manejo de armas y la técnica de explosivos, asumiendo luego el entrenamiento de los futuros protagonistas del 30 de noviembre de 1956.
Junto al propio Frank País y Léster Rodríguez organizó el Movimiento 26 de Julio en Santiago de Cuba y la antigua provincia de Oriente, y continuó liderando a la juventud universitaria como presidente de la Federación Estudiantil Universitaria Oriental.
Sobre esa relación, afirma Josué de Quesada, combatiente de esa gesta, ya jubilado: “No se puede separar la personalidad de Pepito de la de Frank País. Son dos elementos paralelos, dos amigos, dos compañeros, dos combatientes. Antes del 30 de noviembre, se constituyó un Estado Mayor Militar para analizar con los jefes de grupos las acciones que se realizarían. Y junto a Frank y Lèster Rodríguez, estaba Pepito Tey”
Su casa fue centro de entrenamiento en el manejo de las armas para muchos de los que participarían posteriormente en la acción del 30 de noviembre de 1956 en apoyo al desembarco del Yate Granma por la costa sur de Oriente.
Muerte
La hora escogida para iniciar las acciones en Santiago de Cuba fue las siete de la mañana. El estampido de los tiros inundó la ciudad y en la mañana del 30 de noviembre de 1956, el uniforme verde olivo se hacía dueño de la situación. De acuerdo con el testimonio de Léster Rodríguez, "el plan fue concebido por Fidel en su parte general. Frank País había visitado México en dos ocasiones para entrevistarse con Fidel y coordinar el levantamiento en apoyo al desembarco del Yate Granma.
Hacía falta que se llevaran a cabo acciones en el resto de la Isla que impidieran al ejército batistiano trasladar sus efectivos con suficiente rapidez a la zona de desembarco. Hubo compromisos de levantamiento en Las Villas y Matanzas; y de otras acciones en parte de La Habana y Pinar del Río. En Oriente debían realizarse de manera simultánea en Santiago, Puerto Padre y Guantánamo; los compañeros de Bayamo y Manzanillo se iban a incorporar al desembarco, que sería por esa zona".
Desde mediados del mes de noviembre, Frank había explicado a los jefes de grupo del Movimiento los objetivos de la acción en Santiago: cercar el Moncada, para neutralizar las tropas acantonadas allí; y acopiar armas, para lo cual se atacaría a la Policía Marítima, a la Nacional y se asaltaría una ferretería en la Plaza Dolores. Según varios testimonios, se generalizó el intercambio de opiniones y se aceptó como fecha del desembarco el 30 de noviembre.
Al respecto, en 1959, Fidel precisó en una conocida intervención: "El Movimiento tenía instrucciones de esperar nuestro desembarco para iniciar la acción revolucionaria en la ciudad de Santiago de Cuba. Nosotros desembarcaríamos por la zona de Niquero y el Movimiento tendría la tarea de respaldar nuestro desembarco. Ciertamente que las instrucciones eran esperar primero nuestra llegada".
En la acción contra la Estación de Policía participaba la célula de Otto Parellada, cuya misión era atacar por el fondo de la Escuela de Artes Plásticas; y el grupo comandado por Pepito Tey, que acometió por el frente partiendo de la Escalinata de Padre Pico, y que debió tener el apoyo de una ametralladora 30, llevada erróneamente al sector donde combatía Otto. Junto con algunos de sus hombres, Pepito se parapetó detrás del paredón en el tope de la escalera de Padre Pico.
Se volvió hacia uno de los suyos: "¿Quieres seguirme?", y avanzó seguido por el subalterno. Subieron la escalera de la jefatura y lanzaron granadas. Ninguna estalló. Los dos tuvieron que retroceder, aunque sin dejar de disparar. Se refugiaron en un murito en la calle Santa Rita y siguieron tiroteando la estación. A Pepito solo pudo silenciarlo un balazo en la frente.
Ya había caído Tony Alomá en un momento del combate, en los primeros descansos de la escalinata de Padre Pico. Entretanto, el otro grupo, con puntería beisbolera, lanzaba cócteles Molotov contra la estación. Pero estaban mal hechos, se extinguían rápidamente. Otto Parellada, incluso herido, no cesaba de disparar. Hasta que una ráfaga acabó con su vida.
Lejos de amilanarse, sus hombres respondieron con una balacera violenta. Se recrudeció el combate. Alguien buscó un saco de yute y pedazos de tela, metieron dentro de él varios "cocteles Molotov", le dieron candela y lo tiraron sobre el techo, que empezó a arder.