Masacre de los Independientes de Color

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Masacre de los Independientes de Color
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Ahorcamiento de un negro durante la Masacre de los Independientes de Color.
Fecha Entre mayo y julio de 1912
Lugar Oriente, Bandera de Cuba Cuba (principalmente)
Resumen Lucha de los negros y mestizos por lograr la eliminación de la discriminación.
Resultado Cruel masacre racista
Consecuencias Crimen espantoso y silenciado por el gobierno cubano de entonces y sus aliados de Estados Unidos.
Beligerantes
Partido Independiente de Color Ejército Nacional de Cuba
Comandantes
Evaristo Estenoz
Col Pedro Ivonet
MajGen José M. Gómez
MajGen José Monteagudo
Col José Francisco Martí
MajGen Pablo Mendieta
Fuerzas en combate
Varios millares Estado Mayor del Ejército Nacional de Cuba
Principales oficiales de rango del Ejército
2650 soldados
Bajas
Entre 2 000 y 6 000[1] 12[2] o 16[3]

Masacre de los Independientes de Color, también conocida como Levantamiento Armado de los Independientes de Color o Guerra de 1912 en Cuba[2]. Fue un alzamiento armado ocurrido entre mayo y julio de 1912, en Cuba, principalmente en las montañas del oriente del país, por parte los miembros del Partido Independiente de Color, debido a los malos tratos y el racismo del cual era objeto la población negra y mestiza por parte del gobierno cubano de ese entonces, encabezado por el militar y político José Miguel Gómez, y la población blanca de clase media y alta que vivía en la isla, esto motivo lo que algunos historiadores denominan una lucha de razas.

El levantamiento armado de los Independiente de Color fue fuertemente reprimido por el Ejército Nacional de Cuba con el General José de Jesús Monteagudo, entonces Jefe del Estado Mayor del Ejército, al frente de las operaciones militares y represivas, apoyándose en su lugarteniente Brigradier Pablo Mendieta Montefur, Jefe de la Brigada de Infantería. En menos de dos meses las fuerzas militares del gobierno constitucional asesinaron entre 2 000 y 6 000 negros y mestizos, entre ellos a los principales líderes del levantamiento antirracista: Evaristo Estenoz y Pedro Ivonet; mientras que las fuerzas oficialista tuvieron entre 12 y 16 muertos, entre los que estaban incluidos ocho negros y mulatos asesinados por sus compañeros blancos y otras víctimas de disparos escapados.

Con la represión del movimiento de los Independientes de Color, celebrada por la prensa y las principales figuras políticas del país en ese momento, el mito de la igualdad racial quedó sin sustentación alguna en la Cuba republicana. La lucha social que encabezaban los Independientes de Color fue expuesta de manera correcta por el historiador Horrego Stuch en febrero de 1952 en el programa radial La universidad del aire[2]:

Es un acontecimiento que por su infortunada iniciativa y dolorosa aparición se trata de silenciar en una especie de tácito convenio general (...) Requiere que se comprenda la tragedia cubana con ánimo reparador. El grupo de los Independientes de Color, mantuvo nobles doctrinas de convivencia cubana, y no fue racista, sí le damos a este vocablo un concepto político y no étnico, por cuanto no abogó el predominio de un conglomerado social sobre otro, que es lo que caracteriza a las teorías exclusivista de este tipo, sino que reclamo igualdades sociales y políticas (...) El error de estos cubanos radicó en la táctica adoptada, no en el fondo.

Fuerzas en conflicto

Partido Independiente de Color

Pedro Ivonet Dofourt, Coronel del Ejército Libertador y uno de los líderes del levantamiento de los Independientes de Color.

Las fuerzas insurrectas estaban agrupadas en el movimiento político denominado Partido Independiente de Color. La creación de esta organización se comenzó a gestar desde el año 1907, cuando se le acusa al veterano del Ejército Libertador, Evaristo Estenoz Corominas, de estar tratando de integrar un partido político con ciudadanos negros y mestizos; estas acusaciones provenían de fuentes de inteligencia norteamericanas. En esa época había distintas corrientes que pugnaban por la unidad de negros y mestizos. Una de éstas era orientada por Ricardo Batrell y Alejandro Meninger, quienes lanzaron un Manifiesto al pueblo de Cuba y a la raza de color, en el que se denunciaba las condiciones de preterición y discriminación a que se hallaban sometidos y se exhortaba a la unidad para la lucha por sus reinvindicaciones. El documento circuló muy profusamente en Camagüey.

En las elecciones parciales de junio de 1908, los ajustes para las candidaturas dejaron insatisfechos a los negros más radicales, estos decidieron, el 7 de agosto de 1908, en la calle Amargura, 63, en La Habana -domicilio de Estenoz- fundar la Agrupación Independiente de Color, con el objetivo de participar en las elecciones del 14 de noviembre de ese año[4][5]. Se abría un capítulo en la historia de Cuba, que repercutiría, al igual que la conspiración de La Escalera, durante muchos años sobre uno de los elementos constitutivos de la nación cubana.

Esta organización tenía el programa más avanzado de aquellos tiempos, el cual abarcaba 5 temas principales: derechos obreros, derechos ciudadanos, nacionalismo, instrucción pública, jurídica y tierra a los campesinos. Para cumplir estos puntos los Independientes de Color le exigían las siguientes demandas al gobierno nacional[6]:

  • Repatriación por cuenta del estado de todos los cubanos que quisieran regresar al país y estuvieran carentes de medios.
  • Revisión de los expedientes de propiedad hechos efectivos durante la primera intervención norteamericana.
  • Nacionalización del trabajo, mediante ley que garantice la admisión de cubanos con prefencia a los extranjeros.
  • Distribución en colonias de las tierras del Estado o de las que se adquieran para el efecto, para los que carezcan de recursos.
  • Leyes para regular el trabajo infantil.
  • Seguros contra accidentes del trabajo.
  • Creación de la escuela naval y militar.
  • Enseñanza gratuita y obligatoria, incluyendo la gratuidad en la Universidad.
  • Inmigración no selectiva, debido a los intentos de blanquear el país.
  • Juicio por jurado, constituidos por ciudadanos de ambas razas.
  • Oposición a la pena de muerte, pues estimaban que los negros eran las principales víctimas ya que los blancos tenían muchas más oportunidades de que se les conmutara la pena.
  • Reforma penal, para crear verdaderas instituciones correccionales, pues la mayoría de los que iban a prisión eran pobres y analfabetos y se les debiera enseñar oficio para su mejor reintegro a la sociedad.
  • Tribunales de trabajo para mediar en las disputas entre el capital y el trabajo.
  • El nombramiento de ciudadanos de color en el cuerpo diplomático entre los nativos cubanos.

Desde su creación misma los Independientes de Color fueron perseguidos y encarcelados por cualquiera causa con tal de hacer disminuir su gran popularidad entre las clases humildes del país hasta que le impidieron hacer política por lo que no vieron otra opción más que presionar el gobierno por la vía armada para que aceptara sus reclamos.

Gobierno Constitucional de Cuba

José Miguel Gómez, Presidente de Cuba en el momento del levantamiento armado.
El entonces Coronel José Francisco Martí, fue el Jefe del Estado Mayor del Ejército Nacional de Cuba que reprimiero el levantamiento.

El gobierno que dirigía los destinos de la República de Cuba esta precedido por José Miguel Gómez Gómez, Mayor General y combatiente de las tres guerras durante la etapa independentista, además de ser uno de los caudillos del liberalismo histórico. Este político llego a la silla presidencial tras ganar las elecciones convocadas por la segunda intervención militar norteamericana, el 14 de noviembre de 1908, donde fue elegido para ocupar la más alta magistratura de Cuba entre 1909 y 1913, instaurándose en el poder el 28 de enero de del primer año.

El gobierno de José Miguel Gómez se caracterizó por la corrupción política, los negocios turbios, la implantación del juego y un elevado grado de servilismo hacia los intereses norteamericanos e ingleses. Mientras que defendía los intereses de los hacendados y ricos empresarios cubanos y reprimía las marchas y mítines patrióticos de los Independientes de Color.

Las fuerzas militares enviadas al campo de batallas superaban los 1200 soldados, los que fueron enviados al territorio oriental con el Estado Mayor del Ejército Nacional de Cuba con la misión de eliminar lo antes posible la amenaza rebelde y así evitar una intervención norteamericana. Para dirigir las fuerzas militares el veterano Miguel Gómez designó al Mayor General José Monteagudo Consuegra, otro veterano de las guerras independentistas, y este a su vez designó al Brigadier Pablo Mendieta Montefur, Jefe de la Brigada de Infantería, como su lugarteniente en el conflicto contra las fuerzas rebeldes.

El Estado Mayor del Ejército que partió hacia Oriente estaba conformado, además de los dos antes mencionados, por el Coronel José Francisco Martí y Zayas Bazán, como Jefe de Estado Mayor; el Teniente Coronel José Manuel Guerrero Dueñas, Auditor General; el Teniente Coronel José Pereda Gálvez, Jefe de Sanidad; el Comandante Alejandro Torriente Peraza, Ayudante General (Jefe de Despacho); el Comandante Rigoberto Fernández Lecuona, Cuartel Maestre y Comisario General; el General Rosendo Collazo y García, Pagador General; los Capitanes Antonio Tonel y Mercano, Andrés R. Campiña y González, y Federico Pattersson y Hermoso, que eran los ayudantes de campo[7]. Además de este grupo de altos oficiales también integraban las fuerzas gubernamentales el Comandante Collazo, Jefe del Cuerpo de Ametralladoras; el Coronel Francisco de Paula Valiente, Jefe del Cuerpo de Artillería de Costas; el Teniente Coronel Ibrahín Consuegra, Jefe Militar de Oriente; el Coronel Carlos Machado y Morales, Jefe del 2º Regimiento de Infantería; el Teniente Coronel Quiñones, Jefe de la Artillería de Montaña; el Capitán Emiliano Amiell, del Tercio Táctico de la Guardia Rural; y el 1er. Teniente Arsenio Ortiz, entre otros militares de rango.

Historia

Conflicto racial

A pesar de que una de las causas principales del movimiento independentista cubano de finales del siglo XIX fue la abolición de la esclavitud y acabar con el racismo imperante en la sociedad cubana colonial, una vez instaurada la República de Cuba en 1902 continuaron los abusos y la discriminación contra la población mestiza y negra, a pesar de que la constitución de la nación, aprobada en 1901, refería que[8]:

todos los cubanos son iguales ante la Ley. La República no reconoce fueros ni privilegios.

No se precisó entonces, de forma alguna, cómo encarar y resolver el problema ancestral de la discriminación racial, a pesar de que la raza negra había aportado el 80 por ciento de los combatientes del Ejército Libertador, más del 14 por ciento de sus generales y el 30 por ciento de sus coroneles. Además, el ideal racista, fue acogido por el Tomás Estrada Palma, presidente impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, quien fue influenciado por la política de segregación racial que aplicaba en la administración norteamericana en ese país norteño, de esta forma excluyó a los negros y mestizos de todos los cargos públicos, aun de los más humildes. Prohibió el ingreso de negros y mestizos a las fuerzas de policía y creó cuerpos de artillería segregados. También fueron excluidos del cuerpo diplomático y de acceso a la superación cultural. El obrero negro era explotado; al campesino, se le negaba la tierra.

El 29 de junio de 1902, veteranos negros de las guerras de independencia organizaron un mitin en un teatro de La Habana, en el cual participaron muchos veteranos blancos que habían combatido junto con sus hermanos de color, como llamaban a negros y mestizos. El general Silverio Sánchez Figueras denunció en su intervención que mientras a los de su raza no se les permitía pertenecer a la policía, ese cuerpo estaba plagado de bandoleros. Similares planteamientos hizo también el general Juan Gualberto Gómez.

Fueron tantos los desmanes cometidos por el gobierno reaccionario y racista de Estrada Palma que fue derrocado por la Revolución de agosto de 1906, en la cual tuvieron una activa participación liberales negros, aunque no lograron con ello, como habían esperado, la desaparición de los prejuicios raciales[9].

Ante esta situación, sin una institución de poder que velara por sus derechos, la población negra y mestiza de Cuba decidió crear un movimiento que luchara por su causa, surge así el Partido Independiente de Color, en agosto de 1908, con una fuerte ideología anti-esclavista, anti-discriminación e independentista. Este velaría por los intereses de los mambises negros y mestizos, así como de la población negra en general.

Enmienda Morúa

Martín Morúa Delgado, político y periodista que impulso la Enmienda Morúa.

Ante el auge del Partido Independiente de Color, los congresistas Antonio González Pérez, Martín Morúa Delgado, destacado periodista que estaba en el último año de su gestión como congresista, y Tomás A. Recio presentaron un proyecto de ley modificativo de los artículos de la Ley Electoral[10], específicamente su artículo 17 con el objetivo de eliminar de la vida política los Independientes de Color basándose, según ellos, en evitar una lucha racial en Cuba[11]:

El senador que suscribe considera contrario a la y a la práctica del régimen republicano la existencia de agrupaciones o partidos políticos exclusivos por motivos de raza, nacimiento, riqueza o título profesional, y tiene el honor de proponer al Senado la siguiente enmienda adicional al artículo 17 de la Ley Electoral:

No se considerará en ningún caso como partido político o grupo independiente, ninguna agrupación constituida por individuos de una sola raza o color, ni por individuos de una clase con motivo del nacimiento, la riqueza o el título profesional.

Este proyecto de ley fue aprobado por la Comisión de Justicia y Códigos del Senado el 10 de febrero de 1910; y presentado al pleno senatorial en forma de ponencia por Antonio Sánchez Bustamante, en la sesión del 11 de febrero, que fue la que inició el debate en torno a ella. En esta sesión se dio lectura a la ponencia del proyecto de ley modificando la Ley Electoral, sin que hubiese habido ningún incidente de consideración durante el curso de su lectura. La lectura y aprobación de los artículos modificativos se desenvolvió normalmente[10]. La Enmienda adicional al artículo 17 del Código Electoral era en realidad una "percha". Se conocía por "percha" cualquier adición ajena al texto de un proyecto en discusión. Era una política usual incluir intereses personales o de grupo, en las leyes de interés nacional de aprobación segura o probable. Coincidentemente, en esa misma fecha, era detenido nuevamente Evaristo Estenoz, por el delito de violación de la Ley de Imprenta.

El verdadero trasfondo de la Enmienda Morúa era eliminar al Partido Independiente de Color, que se nutría fundamentalmente de los negros y mestizos defraudados por el Partido Liberal, al que pertenecía Morúa, especialmente la fracción "miguelista". Martín Morúa elevó al Congreso su enmienda, que impedía la existencia de partidos con individuos de una sola raza, color o clase social. El Senado la aprobó en febrero de 1910. Tres meses después la sancionó la Cámara de Representantes. Por esta fecha, Estenoz y más de 70 miembros del partido estaban en prisión[12]. Con la aprobación de la enmienda Morúa, los políticos liberales y conservadores eliminaban el peligro que representaba el Partido Independiente de Color, al intentar llevar a la práctica los derechos y la igualdad para las masas negras plasmadas teóricamente en la Constitución.

No obstante la aprobación de la enmienda y la represión, el Partido Independiente de Color continuó su lucha, concentrándose en la abolición de la misma. Esta lucha alcanzó su nivel más alto en 1912. El 25 de febrero de ese año una nutrida representación del Partido de los Independientes de Color presidida por Evaristo Estenoz visitó al presidente José Miguel Gómez e hizo entrega de un documento firmado por el ejecutivo de ese partido, quejándose de una enmienda aprobada por el Senado y la Cámara en la que no se consideraron partidos políticos a las agrupaciones constituidas exclusivamente por individuos de una sola raza o color y grupos independientes que persiguen un fin racista. Gómez les respondió que él nada podía hacer al respecto pues tenían que dirigirse al Congreso para esa solicitud.

La situación se deterioró rápidamente y el 23 de abril el fiscal del Tribunal Supremo denuncia la propaganda del ilegalizado Partido de los Independientes de Color como sediciosa. Se nombra un juez especial y se dictan órdenes de prisión contra los directores del movimiento. La policía es acuartelada y el gobierno recrudeció la represión contra los Independientes de Color. El ministro de Gobernación, Gerardo Machado y Morales, inició una persecución tenaz contra ellos. El 3 de mayo fue aprobada la Ley Morúa por ambas cámaras del Congreso. Según esa ley serían ilegales los partidos constituidos sobre la base de criterios raciales.

Guerra de 1912

El enfrentamiento entre el gobierno nacional y los Independientes de Color llegaron a su máximo clímax el 20 de mayo de 1912 cuando estalla el levantamiento armado de los Independientes de Color y da inicio a la denominada Guerra de 1912 en Cuba, aunque en la realidad fue un uso brutal de la fuerza militar y policial que acabo en una masacre de los mestizos y negro simpatizantes de los Independientes de Color.

Defraudados en sus empeños relativos a que el Congreso le hiciera justicia, derogando la Enmienda Morúa mediante la aprobación de la proposición de la ley que estuvo figurando en el orden del día de la Cámara de Representantes, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Independiente de Color acordó llevar a cabo una reunión para considerar y discutir el estado de sus gestiones dirigidas a obtener esta derogación. Esta reunión se realizó a principios del mes de mayo de 1912, en la casa ubicada en Virtudes no. 95, y participaron en ella, entre otros: Evaristo Estenoz Corominas, Casimiro Fariñas González, Urbano Hechevarría, José Inés García, Julio Cachancha, Casimiro García, Antonio Derronselett, Agapito Rodríguez Pozo, Guillemos Laza, Pedro Ivonet, Eulogio Fariñas, Francisco de Paula Luna, el Coronel Armenteros, Juan Bell, Abelardo Pacheco y otros[13].

La reunión consideró todo lo concerniente a las dificultades que venía confrontando el partido, principalmente la actitud asumida por el entonces Secretario de Gobernación, Gerardo Machado, que había decidido impedir la actuación pública que venían realizando los independientes, a pesar de la existencia de la Enmienda Morúa. Hubo partidarios de continuar la lucha dentro de los marcos legales sorteando las nuevas dificultades, y otros propusieron y se decidieron por la protesta armada. Estenoz se opuso a ese planteamiento, pero una consulta realizada a los comités del Partido a lo largo de toda la Isla mostró una mayoría inmensa favorable al levantamiento[14].

Algunas fuentes aseguran que existió un entendimiento previo al desenlace bélico entre el presidente José Miguel Gómez y Evaristo Esténoz, mientras que otros aseguran que este hecho es completamente falso y sin pruebas. Reafirmando que la represión a los de color se una masacre calculada por parte del gobierno de José Miguel para reafirmar su autoridad[15].

Otros consideran que la crueldad con que actuaron las fuerzas del ejército en la represión del Partido de los Indepedientes de Color fue resultado de las presiones norteamericanas sobre el gobierno de José Miguel Gómez, que lo impelieron a imponer el principio de autoridad ante la amenaza de una nueva intervención, pues ante el alzamiento el presidente de los Estados Unidos en ese tiempo, William Taft, le envió una misiva a Gómez donde le comunicaba que si no controlaba la situación se vería forzado a mandar tropas nortamericanas para proteger el bienestar de los ciudadanos norteamericanos en la isla. Ante el peligro de intervención José Miguel respondió en carta al gobierno de Estados Unidos[16]:

(...) Es mi deber advertir que una solución de esta especie lástima el sentimiento de un pueblo amante y celoso de su independencia, sobre todo cuando ni tales medidas se deciden por acuerdo entre ambos gobiernos, lo que coloca a Cuba en humillante inferioridad por el olvido de sus derechos nacionales (...).

Occidente y Centro

Aunque la mayoría de las acciones militares se desarrollaron en el Oriente cubano, también existieron levantamientos de menor significación en el Occidente y Centro del país. En estas zonas el mayor levantamiento se registro en Villa Clara, mientras que existieron algunos conatos en La Habana y Matanzas. En Las Villas se levantaron en armas el Coronel Armenteros y Abelardo Pacheco, siendo enfrentadas por fuerzas gubernamentales al mando del Capitán Amiel.

En la capital, el 20 de mayo en Cuatro Caminos de Falcón, lugar situado entre Arroyo Arenas y Jaimanitas, fue sorprendida una partida cuyo jefe era Tomás Arcona, Comandante del Ejército Libertador. En los municipios habaneros la represión se hizo notable en Regla, Marianao, Güines, Nueva Paz, Caimito, Jaruco.

Juan Gualberto Gómez estuvo a punto de ser agredido físicamente. La policía habanera arrestaba a personalidades patrióticas y políticas, solo por el hecho de ser negros. Se detuvieron a altos oficiales mambises, entre ellos al general Juan Ducasse, los coroneles Isidro Acea, José Gálvez, Alfredo Rodríguez; al comandante Eligio Griñán, el hijo del general Guillermón Moncada, y estuvieron a punto de ser apresados también los mayores generales Agustín Cebreco y Jesús Rabí, a pesar de haber expresado su postura contraria al alzamiento en telegrama enviado al gobierno.

Oriente

El principal escenario de las operaciones militares y el asesinato de los independientes fue la región oriental de Cuba, siendo también la zona donde actuaron los principales líderes del levantamiento. La protesta armada o levantamiento de los Independientes de Color estalló el 20 de mayo de 1912, al cumplirse el décimo aniversario del establecimiento de la República de Cuba, de esta manera los independientes mostraban que su levantamiento no era contra el gobierno sino para demandar la interrogación de la Enmienda Morúa y plenitud de derechos ciudadanos para los de piel oscura.

Al iniciarse el levantamiento ya estaban en la región oriental los líderes del levantamiento. El día 17 de mayo había llegado a Santiago de Cuba, capital de la Provincia de Oriente, el independiente Evaristo Estenoz, donde era esperado por otros independientes entre los que figuraba Ivonet para ultimar los detalles de la protesta. En esta reunió Ivonet propuso el secuestro del Gobernador de Oriente, Rafael Manduley, para mantenerlo como rehén hasta tanto se lograse el objetivo principal de la protesta que era derogar la enmienda. Este propuesta fue rechazada teniendo como principal opositor a Estenoz[17].

La llegada del líder independiente Estenoz a Santiago de Cuba fue celebrada con una gran demostración de fuerza, con un gigantesco mitín en el que usaron de la palabra los más importantes dirigentes del partido, se distribuyeron miles de proclamas contra la Enmienda Morúa e invitaron a todos a un baile, nombre clave usado para llamar a todos a una gran concentración e iniciar el levantamiento armado. Esta curiosa invitación fue firmada por más de doscientos padrinos y madrinas, y en ella se expresaba[18]:

Reunión familiar en Belona para las noches del 18 y 19 de mayo de 1912. Los que suscriben, tienen el honor de invitar a Ud. para las que tendrán lugar en el punto y fecha indicadas, y sea usted la primera en embelleces con su presencia nuestros salones. Le anticipamos las gracias, s.s.q.s.m.b.

El 19 de mayo salió Estenoz de Santiago de Cuba rumbo a la Maya, dirigiéndose más tarde a la finca San José, que era propiedad del Goronel Pedro Ivonet en Belona. En el momento de su partida de la ciudad santiaguera, el caudillo Estenoz se hizo acompañar por más de cuarenta independientes. Las autoridades provinciales y el propio presidente Gómez no eran ajenos a los preparativos y el inicio de la contienda pero esperaban que la presión que ejercía sobre el Congreso la actitud de los Independientes de Color no llevasen al gobierno a una confrontación militar de grandes magnitudes.

Fuerzas militares cubanas embarcando hacia la provincia de Oriente.

Las primeras tropas militares que salieron para Oriente iban al mando del Coronel Carlos Machado Morales y partieron de La Habana el 22 de mayo. Eran un total de 600 hombres. Les siguieron fuerzas armadas bajo la guía del General Pablo Mendieta Montefur, quien fue designado jefe de operaciones de la provincia de Oriente. Rumbo a Guantánamo salieron también en el buque de guerra Patria unos 450 soldados subordinado al Teniente Coronel Puyol. Mientras que en el buque Cuba partieron para la misma provincia 400 soldados más del Ejército Permanente, al mando del Comandante Carrillo[18].

Tanto las tropas del gobierno, como los núcleos de independientes alzados, rehuyeron chocar en los inicios del levantamiento. Pero una intensa campaña de incitación y alarma fue desarrollada por la prensa opositora a Gómez, para que las fuerzas gubernamentales atacasen a los protestantes. Algunos de los principales periódicos de los Estados Unidos apoyados por la prensa cubana y los enemigos de Gómez comenzaron a publicar una serie de información alarmante sobre la posible debilidad o alianza del presidente Gómez con los independientes alzados en armas.

A esto se le sumo las presiones del gobierno de los Estados Unidos para que Gómez actuara contra las alzados, de esta manera el presidente cubana comenzó a mover su maquinaria bélica hacia la zona en conflicto para eliminar a las fuerzas independientes.

Campaña de Oriente
Mayor General José de Jesús Monteagudo, Jefe de las fuerzas militares que reprimieron el levantamiento de los Independientes de Color.

Para demostrar sus ideas de mano dura contra los insurgentes, el presidente José Miguel Gómez envía al frente de batalla un contingente de más de 1200 soldados junto con su Estado Mayor. Este destacamento militar parte hacia las montañas orientales el 27 de mayo de 1912 para dar inició a la denominada La campaña de Oriente. El Estado Mayor del Ejército que parte hacia Oriente estaba conformado por el Mayor General José de Jesús Monteagudo, Jefe de las Fuerzas Armadas del país; el Coronel José Francisco Martí y Zayas Bazán, Jefe de Estado Mayor; el Teniente Coronel José M. Guerrero Dueñas, Auditor General; el Teniente Coronel José Pereda Gálvez, Jefe de Sanidad; el Comandante Alejandro Torriente Peraza, Ayudante General (Jefe de Despacho); el Comandante Rigoberto Fernández Lecuona, Cuartel Maestre y Comisario General; el General Rosendo Collazo y García, Pagador General; los Capitanes Antonio Tonel y Mercano, Andrés R. Campiña y González, y Federico Pattersson y Hermoso, que eran los ayudantes de campo[19].

El levantamiento en Oriente, principal escenario del conflicto, estuvo encabezado por los principales dirigentes de los Independientes de Color: el Coronel Pedro Ivonet, quien había participado en la Invasión a Occidente durante la Guerra Necesaria con el grado de coronel, y Evaristo Estenoz, también oficial del ejército mambí. En realidad la mayoría de los alzados estaban desarmados y los que poseían armamento contaba con viejas y desgastadas armas empleadas en las guerras independentistas. Los llamados combates fueron muy desiguales debido al moderno armamento de las tropas gubernamentales.

El presidente norteamericano Taff inmediatamente amenazó con la intervención y envió buques de guerra a las bahía de Nipe, Guantánamo y La Habana; así desembarcaron tropas para proteger las propiedades norteamericanas en Oriente. Entre los elementos alegados por la prensa estadounidense para aplastar el levantamiento se argumentó que era un mal ejemplo para la población negra del sur de Estados Unidos.

Los grupos alzados en armas no eran numerosos. Un hecho que frustró la magnitud del levantamiento fue la detención el 19 de mayo de numerosos Independientes de Color. La llamada ley de fuga sirvió para encubrir decenas de asesinatos. Varios miles de hombres fueron perseguidos, cazados como fieras y masacrados por las fuerzas gubernamentales.

Toma e incendio de La Maya

La primera de las acciones victoriosas de los independientes fue la toma e incendio del poblado oriental de La Maya. Esta acción se realizó el 1 de junio a las nueve y media de la noche, por un considerable núcleo de Independientes de Color que tenía como principales jefes a los líderes del levantamiento. Este hecho tuvo gran repercusión en todo el país y por esta razón contribuyó a acelerar la represión contra los rebeldes[20].

Los atacantes iniciaron el asalto a La Maya enfrentándose al cuartel de la Guardia Rural, que estaba defendido por un reducido número de 20 soldados y voluntarios ya que el resto de los efectivos estaban al mando del Capitán Cossío explorando los alrededores del poblado intentado dar con las partidas de rebeldes que existían en la zona. El cuartel fue abandonado tras un inútil intento de resistencia por parte de los soldados gubernamentales.

A continuación los independientes incendiaron el poblado, hecho que propicio duras críticas por parte de la sociedad civil de la época y una mayor reacción del gobierno y la prensa nacional. Algunos sobrevivientes del hecho han comentado que el incendio fue un hecho no intencional, se produjo tras darle candela a una ferretería donde se encontraban unos soldados que disparaban contra los independientes, al coger candela la ferretería el fuego se extendió por todo el pueblo hasta convertirlo en cenizas. Este poblado era habitados en su mayoría por personas de color simpatizantes de los Independientes de Color y veteranos del Ejército Libertador, por lo que la toma de La Maya paso de ser una acción victoriosa a convertirse en un desastre para los propios alzados y sus seguidores.

Tras el incendio del poblado se creó una gran confusión que llevo al saqueo de los establecimientos, este hecho le dio un tono de delincuencia armada a los protestantes. Las bajas de los independientes en La Maya fueron dos muertos y numerosos heridos, mientras que los gubernamentales tuvieron un solo herido[21].

Acciones posteriores

Otro de los combates notables fue el ocurrido en Yarayabo, donde se enfrentaron las tropas gubernamentales del General Pablo Mendieta, equipadas con cañones, ametralladoras, granadas y rifles, contra un grupo de sublevados bajo la guía de los líderes rebeldes Antomarchíi y Zapata que, a pesar de su mala organización, le hicieron resistencia a los militares en una pelea desigual y obcecada, que les produjo a los insurgentes innumerables bajas y la desbandada desintegradora.

En junio de comienza la persecución del cabecilla Evaristo Estenoz entre los montes de Monitongos y Pinar de Micara por las fuerzas del capitán Iglesias, siendo capturado con 50 de sus compañeros y asesinado el el 27 de junio por el TenienteLutgardo de la Torre, quien fue presentado como héroe por el gobierno, aunque algunos autores comentan que Estenoz se suicidó antes de caer en manos de los militares. En julio era capturado otro de los líderes del alzamiento, el Coronel mambí Pedro Ivonet. Ivonet fue capturado vivo y conducido a la finca El Carmen en El Caney, Santiago de Cuba junto a su ayudante Francisco Céspedes. Los guardias dan aviso al Cuartel Moncada y enviaron allí al capitán Arsenio Ortiz quien, a su llegada al lugar, asesinó a los dos prisioneros, a la altura de El Rodeo, cerca de El Caney, el 18 de julio. Los cuerpos de estos dos principales líderes del levantamiento fueron exhibidos como trofeo de guerra en el Cuartel Moncada de Santiago de Cuba[22].

Muertos los dirigentes principales, faltos de armas, parque y abastecimientos, las presentaciones de los sublevados se multiplicaron. El terror masivo se implantó en las áreas rurales en forma de los múltiples asesinatos perpetrados por las hordas de Monteagudo, entre éstos los de los dirigentes del Partido Independiente de Color, René Sagne y Germán Luna. Pocos de sus dirigentes alzados en armas escaparon con vida, entre ellos Chano Martínez, Juan Bell y Agapito Savón.

La protesta armada, que había sido un gesto intimidatorio para que el gobierno derogara la Enmienda Morúa, fue la tumba del Partido Independiente de Color. Con la presentación de José Luis Hechevarría, en Mayarí, uno de los pocos jefes de importancia que quedaban alzados, se supo que el movimiento estaba liquidado. Hechevarría declaró:

Con la muerte de Ivonet se ha dado al traste con la rebeldía, era el último de los jefes de nombre que quedaba en el campo insurrecto.

En esa fecha, los acusados a los que se seguía causa por rebelión sumaban dos mil, y en el VIVAC de Santiago de Cuba otros 180 esperaban su traslado para la cárcel. A Guantánamo arribaron en esos días 105 detenidos que en su mayoría eran campesinos negros, procedentes de los pueblos cercanos, aunque entre ellos había dos españoles.

Fallecidos

Entierro del cadáver de Pedro Ivonet.

El balance exacto de la masacre racista de 1912 no es conocido. Las cifras oficiales cubanas informaron que el número de muertos era más de 2 000. Los ciudadanos norteamericanos residentes en Oriente lo estimaron de 5 000 a 6 000. Guillermo Lara, un independiente que estuvo junto a Estenoz, habló de 5 000 muertos[23]. Martiza Elías, profesor de historia en La Maya, Oriente, declaró que esa ciudad había sido testigo de por lo menos 3000 muertos. Recientemente en el 2006 Tomas Fernández Robaina en investigaciones realizadas en la Biblioteca Nacional en La Habana han arrojado a la luz la posibilidad que esta cifra de muertes asciende a 12 000. Estos informes contrastaban con la cifra oficial de 16 muertos en las fuerzas armadas, entre los que estaban incluidos ocho negros y mulatos asesinados por sus compañeros blancos y otras víctimas de disparos escapados.

Aunque la gran mayoría de los fallecidos fueron presentados como muertos en combate la realidad es muy distinta, muchos fueron capturados vivos o se entregaron a las autoridades con la idea de un juicio justo, pero los militares en su se de sangre los asesinaron sin piedad. Algunos prisioneros encontraron la muerte en los caminos reales. A otros se les saco en filas de los cuarteles y por la noche eran fusilados en grandes cantidades. En oriente existieron muchos lugares que se hicieron célebres por haber sido escogidos como escenarios para realizar estos crímenes. Entre ellos se encuentra el Puente de Platanillo, ubicado entre Alto Songo y El Cristo, y la Loma Colorada, cerca de Santiago de Cuba.

Con la represión del Movimiento de los Independientes de Color, celebrada por la prensa y las principales figuras políticas del país, el mito de la igualdad racial quedó sin sustentación alguna en Cuba republicana.

Oposicion de veteranos a la represion

Durante la represion del alzamiento de los independientes de color en Oriente, en Bayamo se hallaba alzado el capitan de la guerra del 95 Ángel Almeida al frente de algunos alzados. El Alcalde de Bayamo Manuel Planas Rodríguez del Rey (Coronel de la guerra del 95) pidió protección para los hombres de color e impidió que fueran perseguidos cuantos vivían en el municipio.

El mayor general de la guerra del 95 José Manuel Capote recluto voluntarios para mantener el orden y pedia a los alzados deponer las armas, pues no querian derramamiento de sangre, y que se llegara a un entendimiento entre los alzados y el gobierno de Gómez.

Previendose ataque a Bayamo por los alzados, desde Santiago de Cuba llega un escuadron de la Guardia Rural. El choque era inminente, por lo que el Alcalde Planas envia un emisario a los alzados llamandolos a la legalidad y al orden, y solicitaba la solución entre las partes de tan complejo asunto. Gracias a estas soluciones no se derramo sangre en el municipio.

Aun asi, en la zona de Buey Arriba las ideas de linchar a los negros era promovida por racistas blancos, y que encontraron resistencia dirigida por el teniente coronel del 95 Amador Liens Cabrera, quien decia que no lucharia contra los alzados, pues ellos habian peleado con él por la libertad de la Patria, y que se oponia a cualquier linchamiento tanto de alzados como de pacificos de color.

Segun testimonio de Trinidad Liens, hija del veterano Amador Liens, este fue agredido por un lider racista, quien le disparó hiriendole en un en un brazo y otra bala le perforo un pulmón. Lo curaron en Bayamo, ingresado y atendido por los médicos, quienes al saber que iba a morir (porque era imposible curarlo, solicitan su traslado a su hacienda en El Macio. El alcalde de Bayamo Manuel Planas Rodríguez del Rey (Coronel del 95), le facilitó una caballería de 100 hombres, que trasladaron a Amador Liens a su finca, donde murió.

El 10 de octubre de 1912 la población de color del municipio Bayamo le hizo llegar al Alcalde Manuel Planas Rodríguez del Rey (Cnel-95) una tarja de oro, y en gratitud, del alcalde Planas hacia la poblacion de color, por cuestación, hizo una medalla donde se entrelazaban una manio negra y otra blanca. Se organizo un acto público para entregar la medalla al llamado pacificador de Bayamo.

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