Programa Materno-infantil en Cuba
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Programa Materno-infantil en Cuba: El seguimiento a las embarazadas consideradas de alto riesgo y la efectiva implementación de la genética médica, constituyen prioridades del Programa Materno Infantil que garantiza la atención médica integral a la madre y al niño, todo esto ha contribuido a alcanzar indicadores que se encuentran por encima de los países del primer mundo, pese al bloqueo de Estados Unidos contra la isla
Sumario
Historia
El bloqueo impuesto a nuestro país a partir de 1962 con la Ley del Embargo, dictada por el gobierno de los EE.UU. hacia Cuba, que prohibe la adquisición de productos farmacéuticos, equipos médicos y materias primas requeridas para su fabricación en laboratorios o empresas cubanas, se ha ido recrudeciendo progresivamente a través de la Ley Torricelli y es más reciente la Ley Helms Burton, las que han ocasionado cuantiosas pérdidas económicas de una manera indiscriminada, afectando directa o indirectamente todas las actividades del sistema de salud, sin hacer distinción en situaciones excepcionales como las epidemias y situaciones de emergencias y socorros.
Sin lugar a dudas estas medidas han tenido como objetivo atentar contra la salud de nuestros niños, ancianos, embarazadas y población en general.
La salud pública cubana ha priorizado a los grupos poblacionales de riesgo, en particular a la mujer y los niños. En la década del 50 la situación de la madre embarazada en Cuba estaba matizada por los elevados índices de mortalidad, la escases de tratamiento especializado y de centros de asistencia.
Una de las primeras tareas educativas que asumieron los médicos rurales en los inicios de la década del 60', fue ofrecer su colaboración a las parteras empíricas llamadas recogedoras, que eran las que brindaban cuidados a las parturientas en las zonas rurales del país. Estas "ayudantas", :nombre que recibirían en algunos lugares del oriente, también asumían otras tareas de la casa en los momentos alrededor del parto. Estas parteras fueron instruidas y se les facilitaron medios para mejorar su labor, como guantes y curas umbilicales estéril.
Finalmente según sus capacidades fueron incorporadas como trabajadoras de las unidades rurales de servicios que se creaban. Así se erradicó la práctica empírica en la atención del parto en Cuba.
En 1962, se constituye una unidad de atención primaria especializada en el tratamiento de embarazadas en ciudades o pueblos: el hogar materno. Se considera una fortaleza para el programa materno-infantil, dado que es la institución que acoge a la embarazada que presente dificultades durante la gestación y le da tratamiento personalizado, previendo complicaciones que pongan en peligro la vida del bebé y la madre. Hoy es común encontrar estos centros en cada comunidad del país.
Prestigio de Cuba América Latina
La situación de la infancia es un reflejo de las acciones del gobierno de Cuba, donde los médicos cubanos ayudan a resolver los problemas de mortalidad infantil en América Latina]] 1959 prioriza muy claramente esos derechos, a pesar de los pocos recursos económicos.
Muy alejada del fenómeno actual de la exclusión de la infancia, común en casi todos los países del orbe, donde en algunos la mortalidad infantil se eleva a 200 por mil nacidos vivos e impera la malnutrición y el hambre, la pobreza y la marginación, Cuba se erige por derecho y acciones propias como ejemplo por su sistema nacional de salud y en la preservación de la madre y el niño
Los resultados alcanzados por la salud pública cubana en 50 años de Revolución no son por obra y gracia divina, sino descansan en varios factores, entre ellos la firme voluntad política del Gobierno revolucionario; el acceso y gratuidad en la atención de salud; la formación creciente de recursos humanos y el desarrollo de los avances científico-técnicos, lo que ha demostrado su eficacia para prevenir y controlar enfermedades y la mortalidad infantil, así como promover la movilización social en tareas de prevención sanitaria.
Cuba ocupa el primer lugar en indicadores favorables de mortalidad infantil en menores de un año y menores de cinco años en América Latina y buena parte del mundo. Durante los dos últimos años se ha alcanzado la tasa de mortalidad infantil más baja de la historia, con 5.3 por mil nacidos vivos. Según estadísticas recogidas en el Estado Mundial de la Infancia 2007 que publica UNICEF, globalmente la tasa mundial es de 52 y la de América Latina de 26. La de África Occidental es de 108. Cuba, además, redujo la mortalidad infantil por cardiopatías congénitas de 3,5 por mil recién nacidos vivos, en 1980, a 0,5, en el año 2005, gracias al Programa Nacional de Atención al Niño Cardiópata.
A cada mujer durante el embarazo, se le realizan no menos de 17 consultas y 30 exámenes de diagnóstico para evitar que sus hijos padezcan enfermedades graves o malformaciones congénitas, con lo que se logra que disfruten de buena salud. A cada niño que nace no solo le vacuna contra las 13 enfermedades erradicadas en el archipiélago, se le aplican además pruebas para detectar otras seis enfermedades, un derecho al que solo tienen acceso algunas personas muy ricas en los países más desarrollados del planeta. La esperanza de vida al nacer es de 76,8 años y se espera que en el próximo quinquenio llegue a 80
Tasa de mortalidad infantil en Cuba
Los niños cubanos gozan de buena salud]] La tasa de mortalidad infantil el año precedente en Cuba fue de 4,8 por cada mil nacidos vivos, la más baja de América, incluso que la de Canadá, con seis y Estados Unidos, en la provincia de Holguín se registro la más baja del país con 3
Los 4,7 por mil nacidos vivos reportados por Cuba a inicios de este año, la más baja tasa de mortalidad infantil en toda su historia, de ninguna manera es fruto de la casualidad, sino de una política estatal que logra relevantes resultados para convertir el programa materno infantil en joya de la Revolución cubana.
Sus logros, al igual que la de otros programas centralizados por el Estado cubano, se fundamentan en la priorización de los grupos poblacionales de riesgo, en particular la salud de la madre y el niño.
La estrategia está encaminada a mejorar la calidad de la salud reproductiva de la mujer o la pareja, persistir en la disminución de enfermedades asociadas al embarazo, bajo peso al nacer, afecciones perinatales, infecciones respiratorias agudas, accidentes, lactancia materna, y el diagnóstico precoz del cáncer cérvico-uterino.
Muy distante del panorama nacional antes de 1959, cuando se reportaba un índice de mortalidad de 60 por mil nacidos vivos y carencia de tratamientos especializados y de centros asistenciales con recursos adecuados, los médicos rurales brindaron en la década del 60 su colaboración a las parteras empíricas en las zonas rurales del país.
La transformación no se hace esperar y a partir de 1962 se constituye lo que se denomina Hogar materno, primeras unidades de atención primaria especializada en el tratamiento de embarazadas en ciudades o pueblos.
Verdadera fortaleza para el programa materno-infantil, este tipo de institución, presente en cada comunidad del país, acoge a la gestante con dificultades durante el embarazo y brinda tratamiento personalizado, previendo complicaciones que pongan en peligro la vida del bebé y su progenitora.
Hoy, Cuba ocupa el primer lugar en indicadores favorables de mortalidad infantil en menores de un año y menores de cinco en América Latina y buena parte del mundo.
Durante el embarazo a cada mujer se le realizan, de forma gratuita, no menos de 17 consultas y 30 exámenes de diagnóstico para evitar que sus hijos padezcan enfermedades graves o malformaciones congénitas, y a cada infante no solo se le vacuna contra las 13 enfermedades erradicadas en la Isla, sino también pruebas para detectar otras seis enfermedades, un derecho del que no se dispone ni en los países más desarrollados del planeta. La esperanza de vida al nacer promedia 76,8 años y se prevé que llegue a 80 en el próximo quinquenio.
Trabajo mancomunado del colectivo médico
La doctora Blanca Rosa Manzano, Presidenta de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología y del comité organizador, en nombre de esa institución otorgó diplomas de Miembros de Honor a una decena de expertos de Cuba y otros países, por sus aportes en la especialidad.
Entre ellos figuran los doctores Nilson R. De Melo, de Brasil, presidente del Comité Ejecutivo de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología, Alberto Kably y Milciades Albert, presidentes de las sociedades de México y República Dominicana, respectivamente.
Además se otorgó la condición de Miembro de Honor post-mortem al doctor Pedro Alemán (fallecido recientemente) y baluarte de la investigación y la docencia en Villa Clara y otro grupo de expertos recibió la condición de Miembro Titular.
La doctora Sonia Águila, profesora titular del hospital Eusebio Hernández, obtuvo el premio en el concurso del congreso, mientras la doctora Arianna González, se alzó con el primer lugar de los trabajos presentados con “Profilaxis de la prematuridad, experiencia del municipio holguinero de Urbano Noris".
Programa materno infantil en las montañas del oriente cubano
Un denominador común entre los territorios de Cueto, Mayarí, Frank País, Sagua de Tánamo y Moa son sin dudas sus montañas, pero también sus satisfactorios indicadores de salud.
En una zona de salud donde residen más de 1 800 habitantes, el hospital rural Camilo Cienfuegos, en el asentamiento de Arroyo Seco, en el municipio mayaricero, destaca también como un puntal del PAMI.
La unidad asistencial cuenta, entre otras prestaciones, con servicios de Rayos X, laboratorio clínico, ultrasonido, electrocardiograma y salón de estomatología.
Por si fuera poco, una moderna ambulancia destinada al lugar respalda la transportación de los pacientes.
Por varios años consecutivos, tanto la mortalidad infantil como la materna se han mantenido en cero en un área que comprende, además, a los asentamientos de Jicotea, Las Cuevas, Cuatro Veredas y Calunga, dotadas con consultorio del médico de la familia. Son en total 136 trabajadores de la salud, entre las estrategias que favorecen tales resultados está la profilaxis en la prematuridad y la atención perinatal a quienes poseen alto riesgo.