Sedición de Santa Rita
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Sedición de Santa Rita. Segunda vez que se pronunció personalmente el mayor general Vicente García González contra el gobierno de la República en Armas. La sedición tuvo lugar en Santa Rita, Camagüey, el 11 de mayo de 1877. Tuvo características similares a la encabezada por él en Lagunas de Varona, que tanto daño causó a la unidad revolucionaria.
Antecedentes
La sedición tuvo características similares a la encabezada por él en Lagunas de Varona, que tanto daño causó a la unidad revolucionaria.
Debido a la forzada renuncia del mayor general Máximo Gómez a la jefatura de Las Villas, el gobierno de Estrada Palma, en aras de continuar la invasión a occidente -en los momentos en que Arsenio Martínez Campos se aprestaba a hacerlo en sentido contrario- designó a Vicente García para ocupar ese cargo.
Al conocer la nueva tarea, Vicente García, aunque aparentemente marchó a cumplirla, inesperadamente desistió de ello, se dirigió a Santa Rita, y protagonizó la mencionada sedición.
Organización
Vicente García organizó un grupo o club de jefes y oficiales presidido por el mayor general José Miguel Barreto, quien proclamó desconocer los poderes constitucionales de la República, expulsar a Estrada Palma de la presidencia y disolver la Cámara de Representantes. Además, poner en práctica un programa de reformas políticas, para lo cual elaboraron y divulgaron un manifiesto de diez puntos que explicaba el alcance y los objetivos del movimiento que se gestaba.
Asimismo, solicitaron a las fuerzas de Camagüey, Oriente y Las Villas adherirse a sus propósitos. Con estos fines, el general tunero organizó un grupo o club de jefes y oficiales presidido por el Mayor General José Miguel Barreto, de origen venezolano.
Programa
El 13 de mayo los complotados emitieron el Manifiesto de Santa Rita, redactado por el francés Charles Philibert Peissont, contentivo de cinco puntos, que en esencia proclamaban “no reconocer, acatar ni sostener al gobierno presidido por el ciudadano Tomás Estrada” y sustituirlo “con otro cimentado bajo las bases de la verdadera República” e “[…] Indicar la urgencia de nombrar un general en jefe para el ejército de la República”, que debía ser proclamado por los ciudadanos.
Además, poner en práctica un programa de reformas políticas de 10 puntos, entre ellos, postular para la nación cubana un gobierno republicano democrático social, disolver el gobierno, redactar una nueva constitución solo válida para el periodo en que durase la guerra, establecer el sufragio universal directo, nombrar un general en jefe y pasar de modo transitorio la jurisdicción administrativa, política y civil a dicho general y a los jefes de cuerpo.
De igual modo, solicitaron a las fuerzas de Camagüey, Oriente y Las Villas adherirse a sus propósitos. Esta grave situación provocó la frustración final de los planes estratégicos del Gobierno para llevar la guerra a occidente y demostró que ni este, ni la Cámara eran capaces de hallar una solución eficaz.
Consecuencias
Esto aceleró la descomposición en las filas de la revolución e influyó decisivamente en otros acontecimientos negativos que condujeron al Pacto del Zanjón.
Ver también
Fuentes
- Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera parte (1510 - 1898). Tomo III. Expediciones Navales. Acontecimientos políticos-militares. Ediciones Verde Olivo, Ciudad de La Habana, 2014. Página 116. Colectivo de autores del Centro de Estudios Militares de las FAR (CEMI).