Motivos de son
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Motivos del son. Es el título genérico con que, el 20 de abril de 1930, ocho poemas del poeta de Camagüey, Nicolás Guillén, aparecen en la página:Ideales de una raza, del “Diario de la marina” de la Habana.
Poemas del libro
Ese mismo mes se imprimen ya estos textos publicados en la prensa:
- “Negro bembón”,
- “Mi chiquita”,
- “Búcate plata”,
- “Sigue”,
- “Ayé me dijeron negro”,
- “Tú no sabe inglés”,
- “Si tú supieras” y
- “Mulata”,
Producen una verdadera conmoción en los círculos literarios de Cuba y, más tarde, de todo el mundo.
Importancia del libro
Esta obra convirtió a Nicolás Guillén, para muchos, en el mayor representante de la Poesía Negra, ya que en ella recoge las palpitaciones líricas del sector más oprimido y menos comprendido del pueblo cubano, a la vez, el más explotado por cierta literatura que caracterizaba la figura del negro, restrictiva, parcial y equivocada.
Guillén recrea el habla del pueblo habanero, por lo que introduce numerosas alteraciones fonéticas (“Tú no sabe inglés”, por ejemplo, es el título de uno de los poemas). Pero no es un habla exclusivamente negra sino cubana, habanera, aunque hallemos la presencia de elementos propios de este sector; también los hay indígenas, que se han ido incorporando al español, junto a estos negros, hasta conformar el dialecto cubano. En cuanto a los recursos estilísticos, utiliza varios que pueden llamarse rasgos “negros”, como las onomatopeyas y las rimas agudas, que tratan de reproducir el sonido de la percusión de la música y los bailes africanos (Jitanjánforas), las repeticiones y los estribillos, que dan al texto un ritmo “africano”, junto al uso de voces afro-negroides y topónimos de dialectos africanos. Aunque, realmente todos estos recursos pueden denominarse como populares, y no exclusivamente negros, y que audazmente introduce junto a otros de carácter culto.
Motivos de son es la primera interrogación sobre la realidad de Guillén, en ella el poeta hace un revisión de sus vivencias, muchas “raciales”, pero no exclusivamente, a su llegada a La Habana, en cuyos barrios más pobres se aglutinaban los descendientes de los esclavos africanos, para organizarse y constituir focos de resistencia cultural. Con esta experiencia el poeta asume su condición de negro, tratando la raza como concepto cultural y de valor ético.
Esta obra ha sido valorada por algunos críticos de manera preeminente dentro de su obra, aludiendo, entre otras razones, a la ausencia aparente de intención social. Pero no se dan cuenta de que, realmente, y tal como sostiene Fernando Ortiz, esta afirmación del espíritu cubano y del negro supone una afirmación consciente frente a las presiones y la explotación que a todos los niveles sufría la sociedad cubana.
Guillén utiliza en esta obra como forma de expresión una de las piezas musicales más populares y antiguas de Cuba: el son. La música es, sin duda, una de las más rigurosas afirmaciones de una nación, y la cubana ha dado resonancias al mundo que han llegado a todos los rincones.
Según Cintio Vitier, la obra de Guillén parte precisamente del descubrimiento de las posibilidades poéticas escondidas en la estructura musical y el “temple anímico” del son, así, toda su poesía girará en torno a ese eje rítmico. Y explica el propio poeta:
La estructura del son
La estructura del son utilizado por Guillén parece proceder del estribillo montuno del son popular cubano, ese que, como lo define Ramón Vasconcelos, salió de las cuerdas del tres… Sólo que La Habana le ha dado su malicia y su manía de filosofar las trivialidades del barrio bajo, el idilio en la acera, el chisme de la comadre, (…) la manera de caminar de la mujer de Antonio. Éste era generalmente interpretado por sextetos típicos hasta la década de los treinta del siglo pasado, del que toma el estribillo rítmico y el sentido final, donde todo queda resuelto entre risa y baile.
El autor, que sin duda logra captar la alegría del negro cubano, que es capaz de resolver las distintas situaciones de la vida, libera al son de comentarios jocosos y palpitaciones ancestrales, para servir de instrumento fino y dáctil de protesta social:
Hay en esta obra, junto a esa intención social, según Ramón Vasconcelos, además, sabor folklórico, criollo, afrocubano, de patio; sabor a guanánaba, a mamey, a mojo agrio, a ron… Mestizaje, en definitiva, porque Guillén cree que Cuba es “mulata”, que su pueblo está desarrollando una raza nueva, creada a partir de la incorporación e integración de múltiples culturas e influencias.