Correo mambí
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Correo mambí. Fue un sistema de comunicaciones que utilizaba cadenas de mensajeros, tanto a pie como a caballo, quienes transportaban las indicaciones del mando militar cubano a las unidades subordinadas.
Historia
Cuba contó en la Guerra Grande (1868-1878) y entre 1895 y 1898, durante las luchas por la independencia del colonialismo español, con un sistema de correo insurrecto, o mambí, que desarrolló excelente eficacia.
El primer Director General de Correos de Cuba en Armas fue Vicente Mora Pera, quien organizó el sistema de postas en todo el territorio beligerante y en comunicación con otros países desde donde se recibían expediciones.
Jamaica era un punto de enlace para el despacho de cartas. Hasta allí llegaban pequellas embarcaciones con paquetes postales, desde donde se repartían al resto de los destinos.
A fin de regular este servicio y dotarlo de identidad propia se emitió en 1874, impreso en 100 mil ejemplares en Estados Unidos, un sello por valor de 10 centavos, el cual era rectangular, de color verde y tenía en el centro el escudo de la República en Armas.
Este fue utilizado para el franqueo de la correspondencia enviada desde territorio liberado por los mambises cubanos hasta el fin de la primera contienda, en 1878.
Entre los preparativos del conflicto de 1895-1898 (Guerra Necesaria) estuvo nuevamente garantizar el funcionamiento de un servicio de correo en los territorios liberados por los patriotas cubanos y se concibió emitir, también impresa en Estados Unidos, una serie de cuatro sellos con diseño similar al de 1869.
Esas estampillas postales, además de ser utilizadas en el franqueo de la correspondencia despachada en Cuba Libre, se utilizaron para recaudar fondos para esa guerra, ya que algunos ejemplares fueron vendidos en los propios Estados Unidos, como propaganda.
Lo curioso es que muchas veces el correo mambí era más rápido que el español pues los cubanos dominaban los pasos obligados de diferentes zonas del país y las tropas de la metrópoli debían enviarlo por mar a Batabanó, costa sur de La Habana, desde donde transportaban la correspondencia al resto del país en diferentes embarcaciones.
Por tierra, con el uso de caballos y de laborantes clandestinos en las ciudades, los cubanos sacaron más ventaja en esos momentos del siglo XIX.
