José Antonio Echeverría

Para otros usos de este término, véase José Antonio Echeverría (desambiguación).

Plantilla:Personaje históricoJosé Antonio Echeverría Bianchi. Uno de los dirigentes revolucionarios más destacados que tuvo la juventud cubana, y muy especialmente, el movimiento estudiantil universitario. Fue el primer hijo del matrimonio formado por Antonio Echeverría González y Concepción Bianchi Tristán. En su ciudad natal transcurre su niñez, cursa los primeros estudios y se gradúa de Bachiller en Ciencias. Luego se traslada a La Habana e ingresa en la Universidad donde matriculó la carrera de Arquitectura en el curso 1950-51. Desde este momento se afianza su pensamiento político-revolucionario e inicia sus luchas por una Cuba independiente.

Sus Inicios

José Antonio tuvo una infancia feliz, con estudios cursados en un colegio perteneciente a la Congregación de los Hermanos Maristas y con posterioridad en el Instituto de Segunda Enseñanza de Cárdenas. Buen estudiante, el diapasón de sus intereses abarcó las disciplinas artísticas —música, teatro, danza— y las deportivas, pues aunque su biotipo no fuera idóneo —tal vez demasiado robusto—, con disciplina y tesón alcanzó buenos resultados atléticos.

Matriculó la carrera de Arquitectura en la Universidad de La Habana y su ligazón ya con el destino del estudiantado se tornó indisoluble.

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En protestas, manifestaciones y encuentros con la policía, su rostro se hizo frecuente. Fue primero el secretario general de la FEU (Federacíón de Estudiantes Universitarios) y después su presidente, un presidente cada vez más radicalizado en la lucha contra la dictadura de Batista, un presidente que conoció de detenciones, golpizas y amenazas y que marchó siempre al frente. En 1955 había suscrito con Fidel Castro el documento conocido como Carta de México, en representación uno, del Directorio Revolucionario y el otro, del Movimiento 26 de Julio.

José Antonio en la universidad

Desde su ingreso a la Universidad en el curso 1950-1951 Echeverría ganó las simpatías de sus compañeros quienes lo designaron delegado de asignatura.
Encabezó una corriente radical como secretario general y después Presidente de la Facultad de Arquitectura (2 de febrero de 1954), la cual lo elevó primero a Secretario General de la FEU (23 de febrero) y seguidamente, el 30 de septiembre del mismo año, a la presidencia de esa, la más antigua organización estudiantil cubana.
Colaboró destacadamente en el movimiento estudiantil latinoamericano e internacional. A principios de 1955 participó en el rechazo a una agresión somocista contra Costa Rica, en unión de otros estudiantes cubanos, quienes viajaron a ese país como combatientes voluntarios.

Preparativos del 13 de marzo de 1957

La acción del 13 de marzo consistió de dos fases: una, el asalto al Palacio Presidencial, guarida del presidente Batista, que resultó fallida, y simultáneamente, la toma de Radio Reloj, ejecutada con completo éxito. En lo que se considera su testamento político, fechado aquel mismo día, José Antonio Echeverría, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios y líder del Directorio Revolucionario, expresaba:

¨Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad¨.

La Habana vivió por aquellas fechas una jornada sangrienta, inscripta entre los hechos más heroicos realizados por el estudiantado a lo largo del proceso insurreccional que antecedió al triunfo de la Revolución en enero de 1959.

Esta hazaña comenzó en enero de 1957 donde tuvo lugar la primera reunión preparatoria entre el Directorio Revolucionario y el grupo de Menéalo Mora Morales. Después sucesivamente procedieron a perfilar los detalles y el reclutamiento de los hombres, así como el acopio de armas.
Las operaciones estaban previstas de la siguiente forma: el asalto al Palacio Presidencial por un comando de 50 hombres con armas automáticas, un grupo de apoyo de otros 100 entraría en acción posteriormente y al mismo tiempo sería tomada la emisora Radio Reloj para difundir la noticia de la muerte de Fulgencio Batista. Este último destacamento ocuparía a continuación la Universidad de la Habana, donde se establecería el Cuartel General.
Integraron la comisión militar de la acción Carlos Gutiérrez Menoyo (jefe), Faure Chomón Mediavilla (segundo) y Armando Pérez Prieto, encargado de vigilar e informar la presencia de Batista.

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El refuerzo disponía de fusiles y unas 10 ametralladoras calibre 30, 10 fusiles automáticos y una ametralladora calibre 50 montada sobre el eje de un camión. Debía controlar los edificios más altos cercanos al Palacio tales como Bellas Artes, una fábrica de tabacos, el Hotel Sevilla y otros, emplazar las ametralladoras y disparar contra la guarnición palaciega situada en la azotea de la casa de gobierno.

La primera y la tercera parte se llevaron a cabo pero el segundo comando no llegó. Faltaron las órdenes precisas de los responsables a los involucrados para dirigirse a los objetivos señalados mientras un camión con el armamento necesario estaba estacionado cerca del lugar.

A las tres de la tarde del 13 de marzo de 1957, el auto de Carlos Gutiérrez abrió la caravana. Detrás iba un camión, con un letrero que decía Fast Delivery, seguido de otro auto. De la calle 17 en la zona residencial del Vedado, doblaron por O, Vapor, Espada, San Miguel, Campanario, Dragones... El camión iba casi ponchado. Antes de salir, al ver la goma izquierda trasera baja de aire, uno de los jefes le preguntó a Amado Silveriño: "¿Qué tú crees?" "Yo llego –replicó el chofer–, si los muchachos se me arriman para el otro lado, yo lo llevo."


En el interior del camión iban apretados los hombres, unos contra otros, en una oscuridad total y un asfixiante calor. Todos en mangas de camisa, menos Evelio Prieto: "Yo no me quito mi gabardina", había dicho antes de iniciar el viaje. Pegados a la puerta, Machadito y Juan Pedro Carbó intercalaban chistes. Mario Casañas acariciaba su arma y le decía bajito a Manuel Gómez Sartorio: "Ahora sí, ahora sí". Evelio se tuvo que quitar el saco por el calor: "No quiero que me la echen a perder llenándomela de huecos". Todos se rieron. Machadito vio a su novia por la ranura de la puerta al pasar el camión por una de esas calles y lo comentó en voz alta. Ángel Eros lo recordará años después: "Ella iba ajena a todo lo que estaba sucediendo".

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En el edificio Radiocentro, en los estudios de Radio Reloj, José Antonio Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y secretario general del Directorio Revolucionario (DR), se apoderaba de los micrófonos: "Pueblo de Cuba, en estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista. En su propia madriguera del Palacio Presidencial, el pueblo de Cuba ha ido a ajustarle cuentas. Y somos nosotros, el Directorio Revolucionario, los que en nombre de la Revolución Cubana hemos dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio. Cubanos que me escuchan. Acaba de ser eliminado..."

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Cumplir un compromiso

"No fuimos originales en la idea de atacar el Palacio Presidencial –asegura Faure Chomón, fundador del DR y su jefe de Acción en 1957-. Esa idea formaba parte del arsenal táctico de la Revolución y era una idea magnífica, que había obsesionado a más de una generación. En la segunda tiranía batistiana (1952-1958), los viejos revolucionarios que habían empezado a conspirar contra el dictador tuvieron ese proyecto, pero no lo ejecutaron pese a que disponían de muchos armamentos y recursos... Nosotros lo hicimos de verdad, con José Antonio de jefe, y eso fue lo original. Atacar Palacio era un compromiso de la juventud cubana con la nación."

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A finales de agosto de 1956, José Antonio, en nombre de la FEU, había suscrito con Fidel la Carta de México, "verdadera declaración de guerra de la juventud cubana contra la tiranía", en opinión de Faure: "Nosotros teníamos una concepción de la vía armada, la lucha de calle, que no era la que iba a desarrollar Fidel, la guerra de guerrillas. Y él nos unió: en todos nuestros encuentros nos dijo que todas las tácticas son necesarias, hablamos de nuestras coincidencias en cuestiones estratégicas: lucha armada a muerte contra la tiranía (...)".

José Antonio Echeverría, un ejemplo de su época

El 10 de marzo de 1952, José Antonio se une a los miembros de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en busca de armas, que no llegan, para luchar contra el cuartelazo.

Al inicio del próximo curso, Manzanita, como le apodan sus compañeros por el color sonrosado de su cara, es electo presidente de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Arquitectura y forma parte de la FEU.

Es 30 de septiembre. Cuando se celebra el aniversario 24 del asesinato del líder estudiantil Rafael Trejo, José Antonio asume la presidencia de la FEU. Por entonces ya ha recibido golpizas, persecución y encarcelamiento. Se radicaliza su acción. Asiste en Chile al Segundo Congreso de Estudiantes Latinoamericanos y recorre varios países para dar a conocer la lucha que se libra contra el desgobierno de Batista.

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Es 30 de agosto de 1956 en México, José Antonio firma con el líder de la Revolución Fidel Castro, un documento que se conoce como la Carta de México. Luego va hacia Ceilán (actual Sri Lanka) y participa en el Congreso Internacional de Estudiantes. A su regreso pasa a la clandestinidad, debido a la persecución a que es sometido.

El 13 de marzo de 1957 José Antonio, al frente de un comando de 15 jóvenes, transmite una alocución al pueblo desde Radio Reloj.

- ¡Pueblo de Cuba! En estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista. En su propia madriguera del Palacio Presidencial, el pueblo de Cuba ha ido a ajustarle cuentas. Y somos nosotros, el Directorio Revolucionario, los que en nombre de la Revolución cubana hemos dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio.
- Cubanos que me escuchan: acaba de ser eliminado...

Sale hacia la Universidad y la policía lo asesina en un enfrentamiento junto a la escalinata de la Colina Universitaria.

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Lugar donde muere José Antonio Echeverría en la calle 27 entre L y K, justo al costado de la Universidad de La Habana


Testamento político de José Antonio Echeverría

Horas antes de las acciones del ataque al Palacio Presidencial y el asalto a la emisora Radio Reloj José Antonio Echeverría dejó escrito su testamento político y no logró regresar vivo a la Universidad de la Habana, donde se establecería el Cuartel General para la resistencia popular.
"Hoy, 13 de marzo de 1957, día en que se honra a los que han consagrado sus vidas a la digna profesión de Arquitecto, para la que me preparo, a las tres y veinte minutos de la tarde, participaré en una acción en la que el Directorio Revolucionario ha empeñado todo su esfuerzo, junto con otros grupos que también luchan por la libertad.
Esta acción envuelve grandes riesgos para todos nosotros y lo sabemos. No desconozco el peligro. No lo busco, pero tampoco lo rehuyo. Trato sencillamente de cumplir con mi deber.
Nuestro compromiso con el pueblo de Cuba quedó fijado en la Carta de México, que unió a la juventud en una conducta y una actuación, pero las circunstancias necesarias para que la parte estudiantil realizara el papel a ella asignado, no se dieron oportunamente, obligándonos a aplazar el cumplimiento de nuestro compromiso. Creemos que ha llegado el momento de cumplirlo. Confiamos en que la pureza de nuestras intenciones nos traiga el favor de Dios para lograr el imperio de la justicia en nuestra Patria.
Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad. Porque tenga o no nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo.
Pero es la acción del pueblo la que será decisiva para alcanzarlo. Por eso este manifiesto que pudiera llegar a ser testamento, exhorta al pueblo de Cuba a la resistencia cívica, al retraimiento de cuanto pudiera significar un apoyo a la Dictadura que nos oprime, y a la ayuda eficaz de los que están sobre las armas para libertarlo. Para ello es preciso mantener viva la fe en la lucha revolucionaria aunque perezcamos todos sus líderes, ya que nunca faltarán hombres decididos y capaces que ocupen nuestros puestos, pues, como dijera el Apóstol, "cuando no hubiera hombres, se levantarían las piedras para luchar por la libertad de nuestra patria".

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Tarja de recordación en el lugar donde muere Jose Antonio Echeverria


A nuestros compañeros, los estudiantes de Cuba, les pedimos que se organicen, ya que ellos constituyen la vanguardia de nuestra lucha, y a las fuerzas armadas que recuerden que su misión es defender a la Patria, no someter a hermanos, y que su puesto es el del Ejército Mambí, que peleaba POR LA LIBERTAD DE CUBA, como terminan todos sus escritos. ¡Viva Cuba Libre! 

Muerte de José Antonio Echeverría

El automóvil en que viajaba José Antonio Echeverría resultó interceptado por un vehículo policiaco --las llamadas perseguidoras-- en un costado de la Universidad de La Habana, a donde se dirigía el 13 de marzo de 1957 poco después de haber tomado por asalto la emisora Radio Reloj y lanzado una proclama al pueblo. El líder estudiantil murió ametrallado.

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Las autoridades retuvieron el cadáver 24 horas y prohibieron que fuera velado en su ciudad natal, Cárdenas. El carro fúnebre partió hacia el cementerio de Cárdenas desde La Habana, sólo acompañado por un automóvil con los padres del mártir.
El sepelio se efectuó el 14 de marzo en horas de la noche, en presencia de pocos familiares y amigos, quienes fueron registrados por los agentes represivos. Todo el tiempo la necrópolis estuvo rodeada por policías, soldados y miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Días después la tumba fue profanada: soldados caminaron encima de la misma y destruyeron una lápida colocada sobre ella.
La muerte de José Antonio Echeverría ese día conmovió al país. Sólo tenía 24 años. Había nacido en Cárdenas, Matanzas, el 16 de julio de 1932.

José Antonio visto por sus compañeros

Sobre José Antonio hablan diversos compañeros que estuvieron cerca de él durante los días de la lucha revolucionaria.

Juan Nuiry, asaltante a Radio Reloj, es quien lo trae al presente con sus recuerdos y dice:

“José Antonio era el primero en todas las manifestaciones. Más de una
vez cayó herido por los golpes y las represiones de la tiranía(...)Lo
recordamos alegre y sereno, fiero en la lucha, afable en el trato,

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carismático, orientador en la tribuna, unitario y radical, severo en la
crítica, humano, justo, desinteresado, modesto, amigo y compañero(...)

Surgió de la masa abriéndose paso a fuerza de estudio y coraje, pues
su expediente académico va aparejado con su trayectoria de líder estudiantil (...)

Constituye una referencia necesaria en el proceso histórico,

ya que su ejemplo y su nombre están vinculados a la obra creadora de la patria”.

René Anillo, su compañero del Directorio Revolucionario declaró:

“No hubo autoridad moral más alta en la Universidad de La Habana, que
la reconocida a José Antonio Echeverría en sus tiempos”.

También José Assef Yara, combatiente de la lucha clandestina expresa:

“A José Antonio superarlo es imposible, imitarlo, muy difícil. Porque desde el mismo 10 de marzo (de 1952) solo supo de los sinsabores del clandestinaje, de los atropellos y de las torturas. Sobresalía por su actitud ante la lucha, su decisión, su valentía, su profundidad en el pensar y su autoridad. Todo ello lo hizo ser el compañero más querido para todos nosotros, y el más respetado. Como todo joven, tenía su novia, pero la visitaba cuando podía, porque era más el tiempo que estaba perseguido y buscado, que el que tenía libre”.

Julio García Olivera habla sobre la personalidad de José Antonio y señala:

“Tenía veinticuatro años, era un joven con inquietudes, jaranero, que gustaba tomar cerveza y oír a Benny Moré. Practicaba fútbol, entre otros deportes. Su imagen no puede idealizarse como para quitarle la parte humana y natural de su hombría y de su juventud(...) José Antonio como dirigente de la FEU fue fiel seguidor del ejemplo de Mella ”.

Faure Chomón busca en su memoria y dice que:

“José Antonio era el jefe militar del levantamiento armado del 13 de
marzo y el líder máximo de aquel movimiento por ser presidente de la FEU y secretario general del Directorio Revolucionario. Disponía de un enorme prestigio ante el pueblo, (que) lo quería y respetaba. Después de ejecutada la acción de Reloj, iría hacia la universidad para dejar instalado allí a parte del destacamento que lo acompañaba y garantizar el control de lo que sería la sede de nuestro Estado Mayor.

Es entonces, cuando se produce la sorpresa. La perseguidora se interpone en su camino y reacciona atacando lleno de ardor y coraje”.

Fructuoso Rodríguez, uno de sus compañeros más allegados, dijo:


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“El Gordo cayó como un valiente. Con desprecio absoluto de su vida avanzó sobre una perseguidora y les disparó por la ventanilla. Cayó al suelo y volvió a pararse sobre sus rodillas y sacando un revólver (que le había quitado a un soldado) volvió a tirar por la ventanilla para dentro: en ese momento una ráfaga de ametralladora lo remató”.

Naty Revueltalo cubrió de flores...

“El 13 de marzo fue un día imborrable. A casa avisaron, en medio de la incertidumbre del momento, que por añadidura habían asesinado a Pelayo Cuervo, amigo entrañable. Tan pronto nos avisaron, mi madre y yo fuimos para la funeraria de Zapata y 2. No faltaban por supuesto, policías vestidos de civil, a la caza de posibles visitas de luchadores perseguidos que se dejaran llevar por sentimientos lógicos, lo que resultaría peligrosísimo en esos momentos. Reinaba un ambiente mezcla de tragedia e indignación. Las flores de las Martianas me mantenían atenta a la puerta. Por fin llegaron. En eso alguien me dijo que acababan de traer otro cadáver y estaba en los altos. Dejé las flores en un rincón.

Subí y vi sin ropa, tendido en una camilla, a José Antonio Echeverría.
Estaba blanco como el mármol. Aún no había nadie con él. Bajé, tomé las flores y lo cubrí con ellas.”

Bibliografía

  • Depestre Catony, Leonardo;Úbeda Garrido, Luis. Personalidades Cubanas. Siglo XX, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002.

Fuentes

Véase tambíen