Anfibios
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Los Anfibios pertenecen a la clase Amphibia, los primeros aparecieron durante el per�odo tri�sico de la Era Mesozoica, hace 230 millones de a�os. Este grupo lo componen ranas, sapos, salamandras y cecilias. En los diversos ecosistemas donde viven, intervienen como elementos de indiscutible importancia en las complicadas relaciones ecol�gicas de la naturaleza.
Sumario
Caracter�sticas
Su piel es lisa o con tub�rculos o verrugas, tienen cuatro dedos en sus extremidades anteriores, los adultos tienen el cuerpo proporcionalmente corto, casi tan ancho como largo, sin cuello definido.
La mayoría de los anfibios son crepusculares o nocturnos; durante las noches, especialmente despu�s de las lluvias del atardecer, en el verano, se pueden o�r las llamadas de las ranitas, como campanillas y el croar de los sapos y de la rana toro. Para poder desarrollarse en la oscuridad est�n dotados de un par de ojos prominentes que est�n situados en la cabeza en dos planos mirando algo hacia arriba o mirando hacia los lados.
Durante el d�a permanecen refugiadas bajo piedras, hojarasca u oquedades en la tierra y bancos de los r�os y arroyos. Respiran por pulmones y reciben la temperatura del medio que los rodea, no poseen diafragma como el hombre.
La temperatura corporal es regulada por estos animales mediante el cambio de posici�n, de lugares secos y calientes hacia lugares frescos y h�medos, por eso se los llama ectod�rmicos o poikilot�rmicos, no son capaces de regular la temperatura interna del cuerpo como los Mam�feros, raz�n por la cual no soportan las condiciones clim�ticas extremas. Un aspecto muy curioso de los anfibios es su metamorfosis o cambio de la vida en el agua a la vida en tierra.
Alimentaci�n
Los anfibios tienen un importante papel en el flujo de nutrientes y Energ�a en las comunidades faun�sticas de los bosques tropicales, tragan todo tipo de presa m�vil. Comen cucarachas, grillos, orugas, gusanos, hormigas, escarabajos, mariposas y toda clase de Insectos. Tambi�n lagartijas, culebras, ratones y hasta individuos de su misma clase. Para introducir la presa en la boca, las ranas y los sapos se valen mayormente de la lengua poderosamente pegajosa que lanzan en forma de catapulta.
Reproducci�n
La reproducci�n de los anfibios requiere del medio acu�tico o de lugares con alta humedad. En ellos no hay c�pula debido a que los machos no poseen �rganos intromitentes, por tanto, la fertilizaci�n es externa.
Durante la �poca reproductiva, que coincide con la �poca de lluvias, los machos atraen a las hembras mediante llamadas espec�ficas, que a veces son audibles a grandes distancias. Cuando ambos sexos se re�nen, los machos "abrazan" a las hembras, que expulsan los �vulos al agua, y los machos; los espermatozoides. El abrazo nupcial se llama amplexus y en algunas especies es axilar, cuando el macho sujeta a la hembra por las axilas, As�, se produce numerosos huebecillos que pueden estar depositados en hileras como rosarios o en masa como una nata, cada uno en su envoltura gelatinosa.
Todos los anfibios cubanos son ov�paros. El desarrollo de la descendencia puede ser externo o interno. En el primer caso, del huevo emerge una larva acu�tica, conocida como renacuajo, sin extremidades y con cola, que en unos d�as, se transforma en un juvenil, parecido a los adultos. Este proceso se denomina metamorfosis e incluye el crecimiento y la diferenciaci�n de la morfolog�a y la fisiolog�a de las larvas. Los sapos, la rana platanera y la rana toro presentan metamorfosis.
El desarrollo interno consiste en que no hay metamorfosis, los huevos de las ranitas del g�nero Eleutherodactylus son grandes y con gran cantidad de yema; los ponen en los intersticios de hojas de bromelias, debajo de la hojarasca y otros sitios h�medos. Todo el desarrollo embrionario ocurre dentro del huevo, del cual emerge una ranita en miniatura, con sus cuatro extremidades y sin cola o con un peque�o rudimento de ella, que se elimina con rapidez.
H�bitat
Los anfibios ocupan todos los ecosistemas del Archipi�lago cubano, tanto terrestre como acu�tico, incluso los m�s transformados por la acci�n humana, como son los cultivos y las �reas urbanas.
Algunas especies son generalistas y pueden vivir en varios tipos de vegetaci�n, mientras que las especialistas habitan en uno solo, sin embargo la mayor�a de las especies se pueden establecer en m�s de un tipo de vegetaci�n.
Las ranitas del g�nero Eleutherodactylus son arbor�colas, pasan la mayor parte del tiempo sobre las hojas y ramas de arbustos y �rboles. El oeste de Cuba alberga la mayor riqueza de especies cavern�colas-lapid�colas, en su extremo m�s occidental, en la Pen�nsula de Guanahacabibes, donde hay gran cantidad de cuevas y formaciones calizas.
Algunas se encuentran en el suelo, entre la hojarasca y otro grupo, el de las ribere�as, frecuenta las riberas de r�os y arroyos. La mayor riqueza de las especies que viven en la hojarasca se encuentra en la regi�n oriental, particularmente en la Sierra Maestra y en el Macizo Nipe-Sagua-Baracoa.
Hay especies que encuentran refugio y alimento en �reas urbanas, en jardines, patios, parques, avenidas y construcciones, aunque tambi�n pueden vivir en cultivos, bosques y otros ecosistemas, en ambientes h�medos y cercanos a fuentes de agua.
Clasificaci�n
En la clase Amphibia hay tres �rdenes vivientes, pero solo uno de ellos est� representado en Cuba, el orden Anura, que incluye los sapos y las ranas. Los anuros cubanos pertenecen a cuatro familias, cada una con sus caracter�sticas propias. En Bufonidae hay siete especies de sapos del g�nero Bufo. Leptodactylidae contiene 49 ranitas del g�nero Eleutherodactylus. En Hylidae solo tenemos a la rana platanera. La rana toro pertenece a la familia Ranidae. En total son 58 especies.
Protecci�n
La deforestaci�n, la ganader�a, la Agricultura, la introducci�n de animales ex�ticos y el deterioro de las cuevas y otras formaciones c�rsicas son las principales amenazas para la supervivencia de las especies cubanas.
Los anfibios son muy importantes como controladores biol�gicos, por consumir grandes cantidades de Insectos y eliminar gran diversidad de plagas en la agricultura. Desempe�an un papel esencial en las redes tr�ficas de los ecosistemas.
Los sapos cubanos son patrimonio de excepcional valor, debido a que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo, su conservaci�n y el cuidado de sus h�bitats naturales han de convertirse en un compromiso y un deber de todos. En ocasiones estos han sido considerados animales da�inos, pr�cticamente diab�licos, como ingredientes indispensables en diversas hechicer�as.
Es importante preservar las �reas boscosas v�rgenes, que son escasas en Cuba y constituyen el refugio principal de las ranas arbor�colas.
Todas estas hermosas creaciones de la naturaleza, di�a a d�a hacen m�s placentero y agradable nuestro entorno, con sus bellos colores y la sonoridad de sus "llamadas". Del esfuerzo y cuidado de todos depende el privilegio de tenerlas en jardines y parques de la ciudad.
Fuentes
Alonso, Roberto y Ariel Rodr�guez (2003). Entre la hojarasca bajo nuestros pies. En Anfibios y Reptiles de Cuba. Ed. Lourdes Rodr�guez Schettino. UPC Print, Vaasa, Finlandia. p. 30-37
Alonso, Roberto y Ariel Rodr�guez (2003). Insospechados habitantes de las penumbras. En Anfibios y Reptiles de Cuba. Ed. Lourdes Rodr�guez Schettino. UPC Print, Vaasa, Finlandia. p. 20-29
Rivalta Gonz�lez, Vilma y Luis M. D�az Beltran. Ranas de las ciudades. En Anfibios y Reptiles de Cuba. Ed. Lourdes Rodr�guez Schettino. UPC Print, Vaasa, Finlandia. p. 44-49
Rodr�guez Schettino, Lourdes (2003). Generalidades. En Anfibios y Reptiles de Cuba. Ed. Lourdes Rodr�guez Schettino. UPC Print, Vaasa, Finlandia. p. 2-9
Rodr�guez, Ariel y Roberto Alonso (2003). Ranas arbor�colas. En Anfibios y Reptiles de Cuba. Ed. Lourdes Rodr�guez Schettino. UPC Print, Vaasa, Finlandia. p. 10-19
Ruiz Garc�a, Fernando N. Anfibios de Cuba. Ciudad de La Habana: Editorial Gente Nueva. 70 pp.