Congreso Obrero en Armas
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Primer Congreso Obrero. A finales del año 1958, comenzó a gestionarse una plenaria azucarera que en el transcurso de sus preparativos, fue incluyendo los asuntos de otros sectores laborales y llegó a convertirse en un verdadero Congreso Obrero.
Antecedentes
En los últimos meses de 1958, por orientación del Comandante Raúl Castro se constituyó en el Segundo Frente el Buró Obrero, el cual estaba bajo el mando de Antonio Torres Chedebeu “Ñico”, dirigente del Frente Obrero Nacional Unido (FONU) , además lo integraban Rafael González Meriño, Orlando Lache Chávez, y Uvencio Serrano Torres. Este organismo adscrito a la Comandancia Central que sirvió de enlace entre los mandos militares del Frente y los trabajadores de la zona, se instaló en Magueyal, punto intermedio entre Mayarí Arriba y Soledad de Mayarí. En este último lugar bajo su auspició y el de los delegados obreros nacionales del M-26-7 se celebró el Primer Congreso Obrero Regional los días 8 y 9 de diciembre.
La idea de celebrar una reunión obrera encontró eco en el mando rebelde. Así en los primeros días del mes de diciembre, llegó al Segundo Frente una comisión presidida por Antonio “Ñico” Torres, Delegado Nacional Obrero del M-26-7, para encargarse de los preparativos del evento. La comisión recibió todo tipo de facilidades y se acordó que la reunión comenzara el 7 de diciembre. Ante la imposibilidad de que todos los delegados pudieran llegar a tiempo, el Comandante Raúl Castro propuso, posponer su inauguración para el día siguiente.
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El congreso
Finalmente el evento sesionó los días 8 y 9 de diciembre en Soledad de Mayarí Arriba, en el mismo local donde casi tres meses antes se habían realizado, el Primer Congreso Campesino en Armas. Con una asistencia inicial de 110 delegados, luego de iniciados los primero debates y de algunos intentar sabotear el evento fomentando el divisionismo, 12 lo abandonaron quedando finalmente 98 delegados que representaban a los sindicatos azucareros, ferroviarios, portuario, minero, de la medicina, el comercio, la construcción, artes gráficas, electricidad, músicos, carpinteros y trabajadores de la Base Naval, los que pudieron expresar allí sus opiniones en un clima democrático. Provenientes en su mayor parte del territorio del Segundo Frente, y también de otras zonas cercanas a este y no liberadas aún, como Yateras, San Luis, Palma Soriano, Gibara, Antilla, Mayarí, Santiago de Cuba y Guantánamo. Representantes de la Comandancia del Frente, del Buró Agrario y obreros cafetaleros de Yateras, Tumba Siete y Margot también estuvieron presentes.
La toma de La Maya entre otras operaciones militares de vital importancia que se realizaban paralelamente con los preparativos del evento, impidió que el Comandante Raúl Castro participara en el histórico acontecimiento. Al iniciarse el compañero Rafael Gónzález Meriño fue elegido presidente por unanimidad, y Orlando Lache Chavéz Secretario, ambos miembros del Buró Obrero y de la Comisión Organizadora. El informe central planteaba los problemas más importantes relacionados con la situación de los obreros y campesinos. Los temas no se limitaron al aspecto económico, sino que abordaron también los políticos-sociales y dejaron un amplio margen para que los representantes de los trabajadores pudieran plantear otros aspectos de interés. El panorama del movimiento obrero en general fue objeto de un gran análisis, se evaluó el despotismo de los dirigentes mujalistas, la preocupación y presión de que eran objetos los trabajadores, e incluso el asesinato de los líderes más combativos, así como la prohibición del derecho de reunión, huelgas y otras acciones propias de la clase en defensa de sus conquistas.
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Resultados
Dentro de la más amplia democracia, los delegados valoraron los puntos del temario. Con un elevado espíritu unitario, los acuerdos del Congreso garantizaron la realización de la zafra azucarera y demostraron que la clase obrera reconocía al Ejército Rebelde como la única fuerza capaz de defender sus derechos. Culminadas prácticamente las secciones del Congreso Obrero, se comenzaron a cumplir los acuerdos tomados, empezando por la expulsión de los dirigentes mujalistas del movimiento obrero genuino representante de los trabajadores. Con ello se había ganado una batalla más contra el sectarismo y la división, promovidos por falsos líderes obreros, por lo que la bandera de la unidad revolucionaria se mantenía en los territorios del Segundo Frente.
Este Congreso Regional obrero constituyó un paso de mucha importancia para la reorganización de la vida económica y social en las zonas liberadas y para elevar el papel de los trabajadores al nivel de clase dirigente. El Congreso puso de manifiesto una vez más la importancia de la unidad como factor indispensable del triunfo; dio el golpe de gracia a los elementos mujalistas de la zona y fortaleció considerablemente el apoyo del movimiento obrero, al nuevo poder revolucionario.
Fuentes
- Sitio Web de los Joven Club de Computación y Electrónica Segundo Frente.
- Complejo Histórico Segundo Frente.
- Lic. Damais García Suárez, .
- “Epopeya de Libertad”. Autora: Martha Verónica Álvarez Mola, 2007. Casa Editorial Verde Olivo, 2007
- Testimonio de Pedro Cardona Bory (Perucho) representante de los trabajadores del central Isabel (actual Honduras), de Yateras.
