Camilo Polavieja y del Castillo

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Camilo Polavieja y del Castillo
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NombreCamilo García de Polavieja y del Castillo-Negrete
Nacimiento13 de julio de 1838
Madrid
Fallecimiento15 de enero de 1914
Madrid

Camilo García de Polavieja y del Castillo-Negrete, marqués de Polavieja. Militar, noble y político español. Combatió a los patriotas cubanos en 1868-1872 y en 1877-1878. Gobernador de Santiago de Cuba (1879). Gobernador de Cuba (1891-1892). Capitán General de Filipinas (1896-1897). Jefe del Estado Mayor del ejército español (1904-1906). Su mandato en Cuba, se caracterizó por tratar de exacerbar el miedo a la instauración de una república negra, y la persecución de bandoleros, independentistas, obreros y masones. En Filipinas ejecutó al patriota José Rizal y puso fin a la insurrección liberadora.

Sus primeros años

Nació en Madrid el 13 de julio de 1838, en el seno de una familia de brillante posición social y económica. Hizo sus primeros estudios en Madrid, Málaga y Alcoy. En 1858 se inscribió como soldado en el regimiento Navarra número 25. Al estallar la Guerra de Marruecos el entonces sargento Polavieja acudió con su regimiento, que se hallaba de guarnición en Valladolid, al teatro de operaciones. Su bautismo de fuego tuvo lugar en la batalla de Wad-Ras, después de la cual recibió el grado de sargento primero y la felicitación personal del general Leopoldo O'Donnell. Terminada la campaña de Marruecos pidió y obtuvo el pase al ejército de Cuba con el grado de alférez, en 1863. Desde 1868 hasta 1872, combatió contra los patriotas cubanos en la primera guerra por la Independencia, donde ascendió a teniente coronel.

Después participó en España en la Tercera Guerra Carlista, alcanzando en 1872 el grado de teniente coronel, el cual le fue otorgado por el general Arsenio Martínez Campos por su actuación en Valencia. Participó además en el sitio de Cartagena y en varios encuentros con las tropas carlistas, especialmente con la columna de Savalls. También participó en la rotura del sitio de Manresa, además de la ocupación de la ciudad de Vich. Formando parte del tercer cuerpo del ejército entró en Bilbao, tras lo cual fue ascendido a coronel, además de tomar el mando del batallón de Toledo.

Más tarde se puso bajo órdenes directas del rey Alfonso XII para levantar el bloqueo de Pamplona, tras lo cual participó en la batalla de Treviño y la toma de Salvatierra, además de proteger el flanco y la retaguardia del ejército en la marcha de este sobre Munguía. Más tarde tomó el paso de los Pagos y el pueblo de Peñacerrada, donde derrotó a las tropas carlistas. En el año 1876, después de duros combates, tomó varias posiciones carlistas, como el fuerte de San Carlos, y asistió a la batalla de Elgueta, tras lo cual fue ascendido a brigadier.

Estancias sucesivas en España y en Cuba

Durante 1877 combatió a los independentistas cubanos, obteniendo la Gran Cruz del Mérito Militar. En 1878 obligó al brigadier rebelde Emiliano Sánchez a rendirse con 44 oficiales y toda su tropa. El 17 de julio fue ascendido a mariscal de campo y nombrado comandante general y gobernador de la provincia de Puerto Príncipe. El año siguiente fue nombrado gobernador de Santiago de Cuba.

Puso fin además a la llamada «Guerra Chiquita», en la que Polavieja hizo especial énfasis en insistir en el «carácter negro» de las revueltas, intentando minimizar frente a la opinión pública el apoyo de los blancos al movimiento y haciendo del conflicto en la isla una supuesta «guerra de razas».

En 1882 regresó a la península y pasó a desempeñar numerosos cargos, entre ellos el de consejero del Consejo Supremo de Guerra y Marina o el de capitán general de Andalucía, cargo que ostentó hasta enero de 1888. En 1885 se casó con doña María de la Concepción Castrillo y Medina, de familia sevillana, llamada también Concepción Benjumea de Polavieja en algunas fuentes.

Gobernador de Cuba

El 24 de agosto de 1891 fue nombrado gobernador general de Cuba, tras la dimisión de José Chinchilla, cargo que recibió de manos de José Sánchez Gómez el día 24. Nada más llegar procedió con la expulsión de la isla de Antonio Maceo, al que acusó de racismo y de querer establecer una «república negra». Durante su mandato como gobernador, Polavieja siguió una política de «mano dura», represiva, con la oposición al Partido Liberal de Cuba y una persecución del bandolerismo, los independentistas, el movimiento obrero, el protestantismo y la masonería.

Intentó recortar la libertad de prensa a la vez que influyó fuertemente en la Unión Constitucional —españolista—, de la que pretendió erigirse en «jefe natural». Polavieja criticó el «oportunismo» de muchos autonomistas, aunque mostraba sin embargo cierta inclinación hacia un desarrollo futuro de la autonomía e independencia cubanas y ya en 1892 mostró una opinión crítica hacia el papel de España en las colonias, viendo también con temor el crecimiento de la influencia de los Estados Unidos en la región. Polavieja defendía una «separación amigable» de Cuba y España, previo paso de una etapa de mayor autonomía para la isla.

El 15 de enero de 1892 comenzó en La Habana, en los locales del Centro Gallego (en esa época en Prado y Dragones) el primer Congreso Regional Obrero, que culminó el 19 de enero, y en el mismo se recogieron los primeros pronunciamientos revolucionarios del proletariado cubano.

Abandonó el cargo de gobernador el 20 de junio de 1892 —se dice que por la negativa del Gobierno a aceptar sus sugerencias autonomistas, aunque Polavieja alegó motivos de salud— el cual pasó a manos de José Sánchez Gómez, que el 11 de julio de 1892 entregó a Alejandro Rodríguez Arias y Rodulfo, quien falleció el 15 de julio de 1893. La sucesión de gobernadores provisionales continuó con José Arderius y García, quien el 4 de septiembre de 1893 fue sustituido por Emilio Callejas e Isasi.

Capitán general de Filipinas

A su regreso a la península, en 1893, puso en marcha la revista La Caridad, medio de comunicación perteneciente a la Cruz Roja Española. El 3 de diciembre de 1896 llegó a las islas Filipinas, para desempeñarse en principio como segundo del entonces gobernador Ramón Blanco y Erenas, pero enseguida fue nombrado gobernador general, capitán general y general en jefe del Ejército. Su mando fue muy enérgico, logrando dominar la insurrección independentista que había estallado en las islas. Una de sus decisiones más importantes fue no conceder el indulto al patriona filipino José Rizal, que fue ejecutado. El 9 de marzo de 1897 el general Polavieja dimitió de sus cargos, argumentándolo de nuevo en su mal estado de salud.

Retorno a España

Tras su renuncia como gobernador general en Filipinas regresó a la península, donde fue condecorado con la Gran Cruz de San Fernando. Estimulado por la opinión pública Polavieja se lanzó al ruedo político publicando una carta-manifiesto el 10 de septiembre de 1898, en el periódico El Heraldo, —tras el desastroso verano de 1898 con la pérdida de las posesiones españolas de Ultramar, Cuba, Filipinas, Puerto Rico y las islas Marianas— en la que propuso Polavieja una política regeneracionista, que pretendía poner fin al «viejo y corrupto» sistema turnista de Sagasta y Cánovas.

La propuesta pretendía realizar determinadas reformas en la administración pública española y una descentralización administrativa que fueron, en parte, bien recibidas por algunos sectores de la burguesía catalana. En su ascenso político Polavieja contó con el apoyo de la burguesía y empresarios catalanes, a los que prometió reformas políticas en la línea de una mayor descentralización del Estado, además de un concierto económico similar al obtenido por el País Vasco en 1876, mayor independencia fiscal y respeto de sus instituciones. Fue nombrado ministro de Guerra en el Gobierno de Francisco Silvela del 4 de marzo de 1899, pero el mismo año dimitió. En 1904, al crearse el Estado Mayor Central del Ejército, el rey Alfonso XIII nombró a Polavieja jefe del Estado Mayor. En 1906 fue nombrado presidente del Consejo Supremo de Marina y Guerra. En 1910 actuó como embajador de España en México durante la celebración del centenario de la independencia de esta nación y devolvió al Gobierno de Porfirio Díaz distintos objetos capturados como botín de guerra a José María Morelos casi un siglo atrás. En ese mismo año fue nombrado capitán general del Ejército. También recibió el título de marqués de Polavieja y escribió un relato de su actuación en Cuba y una biografía de Hernán Cortés.

Polavieja fue también miembro de la Real Academia de la Historia desde 1912 y que ostentaría hasta su muerte el 15 de enero del año 1914.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • Historia de Cuba. Dirección Política de las FAR. La Habana. Págs. 336-345.
  • Eduardo Torres-Cuevas y Oscar Loyola. Historia de Cuba. 1492-1898. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 2001. Págs. 341-350.