Antigua Grecia

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Antigua Grecia
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Gentilicio griego/griega
Idioma idioma griego antiguo

Se llama Antigua Grecia a la civilización griega de la antigüedad, que tuvo un gran desarrollo en el campo filosófico, famosa por sus conocimientos, su arte y sus templos. Entre los monumentos más famosos se encuentran el Partenón y el Mausoleo de Halicarnaso. El mundo griego antiguo está formado por el conjunto de territorios (Grecia, Asia Menor, Magna Grecia, Mar Negro, Norte de África y Mediterráneo occidental) y sociedades que, teniendo como área central de referencia el mar Egeo, se articulan en torno a vínculos fundamentalmente culturales (lengua, religión, filosofía, manifestaciones artísticas, etc.), bajo distintas fórmulas de organización política independientes entre sí, como las practicadas por Atenas; Corinto; Esparta; Tebas. La Antigua Grecia, por tanto, es una construcción histórica y cultural, más que una realidad política, social o territorial, dada su falta de unidad estatal antes de la llegada de Alejandro de Macedonia o de Roma.

Prehistoria

Las planicies fértiles y los valles regados por el Tigris y el Éufrates (la media luna fértil) constituían en la antigüedad la región con el mayor potencial agrícola junto con los del Indo y los del Nilo. Los restos arqueológicos indican que algunos primitivos pueblos del Mediterráneo, estrechamente ligados a las culturas del norte de África, habitaron las regiones meridionales del Egeo hasta bien entrado el periodo neolítico, antes del 4000 a. n. e. Estas pruebas muestran la evolución cultural desde la edad de piedra hasta la edad del bronce, que en Grecia empezó en el 3000 a. n. e. Las primeras comunidades agrícolas del mundo se desarrollaron allí. En Jericó (Palestina) se cultivaron cereales desde el 8000 a. n. e. Sin embargo, era una tierra que mantenía un delicado y frágil equilibrio necesitando una defensa constante, tanto de la naturaleza como de los predadores humanos del desierto por el Oeste y de las montañas a Norte y al Este.

Para tener algún tipo de control de la crecida de los ríos se necesitan diques, canales y una organización más compleja; al enfrentar estos desafíos evolucionaron muchos de las creaciones más significativas de los inicios de la civilización.

A principios del III milenio a. n. e., la denominada civilización del Egeo evolucionó hasta niveles extremadamente altos. La civilización de la edad del bronce en el Egeo se dividía en dos culturas, cada una de ellas con sus propias etapas y subdivisiones cronológicas:

  • La civilización heládica (cultura micénica, en su período más reciente), florecía al mismo tiempo en la porción continental de Grecia, concretamente en el Peloponeso. Sus grandes centros estaban en Micenas, Tirinto (cerca del actual Návplion) y Pilos. La cultura y el comercio cretense dominaron el Mediterráneo hasta después del año 1500 a. n. e., cuando Micenas tomó el relevo.

Situación y condiciones geográficas

En la parte meridional de la Península de los Balcanes, al sur de Europa, separada por valles rodeados de montañas donde abundan precipicios y altas rocas, se desarrolló la civilización griega. Esta región bañada por el mar Egeo se conoce con el nombre de Grecia. En Grecia los ríos son pequeños y casi se secan en verano. Para los griegos era tan importante el agua que al despedirse los amigos se deseaban mutuamente buena suerte y mucha agua fresca. De acuerdo con sus condiciones naturales Grecia puede dividirse en tres partes: sur, centro y norte.

La parte central y la norte se encuentran separadas por elevadas cadenas de montañas muy difíciles de cruzar. En la costa, entre las montañas y el mar, hay una estrecha abertura llamada el Paso de las Termópilas, que es la única vía por la que podían pasar los viajeros que se dirigían desde Grecia central hacia la zona norte. El sur de Grecia o Peloponeso se encuentra separado del resto del país por golfos profundos y está unido solamente por un estrecho istmo. En la antigüedad Grecia tenía abundantes minas: había oro, plata, cobre y sobre todo, el magnífico mármol, con las que hicieron las antiguas estatuas y columnas griegas.

Sin embargo, a pesar de las riquezas minerales de aquellas tierras, sus pobladores sufrieron también las consecuencias de los peligrosos fenómenos naturales. Mediante las excavaciones realizadas y los restos de las rocas que se han encontrado en Grecia y en las islas que la rodean, los científicos han podido conocer que, desde aquellos tiempos, en Grecia eran frecuentes los terremotos y había volcanes que entraron en erupción y causaron grandes daños en las poblaciones cercanas.

La tierra de la península griega es poco fértil. Sólo en los valles hay más vegetación. La tribus que se situaron en ellos tenían pastos para el ganado y cultivaban cereales, uvas para hacer vino y olivo, cuyo fruto, las aceitunas, se utilizaba en la fabricación de aceite.

El mar que rodea y entra en su territorio, también ofrece riquezas e hizo posible que sus pobladores se convirtieran en buenos marinos. Las islas, muy cercanas entre sí, facilitaron el intercambio de productos y el paso de sus habitantes a otras regiones. Las condiciones naturales de Grecia son diferentes a las del Oriente Antiguo; en aquellos países hay grandes ríos y fértiles territorios en los que se desarrolló la agricultura. En la vida de los griegos fue importante el mar, ya que sus ríos eran pequeños y sus tierras poco fértiles. Además, las tormentas dañaban las cosechas y el excesivo calor y fuerte sol de verano quemaba las hierbas.

Cultura cretomicénica

En el mar Egeo, al sur de la región del Peloponeso, se encuentra la isla de Creta. Hace muchos años se desarrolló allí una gran civilización de la cual aún existen vestigios o restos. La cultura griega tiene sus orígenes en la civilización cretense, cuyos principios se remontan al tercer milenio a. C. los cretenses fueron los primeros en recorrer el Mediterráneo y llegaron a tener una flota poderosa, comerciaron con otros pueblos ubicados en tierras de los actuales países de Italia y España, produjeron vino, aceite, artículos de cerámica, etc. Que vendían al extranjero; la intensidad de su comercio le hizo adquirir la hegemonía en todo el Mediterráneo Oriental. Esta hegemonía fue marítima por esto se llama talstocracia (gobierno de mar).

Este poderío marítimo se extendió desde Roda y Chipre hasta los puertos fenicios de Biblos y Gadir hacia el 2000 a. n. e.

Los habitantes de la isla de Creta copiaron de los fenicios su escritura lineal, imitaron de los arquitectos babilonicos la construcción de sus palacios de Cnosos, Festos, Mallia, Faistos y Hagia Triada. Estas ciudades fueron erigidas durante la ultima época de Creta también denominada el apogeo de la civilización de Creta. En esta civilización la mujer jugo un papel muy importante pues adoraban a una diosa madre, a un dios de la luz y parece que también veneraban a sus reyes.

Cultivaron los deportes iniciando los grandes juegos que después se llamaron las olimpiadas en Grecia Continental. Se dedicaron especialmente al box, las carreras y las corridas de toros, que eran demostraciones de acrobacia donde estaba prohibido matar al toro. Estos pobladores adoraban a sus dioses en cavernas o pequeñas capillas no tenían el culto a los muertos pero creían en un más halla semejante al mundo. Los habitantes de Creta provenían de la tribu de los Egeos quienes subsistieron en el continente Europeo en Micenas y Tirinto y en el Asia Menor en Troya (edificada casi en la entrada del estrecho de los Dardanedos en una colina que domina la llanura inferior del río Escandro denominada la roca de Pérgamo).

A finales del III milenio a. n. e. comenzaron una serie de invasiones de tribus del norte que hablaban un idioma indoeuropeo. Existen pruebas de que estos pueblos del norte vivieron en la cuenca del río Danubio, al sudeste de Europa. De los primeros pueblos invasores, los más destacados, los aqueos, se habían visto con toda probabilidad obligados a emigrar presionados a su vez por otros invasores. Los aqueos invadieron el sur de Grecia y se establecieron en el Peloponeso. Según algunos especialistas, un segundo pueblo, los jónios, se asentó principalmente en Ática, la zona central del este de Grecia y en las islas Cícladas, donde asimilaron la cultura de los pueblos heládicos. Los eolios, un tercer pueblo de características poco definidas, se asentaron en principio en Tesalia.

Investigaciones

Las investigaciones de la era moderna demuestran que:

En Cnosos, ciudad de Creta, se encontraron las ruinas de un palacio donde vivían el rey y otros jefes. Este rey era a la vez guerrero, comerciante principal y jefe religioso. En esta isla se han encontrado objetos de mármol negro o verde oscuro de gran belleza. En Creta la abundancia de estaño les permitía exportarlo a lugares cercanos. Su cerámica y tejidos eran famosos y se han encontrado restos de los mismos en otros lugares del Mediterráneo, lo que permite conocer que fueron muy usados para comerciar.

En la región de Peloponeso se encuentra un lugar llamado Micenas. Las ruinas halladas demuestran que existió un palacio en lo alto de una colina, rodeado por sólidos muros de piedra. Cerca del palacio hay restos de varias tumbas y dentro de ellas se han encontrado armas de bronce incrustadas en oro y adornos de este metal. Algunos de los hombres enterrados en esas tumbas tenían máscaras de oro. Otros palacios, en los que se encontraron objetos muy parecidos fueron descubiertos en todo el Peloponeso así como en la Grecia central. Esto prueba que había intercambio entre las regiones. Especialmente entre Micenas y Creta se llevaba a cabo un activo comercio. Estas dos grandes civilizaciones de la antigüedad se conocen como cultura Creto-Micénica y constituyen un monumento arqueológico.

Los palacios de la cultura Creto-Micénica existieron entre los siglos XVI al XII a. n. e., y sirvieron de vivienda a los jefes de las tribus griegas, quienes se sentían seguros detrás de sus muros impenetrables. Estos jefes mandaban fuertes destacamentos y obligaban a las poblaciones vecinas a pagar tributos. Así se hicieron dueños de las tierras más fértiles. Por las tablillas de arcilla encontradas y que descifraron los sabios, se conoce su forma de vida, de sus jefes y artesanos. También a través de los mitos y leyendas, narraciones y relatos de aquella época se conoce la vida de los antiguos griegos. Todos estos medios de que se valen los científicos para saber cómo era la vida hace muchos años constituyen fuentes para el conocimientos histórico.

Siglos XI-IX a. n. e.

Invasión de los dorios

La parte norte de la península de los Balcanes estaba habitada por unas tribus muy numerosas: los dorios. Su nivel cultural era inferior al de los habitantes de Micenas puesto que no tenían alfabeto ni sabían construir con piedras; sin embargo, ya tenían armas de hierro. Los dorios eran guerreros y su principal ocupación era la ganadería. Al final del II milenio a. n. e., estas tribus se extendieron hacia el sur, invadieron la región de Peloponeso y destruyeron el palacio de Micenas. Las isla de Creta también fue invadida y sus palacios destruidos.

Las invasiones dorias no fueron invasiones militares propiamente dichas sino migraciones de pueblos enteros que se establecieron en las regiones que ocuparon. Una parte de la población nativa de Grecia meridional fue sometida por ellos; otra se refugió en las islas del mar Egeo y en la península de Asia menor donde ya vivían algunos griegos. Después de la invasión doria la cultura en Grecia perdió mucho. Durante varios siglos no se realizaron construcciones de piedra; la artesanía se volvió primitiva, tosca y aún el lenguaje escrito se olvidó por completo. También el comercio decayó, sin embargo, los dorios hicieron aportes favorables a la cultura y el desarrollo de Grecia.

Los dorios ya conocían el hierro con el cual fabricaban instrumentos y las armas con que ganaron en los combates a las otras tribus que habitaban en Grecia; avanzaban a caballo y; además, utilizaban estos animales para tirar de sus carros de guerra. El aporte dorio de mayor importancia fue la utilización del hierro, ya que con este metal los habitantes de Grecia Antigua pudieron fabricar y mejorar instrumentos agrícolas como el arado con reja de hierro, que les permitió arar tierras duras más profundamente, con lo que lograron un mayor rendimiento en la agricultura. Con el tiempo, los vencedores dorios y las tribus vencidas llegaron a mezclarse y de esta unión surgió el pueblo griego.

Ocupaciones de los antiguos griegos

Este pueblo se dedicó principalmente a la agricultura; era un trabajo muy duro: primeramente el campo tenía que ser limpiado de piedras. En muchos lugares la tierra era tan dura que tenía que ser arada tres o cuatro veces con un arado de madera y después había que aflojarla con una azada. Muchas veces, estos esfuerzos eran en vano, porque la sequía o las fuertes lluvias arruinaban las cosechas. Los griegos sembraban principalmente la cebada, que podía soportar las sequías y maduraba rápidamente. Las laderas de las colinas eran sembradas con matas de uva, olivo, y algunas legumbres, así como cebollas.

La ganadería era otra de sus ocupaciones. Los animales domésticos que más se utilizaban eran las ovejas y las cabras, ya que estas podían vivir de la pobre vegetación; también criaban cerdos, a los que alimentaban con bellotas. Los agricultores y ganaderos producían casi todo lo que necesitaban. Usaban toscos vestidos y dormían en ásperas esteras hechas con la lana de sus ovejas y cabras. Al desarrollarse la artesanía fabricaron vajillas de arcilla y ligeros zapatos de cuero llamados sandalias. También elaboraron armas de hierro y bronce así como adornos de oro y plata. Ellos también se dedicaban a la navegación y sabían fabricar grandes embarcaciones de madera. Las condiciones en Grecia eran favorables para la navegación.

Surgimiento de clases

En la Antigua Grecia en cada llanura e isla vivía una tribu diferente. Cada tribu constaba de varios clanes y cada clan o gens agrupaba varias familias que consideraban la tierra como propiedad común. Cada familia tenía su casa y recibía una parcela en los campos. El ganado pastaba en praderas que también eran propiedad de todos. Las mejoras introducidas en los instrumentos de producción, como por ejemplo, el arado de hierro, trajeron por consecuencia un aumento en las cosechas. Cuando las nuevas técnicas se fueron extendiendo, algunas familias de cada tribu pudieron adquirir con mayor facilidad los nuevos instrumentos. En consecuencia, sus cosechas eran mejores, lo que permitió que estas familias pudieran establecerse por separado independizándose de la comunidad.

Así, poco a poco, fue apareciendo en algunos lugares la propiedad privada que se desarrolló durante muchos años conjuntamente con la propiedad colectiva. Las familias acomodadas se asilaban cada vez más, valiéndose de su ventajosa situación económica acumulaban tierras, ganado y productos. Algunos se volvían ricos y otros, cada vez más pobres; estos se veían en la necesidad de buscar empleo en casa de los ricos y abandonar el cultivo de sus parcelas de tierra. A veces perdían sus tierras y se convertían en mendigos. Ya no existía la igualdad como en la sociedad primitiva.

Los basileos o jefes de tribus y el Consejo de Ancianos, formado por los ancianos más ricos, se convirtieron en dueños de grandes parcelas de tierra. Ellos iban aumentando sus propiedades con los bienes de los campesinos que se arruinaban y que entregaban todo lo que poseían en pago de sus cuantiosas deudas. Al invadir a Grecia los jefes guerreros de las tribus dorias se fueron apoderando también de grandes pedazos de tierra, así como de numerosos rebaños. Este fue un proceso muy largo, por lo que se ve que en el período comprendido entre los siglos XI y IX había rasgos de sociedad primitiva y a la vez comenzaban a existir diferencias entre unos hombres y otros, es decir, que iba surgiendo la sociedad dividida en clases.

Surgimiento del Estado

Las tribus eran dirigidas inicialmente por un grupo de las personas más viejas y de mayor experiencia, o sea, de los ancianos. Por lo general sus tierras eran trabajadas por ellos mismos; pero a veces buscaban hombres que las trabajaran a cambio de alguna comida y escasas ropas. Utilizaban el trabajo de esclavos que pastoreaban el ganado, confeccionaban ropas, cultivaban huertos y cocinaban. Debido al trabajo de los esclavos y de los trabajadores libres, los basileos y los ancianos siempre tenían abundante comida, vino, ropa y calzado para ellos y su familia, y algún ganado excedente que intercambiaban por costosas armas, bellos tejidos y adornos. En las guerras obtenían los mayores beneficios ya que se proveían de esclavos. Los asuntos de la tribu se resolvían en asambleas donde se reunían todos, dirigidas por el consejo de ancianos, al frente del cual había un basileo. Si un simple guerrero comenzaba una discusión con un basileo era silenciado inmediatamente por medio de amenazas y azotes.

Los basileos y los ancianos dejaban a sus hijos y herederos no solo su fortuna sino también su poder sobre las tribus. Cuando sus hijos y nietos se hacían hombres, también se convertían en basileos. La posición de los hombres no dependía ya de sus méritos personales y su experiencia, sino de su origen o de la posición de la familia a que pertenecían. Los que nacían dentro de familias de jefes se consideraban nobles a sí mismos, es decir, procedentes de las más poderosas familias. Cada vez se agudizaban más las diferencias y la desigualdad material entre unos y otros; existía una clase: la nobleza, que dominaba la vida de la tribu; había explotadores y explotados, o sea, estaban surgiendo dentro de la comunidad primitiva características de una sociedad de clases. Para asegurar todavía más su posición privilegiada y dominar con más fuerza a las grandes masas, los nobles les hacían creer que desceñían de los dioses. Mientras mayor se hacía la desigualdad material de los hombres, más necesitaba la clase explotadora de una institución que garantizara sus privilegios contra los intereses de la mayor parte de la población. Así surge el Estado.

Cultura y religión

Adoración de las fuerzas de la naturaleza

Como todos los pueblos de la antigüedad, los griegos temían a las fuerzas de la naturaleza. En su imaginación toda la naturaleza estaba poblada por dioses que decidían sobre la vida de los hombres. Estos dioses se los representaban como seres humanos, pero inmortales y poderosos. Creían que el poderoso dios que ellos llamaban Zeus podía herir a las personas con las brillantes flechas de los relámpagos y que él era el responsable de la lluvia. La situación de los marinos que zarpaban en pequeñas embarcaciones de madrea, en la Antigua Grecia dependía en mucho de las condiciones buenas o malas del tiempo. Es por ello que los griegos creían en el dios del mar, Poseidón (hermano de Zeus), ya que pensaban que éste podía producir una tormenta con su tridente y hundir los barcos. Aquí en Grecia, igual que en el Oriente Antiguo, el Sol era considerado una divinidad. Le daban el nombre de Apolo, enemigo de las tinieblas.

Dioses protectores

Todas las actividades económicas: las agrícolas, ganaderas, de tejido, de caza y otras, tenían un dios protector. Dionisos era el dios del vino y de la vid. Según las creencias de los griegos, este dios había enseñado a los hombres a cultivar la uva y elaborar el vino. Además, simbolizaba la alegría de vivir, la vida en la naturaleza. En honor de este dios se celebraban fiestas dos veces al año: en primavera, antes de comenzar el trabajo en los viñedos, y en diciembre, cuando el vino nuevo estaba listo. Hefestos era el dios que protegía a los forjadores. Lo imaginaban trabajando en un taller situado bien profundo bajo la tierra, con las manos y cara siempre cubiertas de hollín. También pensaban que es el mismo dios de Sol, Apolo, era un hombre joven y bien parecido que protegía las bellas artes. Siempre se encontraba acompañado de las musas: las dios de la música y la poesía. Los habitantes de la Isla de Rodas, situada en el Mediterráneo, le hicieron a este dios una gigantesca estatua de bronce, conocida por el nombre de El coloso de Rodas, que está considerada como otra de las siete maravillas del mundo.

Tiempos de Homero

Los bardos o poetas de la Antigua Grecia compusieron canciones y poemas sobre las hazañas y aventuras de diferentes héroes. Ellos los recitaban en las fiestas con el acompañamiento de instrumentos musicales. Uno de los temas más populares fue la campaña griega contra Troya, ciudad de Asia Menor. Dos largos poemas, la Iliada y la Odisea, narran esas hazañas. De acuerdo con leyendas de aquellos tiempos, los cantos y narraciones fueron recolectados y perfeccionados por un famoso poeta ciego llamado Homero, que vivió de los siglos IX al VIII a. n. e. Estos poemas han pasado de padres e hijos a través de los años y constituyen importantes obras de la Literatura y de la Historia Universal, que permiten conocer cómo era la vida en la Grecia de aquellos tiempos, por los que son valiosas fuentes del conocimiento histórico.

La Iliada

Troya o Ilión se encontraba en la costa del Asia Menor. Muchas tribus griegas tomaron parte en la campaña contra Troya. Asediaron la ciudad durante nueve años, pero no pudieron tomarla pues era casi inexpugnable, estaba situada en la cima de una colina y rodeada por una poderosa muralla de piedra. El poema describe muy gráficamente la forma en que los griegos se organizaban para la lucha: al atacar formaban destacamentos separados, de acuerdo con las diferentes tribus y clases. Los soldados peleaban a pie, vestidos con túnicas de lino y sin más armas que lanzas y piedras. Los jefes protegían sus cuerpos con armaduras de cobre y viajaban en carros de guerras tirados por caballos. Además de lanzas, tenían espadas de bronce. Según narra el poema, también los dioses tomaban parte en las batallas. Algunos ayudaban a los griegos; otros a los troyanos.

La Ilíada termina con la emotiva descripción del funeral de Héctor, el más fuerte y valiente de los troyanos, que cayó peleando contra Aquiles. Otra de las tradiciones griegas cuenta que la madre de Aquiles, una diosa, lo bañó en un río subterráneo con poderes mágicos cuando era niño. Esto hizo que el cuerpo de Aquiles fuera invulnerable excepto en el talón, lugar por el que su madre lo sujetó, y que por tanto no se mojó en las aguas maravillosas. Aquiles murió después de Héctor, debido a una flecha envenenada que le penetró, precisamente por el talón. Esto dio lugar a la expresión “el talón de Aquiles” que significa punto más débil.

La caída de Troya

Durante la guerra de Troya los griegos fabricaron un gran caballo de madera dentro del cual se escondieron los mejores guerreros y lo dejaron en las afueras de la ciudad. El resto de los griegos fue en barcos hacía una isla cercana, en medio de la noche. Los troyanos vieron el caballo y les llamó tan poderosamente la atención que lo arrastraron hasta el interior de los muros de la ciudad. Por la noche, los guerreros griegos salieron el caballo mientras que los que estaban en la isla se acercaron silenciosamente y penetraron en Troya. Ante el ataque por sorpresa, muchos troyanos cayeron, las mujeres fueron hechas prisioneras y la ciudad fue saqueada y quemada. Los griegos regresaron a su hogares cargados con rico botín.

La Odisea

En este poema se describen las aventuras de Odiseo (Ulises) participante del sitio de Troya, durante el viaje de regreso a su tierra natal, la isla de Itaca situada en la costa occidental de Grecia. Cuenta el poema que Odiseo y sus guerreros, cuando todavía las ruinas de Troya se encontraban ardiendo, zarparon en doce naves, pero se produjo una tormenta y los griegos se perdieron en el mar. Dos veces Odiseo y sus compañeros desembarcaron en islas habitadas por gigantes. Después de vencer muchos peligros y dificultades durante veinte años, Ulises (Odiseo) logró llegar finalmente a la isla de Itaca. Cuenta la leyenda que en el transcurso de esos años, el palacio de Odiseo estuvo siempre ocupado por los pretendientes de su esposa, la fiel Penélope. Éstos, creían que Odiseo había muerto y esperaban que Penélope escogiera entre ellos a su nuevo esposo. Pocas veces Penélope se dejaba ver.

En cierta ocasión, después de haber bebido más de la cuenta, los pretendientes exigieron la presencia de la reina y le plantearon que ya era tiempo de que escogiera entre uno de ellos a su futuro esposo. Odiseo, que había llegado a la casa disfrazado de mendigo fue reconocido por su hijo Telémaco y una sirvienta, quienes le ayudaron para que pudiera participar en la proposición que Penélope había hecho de pasar la prueba del arco. Uno a uno, los pretendientes fallaron su intento y solo Odiseo (Ulises) logró tensar el arco con la maestría de quien maneja lo suyo. Una de las voces de los pretendientes se alzó refiriéndose a la hazaña de Odiseo que lo convirtió en el ganador. Entonces, Ulises se identificó. Después de haber eliminado todas las dificultades que le impedían convertirse de nuevo en rey de Itaca, Ulises gobernó durante muchos años.

Economía del Ática

Durante la invasión de los dorios a la Grecia central y meridional hubo un pueblo que rechazó los ataques y conservó su independencia: el pueblo ateniense. Atenas estaba situada en la región del Ática, una península grande y montañosa que penetra en el mar en la parte sudoriental de la Grecia central. Su costa se encuentra quebrada por numerosas y profundas bahías. La población de las regiones montañosas del Ática se encontraba diseminada por el territorio y su ocupación principal era la cría de ganado. La parte occidental era una fértil llanura bordeada de elevadas colinas. Su población, desde los tiempos más antiguos se dedicaba a la agricultura. Las tierras estaban casi cubiertas de viñedos y arboledas de olivo. La parte más alta de la ciudad de Atenas se encontraba rodeada por un muro de piedra. Cuando el enemigo atacaba los vecinos de los alrededores se refugiaban detrás de sus muros impenetrables.

Artesanía y comercio

Atenas tenía condiciones favorables para desarrollar su artesanía y su comercio: ricos depósitos de arcilla fina, de plata y de mármol se habían descubierto en el Ática. Algunos de los artesanos forjaban armas en fraguas; otros hacían bellos adornos de oro y plata; otros tejían telas de lino y algodón. La cerámica era cocida en hornos especiales. Muchos de sus vasos decorados por artistas, representaban escenas de los mitos más populares. La alfarería ateniense tenía fama en toda Grecia por su extraordinaria belleza y fue muy utilizada en el comercio. En los siglos VII al VI a. n. e., los talleres eran pequeños todavía. El mismo artesano realizaba el trabajo y en ocasiones era ayudado por un par de esclavos si es que poseía alguno.

Campesinado

La mayor parte de la tierra fértil del Ática pasó gradualmente a manos de los nobles. Muchos campesinos se hallaron endeudados. Para que todos lo supieran, los nobles mandaban a colocar en las parcelas de tierras endeudadas una piedra que era como una marca vergonzosa en la tierra de su deudor. Estas piedras fueron llamadas piedras-gravámenes. Cada una de ella llevaba una inscripción anunciando con quién estaba endeudado el campesino y cuándo debía pagar la deuda. Si el campesino no pagaba en tiempo, no solo perdía su parcela de tierra y otras propiedades personales, sino que era convertido en esclavo junto con el resto de su familia. Hacia finales del siglo VII a. n. e., muchos campesinos, al no poder pagar sus deudas, perdieron sus tierras y se convirtieron en esclavos por deuda.

Colonias

Durante los siglos VIII al VI a. n. e., muchos griegos que carecían de tierras iban a otras regiones en busca de parcelas de tierra. Algunos documentos de la época afirmaban que abandonaban el país para liberarse a sí mismos de deudas y salvarse del hambre. De esta forma los griegos establecieron colonias agrícolas fuera de su territorio. Más tarde, las colonias que se fundaron se convirtieron en puntos de intercambio comercial con la metrópoli griega. Algunos comerciantes y artesanos se enriquecieron fabricando y vendiendo artículos que no había en Grecia. Para establecer sus colonias, los griegos se apoderaban de las tierras fértiles y esclavizaban a la población nativa. Con el tiempo las colonias se convirtieron en las principales fuentes de esclavos para Grecia. Ya a mediados del siglo VI a. n. e., se habían establecido cientos de colonias griegas en las costas del Mediterráneo, desde España hasta el Cáucaso.

Comercio

Los principales artículos que se producían en Grecia para comerciar eran aceite de oliva, vino, lana y cuero. Para guardar y transportar el vino el aceite y los granos se empleaban bellas vasijas de cerámica que eran suministradas por los alfareros. El Ática tenía bahías muy convenientes para el desarrollo de su comercio. Los barcos anclaban en ellas para cargar los productos elaborados por los artesanos atenienses y ánforas llenas de aceite y vino que se vendían más tarde en otras partes de Grecia y en toda la zona del Mediterráneo. También los barcos traían granos, sal, pescado salado y muchos esclavos que, encadenados, eran bajados del barco y vendidos frecuentemente cerca de los muelles. Muchas veces, al vender los esclavos, las madres eran separadas de sus hijos, pero nada de eso importaba a los esclavistas que solo perseguían su enriquecimiento.

Los esclavos jóvenes eran traídos descalzos, semidesnudos y fuertemente encadenados. El vendedor agitaba constantemente el látigo sobre sus espaldas. La vida de los esclavos era sumamente dura. Todo este desarrollo de la economía griega hizo que aumentara la desigualdad material entre los hombres; mientras unos pocos poseían tierras, instrumentos y productos, muchos no poseían nada; junto a las personas libres había esclavos. La propiedad privada aumentaba y poco a poco se fueron creando las condiciones para el surgimiento del Estado.

Estado esclavista de Atenas

En Atenas los nobles tomaron el poder y durante mucho tiempo no se celebraron más asambleas populares. La ciudad estaba gobernada por un Consejo de Ancianos y nueve gobernadores que los propios ancianos elegían. Solamente los nobles tenían derecho a ser miembros del Consejo, gobernadores o jueces. Los jueces siempre estaban a favor de los nobles, mientras que los castigos que se imponían al pueblo eran severos aún por causas menos importantes. Por ejemplo, un hombre fue sentenciado a muerte por haber tomado un racimo de uvas del viñedo de otro hombre. Los nobles griegos llamaron a su forma de gobierno aristocracia, que significaba el poder de los mejores. En Atenas se formó un Estado que protegía el poder de los nobles sobre los campesinos y los esclavos. Mientras en el Oriente Antiguo las distintas regiones fueron unificadas en un solo Estado esclavista, en Grecia no se produjo esta unificación. Aquí los jefes de las regiones se establecían en la aldea principal desde la cual dictaban las leyes que dirigían los territorios que ellos controlaban. En Grecia se desarrollaron muchas Ciudades-Estado y Atenas fue una de las más importantes.

Formas de vida en Atenas

A mediados del siglo IX a. n. e., la ciudad-estado (polis) de Atenas se anexionó el territorio que la rodea, incluyendo el puerto de El Pireo. Cuando la monarquía fue sustituida por una aristocracia nobiliaria, los ciudadanos atenienses obtuvieron algunos derechos. El Areópago (consejo de ancianos) dominaba la ciudad y designaba tres magistrados (posteriormente nueve), o arcanos, con carácter anual, que se responsabilizaban de la dirección de los asuntos bélicos, religiosos y legislativos. El descontento con este sistema, desembocó en un intento de acabar con él durante la dictadura de Cilón (660 a. n. e.). La persistencia de la agitación social, llevó a Dracón a dictar un riguroso código de leyes (llamadas leyes draconianas y cuyo uso hoy se aplica a leyes muy estrictas) que promulgó en el 621 a. n. e.

Este código vino a agudizar aún más la crisis social y económica pero, en última instancia, llevó al nombramiento consensuado de Solón como arconte en el año 594 a. n. e. Solón instituyó un consejo (bulé), una asamblea popular (ekklesia), y tribunales de justicia. También impulsó el comercio, reformó la acuñación de moneda, y atrajo comerciantes extranjeros a la ciudad. El éxito de sus reformas sólo fue parcial.

En el 560 a. n. e. el tirano Pisístrato, apoyado por la aristocracia, consiguió hacerse con el control de Atenas. Hizo que las reuniones del Bulé se celebraran en el ágora (plaza del mercado), y construyó un nuevo templo en honor a Atenea (la diosa protectora de la ciudad) en la Acrópolis. Pisístrato también impulsó espectáculos públicos como los juegos panatenáicos o panateneas, que se celebraban cada cuatro años en honor de Atenea. Tanto el tirano como sus hijos Hipiase e Hiparco emprendieron la construcción de muchas obras públicas entre los años 560 y 510 a. n. e.

En el 509 a. n. e., Clístenes dirigió una revolución democrática que derrocó la tiranía de Hipias.

Estableció el derecho igual para todos los ciudadanos y reorganizó la estructura tribal de la ciudad, ya que sus bases y principales apoyos eran los sectores más populares del centro de la ciudad y de El Pireo. La poderosa Asamblea popular formada por todos los ciudadanos se reunía en la colina Pnyx, situada tras la Acrópolis.

En el año 480 a. n. e. Atenas fue saqueada y estuvo a punto de ser destruida por los persas. El político ateniense Temístocles, que había derrotado a los invasores persas en la isla de Salamina, inició la reconstrucción de la ciudad, construyendo murallas defensivas en torno a Atenas y El Pireo. También empezó a construir otra muralla que conectaba a Atenas con su puerto. Sus trabajos fueron continuados por Pericles en torno al 450 a. n. e. Pericles, más que cualquiera de los restantes políticos democráticos, convirtió Atenas en una gran ciudad. Usando fondos públicos, construyó el Partenón, el templo de Niké, el Erecteion, y otros grandes monumentos. Potenció el ágora, en la que se podían encontrar productos de todo el mundo. Atenas, a la cabeza de la Liga de Delos, formada en el 477 a. n. e. por diferentes ciudades-estado para hacer frente al peligro persa, se convirtió en un poder de tipo imperial. Sus tribunales juzgaban casos relativos a toda la región del Egeo.

La vida cultural de la ciudad alcanzó un importante auge. Se representaban grandes comedias y tragedias en el teatro de Dionisio, detrás de la Acrópolis, y Pericles atraía a su círculo a los principales intelectuales del momento. La ciudad, con su sistema democrático en el que participaban todos los ciudadanos atenienses y su brillante estilo de vida, se convirtió en modelo de cultura helénica. En estos momentos, su población debía rondar los 200.000 habitantes, de los que 50.000 eran ciudadanos varones con plenos derechos políticos, el resto —mujeres, extranjeros y esclavos— carecían de ellos.

Al ser derrotada por Esparta en la devastadora guerra del Peloponeso (431-404 a. n. e.), la ciudad inició su declive. Sócrates fue obligado a acabar con su vida, por cuestionar las ideas tradicionales. Pese a todo, la filosofía siguió floreciendo. En el siglo IV a. n. e. aparecieron escuelas de filosofía, como la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles, y Demóstenes, Isócrates y otros, convirtieron la retórica en una de las bellas artes.

Hegemonía de Atenas

El periodo de hegemonía ateniense durante el siglo V a. n. e. es denominado como la ‘Edad de Oro de Atenas’. Bajo el mando de Pericles, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. La Constitución, reformada hacia una democracia interna, contenía cláusulas tales como el pago por los servicios del jurado, lo que permitía a los ciudadanos más pobres ser parte de tal institución. Pericles se propuso hacer de Atenas la ciudad más bella del mundo.

Se construyeron el Partenón, el Erecteion y otros grandes edificios. El teatro griego alcanzó su máxima expresión con las obras trágicas de hombres como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el autor de comedias Aristófanes. Tucídides y Heródoto fueron famosos historiadores, y el filósofo Sócrates fue otra figura de la Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro artístico y cultural sin rival.

Estado esclavista de Esparta

En la parte sudoriental del Peloponeso, hay una región llamada Laconia. En su parte central tiene un valle rodeado de cordilleras montañosas por tres de sus lados. La tierra es muy fértil y los pastos son buenos ya que aquella zona está bañada por un río. Mesenia era el distrito vecino en el cual todavía existían mejores condiciones. Después de invadir Grecia, los dorios conquistaron a Laconia. Y se asentaron allí en fundaciones muy cerca una de las otras, que poco a poco se unieron, formando la Ciudad-Estado de Esparta. Los conquistadores dorios comenzaron a llamarse a sí mismos espartanos y después de una larga guerra conquistaron la región de Mesenia. Como resultado de las conquistas del Peloponeso, la población quedó formada por dos grandes grupos: los espartanos o dorios y los nativos, antiguos habitantes de la región.

Cultura griega siglos V-IV a. n. e.

En la mayor parte de las ciudades-estado griegas, igual que Atenas, en el siglo V a. n. e., existía una democracia esclavista. Los ciudadanos podían dedicar mucho tiempo al arte, la ciencia y al deporte ya que vivían del trabajo esclavo. La educación y preparación para la vida de los jóvenes jugaba un importante papel en la vida cultural de los griegos. La mayor parte de los hombres libres sabían leer y escribir. Los niños eran educados en sus casas hasta los siete años. En las familias ricas, los de siete a dieciséis, eran educados en escuelas donde aprendían a leer, escribir, contar y a expresar sus ideas con claridad y fácilmente. Recitaban de memoria parte del contenido de la Ilíada y la Odisea. En la escuela eran obligatorios materias como el baile, el dibujo y la música; los niños aprendían a tocar la flauta y la lira. También algunos deportes formaban parte de la educación griega, como la lucha, el lanzamiento del disco y la jabalina, salto y carrera. En la gimnasia recibían preparación militar de los quince a los dieciocho años. En las escuelas griegas la educación tendía a preparar estudiantes ágiles, fuertes y valientes. Los hijos de campesinos y artesanos no podían terminar sus estudios ya que desde temprana edad tenían que ayudar a sus padres. Cuando cumplían dieciocho años, los hombres se convertían en ciudadanos de Grecia. Pasaban un curso militar durante dos años y servían en el ejército. Después de todo esto se le permitía casarse y tener su propio hogar.

En Grecia, las mujeres no tenían los mismos derechos que los hombres, había desigualdad entre ellos. No existían escuelas para niñas. Estas eran enseñadas por las madres simplemente a atender una casa, tejer, coser, entre otras labores domésticas. Los hogares griegos, aún los de los ricos estaban constituidos por casas pequeñas y amuebladas modestamente. Los griegos eran moderados en la comida y la bebida. Solo tomaban vino mezclado con agua. Por supuesto que las casas eran manejadas por las mujeres. Los hombres tenían conceptos rígidos acerca de las mujeres y pensaban que ellas solamente debían conservar las casas en orden y obedecer a sus esposos. Cuando el esposo recibía visitas, la mujer abandonaba el cuarto. Asimismo, las mujeres salían muy pocas veces, mientras que los hombres pasaban la mayor parte del día fuera de las casas.

Las ágoras

En las Ciudades-Estado existía una plaza central llamada ágora. El ágora ateniense se destacaba entre las de las otras ciudades. Por la mañana se convertía en un mercado ruidoso. Allí los artesanos ofrecían sus mercancías; los campesinos vendían sus productos y los mercaderes mostraban variadas mercancías de ultramar. También los esclavos se ponían en venta en el ágora; se les podía ver parados en elevadas plataformas para ser vendidos. La cantidad de personas era tanta que los ciudadanos más ricos venían acompañados de dos o tres esclavos para que les abrieran paso entre la multitud. Al anochecer, en un extremo donde no había ni tiendas ni puestos, se reunían para conversar sobre cuestiones de interés, ciudadanos ricos, artesanos y campesinos, después de haber terminado su trabajo. Las leyes atenienses y las últimas noticias aparecían en el ágora en lápidas de piedras, así como los anuncios sobre las asambleas populares que se iban a realizar.

Juegos olímpicos

Los griegos celebraban los juegos olímpicos una vez cada cuatro años. Reciben ese nombre porque se celebraban en Olimpia, ciudad de la región del Peloponeso. En ellos, los mejores atletas griegos corrían, saltaban, lanzaban el disco y la jabalina, luchaban entre sí con los puños y en la lucha libre. En el hipódromo se celebraban carreras de carruajes tirados por cuatro caballos. En los juegos podían participar todos los griegos libres; pero como el entrenamiento necesitaban varios años, solo los ricos esclavistas podían participar ya que los campesinos y los artesanos no podían abandonar su trabajo durante tanto tiempo para dedicarse a los deportes; además, comprar cuatro caballos de carrera solo era posible para los griegos más ricos. Miles de griegos y de visitantes de las colonias venían a ver los juegos. Estos alcanzaron tanta importancia que hasta se estableció la costumbre de detener las guerras mientras que se estaban celebrando los juegos olímpicos. Los ganadores eran premiados con guirnaldas de olivo. Cuando regresaban a sus hogares, eran recibidos por toda la población que concurría a felicitarles como héroes. Muchas veces se les erigían estatuas en las plazas de la ciudad en reconocimiento a la gloria que, con sus victorias, habían traído a sus ciudades nativas.

Los juegos olímpicos fortalecieron los lazos entre las regiones y ciudades de Grecia. Fueron tan importantes estos juegos para los griegos que comenzaron una nueva forma de contar el tiempo, o sea un calendario, a partir de los primeros juegos, que se dice, fueron celebrados en el año 776 a. n. e. Como estas olimpiadas tienen su origen en los juegos olímpicos griegos, igual que aquellos, se celebraban cada cuatro años. Solo que en las olimpiadas actuales están representados muchos países del mundo. En reconocimiento a Grecia por ser el primer país donde se celebraron hace alrededor de 3000 años, el fuego olímpico es encendido por uno de los atletas griegos que participan en las competencias.

La edad de oro de Grecia

Grecia, pese a sus continuas guerras, fue la cuna de una extraordinaria cultura. Los escultores griegos Fidias y Praxíteles nunca fueron superados. El que sube a la Acrópolis ciudad alta descubre la armonía perfecta de las líneas puras en la esbeltez de las columnas que, a pesar de estar semiderruidas aun ofrecen un espectáculo de maravilla.

Las letras y las artes brillaron durante el siglo de Pericles, Esquilo primer gran poeta dramático de Atenas dio a conocer sus ultimas producciones en el preciso instante en que Pericles empezaba a imponerse; se destacaron también Sófocles, Aristófanes y Heródoto (padre de la historia).

Hipócrates fundó la ciencia medica basada en principios que aun hoy permanecen en vigor Las artes del siglo de Pericles fue labrada más que por una simple administración, por el resplandor de las letras y las artes, cuyas ruinas aun dan la impresión de que jamas mortal alguno estuvo tan próximo a la perfección de la belleza, con la ayuda de Fidias ilustre artista elevó magníficos templos como el Partenón, los Propíleos y el Odeón. En ciertos pórticos de Atenas y de Delfos, podían contemplarse maravillosas pinturas de Polignoto, Zeuxis y Apeles considerados como los pintores más celebres de Grecia.

Supremacía de Macedonia

Durante este periodo de luchas por la hegemonía en Grecia, Macedonia, al norte de Tesalia, comenzaba su política de expansión. Filipo II, rey de Macedonia en el 359 a. n. e., gran admirador de la civilización griega, era consciente de su gran debilidad y la falta de unidad política macedonia. Inmediatamente después de subir al trono, Filipo anexionó las colonias del sur de Grecia, en la costa de Macedonia y Tracia, y se propuso convertirse en el dueño de la península. Su astucia en las artes políticas y el apoyo de las fuerzas macedonias contribuyeron al logro de sus ambiciones, a pesar de la oposición de muchos políticos griegos, liderados por el ateniense Demóstenes. En el 338 a. n. e. Filipo derrota al ejercito griego en Queronea era lo suficientemente poderoso como para convocar un congreso de todos los estados griegos, en el que reconocieron la superioridad de Macedonia en la península y nombraron a Filipo comandante en jefe de las fuerzas griegas. Un año después, un segundo congreso declaraba la guerra a Persia, su enemigo tradicional.

Filipo empezó a preparar la campaña en Asia, pero fue asesinado en el 336 a. n. e. Su hijo, Alejandro III el Magno, de veinte años, se convirtió en su sucesor.

  • Alejandro III el Magno (356-323 a. n. e.), rey de Macedonia (336-323 a. n. e.), conquistador del Imperio persa, y uno de los líderes militares más importantes del mundo antiguo. Su nacimiento coincidió con extraños sucesos. Ese día mientras Eróstrato, un loca, incendiaba uno de los más celebres santuarios, una de las maravillas del mundo. El templo de Diana en Efeso, Filipo II recibía la noticia de tres victorias en los juegos olímpicos.

Las primeras conquistas

Alejandro nació en Pela, la antigua capital de Macedonia; era hijo de Filipo II, rey de Macedonia, y de Olimpia, princesa de Epiro. Aristóteles fue su tutor, enseñándole retórica y literatura, y estimuló su interés por la ciencia, la medicina y la filosofía. En el verano del año 336 a. n. e., Filipo fue asesinado y Alejandro ascendió al trono de Macedonia. Se encontró rodeado de enemigos y se vio amenazado por una rebelión en el extranjero.

Alejandro ordenó la ejecución de todos los conspiradores y enemigos nacionales. Marchó sobre Tesalia, donde los partidarios de la independencia habían obtenido el control, y restauró el dominio macedónico. Hacia finales del verano del 336 a. n. e. había restablecido su posición en Grecia y un congreso de estados en Corinto lo eligió comandante del Ejército griego para la guerra contra Persia. En el 335 a. n. e. dirigió una campaña brillante contra los rebeldes tracios cerca del río Danubio. A su regreso a Macedonia, reprimió en una sola semana a los hostiles ilirios y dardanelos cerca del lago Pequeño Prespa y después se dirigió hacia Tebas, que se había sublevado. Tomó la ciudad por asalto y arrasó sus edificios, respetando sólo los templos y la casa del poeta lírico Píndaro, esclavizando a unos treinta mil habitantes capturados. La rapidez de Alejandro en reprimir la sublevación de Tebas facilitó la inmediata sumisión de los otros estados griegos.

La creación de un imperio

Alejandro comenzó su guerra contra Persia la primavera del 334 a. n. e. al cruzar el Helesponto (actualmente Dardanelos) con un ejército de unos 365.000 hombres de Macedonia y de toda Grecia; sus oficiales jefes eran todos macedonios, incluidos Antígono (más tarde Antígono Monoftalmos), Tolomeo (más tarde Tolomeo I) y Seleuco (más tarde Seleuco I). En el río Gránico, cerca de la antigua ciudad de Troya (en la actual Turquía), atacó a un ejército de 40.000 persas y griegos hoplitas (mercenarios). Sus fuerzas derrotaron al enemigo y, según la tradición, sólo perdió 110 hombres; después de esta batalla, toda Asia se rindió.

Al parecer, en su camino a través de Frigia cortó con su espada el nudo gordiano. Continuó avanzando hacia el sur y se encontró con el ejército principal persa, bajo el mando de Darío III, en Isos, en el noroeste de Siria. Según la tradición, el ejército de Darío se estimaba en 500.000 soldados, cifra que hoy es considerada exagerada. La batalla de Isos, en el año 333 a. n. e., terminó con una gran victoria de Alejandro.

Aunque cortó la retirada, Darío huyó, abandonando a su madre, esposa e hijos a Alejandro, quien les trató con respeto debido a su condición de familia real. Tiro, un puerto marítimo muy fortificado, ofreció una resistencia obstinada, pero Alejandro lo tomó por asalto en el 332 a. n. e. después de un asedio de siete meses. Seguidamente, Alejandro capturó Gaza y después pasó a Egipto, donde fue recibido como libertador. Estos acontecimientos facilitaron el control de toda la línea costera del Mediterráneo. Más tarde, en el 332 a. n. e., fundó en la desembocadura del río Nilo la ciudad de Alejandría, que se convirtió en el centro literario, científico y comercial del mundo griego. Cirene, la capital del antiguo reino de Cirenaica, en el norte de África, se rindió a Alejandro en el 331 a. n. e., extendiendo sus dominios a todo el territorio de Cartago.

En la primavera del 331 a. n. e. Alejandro hizo una peregrinación al gran templo y oráculo de Amón-Ra, el dios egipcio del Sol a quien los griegos identificaron con Zeus. Se creía que los primeros faraones egipcios eran hijos de Amón-Ra, y Alejandro, el nuevo dirigente de Egipto, quería que el dios le reconociera como su hijo. La peregrinación tuvo éxito, y quizá confirmara la creencia de Alejandro en su propio origen divino.

Dirigiéndose de nuevo hacia el norte, reorganizó sus fuerzas en Tiro y salió hacia Babilonia con un ejército de 40.000 infantes y 7.000 jinetes. Cruzó los ríos Éufrates y Tigris y se encontró con Darío al frente del ejército persa, el cual, según informes exagerados, llevaba un millón de hombres, cantidad que no impidió que sufriera una derrota devastadora en la batalla de Arbela (Gaugamela) el 1 de octubre del 331 a. n. e., Darío huyó al igual que hizo en Isos y un año más tarde fue asesinado por uno de sus propios colaboradores. Babilonia se rindió después de Gaugamela, y la ciudad de Susa, con sus enormes tesoros, fue igualmente conquistada.

Más tarde, hacia mitad del invierno, se dirigió a Persépolis, la capital de Persia. Después de robar los tesoros reales y apropiarse de un rico botín, quemó la ciudad, lo cual completó la destrucción del antiguo Imperio persa. El dominio de Alejandro se extendía a lo largo y ancho de la orilla sur del mar Caspio, incluyendo las actuales Afganistán y Beluchistán, y hacia el norte a Bactriana y Sogdiana, el actual Turkestán ruso, también conocido como Asia central. Sólo le llevó tres años, desde la primavera del 330 a. n. e. hasta la primavera del 327 a. n. e., dominar esta vasta zona.

Para completar la conquista del resto del Imperio persa, que en tiempos había incluido parte de la India occidental, Alejandro cruzó el río Indo en el 326 a. n. e. e invadió el Punjab, alcanzando el río Hifasis (actual Bias); en este punto los macedonios se rebelaron, negándose a continuar. Entonces Alejandro construyó una flota y bajó navegando el Hidaspo (llamado Hydaspes por los griegos, donde derrotó al dirigente indio Poros en el 326 a. n. e.). hacia el Indo, alcanzando su delta en septiembre del 325 a. n. e. La flota continuó hacia el golfo Pérsico. Con su ejército, Alejandro cruzó el desierto de Susa en el 324 a. n. e. La escasez de comida y agua durante la marcha había causado varias pérdidas y desacuerdos entre sus tropas.

Alejandro pasó aproximadamente un año organizando sus dominios e inspeccionando territorios del golfo Pérsico donde conseguir nuevas conquistas. Llegó a Babilonia en la primavera del 323 a. n. e., pero en junio contrajo fiebres y murió. Dejó su Imperio, según sus propias palabras, "a los más fuertes" este ambiguo testamento provocó terribles luchas internas durante medio siglo.

El legado de Alejandro

Alejandro fue uno de los mayores conquistadores de la historia, destacó por su brillantez táctica y por la velocidad con la que cruzó grandes extensiones de terreno. Aunque fue valiente y generoso, supo ser cruel y despiadado cuando la situación política lo requería, aunque cometió algunos actos de los que luego se arrepintió, caso del asesinato de su amigo Clito en un momento de embriaguez. Como político y dirigente tuvo planes grandiosos; según muchos historiadores abrigó el proyecto de unificar Oriente y Occidente en un imperio mundial, una nueva e ilustrada hermandad mundial de todos los hombres. Hizo que unos 30.000 jóvenes persas fueran educados en el habla griega y en tácticas militares macedónicas y les alistó en su Ejército. Él mismo adoptó costumbres persas y se casó con mujeres orientales: con Estatira (o Stateira; que murió hacia el 323 a. n. e.), la hija mayor de Darío III, y con Roxana (que murió hacia el 311 a. n. e.), hija del sátrapa de Bactriana Oxiartes; además animó y sobornó a sus oficiales para que tomaran esposas persas. Poco después murió. Alejandro ordenó que las ciudades griegas le adoraran como a un dios. Aunque probablemente dio la orden por razones políticas, según su propia opinión y la de sus contemporáneos, se le consideraba de origen divino. Tras su muerte, la orden fue en gran parte anulada.

Para unificar sus conquistas, Alejandro fundó varias ciudades a lo largo de su marcha, muchas se llamaron Alejandría en honor a su persona; estas ciudades estaban bien situadas, bien pavimentadas y contaban con buenos suministros de agua. Eran autónomas pero sujetas a los edictos del rey.

Los veteranos griegos de su Ejército al igual que soldados jóvenes, negociantes, comerciantes y eruditos se instalaron en ellas y se introdujo la cultura y la lengua griega. Así, Alejandro extendió ampliamente la influencia de la civilización griega y preparó el camino para los reinos del periodo helenístico y la posterior expansión de Roma.

Periodo helenístico

Cuando Alejandro murió, los generales macedonios iniciaron entre ellos el reparto de su vasto imperio. Los desacuerdos surgidos por esta división provocaron una serie de guerras entre los años 322 a. n. e. y 275 a. n. e., muchas de las cuales tuvieron lugar en Grecia. Por ello, una de las características de este periodo que abarca desde la muerte de Alejandro hasta la conversión de Grecia en provincia romana en el 146 a. n. e., fue el deterioro como entidades políticas de las ciudades-estado griegas, además del progresivo declive de la independencia política en conjunto.

No obstante, el periodo helenístico estuvo marcado por el triunfo de Grecia como fuente de cultura y, como resultado de las conquistas de Alejandro, se adoptó su estilo de vida en todo el mundo antiguo.

Los diádocos

De los reinos establecidos por los generales de Alejandro, llamados ‘diádocos’ (en griego, diadochos, ‘sucesor’), los más importantes eran los de Siria, bajo la dinastía Seléucida, y Egipto, bajo la Tolemaica. La capital del Egipto tolemaico, Alejandría, fundada por Alejandro en el 332 a. n. e., se convirtió en foco de rivalidades culturales, a veces superando la importancia de Atenas en ese campo. Cada rincón del mundo heleno se dedicó al cultivo de las artes y las actividades intelectuales. Algunos sabios, como los matemáticos Euclides y Arquímedes, los filósofos Epicuro y Zenón de Citio y los poetas Apolonio de Rodas y Teócrito, pertenecen a esta época.

En el 290 a. n. e., las ciudades-estado de Grecia central se unieron en la Liga Etolia, una poderosa confederación militar que había sido inicialmente organizada bajo el reinado de Filipo II por las ciudades de Etolia para su mutua protección. Una segunda organización de similares características, la Liga Aquea, se convirtió en el 280 a. n. e. en la confederación suprema de las ciudades al norte del Peloponeso.

Más tarde se unieron otras ciudades. Sendas alianzas estaban destinadas a proteger al resto de los estados griegos del dominio del reino de Macedonia. La Liga Aquea se hizo mucho más poderosa que su rival e intentó conseguir el control de toda Grecia. Encabezada por el general y político Arato de Sición, inició un conflicto con Esparta que no se había aliado con ninguna de las dos. La Liga fue inicialmente vencida, pero, contradiciendo su primera intención, pidió ayuda militar a Macedonia; la Liga consiguió vencer entonces a Esparta, pero a costa de caer bajo el dominio de Macedonia.

Veáse además

Fuentes