Alejandro Rodríguez Arias y Rodulfo
|
Alejandro Rodríguez-Arias y Rodulfo. Militar español. Gobernador de Cuba (1892-1893). Su mandato en Cuba, se caracterizó por coincidir con los preparativos para la Guerra por la independencia 1895-1898 y por la labor de enfrentamiento a los autonomistas.
Sumario
Sus primeros años
Nació el 26 de febrero de 1838 en Ceclavín, capital de un municipio español de la provincia de Cáceres, Extremadura, España. Rápidamente ascendió en escala militar por sus dotes de estrategia y de mando.
En 1861 participó en una expedición contra una revuelta en Santo Domingo, en la cual su actuación fue considerada digna de una mención de honor. En ese año, después de encarcelar, silenciar, exiliar, y ejecutar a muchos de sus oponentes y por motivos políticos y económicos, el presidente dominicano Pedro Santana firmó un pacto con la Corona Española y revirtió la nación al estado colonial, el único país americano en hacerlo. Su propósito ostensible era proteger a la nación de otra anexión de Haití. Pero los opositores lanzaron la Guerra de la Restauración en 1863, dirigida por Santiago Rodríguez, Benito Monción, y Gregorio Luperón, entre otros.
Continuó destacándose en la carrera militar y durante la minoría de edad de Alfonso XIII, la reina madre regente, María Cristina de Habsburgo-Lorena, le llamó para designarle Ministro de la Guerra, cargo que Rodríguez-Arias rehusó.
Por Real Orden de 24 de diciembre de 1858 ascendió a Capitán y fue destinado al Departamento de La Habana. El día 10 de abril de 1861 embarcó con su Compañía para la capital de Santo Domingo, formando parte de la Brigada expedicionaria que iba al mando del Brigadier don Antonio Peláez y Campomanes. Tuvo diversas vicisitudes y con motivo de la sublevación ocurrida en la Isla de Santo Domingo, se embarcó con dirección a Puerto Plata. Por su actuación en estos hechos, se le concedió mención honorífica. Participó en los encuentros y acciones de Hojas Anchas y toma de Santiago de los Caballeros, cuya actuación le valió ser citado muy honrosamente en el parte oficial y en la Orden General del Cuerpo del Departamento de La Habana. Por su brillante comportamiento en aquel combate se le concedió el empleo superior de Comandante de Artillería.
En 1864, formó parte de la División mandada por el Mariscal de Campo Don José de la Gándara. Se halló en los combates de Gondillo, Malla Huayaba y paso del Monte Fundación. Por su comportamiento en las acciones llevadas a cabo, se le volvió a recompensar nuevamente otorgándosele el empleo de Teniente Coronel. Hay que especificar que fue citado en términos muy elogiosos en el parte que dio el Mariscal de Campo, Don Eusebio Puello, concediéndosele la Cruz sencilla de Carlos III.
Después de su regreso a la Península el 15 de febrero de 1866. Fue destinado nuevamente, al Ejército de Operaciones de la Isla de Cuba y fue Jefe de la Columna Volante de Santa Clara y Cienfuegos.
En 1870 fue elegido por sus excelentes condiciones de mando y pericia militar para colocarse al frente del Batallón de Voluntarios de Zaragoza. Durante los meses de julio, agosto y parte de septiembre estuvo, por orden superior, desempeñando el despacho de la Comandancia General de Operaciones de Sancti Spíritus y Morón. Mereció que por el Brigadier propietario Don Adolfo Morales de los Ríos se elogiase de oficio el celo con que había desempeñado la comisión de servicios, en la que cesó para volver a tomar el mando de su Batallón. Persiguió al cabecilla Dorado. Por todos estos servicios, alcanzó la recompensa de ascenso a Coronel.
A finales de abril de 1871, Rodríguez Arias causó baja en el Tercer Batallón de Voluntarios de Barcelona por haber sido nombrado Jefe de la 3ra Línea de Puertos y Columnas, al Oeste de la del Ciego. En 26 de mayo se le nombró Jefe de la Trocha Militar de Ciego de Ávila, en cuyo puesto cesó a fines de agosto. Por su actuación en estos servicios se le concedió otra Cruz Roja del Mérito Militar.
También formó parte como Vocal de Consejos de Guerra de Oficiales Generales que debían celebrarse en la Capitanía General de la Isla de Puerto Rico. Regresa a La Habana el 13 de enero de 1872 y fue nombrado Primer Jefe del Regimiento de Infantería de la Corona, número 3, de cuyo mando tomó posesión y se enroló en la Columna de Operaciones, concurriendo a la acción de Pinalito y encuentros de Brazo Mato.
Después pasó a tomar el mando de la Columna de Ingenieros. Hay que destacar las operaciones por las jurisdicciones de Cuba, Guantánamo y Holguín a las órdenes del mencionado Brigadier. Se desatacan además las operaciones con Batallones de San Quintín y los peninsulares de Alcántara y se le designó Jefe de la Zona del Cobre, teniendo a sus órdenes el Regimiento de la Corona, el Batallón de Cazadores de Alcántara y los Tercios de Cañizal. Operó por Palma Soriano, Tempu, Aguacate, Guarínáo y Remanganagua. Por estas acciones e importantes servicios fue agraciado con otra Cruz Roja del Mérito Militar y propuesto al Gobierno de la Nación para su ascenso a Brigadier.
Rodriguez Arias fue designado Jefe de Operaciones de la Zona Militar de Sagua de Tánamo. Por Orden del Ejército fue a encargarse de la Comandancia General y enseguida de la Columna de Reserva con la que salió de operaciones en la acción de las Cuchillas de Palma Soriano. Seguidamente es nombrado Jefe en Comisión de la 3ª Brigada con Cuartel General en Bayamo. Por Orden del Ejército de Cuba fue nombrado Comandante General interino de la 3a División de aquel Ejército, trasladándose con tal motivo a Santa Clara y después a Sancti Spíritus. El 5 de junio cesó en dicho cargo y se le nombró por Orden General, Comandante General de la Brigada de las Villas Occidentales que comprendían las juridicciones de Sagua, Cienfuegos, Santa Clara y Trinidad. En 1874 ascendió Rodríguez Arias a Brigadier.
Rodríguez Arias fue promovido a Mariscal de Campo en 1877 y a Teniente General al año siguiente.
Rodríguez Arias pasa más tarde a la Península. Ocupa la Capitanía General de Cádiz. Después desempeña los altos cargos de Capitán General de Andalucía y Madrid y Subsecretario del Ministerio de la Guerra.
La Reina Madre, doña María Cristina de Habsburgo Lorena le requiere para designarle Ministro de la Guerra, cargo que Rodríguez Arias rehúsa. Entonces la Soberana de la que afirmará el gran novelista asturiano Armando Palacio Valdés que "jamás se ha sentado sobre el trono español mayor suma de dignidad, sensatez y rectitud" que le tenía singular afecto, le nombró Capitán General y Gobernador de la Isla de Cuba.
Capitán general de Cuba
Al no aceptar el nombramiento como Ministro de la Guerra, la reina lo designó como capitán general de Cuba, recibiendo el mando el 11 de julio de 1892 de manos de José Sánchez Gómez, que actuaba con carácter provisional después de haber cesado Camilo Polavieja y del Castillo el 20 de junio.
Polavieja se había enfrentado, aunque débilmente, a los autonomistas que propugnaban por reformas económicas y políticas en la Isla, sin independencia, a los cuales acusaba de oportunistas. Al tomar posesión, Alejandro Rodríguez también tuvo que enfrentarse al auge de los autonomistas, pero en especial al espíritu y acciones conspirativas de los independentistas, que organizaban un nuevo alzamiento por la libertad. En esos años José Martí desarrollaba una ardua tarea de desenmascaramiento de la ideología autonomistas y de sus proyectos de cambios. A la vez trataba de aglutinar a los líderes mambises de las contiendas anteriores y limar las asperezas entre ellos.
El 23 de abril de 1893 se creó en La Habana la Organización Nacional de Trabajadores. El 3 de junio se produjo en Montecristi la conferencia, entre Máximo Gómez y José Martí y se impuso el grado de General en jefe del Ejercito Libertador a Gómez. Alejandro Rodríguez cesó como capitán general al fallecer en La Habana el 15 de julio de 1893, asumiendo con carácter provisional José Arderius y García, hasta que el 4 de septiembre de ese mismo año tomo el poder Emilio Calleja e Isasi.
Condecoraciones
Durante su vida recibió varias condecoraciones, especialmente la Gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, Gran cruz de la Orden de San Hermenegildo, Comendador de la Orden de Carlos III, y Gran Cruz de la Corona de Hierro del Imperio Austriaco.
Visita de la Infanta Eulalia a Cuba
Rodríguez Arias recibió la visita de la Infanta Eulalia de Borbón, hija de Isabel 11 y de Francisco de Asís, que quedó encantada del trato tan exquisito de que fue objeto durante su estancia.
La Infanta Eulalia y su esposo, don Antonio de Orleans, Duque de Galliera, hicieron un viaje a La Habana en 1893. Se alojaron en el Palacio de los Capitanes Generales. Esta noble dama fue la única Infanta de la Casa Real Española que visitó Cuba. Llegó a La Habana a bordo del trasatlántico "Reina María Cristina" en la tarde del 8 de mayo de 1893 de paso para los Estados Unidos de Norteamérica, a donde se dirigía en representación del Gobierno Español para asistir a los actos conmemorativos del IV Centenario del descubrimiento de América.
Una de las principales fiestas en honor de la Infanta fue la que por su distinción y gusto le ofreció el Capitán General Rodríguez Arias. Las impresiones que se llevó de La Habana la Infanta Eulalia las reflejó en sus "Memorias", que vieron la luz pública en 1931.
"La Habana anotaba es una rica ciudad, espléndida, galante, hecha al derroche, a la suntuosidad y al lujo, a las elegancias europeas y al señorío criollo. La Habana nos hizo un recibimiento cálido, afectuoso y simpático, sin severidad formularia, pero lleno de emoción, como son los cubanos".
Fuentes
- Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
- Arcadio Ríos. La Agricultura en Cuba. Editorial Infoiima. La Habana. 2016. 374 p. Pág. 84.
- Historia de Cuba. Dirección Política de las FAR. La Habana. Págs. 334-340.
- Eduardo Torres-Cuevas y Oscar Loyola. Historia de Cuba. 1492-1898. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 2001. Págs. 345-350.