Cáncer de útero
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Cáncer de útero . El cáncer uterino es una enfermedad en la que se desarrollan células cancerosas en el útero.Este tipo de cáncer a veces se denomina cáncer del endometrio.
Sumario
Síntomas
Los programas de detección precoz permiten diagnosticarlo en mujeres asintomáticas. Habitualmente el primer síntoma de cáncer de cérvix es el sangrado postcoital o entre dos menstruaciones. También puede ir acompañado de un aumento en las secreciones vaginales, que se hacen malolientes.
Es posible que la mujer no tenga ningún dolor ni síntoma hasta las últimas fases de la enfermedad, pero las pap realizadas sistemáticamente pueden detectar el cáncer cervical de forma precoz. El cáncer cervical comienza con cambios lentos y progresivos en las células normales y tarda varios años en desarrollarse. Estos cambios progresivos se observan al microscopio colocando las células extraídas mediante la técnica pap sobre un portaobjetos.
Los patólogos han descrito estos cambios en distintos estadíos que van desde la normalidad hasta el cáncer invasivo.
Afectaciones
En general afecta a mujeres entre 35 y 55 años. Este tipo de cáncer puede estar ocasionado por un virus, el papilomavirus humano que se contagia a través de las relaciones sexuales.
Existen algunos factores que se han relacionado con la incidencia del cáncer de cérvix. El factor de riesgo más importante en el desarrollo de lesiones premalignas (CIN) o cáncer de cérvix es la infección por papilomavirus, especialmente los tipos 16 y 18. Otros factores son:
- El consumo de tabaco.
- La promiscuidad sexual.
- Edad precoz de inicio de relaciones sexuales.
- Número de hijos elevado.
- Bajo nivel socioeconómico.
- Menopausia después de los 52 años.
- Diabetes.
- Elevada presión arterial.
- Exposición a elevados niveles de estrógenos.
Por ello, se recomienda habitualmente la realización del test de papanicolaou cuando la mujer comienza a mantener relaciones sexuales, de manera anual en mujeres de alto riesgo y en mujeres de bajo riesgo, después de 2-3 revisiones normales, se pueden realizar cada 3 años.
Factores de riesgo
El cáncer uterino suele ocurrir después de la menopausia. La obesidad y la sustitución hormonal con estrógeno también aumentan el riesgo.
- Exposición del cuerpo de la mujer durante mucho tiempo a hormonas femeninas como son los estrógenos. El riesgo es 4 u 8 veces mayor que el de la población de mujeres no expuesta.
- Síndrome de Stein-Leventhal.
- Infertilidad y nuliparidad. El estímulo continuo que las hormonas ejercen sobre el útero cuando éste no llega a albergar un hijo, se ha considerado como factor de riesgo.
- Alteraciones menstruales y ciclos menstruales anovulatorios: es decir, o bien que la mujer menstrúa pero no ovula o bien que el ciclo menstrual de la mujer está alterado tanto en atrasos o adelantos como en cantidad de sangrado.
Prevención
El cáncer es curable si se detecta a tiempo; afortunadamente, los más frecuentes son los más fáciles de detectar mediante sencillos exámenes.
El control del cáncer de útero se lleva a cabo por medio del Papanicolau en promedio cada 6 meses o un año, según lo indique el médico.
Conviene realizar este estudio después del inicio de la vida sexual activa.
Otros factores de prevención son:
- Los embarazos que se llevan a término.
- Cuando el inicio de la menstruación (menarquía) ocurre por encima de los 15 años.
- El uso de anticonceptivos orales.
- Aunque parezca una contradicción el uso del tabaco en mujeres que han tenido la menopausia se ha descrito como factor protector o al menos se asocia a una menor incidencia de cáncer de útero.
- Existen dos vacunas que previenen el cáncer de cuello de útero así como otras enfermedades causadas por el virus del papiloma humano (VPH).
Gardasil
Gardasil, del laboratorio Sanofi Pasteur MSD, fue comercializada en España en el año 2007, y la segunda, Cervarix, de GlaxoSmithKline (GSK), está en las farmacias desde principios de 2008. Gardasil previene la aparición de displasias cervicales de alto grado, carcinomas cervicales, lesiones displásicas vulvares y vaginales de alto grado y verrugas genitales causadas por los tipos de VPH 6, 11, 16 y 18. Estos dos últimos tipos de VPH causan el 70 por ciento de las muertes por este tumor.
Esta vacuna se dirige a niñas y mujeres de entre 9 y 26 años, siendo cien por ciento eficaz en aquellas que no hayan mantenido relaciones sexuales y que, por lo tanto, no hayan estado expuestas al virus.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) estableció que su uso estaba contraindicado en el caso de pacientes con síndrome coronario agudo, como angina u otros tipos de infarto de miocardio. Tampoco está recomendado en personas con enfermedad cardiaca isquémica y/o enfermedad periférica arterial, y su combinación con insulina debe darse sólo en casos excepcionales.
Se compone de tres inyecciones.
Cervarix
Cervarix, está igualmente indicada para la prevención de las lesiones premalignas del cuello de útero y del cáncer de cérvix, relacionados causalmente con los tipos 16 y 18 de VPH y ofrece además protección cruzada frente a los tipos 31, 33 y 45. Induce niveles de anticuerpos en un orden de magnitud mayor que los encontrados tras una infección natural en mujeres de hasta 55 años, aunque el nivel de anticuerpos en sangre es mayor en los intervalos de edad de entre 10 y 14 años. Entre sus particularidades, presenta un innovador sistema adyuvante AS04, que confiere gran potencia y duración a la inmunización. De hecho, es la única que ha demostrado que los anticuerpos presentes en la sangre pasan de forma eficaz también al cuello del útero. Consta, al igual que Gardasil, de tres dosis, adquiridas en la farmacia.
Diagnóstico precoz del cáncer de útero
- Exploración pélvica. Cada 3 años entre los 20-40 años. Anual por encima de los 40 años.
- Citología en la menopausia en grupos de alto riesgo.
- Alto riesgo: Infertilidad, obesidad, trastornos ovulatorios, tratamiento estrogénico, metrorragias.
Tipos de Cáncer de cuello de útero
Existen principalmente dos tipos de cáncer de cérvix: carcinoma escamoso en el 85 por ciento de los casos y adenocarcinoma en el 15 por ciento.
Diagnósticos
La pap puede detectar de forma exacta y poco costosa hasta un 90 por ciento de los cánceres cervicales, incluso antes de que aparezcan los síntomas. En consecuencia, el número de muertes por esta enfermedad se ha reducido en más del 50 por ciento.
Es recomendable que las mujeres se hagan su primera pap cuando comienzan a ser sexualmente activas o a partir de los 18 años y que lo repitan sucesivamente una vez al año. Si los resultados son normales durante 3 años consecutivos, entonces la prueba puede espaciarse y realizarla cada 2 o 3 años, siempre que no se cambie el hábito de vida. Si todas las mujeres se sometieran a la pap de forma periódica, podrían eliminarse las muertes causadas por esta clase de cáncer. Sin embargo, casi el 40 por ciento de las mujeres de los países desarrollados no se hace la prueba regularmente.
Si se encuentra una masa, una úlcera u otra formación sospechosa sobre el cuello uterino durante una exploración pélvica, o si los resultados de las pap indican una anomalía o cáncer, se debe realizar una biopsia (extracción de una muestra de tejido para examinarla al microscopio). La muestra de tejido se obtiene durante una colposcopia, en la que se usa un tubo de visualización con una lente de aumento (colposcopio) para examinar el cuello interno del útero minuciosamente y escoger el lugar idóneo de la biopsia.
Se realizan dos clases de biopsia: la biopsia en sacabocados, en la que se extrae una diminuta porción del cuello uterino que se selecciona visualmente con el colposcopio, y el legrado endocervical, en el que se raspa el tejido del canal del cuello inaccesible visualmente. Ambos procedimientos son un poco dolorosos y producen una pequeña hemorragia, aunque juntos suelen proporcionar suficiente tejido para que el patólogo establezca un diagnóstico. Si éste no resulta claro, se realiza una conización, en la que se extrae una mayor porción de tejido. Por lo general, esta biopsia se realiza mediante escisión electroquirúrgica en la propia consulta del médico.
Una vez que se ha establecido el diagnóstico, se deben determinar el tamaño y la localización exacta del cáncer (es decir, se realiza un estadiaje). El proceso se inicia con una exploración física de la pelvis y varias pruebas (cistoscopia, radiografía de tórax, pielografía intravenosa, sigmoidoscopia) para determinar si el cáncer cervical se ha extendido a otras estructuras circundantes o a partes más distantes del cuerpo. Así mismo, pueden realizarse otras pruebas, como una tomografía computadorizada, una enema con papilla de bario y radiografías de huesos e hígado, dependiendo de las características de cada caso.
Tratamiento
El tratamiento varía dependiendo del estado general de su salud, del avance del cáncer y si las hormonas afectan su crecimiento. El tratamiento suele ser una histerectomía, que es una cirugía para extirpar el útero. También se extraen los ovarios y las trompas de falopio.
Otras opciones incluyen la terapia hormonal y radioterapia. El cerviz es la parte inferior del útero o matriz y se conoce comúnmente como cuello de la matriz. El cérvix tiene un papel muy importante en el mantenimiento de un embarazo normal. El cáncer de cérvix constituye el 6 por ciento de los tumores malignos en mujeres, el segundo más frecuente entre todas las mujeres y el más frecuente entre las mujeres más jóvenes.
El tratamiento depende del estadio en que se encuentre el cáncer. Si el cáncer está confinado a la capa más externa del cérvix (carcinoma in situ), a menudo se puede eliminar el cáncer por completo extrayendo parte del cérvix con un bisturí o mediante escisión electroquirúrgica. Este tratamiento tiene la ventaja de no alterar la capacidad de tener hijos. Pero ya que es posible que el cáncer recidive, los médicos aconsejan que las mujeres se realicen revisiones y pap cada 3 meses durante el primer año y cada 6 meses a partir de este momento.
Si una mujer tiene un carcinoma in situ y no desea tener hijos, es recomendable la extirpación del útero (histerectomía). Si el cáncer está en un estadio más avanzado, es necesario realizar una histerectomía más una extracción de estructuras adyacentes (histerectomía radical) y de ganglios linfáticos. Los ovarios, si son normales y funcionan correctamente, no se extirpan cuando las mujeres son jóvenes.
La radioterapia también es muy efectiva para el tratamiento del cáncer cervical avanzado que no se ha extendido más allá de la región pélvica. A pesar de que causa pocos o ningún problema inmediato, puede provocar irritación en el recto y la vagina. Las lesiones en la vejiga y el recto pueden producirse incluso tiempo después, y los ovarios, en general, dejan de funcionar.
Cuando el cáncer se ha extendido más allá de la pelvis, a veces se debe recurrir a la quimioterapia. Sin embargo, sólo es eficaz en el 25 al 30 por ciento de los casos tratados y los efectos habitualmente son temporales.