Piedra de Rosetta

Piedra de Rosetta
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Parte de una antigua estela egipcia de granodiorita, con texto grabado que proveyó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios.

Piedra de Rosetta: Parte de una antigua estela egipcia de granodiorita con texto grabado que proveyó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios.

Descripción

Según estudios la inscripción registra un decreto que fue expedido en Menfis en el año 196 antes de Cristo, en favor del rey Ptolomeo V. En el cual aparecen tres textos: el superior consta de 14 renglones escritos en antiguos jeroglíficos egipcios, el texto medio consta de 32 renglones en egipcio demótico y el texto inferior consta de 53 renglones en griego antiguo. Sus dimensiones son: 112,3 cm de alto (máximo), 75,7 cm de ancho, 28,4 cm de grosor.

El texto contenido en la Piedra Rosetta corresponde a un decreto dictado por un consejo de sacerdotes e integra una serie de decretos que ratifican el culto real de Ptolomeo V, de 13 años de edad, en el primer aniversario de su coronación.

En años anteriores, la dinastía ptolemaica había perdido el control de ciertas zonas del país. Después de un largo tiempo, su ejército logró derrocar a la oposición en el Delta, pero la región sur del Alto Egipto, Tebas en especial, no había sido aun recuperada por el gobierno.

Antes de la era ptolemaica (hasta cerca del año 332 a.C.), el rey solía emitir decretos en jeroglíficos como el de esta pieza. Este dato da cuenta de cómo cambiaron las cosas desde los tiempos faraónicos, ya que los sacerdotes, las únicas personas que conocían la escritura jeroglífica, pasaron a emitir dichos decretos. La cantidad de actos reales condescendientes con los templos nos ilustra la forma en la cual se garantizaba el apoyo de los sacerdotes.

El decreto está escrito en la piedra por partida triple, en jeroglífico (acorde a un decreto sacerdotal), en demótico (la escritura nativa de uso diario) y en griego (el idioma del gobierno). Su importancia para la etimología es enorme. Al poco tiempo del final del s. IV a.C., cuando se dejaron de utilizar jeroglíficos, el conocimiento sobre cómo leerlos y escribirlos se perdió. A comienzos del s. XIX, unos 1400 años después, los científicos lograron descifrarlos utilizando las inscripciones en griego contenidas en la piedra. Thomas Young, un físico inglés, fue el primero en demostrar que los jeroglíficos de la Piedra Rosetta correspondían a los sonidos de un nombre real, el de Ptolomeo.

Más tarde, el científico francés Jean François Champollion comprobó que los jeroglíficos reproducían el sonido del idioma egipcio y sentó las bases de nuestro conocimiento sobre el idioma y la cultura del antiguo Egipto.

Descubrimiento

Esta piedra se hallaba una antigua fortaleza medieval que el capitán de la expedición napoleónica Pierre François Xavier Bouchard y sus hombres estaban reconstruyendo como parte de la defensa francesa contra los británicos y los turcos otomanos.

Durante dichos trabajos, a mediados de julio de 1799, encontraron una extraña losa de granito inscrita en tres escrituras diferentes: era la Piedra de Rosetta.

La piedra encontrada pasó a propiedad de las autoridades francesas, pero como Francia se hallaba en guerra contra Inglaterra y vencieron estos últimos, se apropiaron como botín de una cantidad determinada de obras de arte y de piezas arqueológicas, entre ellas la piedra de Rosetta.

Consintieron sin embargo hacer una copia en escayola, en París, antes de depositarla en el museo Británico de Londres. Puede decirse que gracias a esa copia el joven profesor Jean François Champollion (1790-1832), pudo estudiar con comodidad y sin prisas los caracteres que aparecían en la piedra.

Localización

La Piedra Rosetta está en exhibición en el British Museum desde 1802 y está quebrada en un solo lugar. Hacia el fin de la Primera Guerra Mundial, en 1917, previendo un fuerte bombardeo a Londres, el museo la trasladó a un lugar seguro junto con otros objetos portátiles 'importantes'. La Piedra Rosetta pasó los siguientes dos años en una estación del Ferrocarril Postal a 50 pies (15,24 metros) bajo tierra en Holborn.

Véase también

Fuentes