Golpe de Estado del 4 de septiembre de 1933
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Golpe militar del 4 de septiembre de 1933. Golpe militar que derrocó al gobierno provisional del presidente Carlos Manuel de Céspedes. Fue dirigido por un pequeño grupo de clases y soldados del ejército cubano agrupados en la llamada Junta de los Ocho o Unión Militar Revolucionaria. Los mismos se apoyaron en los elementos civiles revolucionarios que no habían aceptado la Mediación de Sumner Welles.
Los insubordinados dominaron rápidamente todas las guarniciones militares del país, depusieron a la oficialidad y de acuerdo con los civiles se organizaron en la Agrupación Revolucionaria de Cuba que tomó el poder en nombre de la revolución y designó un gobierno colegiado de cinco miembros: la Comisión Ejecutiva o Pentarquía.
Sumario
La conspiración
El iniciador de la conspiración entre las clases y soldados del ejército fue el sargento mayor Pablo Rodríguez Silverio, del cuartel maestre de la tercera compañía, Batallón No 2 de infantería; quien en unión del sargento primero José Eleuterio Pedraza, de la primera compañía, y del sargento Manuel López Migoya, de la segunda compañía, conformó el grupo primario.
Después se le sumarían el sargento mayor Fulgencio Batista, taquígrafo del Sexto Distrito Militar de Columbia; el sargento sanitario Juan Estévez Maynir, del Hospital Militar de Columbia; el cabo Ángel Echeverría Salas, de la cuarta compañía del Batallón No 4; el soldado Mario Alfonso Hernández, de la plana mayor del Batallón No 2 de infantería, y el soldado sanitario Ramón Cruz Vidal.
Los complotados se agruparon en la llamada Junta de los Ocho - también denominada por sus miembros Junta de Defensa o Unión Militar Revolucionaria - y elaboraron un documento dirigido al coronel Julio Sanguily, jefe del Ejército, demandando la depuración inmediata de las fuerzas armadas, el castigo de aquellos militares que habían cometido crímenes durante el régimen de Gerardo Machado, el requisito de servir menos de dos años en las Fuerzas Armadas antes de ingresar en la Escuela de Cadetes y la modificación de la ley de retiro militar, entre otros apsectos.
El pliego de demandas fue entregado al teniente coronel José Perdomo, Jefe del Distrito Militar de Columbia, quie lo engavetó luego de mejorar la comida y el vestuario.
En la noche del 2 de septiembre los sargentos se citaron en el Hospital Militar de Columbia. Allí acordaron que Pablo Rodríguez pidiera autorización al teniente coronel Perdomo para realizar una reunión en el Club de Alistados con el fin de discutir proyectos relacionados con su bienestar y correo. En realidad pretendían pronunciarse contra la eventual reducción de salarios, reclamar el uso de gorras y botas iguales a las de los oficiales y pedir la supresión de los asistentes que eran usados por la oficialidad como criados.
El 3 de septiembre Fulgencio Batista salió hacia Matanzas para contactar con los alistados de esa ciudad y recabar su apoyo. Pablo Rodríguez por su parte se entrevistó con el teniente coronel Perdomo y obtuvo su autorización para realizar la reunión en el Club de Alistados.
El golpe de Estado
En la mañana del 4 de septiembre se realizó la reunión en el Club de Alistados. Fulgencio Batista fue el principal orador de los complotados y en nombre de la masa de soldados exigió un cambio de régimen. El ayudante del jefe del Ejército se limitó a pedirle que planteara elaborara un pliego con las demandas para entregarlo al coronel Julio Sanguily.
Creyendo Batista que el documento solicitado podía ser usado en su contra por la oficialidad se dirigió en compañía de varios miembros de la Junta de los Ocho a ver al coronel Blas Hernández para solicitar el apoyo de sus hombres al movimiento revolucionario.
A las ocho de la noche los miembros de la Junta Revolucionaria citaron a todas las unidades para el cine del campamento de Columbia que tenía mayor capacidad que el Club de Alistados. Por orden de Batista que dirigía la reunión las clases y soldados se hicieron cargo de las unidades y pusieron bajo arresto a los oficiales.
Dos horas después llegaron los primeros elementos civiles al Campamento de Columbia. Miembros de Pro Ley y Justicia y el Directorio Estudiantil Universitario, organizaciones que no habían aceptado la Mediación, se entrevistaron con Fulgencio Batista, quien había asumido la jefatura del movimiento ante la ausencia de Pablo Rodríguez. Carlos Prío Socarrás propuso a los militares dar contenido político al movimiento y tomar el poder.
Los militares y civiles se agruparon entonces en la llamada Agrupación Revolucionaria de Cuba bajo la presidencia de Prío y decidieron derrocar al presidente Carlos Manuel de Céspedes.
El primer acuerdo de los golpistas fue que Sergio Carbó, quien había llegado a Columbia a petición de Batista, redactara un documento que conjugara las aspiraciones de la Junta de los Ocho (en nombre del Ejército) y el Directorio Estudiantil Universitario. La "Proclama de la revolución al pueblo de Cuba" fue firmada por casi todos los civiles presentes y un único militar, Fulgencio Batista como sargento jefe revolucionario de las Fuerzas Armadas de la República de Cuba, y anunció la toma del poder.
El Séptimo Distrito Militar que correspondía a las fuerzas de artillería y cuya jefatura radicaba en La Cabaña se sumó a la sublevación de inmediato. Un grupo de sargentos se hizo cargo del cuartel de San Ambrosio, donde estaban la administración de ejército y sus principales talleres. Y el Quinto Distrito Militar, sito en Dragones y que controlaba el castillo de Atarés fue tomado por un sargento. A las 2:00 de las madrugada del día 5 los sublevados ya controlaban La Habana y otro tanto sucedía en el interior de la Isla. El golpe había sido totalmente incruento, pues ni las autoridades civiles ni los oficiales ofrecieron resistencia.
Los sublevados decidieron entonces formar un gobierno colegiado de cinco miembros, que se denominó oficialmente Comisión Ejecutiva, pero que el pueblo cubano llamaría Pentarquía.
Al amanecer del día 5 de septiembre fue dictada en el campamento de Columbia la Orden General No 1, en la cual los principales dirigentes de la Junta de los Ocho anunciaban a los soldados y la nación que asumían el mando del éjercito en nombre de la revolución:
Jefe del movimiento.... Fulgencio Batista
Jefe del puesto....Pablo Rodríguez Silverio
Ayudante del Jefe....Ignacio Galíndez
De esa forma Fulgencio Batista desconoció la autoridad de Pablo Rodríguez como líder de la Junta de los Ocho, y aunque el mismo aparecía como jefe de la principal guarnición militar del país, los hombres que le rodeaban eran leales a Batista.
A las siete de la mañana los cinco miembros de la Comisión Ejecutiva realizaron su primera reunión en pantry del Club de Oficiales de Columbia e inmediatamente decidieron hablar con Carlos Manuel de Céspedes para anunciarle su deposición.
Deposición de Carlos Manuel de Céspedes
Carlos Manuel de Céspedes se encontraba de recorrido por las provincias de Matanzas y Las Villas que habían sido azotadas por un fuerte ciclón cuando fue informado del alzamiento ocurrido en Columbia. El día 5 de septiembre regresó a La Habana y se detuvo en el poblado de San Francisco de Paula donde su secretario particular le actualizó sobre lo que estaba sucediendo.
En horas del mediodía recibió una delegación de los golpistas en el Palacio Presidencia. Formaban parte de la misma los cinco pentarcas, el sargento mayor Fulgencio Batista y varios miembros del DEU. El pentarca Ramón Grau San Martín fue quien le comunicó que había sido depuesto por un golpe militar revolucionario y que la Agrupación Revolucionaria de Cuba se hacía cargo de todos los poderes de la Repúblicas desde ese mismo momento.
Céspedes no opuso resistencia y acompañado por el presidente de la Agrupación Revolucionaria de Cuba, Carlos Prío Socarrás abandonó el Palacio. Desde ese momento se retiró de la vida pública.
Referencias
- ↑ Soto, Lionel. La Revolución del 33. editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1985. Tomo III
Fuentes
- Briones Montoto, Newton. Aquella decisión callada. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 2005. ISBN 959-06-0796-9