Omnipresencia
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Etimología
Proviene del latín, pues está formado a partir de la suma de varios elementos de dicha lengua, el prefijo omni que es sinónimo de TODO, prae que se utiliza para indicar ANTES, el verbo esee que puede traducirse como ESTAR y el sufijo ente que indica participio PRESENTE.
Historia
La aparición del concepto de omnipresencia vino ligada a la aparición de las religiones monoteístas. El judaísmo es probablemente la primera religión que incorpora esa cualidad a Dios, y fue heredada posteriormente por el cristianismo
Existen multitud de referencias a este atributo de ubicuidad en la Biblia, pero quizás la más clara esté reflejada en Jeremías: Dios es omnipresente. Está con su ser, saber y poder, donde quiera que exista algo distinto de Él mismo.
Conflictos teológicos
La inclusión de esta cualidad entre las capacidades de un dios, sumada al atributo de omnipotencia, da lugar a un conflicto teológico denominado paradoja de Epicuro o Problema del mal, según el cual no debería ser posible el mal en un mundo donde Dios está en todas partes y es todopoderoso. Este es uno de los principales argumentos que esgrimen las religiones deístas que consideran que la divinidad es únicamente creadora del mundo), contra las teístas, (que atribuyen al dios un papel activo.
La religión cristiana caracteriza a Dios con una serie de perfecciones: es omnipresente, además de omnisciente, omnipotente y omnibenevolente. El cristianismo está sujeto por tanto a este conflicto. Para resolver la paradoja, se achaca la existencia del mal al libre albedrío del ser humano, y se interpreta la cualidad de la omnipresencia divina como voluntaria, y no como necesaria.