Tratado de culinaria para mujeres tristes
Tratado de culinaria para mujeres tristes. Libro sobre recetas de cocina que pueden alegrar la vida de una mujer. De lenguaje utilizado es sencillo y elegante no todas las recetas tienen el componente gastronómico que inventa este chef del espíritu. Algunas son consejos para salir de aprietos existenciales o sentimentales
Introducción
Este título sugiere un libro sobre recetas de cocina que pueden alegrar la vida de una mujer. Lo cierto es que Héctor no escribe un simple recetario. Este libro ha sido clasificado como de «género incierto». La verdad es que sí es muy difícil clasificarlo, pero yo me atrevo a decir que es un diálogo. Un diálogo deliciosamente íntimo, en donde el autor devela a través de recomendaciones de pócimas y recetas a las mujeres para sobrellevar la vida, la esencia de la admiración que sienten los hombres.
Lenguaje empleado
Hay que subrayar que el lenguaje utilizado es sencillo y elegante y la observación del autor es agudísima. Su visión de la mujer revela más que simple respeto: una profunda admiración que no teme desplegarse. El leve acento de galantería provoca una atmósfera – en este caso especialmente para las mujeres – de seducción, como si un caballero apasionado estuviera utilizando todo su fuego poético para acercarnos a él. Esta es una pieza literaria que se desborda en belleza, como no se escriben muchas en la actualidad y que apela a emocionar y a cautivar los sentidos.
Contenido
Esta singular obra es un conjunto de textos breves dirigidos a unas interlocutoras anónimas a quienes formula para aliviarlas de las cargas de la existencia. Cerca de setenta recetas componen el tratado que el autor ofrece a ese tú femenino que espera anhelante la fórmula salvadora de la tristeza, de los celos, de los cambios de temperamento, de las desventuras orgánicas del sexo, de las tentaciones de las mujeres casadas, de los antojos, de la soltería, del luto, etc.
¿Quién te ha dicho que se prohibe estar triste? No dejes que te receten alegría, como quien receta una temporada de antibióticos. Si dejas que te traten tu tristeza como una perversión, o en el mejor de los casos como una enfermedad, estás perdida: además de estar triste te sentirás culpable. Y no tienes la culpa de estar triste.
Vive tu tristeza, pálpala, deshójala en tus ojos, mójala con lágrimas, envuélvela en gritos o en silencio, cópiala en cuadernos, apúntala en tu cuerpo, apúntala en los poros de tu piel. Pues sólo si no te defiendes huirá, a ratos, a otro sitio que no sea el centro de tu dolor íntimo.
Recetas
No todas las recetas tienen el componente gastronómico que inventa este chef del espíritu. Algunas son consejos para salir de aprietos existenciales o sentimentales, pero dados en un tono conciliador que hace parte del remedio, pues el experto destila comprensión, acercamiento, dulzura. He aquí una receta que posee ingredientes naturales: "Si está nerviosa, aún sirve manzanilla, más no debes cortarla con limón ni con dulce. No funciona si lo que te preocupa es más fuerte que tú. Y si es así, conviene estar nerviosa".
En cambio, éste, vuelve el interés hacia sí mismo. Se trata de una autoreceta: "Muchas veces, al borde hallar la receta de la inmortalidad, me distrajo la presencia de la muerte".