Bando de Piedad
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Bando de Propiedad. Institución de carácter benéfico que se creó durante la etapa comprendida entre 1902-1958, también conocida como Sociedad Protectora de Niños, Animales y Plantas.
Sumario
Desarrollo histórico
Los primeros años
Pasada la etapa colonial tras las luchas por la independencia, en las distintas poblaciones del país, principalmente en La Habana, aún se concentraban desplazados de la guerra, ancianos en estado de desamparo, niños sin protección filial, numerosos mendigos, dementes y mutilados y personas caídas en la miseria.
Ante ese drama social hubo quienes decidieron enfrentar aquella situación y brindarle ayuda a los necesitados. Entre ellos estuvieron un grupo de personas caritativas, encabezados por Jeannette Ryder, que se iniciaron en la tarea de ofrecerles ayuda a los numerosos niños desamparados que recorrían la ciudad, dieron protección a los animales abandonados, lucharon contra el maltrato de los mismos y paulatinamente fueron ganando el respeto y la admiración de todos, hasta que el 27 de octubre de 1906 fundan el Bando de Piedad.
A partir de ese momento dicha institución, bajo el lema “Nosotros hablamos por los que no pueden hablar” y con la señora Ryder en primera fila, continuó la labor de protección a los niños abandonados y de condena a la crueldad contra los animales. En correspondencia con ese proceder, creó un dispensario gratuito para atender a los menores, estableció un sistema de repartición de pan y leche a los mendigos, combatió el proyecto de establecer en Cuba las corridas de toros, distribuyó desayuno gratuito a las mujeres detenidas en las estaciones de policía y abogó por la supresión de las academias de baile, que en realidad constituían centros velados de prostitución.
Por medio de este proceder humanitario, que se manifestaba de diversas maneras, la institución fue ganando prestigio y fue conquistando espacios y seguidores en la sociedad habanera. En 1915 el doctor Enrique Núñez, entonces Secretario de Sanidad del gobierno encabezado por García Menocal, cedió al Bando de Piedad el edificio del Estado que se hallaba entonces en la esquina de las calles Paula y Picota. Allí pudieron encontrar albergue numerosos niños en estado de orfandad, sin distinción de raza, sexo y origen, y muchos animales enfermos.
Dentro de las limitadas posibilidades de esta organización, que cubría sus gastos por medio de los donativos que recibía, se trató de extender lo más posible la caridad hacia aquellos que más la necesitaban. Con el fin de divulgar su actuación y de hacer extensiva su prédica altruista, dicha entidad contó entre 1919 y 1930 con una revista homónima mensual en la cual colaboraron, entre otras importantes figuras, los combatientes independentistas Magdalena Peñarredonda y Manuel Secades Japón, los periodistas Félix Soloni y Francisco de Paula Machado, la dirigente feminista Hortensia Lamar y Juan Marinello Vidaurreta, ya entonces editor de la Revista de Avance y miembro destacado de la oposición antimachadista.
Para esta organización el fallecimiento de su fundadora y principal animadora significó una pérdida insustituible. A su desaparición vino a sumarse una coyuntura nacional muy difícil, marcada por la crisis económica y política del régimen de Gerardo Machado. El número de los que caían en una pobreza extrema desbordaba ampliamente las posibilidades de ayuda de esa entidad. El volumen de los donativos recibidos disminuía. Y para colmo de males surgieron pugnas intestinas entre algunos de sus miembros. Sin embargo, intervino el Club Rotario de La Habana con su respaldo monetario, el doctor José Pérez Cubillas asumió la presidencia del Bando de Piedad y esta organización pudo entonces continuar su labor filantrópica.
Etapa entre 1930 y 1959
Al ocurrir en 1934 la muerte del periodista y caricaturista Ricardo de la Torriente, creador del personaje de Liborio y director del semanario humorístico La Política Cómica, se procedió a abrir su testamento y pudo conocerse que legaba al Bando de Piedad su finca Sitio Liborio, ubicada en la localidad del Cotorro, con el fin de dar continuidad al noble empeño de Mrs. Ryder. A partir de agosto de 1941 y tras la construcción de un moderno edificio comenzó a funcionar en esa finca un albergue-escuela que acogió a decenas de niñas.
Esta organización también estableció en la capital varios dispensarios y clínicas para animales sin costo alguno en el caso de las personas de escasos recursos que acudían con sus mascotas. No dejó de combatir cuantos intentos hubo –y no fueron pocos– de que en suelo cubano se llevaran a cabo corridas de toros.
Fomentó la caridad y la solidaridad entre los seres humanos, el cuidado de los árboles y de las plantas y en general la protección de todo ser viviente. Por medio de esa tesonera campaña también contribuyó a fomentar valores éticos en la sociedad cubana.
Después del Triunfo de la Revolución
El Bando de Piedad continuó funcionando hasta poco después del triunfo revolucionario de 1959, cuando el Estado cubano asumió las responsabilidades de atención y de educación en centros oficiales de los niños sin amparo filial.
Fuentes
- Heraldo de Cuba, días 28 de mayo y 1º y 8 de junio de 1920, página 1. Heraldo de Cuba, 19 de junio de 1920, página 1.