Carlos Arturo Imendia
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Carlos Arturo Imendia Sigüenza. Fue poeta y periodista salvadoreño.
Síntesis biográfica
Este brillante literato salvadoreño nació el 5 de mayo de 1864 en Sonsonate. Alcanzó en 1882 el grado de Bachiller en Ciencias y Letras en el Colegio de Guadalupe ; motivado por su madre, fue desde pequeño un asiduo lector y siendo aún estudiante fue nombrado catedrático honorario de Francés en su mismo colegio. Su innata vocación humanística la desarrolló por medio de la creación literaria, el periodismo y la docencia, a la que se dedicó con ahínco desde muy joven. Fundó y dirigió varios colegios entre los que destaca el de San Agustín en Sonsonate en 1885, año en que llegó a ser diputado suplente por su departamento. Contrajo nupcias con Rosa Boquín y Guzmán, oriunda de Comayagua, Honduras, el 16 de enero de 1891.
Trayectoria literaria
En 1892 empezó a ganarse la vida como redactor en el periódico "La Palmera", de su ciudad natal, trabajo que alternaba para mantener a su familia con el empleo de agente local de ventas de otras dos publicaciones: la revista infantil neoyorquina "La Edad de Oro" que, en 1889, fue presidida por el gran poeta cubano José Martí, y el periódico "El Dos de Abril", de San Salvador. También en 1893 procedió como empleado de comercializaciones en Sonsonate de la United Artists Association.
Ya en aquel momento Carlos Arturo Imendia era un literato muy entrado en los más importantes ambientes literarios salvadoreños, en los que conformaba como miembro de la Sociedad Científico-Literaria "La Juventud" en 1881 y de la Academia de Ciencias y Bellas Artes en 1888. Esta presencia en el panorama cultural de El Salvador le consintió iniciar relaciones con las personas más importantes de su tiempo, como el nicaragüense Rubén Darío, con cuya simpatía se enalteció durante la etapa juvenil que el ya prometedor poeta modernista transitó en El Salvador entre 1882-1983, cuando uno y otro participaron en muchas veladas literarias creadas por la asociación juvenil recién nombrada.
Este fuerte apego entre Imendia y Rubén Darío no se disolvió cuando el lírico nicaragüense dejó El Salvador: estos se encontraron nuevamente en 1889, por la visita que Darío hizo a Sonsonate al doctor Rubén Rivera; y en 1893 en Nueva York, cuando el ya conocido bardo modernista estaba a punto de dejar los Estados Unidos para establecerse en la ciudad de Buenos Aires, como cónsul de Colombia.
Años antes, en Sonsonate, Carlos había comenzado a participar activamente en la vida pública de su país, por medio de la fundación del Liceo San Agustín, ocupando la dirección del liceo en 1885. Luego, ejerció nuevos trabajos administrativos de indiscutible mérito en la capital salvadoreña, en este momento como componente del Ministerio de Instrucción Publica.
Mientras tanto, Imendia no dejaba su devoción hacia el cultivo de la creación literaria, a pesar de que su primer poemario "Páginas rimadas" propuesto a la imprenta había derivado un total fracaso, ya que la impresión neoyorquina de "La Revista Ilustrada", que en primicia tenía tomada su publicación, se negó a hacerlo.
Este inconveniente, lejos de hundir a Carlos Arturo en el desánimo, le valió de incitación y motivación para continuar escribiendo. Y así, en 1894 proporcionó a la imprenta un grupo de poemas llamados "Lugareñas", escrito que halló una vasta resonancia en los ambientes poéticos del país, en cuyo prólogo el gran poeta salvadoreño Francisco Gavidia expresó:
A continuación, Imendia publicó las letras y partituras de "Cantos escolares" en 1899, un hermosísimo cancionero confeccionado con la ayuda del músico Ciriaco de Jesús Alas, obra a la que siguió, un año más tarde, la aparición de "Estelas" en 1900, una compilación de versos y prosas prologada por Modesto Barrios.
Distinguido ya como uno de los escritores más brillantes del momento, Imendia escribió la letra del emotivo "Himno a la bandera salvadoreña", texto al que siguió otro trabajo que venía a corroborar su peso específico en la cultura oficial del país: el célebre Discurso de apertura del parque "Gerardo Barrios", pronunciado en 1902 para inaugurar ese bello paraje que, en la actualidad, recibe el nombre de "Parque Bolívar".
En los primeros años del siglo XX comenzó a ver traducidas algunas de sus composiciones a lenguas como el inglés, el francés, el sueco. Uno de sus mayores éxitos en el cultivo de la creación literaria vino de la mano de su relato titulado "El faro del señor Lucas", que en 1904 fue galardonado con el segundo premio en el certamen literario convocado por el "Diario de El Salvador".
Parte de los escritos poéticos de Carlos Arturo Imendia permaneció disperso en diversos diarios y revistas internacionales, situados principalmente en los Estados Unidos de América, Guatemala y Costa Rica. Entre los medios de comunicación salvadoreños que publicaron algunas de sus composiciones, sobresalen "La Juventud Salvadoreña", el ya mencionado "Diario de El Salvador", el "Repertorio Salvadoreño", "La República de Centro América", el Repertorio del Diario de El Salvador y "El Porvenir de Centro América".
Muerte
Falleció en la ciudad de Ahuachapán (El Salvador) el 30 de noviembre de 1904, a consecuencia de afecciones cardíacas y palúdicas.