Cementerio San Juan (Melena del Sur)
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Cementerio San Juan . Destinado a brindar servicios fúnebres al municipio de Melena del Sur.
Historia
Los espacios funerarios en las zonas rurales se diferenciaron a los de las importantes ciudades, en La Habana por ejemplo, se distinguió por su lujo y ostentación. [1] Melena del Sur desde la visión socioeconómica fue un humilde y pequeño pueblo, fundado en 1768 tras la obtención de la familia López Arcos de los corales Santa Bárbara y San Juan de Melena. [2] La formación del pueblo fue lenta y gradual, surgió primero el caserío y no contó con templo católico hasta 1799, su primer oratorio fue de yagua y guano, en su parte trasera se ubicó el primer cementerio del poblado, las tierras fueron cedidas por la acaudalada señora Leonor Blanco. [3]
Para el año 1880 se desata una epidemia de viruelas en el territorio melenero, a esta causa el ayuntamiento solicita permiso para la construcción de cementerios en las fincas que aun carecían de este, un manuscrito de le época plantea:
“… para evitar el contagio de las viruelas cuando se hiciera respetuosa consulta a UE sobre si las fincas que carezcan de cementerio habilitado pueden designar un lugar separado y solitario donde enterar a los que fallezcan de la viruela teniendo cuidado cercarle convenientemente. Esta consulta es debida a que en una de las fincas que se encuentra invadida en este término se ha declarado un caso y carece de lugar sagrado donde dar sepultura al enfermo en caso de fallecer teniendo por necesidad queconducirlo al cementerio del poblado para darle sepultura exponiéndonos a introducir la epidemia en el poblado…” [4]
El manuscrito es el primer documento fidedigno que se ha encontrado sobre la existencia del cementerio en el poblado, así como la alusión a otros campos santos en fincas del territorio, lo que hemos podido comprobar en documentos de la época como testamentarias e inventarios de ingenios, un ejemplo es el cementerio del ingenio La Luisa, formado por muros de mampostería y sustento aserrado en parte con su puerta. [5]
El cementerio católico urbano estuvo ubicado quizás hasta fines de la primera mitad del siglo XIX en el patio de la iglesia católica. La creación de un nuevo campo santo en las afueras del núcleo poblacional se debió entre otros asuntos a los llamados de atención hechos por el rey de España Carlos III en 1787 y su descendiente el rey Carlos IV en 1799, referente a las situaciones sanitarias provocadas por los enterramientos dentro de las iglesias, así como los cementerios dentro de los poblados.
En definitiva la primera Ermita u oratorio en Melena tuvo su asiento en la plaza San Juan, hoy Parque Central y el primer cementerio estaba enclavado en el fondo del oratorio como era costumbre de la época lo que puede comprobarse en los legados existentes en el archivo parroquial de Guara. A su cementerio se le hizo un muro de piedras al ser construida la iglesia en 1852, posteriormente al ser prohibidos los enterramientos por el obispo Juan José Díaz de Espada y Landa quien modificó las costumbres antiguas, eliminando los entierros dentro de la iglesia y aislando los cementerios de los poblados. En la segunda mitad del siglo XIX se traslada al cementerio para su lugar actual.
El actual cementerio católico “San Juan Bautista” hasta los años 1960 fue propiedad de la iglesia católica, todos los servicios eran cobrados y controlados por esta. Según noticias el actual cementerio de Melena del Sur fue oficialmente inaugurado en 1892. Pero el cementerio fue emplazado en el lugar actual antes de esta fecha, pues el enterramiento más antiguo localizado hastael momento data de 1890, [6] un análisis del espacio, por la posición de este enterramiento, induce a considerar que existieron varios antes de este. En el periódico local “Las Noticias”, de enero-febrero de 1949, aparece el titular “Urgentísima la ampliación del cementerio”, en el que se plantea que está pendiente la aprobación por parte de la compañía Gómez Mena de ceder las tierras necesarias. Publicaciones periódicas locales posteriores plantean que quedó ampliado el cementerio municipal, además la realización de sus cercas perimetrales y cuarto para realizar las autopsias. [7]
El cementerio de Melena resulta humilde desde la visión de las artes funerarias, paralelismo establecido con la propia estructura del pueblo de los vivos. En su interior descansan hijos ilustres de Melena del Sur y otros que sin ser naturales mucho contribuyeron desde diversas esferas al desarrollo del poblado. Cabe resaltar al prolifero historiador Gregorio Delgado Fernández, el periodista Félix Muñoz Gilbort, el músico Mario Oropesa, también en este campo santo se encuentran los restos de Máximo Zertucha quien fue el último médico del general Antonio Maceo así las tumbas de los mártires revolucionario Rogelio Perea y Gregorio Arlee Mañalich.
Referencias
- ↑ Merlín, C., 1974.Viaje a La Habana. Ed. Arte y Literatura, La Habana.
- ↑ Enríquez, R., 2014. Piedra para Obbatalá. Ed. Montecallado, Mayabeque, (p. 32)
- ↑ Delgado, G., 1937. «Historia de Melena del Sur y su Jurisdicción» en revista Cúspide (II) Central Merceditas, Melena del Sur, (p. 14)
- ↑ Registro de comunicaciones dirigidas al gobernador civil de la provincia No. 195, mayo 18 de 1880.
- ↑ Escribanía de Luis Testar, Leg.135, Exp1, (ANC)
- ↑ El enterramiento más antiguo localizado pertenece a Gregorio Molinet quien falleció el 5 de julio de 1890, el recordatorio es de su hermana y sobrinos, el lugar está identificado por una cruz de hierro fundido de tamaño aproximado de un metro de altura, la cruz tiene sus puntas rematadas en orlas e inscrita en la misma fundición los datos ya mencionados.
- ↑ Datos tomados de la publicación local “Las Noticia”, mayo de 1956 y “Heraldo de Melena”, 15 de noviembre de 1940.
Fuentes
- Colectivo de autores. Síntesis histórica del municipio Melena del Sur. Oficina de Asuntos históricos del Comité Provincial del PCC Mayabeque, inédito, 2018, p.11
- Enríquez Rodríguez, Yoel. El Cementerio San Juan de Melena del Sur. En Boletín Cavernas, Cuarta época/ No.3/ Marzo 2021. Grupo Espeleológico Aguas Claras, Mayabeque, 2021, p.3-5
