Combate de Guanina (1958)
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El combate de Guanina, en Mayarí, fue el último realizado por la columna 19 José Tey en la lucha por la liberación nacional y culminó con una resonante victoria del Ejército Rebelde.
Sumario
Instrucciones de Fidel
Fidel Castro le planteó a Belarmino Castilla Mas, jefe de la columna 19, la misión de atacar y rendir las fuerzas enemigas que estaban en Mayarí; además, le indicó que la mejor posición para cortarles el paso a los casquitos, era una pequeña elevación que se hallaba entre Mayarí y Preston (hoy Guatemala), las alturas de Guanina, donde recordaba haber estado muchos años antes cuando era estudiante.
Preparación y objetivo
Una parte de las fuerzas guerrilleras cortaban en Guanina la carretera de Mayarí a Preston. Un pelotón al mando del teniente Ibrahim Blez, que vino de refuerzo enviado por Antonio Enrique Lussón, se emboscaría en la línea del ferrocarril con la misión de impedir el paso de refuerzos enemigos que pudieran venir desde Preston. Cubriendo la carretera de Nicaro, se situó la móvil del primer teniente Freddy Ramos. El resto de las fuerzas, entrarían en la ciudad, donde tenían como objetivo principal el ataque al cuartel.
Apoyándose en un tractor blindado, que se preparaba en Marcané, una parte considerable de la fuerza entraría por el oeste para atacar el cuartel. Otras atacarían por el este y por el sur.
La hora del ataque, que se había fijado inicialmente para la 11:00 p. m. del 30 de diciembre de 1958, se trasladó para las 01:00 del día 31, en espera del tractor blindado, que se retrasó.
Combate
Al amanecer del día 31, las tropas del ejército salen de Mayarí hacia Preston en camiones y a pie. Hacen contacto con la emboscada del teniente Jotor en la carretera, explota la mina que se había situado en el lugar, y de inmediato se generalizó el combate.
De acuerdo con las órdenes impartidas, las posiciones rebeldes se fueron cerrando con muevas fuerzas ubicadas en lugares cercanos, conforme al plan de ataque.
El jefe de la columna y el capitán José Cuza Tellez con los dos móviles que habían quedado en la comandancia, en Juan Vicente, acudieron a reforzar a las posiciones en Guanina. Antes lo habían hecho los que estaban en Paya Manteca.
Una tanqueta, con parte de la vanguardia enemiga, logró fugarse a Preston. El grueso de las topas batistianas, quedó aprisionado entre el fuego por el frente, la retaguardia y por ambos lados de la carretera.
Los guardias se defendían en las cunetas y debajo de los carros, desde donde hacían fuego. Los combatientes rebeldes, avanzaron cerrando totalmente la carretera. Se veían los cuerpos de varios guardias muertos o heridos. La situación para ellos era muy difícil. No tenían escapatoria.
Un refuerzo enemigo, que intentó venir desde Preston por la línea del ferrocarril en rescate de los cercados, fue rechazado en el crucero por la emboscada al mando de Blez y Matador.
Mensaje del enemigo
Alrededor de las 10:00 a. m. se divisó un jeep civil con una bandera blanca, que atravesando el escenario del combate, se acercó a la posición de Guanina. En el vehículo llegó el cura párroco de Preston Esmérido Sánchez, con un mensaje verbal del comandante Esteban Cuza Garbey, jefe de la tropa enemiga, que logró escapar y llegar hasta Preston. Este le proponía al comandante Belarmino que fuera a Preston para discutir la rendición. El jefe de la columna 19 contestó por medio del cura, que si quería hablar de rendición viniera donde tenía cercada a su tropa.
Esmérido volvió dos horas más tarde con el comandante enemigo y otros oficiales.
Condiciones de rendición
El capitán enemigo y los oficiales que lo acompañaban aceptaron las condiciones:
Entrega de las armas, excepto los oficiales, que se podían quedar con las cortas.
Se aseguraba la atención de los heridos, como era norma del Ejército Rebelde.
Se auxiliaría en el traslado de los guardias prisioneros hacia Preston.
Rendición
Entre el capitán Royo, el comandante Belarmino Castilla y comandante Esteban Cuza Garbey se precisó la rendición.
Los rebeldes se aproximaron por todas partes sin disparar y comenzaron a confraternizar con los soldados. Cuando los cercados vieron a sus superiores conversando con los jefes rebeldes, salieron de sus posiciones y entregaron las armas. Las voces de los oficiales indicaban que todo había terminado. Era cerca de la 3:00 p. m.
Al atardecer entraban los rebeldes en Mayarí, en medio del júbilo popular. Desde horas antes una parte de la tropa ―bajo el mando del teniente Freddy Ramos― había ocupado el cuartel.
Con la derrota de la guarnición de Mayarí quedaba liberada una fracción importante del norte de Oriente.
Bajas
El enemigo tuvo 12 muertos y un número mayor de heridos.
Los rebeldes dos muertos: Mario Surí y Eugenio Carbó. Resultó herido leve el capitán Gilberto Cardero Sánchez.
Intento de fuga
Temprano en la mañana del día 1 de enero de 1959, las fuerzas enemigas trataron de fugarse en barco, el que fue interceptado por el fuego de los rebeldes en la bahía y obligados a detenerse, después se entregaron con todo el armamento.
Cuando la columna se organizaba para marchar sobre Holguín, se recibió la noticia de la fuga del tirano Fulgencio Batista en la madrugada del 1 de enero de 1959.
Fuentes
- Castilla Mas, Belarmino (1999): Imborrables recuerdos. Memorias del comandante Aníbal. La Habana: Ediciones Verde Olivo, 1999.
- Columna 19 José Tey. La Habana: Ciencias Sociales, 1982.