Combates de Jimaguayú (Cuba, entre 1873 y 1897)
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Combates de Jimaguayú. Diversos combates se libraron en este potrero o en sus alrededores durante las guerras por la independencia. El más importante ocurrió el 11 de mayo de 1873 en un encuentro de fuerzas del Ejército Libertador comandadas por el mayor general Ignacio Agramonte Loynaz, en el cual perdió la vida el heroico mambí, conocido por El Mayor.
Localización
En esa época Jimaguayú era un potrero, que se corresponde aproximadamente con el actual poblado del mismo nombre que se encuentra a unos 32 km al sureste de la ciudad Camagüey, entonces denominada Puerto Príncipe, en la llanura del Centro de Camagüey-Las Tunas. Tradicionalmente ha sido una zona ganadera.
Contexto
El abogado camagüeyano Ignacio Agramonte Loynaz fue uno de los fundadores de la Junta Revolucionaria de Camagüey y se alzó en los inicios de la primera guerra por la independencia, en noviembre de 1868. Alcanzó el grado de mayor general, destacándose por su valentía y arrojo. En los tres años y medio de su vida militar libró más de cien combates, cayendo en 1873 en Jimaguayú.
Desarrollo
Caída de Ignacio Agramonte. El día 11 de mayo de 1873, en este potrero de Puerto Príncipe (Camagüey), fuerzas del Ejército Libertador, integradas por infantería de Las Villas y Camagüey y caballería de esta última provincia, bajo el mando del mayor general Ignacio Agramonte Loynaz, integradas por unos 560 efectivos, combatieron con una columna española en composición de 680 infantes del 2do Batallón del Regimiento de León, 280 jinetes de una columna volante, 74 guerrilleros montados y una pieza de artillería, en total, algo más de 1 000 hombres, bajo el mando del teniente coronel José Rodríguez de León.
En esta acción cayó el mayor general Agramonte. El día 9 de mayo, El Mayor regresó a Jimaguayú después de sus victorias de Molina (7 de mayo de 1973) y Cocal del Olimpo (7 de mayo de 1873), siendo recibido con gran entusiasmo por las tropas allí acampadas. Durante ese día y el siguiente Agramonte supervisó el estado de las tropas y su instrucción militar. Al mismo tiempo, organizó la seguridad del campamento y la exploración de sus accesos, en previsión de la llegada de tropas enemigas.
El día 10 por la noche, cuando se encontraba en una cena que los oficiales de Caonao ofrecían a los villareños, se recibió la noticia de que una columna enemiga de las tres armas había llegado a la finca Cachaza, ubicada a solo 8 km del campamento cubano. Ante la noticia, Agramonte arengó a sus tropas para el combate que se propuso librar al día siguiente.
A las 05:00 horas del día 11 el clarín mambí tocó diana y comenzaron los preparativos para la acción. De acuerdo con las órdenes de El Mayor, la infantería, mandada por los coronel Manuel Suárez y González Guerra, y el capitán Serafín Sánchez, se desplegó en los límites sur y oeste del potrero, a orillas del monte, mientras que la caballería de Reeve, reforzada más tarde por la escolta y el Estado Mayor de Agramonte, al este del potrero, oculta por algunos árboles. Era la clásica formación de "martillo", en forma de letra L, que permitía batir con fuego de flanco al enemigo cuando entrara en su seno y a renglón seguido, cargar contra su retaguardia.
A las 07:00 horas Agramonte supervisó la disposición de sus tropas y a las 07:30 se oyeron los primeros disparos, que denunciaban el encuentro de la columna española con un destacamento de 20 jinetes villareños del Comandante Andrés Piedra, destinado a atraer la caballería hispana, separarla de su infantería y llevarla hacia la celada. Pero los españoles no cayeron en ella, y poco después era su infantería la que entraba cautelosamente en el potrero, entablándose formalmente el combate.
Ante este desarrollo desfavorable de la acción, Agramonte ordenó a Henry Reeve salir del combate y esperarlo en Guayabo. Todo indica que poco después Agramonte decidió cargar de sur a norte, al frente de un corto número de jinetes contra el ala derecha del dispositivo español, cuando cayó mortalmente herido por un disparo en la cabeza. Cuando los cubanos se retiraban del escenario, Reeve ordenó al capitán Serafín Sánchez permanecer en el lugar hasta que el enemigo se retirara y registrar el potrero.
Por su parte, los colonialistas no sabían que Agramonte había muerto y se marcharon después de enterrar a sus muertos. Entonces la compañía de Serafín Sánchez encontró y sepultó el cadáver del teniente Jacobo Díaz de Villegas, caído cuando cargaba con la caballería de Reeve, pero no encontró el de Agramonte. Varias horas después, el jefe español conoció del hecho y envió un destacamento a apoderarse del cadáver, lo que lograron.
Al día siguiente el cuerpo de El Mayor fue conducido a Puerto Príncipe, identificado e incinerado. Un año después, los principales participantes en el hecho, bajo el mando del mayor general Máximo Gómez, se reunieron en el lugar, levantaron un acta con los pormenores del incidente y la encerraron en una botella que enterraron en el punto de la caída del héroe. Dicha botella no ha sido encontrada.
Las bajas cubanas, además de la irreparable pérdida de Agramonte, fueron 4 muertos y 19 heridos. Las bajas españolas ascendieron a 6 muertos, 15 heridos y 14 contusos.
Otros combates en Jimaguayú
En este histórico lugar de Camagüey el 5 de septiembre de 1875, fuerzas insurrectas subordinadas al brigadier Henry Reeve, el Inglesito, hostilizaron una guerrilla española.
El 10 de septiembre de 1895, en este lugar se encontraba acampado el Cuartel general del Ejército Libertador, cuando se presentó una fuerte columna de las tres armas, bajo el mando del coronel Calixto Ruiz. Los exploradores mambises la descubrieron a tiempo y el enemigo no pudo lograr la sorpresa. El combate duró alrededor de una hora, pero los españoles no atacaron, sino que se limitaron a emplear la artillería. Los insurgentes pudieron retirarse organizadamente, con dos heridos. Se desconocen las bajas del adversario.
El 7 de mayo de 1897 las fuerzas cubanas del Regimiento de Infantería Gómez, bajo el mando del Comandante Joaquín Barreto, combatieron contra una fuerte columna, de las tres armas, dirigida por el general español Adolfo Jiménez Castellanos.
Fuentes
- Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
- Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera parte (1510 - 1898). Tomo II Acciones Combativas. Ediciones Verde Olivo, Ciudad de La Habana, 2014. Página 167–168. Colectivo de autores del Centro de Estudios Militares de las FAR (CEMI).
- Víctor Manuel Marrero. Vicente García. Leyenda y realidad, La Habana, 1992. Págs. 37; 144-145.
- Enrique Ubieta. Efemérides de la revolución cubana, 4 t., La Habana, 1920. Tomo IV. Pág. 40.