Fray Toribio de Benavente

Fray
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NombreFray Toribio de Paredes o de Benavente
NacimientoA finales del Siglo XV
Benavente,Bandera de España España
Fallecimiento9 de agosto de 1569
Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Otros nombresMotolinia

Fray Toribio de Benavente. Llevó a cabo una importante misión evangelizadora en Guatemala y Nicaragua entre 1527 y 1529, que culminó con la creación de varios conventos. Participó en la fundación de Puebla de los Ángeles en 1530 y luchó a favor de la defensa de los derechos de los indígenas. Se enfrentó a Bartolomé de Las Casas, a quien acusó de excesivo idealismo. Autor de Historia de los indios de Nueva España 1558, de gran interés para conocer la cultura azteca y el proceso de evangelización.

Síntesis biográfica

Fray Toribio Paredes o de Benavente nació en Benavente (Zamora, España); no se sabe con exactitud la fecha de su nacimiento: se calcula que haya sido entre 1482 y 1491. Su padre llevaba el apellido de Paredes, y parece que tuvo alguna clase de relación con los poderosos condes de Benavente; quizá su familia estuvo al servicio de los mismos. Por lo que su apellido era Paredes; adoptó el de su villa natal en la Orden franciscana y el apodo de Motolinía, ¨el pobre¨, con que es más conocido en Nueva España. Ingresó en la Orden a los diecisiete años, y viaja a México en 1524. De 1527 a 1529 vive en Guatemala estudiando la fundación de las misiones. Regresa al Convento de Huejotzingo amparando a los indios contra los atropellos de Nuño de Guzmán y es acusado de intentar la independencia de Nueva España, en forma de Estado indígena. En 1530, pasa al convento de Tlaxcala y contribuyó en la fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles 1531. Después se traslada a Tehuantepec; en Guatemala de nuevo 1534, en Yucatán, y por tercera vez en Guatemala 1543, para organizar la custodia de este país y de Yucatán. Se retiró de las labores misioneras, pero aún fundó varios conventos, de los que fue guardián; en 1555 escribió una célebre carta al emperador contra Las Casas en defensa de la Conquista, de los colonos y de la evangelización. Fray Toribio es el sexto en la lista de la Obediencia de los doce apóstoles de México, se excluye a Fray José de la Coruña, que no llegó a México, y el último de los que figuran en dicho documento como predicadores y confesores doctos. Probablemente era el más joven de los seis así calificados. Sahagún lo califica de muy amigo de la santa pobreza, muy humilde y muy devoto, y competentemente letrado.

Trayectoria

Había entrado a formar parte de uno de aquellos grupos de franciscanos renovados, que deseaban la vuelta a la experiencia original de Francisco de Asís. La Santa Sede constituyó con uno de aquellos grupos una «provincia religiosa», la de San Gabriel. Los superiores franciscanos enviarán precisamente a los frailes de este grupo como misioneros al Nuevo Mundo; misioneros pedidos con insistencia por Hernán Cortés↗ a Carlos V, a quien expresaba "(…) la capacidad y talento de los indios de esta Nueva España, y la necesidad que tenían de ministros que, más por obras que por palabras, les predicasen la observancia del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo" .

De esta manera, junto con su amigo Fray Martín de Valencia, formó parte de la primera expedición de los Doce franciscanos que viajaron a la Nueva España en 1524. Llegaron al puerto de Veracruz el 13 de mayo de ese mismo año. De Veracruz se trasladaron a México Tenochtitlán donde fueron recibidos por Hernán Cortés acompañado de una gran comitiva conformada tanto por soldados españoles como por indígenas, los cuales al ver el aspecto humilde de los religiosos, quienes estaban descalzos y con hábitos pobres y remendados, comenzaron a repetir «motolinia! motolinia!», vocablo que en náhuatl quiere decir pobre. Cuenta Fray Gerónimo de Mendieta que al escuchar Fray Toribio esta exclamación de los indios, preguntó el significado y al saberlo dijo “este es el primer vocablo que se en esta lengua, y porque no se me olvide, este será de aquí en adelante mi nombre”.[2]

Fray Toribio era hombre de mucha y continua oración, celoso de la castidad y muy observante de la regla. Se esforzó en la evangelización de los indígenas, especialmente en bautizarlos, de manera que viajó muy lejos para que los niños no murieran sin recibir el bautismo; él mismo contó haber bautizado a más de cuatrocientos mil naturales. Narra Bernal Díaz del Castillo↗ que “cuanto le daban por Dios lo daba a los indios y se quedaba algunas veces sin comer, y traía unos hábitos muy rotos y andaba descalzo, y siempre les predicaba y los indios le querían mucho porque era una santa persona”. Asimismo dice Mendieta: “Esta verdad me atrevo a afirmar con autoridad del padre Fr. Toribio Motolinia, uno de los doce, como testigo de obra y de vista, el cual fue mi guardián y lo tracté y conocí por santo varón, y por hombre que por ninguna cosa dijera sino la mera verdad, como la misma razón se lo dice”. También era amante de las maravillas de la naturaleza, las cuales procuraba ver y escribir para que todos las que la conocieran alabaran a Dios como él lo hacía cuando las observaba. En julio de 1524 se llevó a cabo en la ciudad de México el primer capítulo de la provincia del Santo Evangelio en la Nueva España. Los frailes decidieron repartirse por aquellas inmensas tierras para fundar conventos y misiones; en estos conventos surgieron las primeras escuelas, los primeros talleres de artesanía y los primeros hospitales para indios del Continente.

Fray Toribio de Benavente se caracterizó por defender a los indígenas contra los abusos que se cometían en ellos. Esto le atrajo conflictos con las autoridades de la Ciudad de México constituidas por la primera y Real Audiencia. Los principales problemas comenzaron en 1529 cuando Motolinía se opuso a que la Real Audiencia encabezada por Nuño de Guzmán, la cual cobraría impuestos a los indígenas. Esto provocó la irritabilidad de la Real Audiencia y empezó una campaña en contra de Motolinía, acusándolo a él y a otros misioneros de rebeldes y usurpadores de funciones. Así escribe Motolinía: "El que enseña al hombre la ciencia, ese mismo proveyó y dio a estos indios naturales grande ingenio y habilidad para aprender todas las ciencias, artes y oficios que les han enseñado, porque con todos han salido en tan breve tiempo, que en viendo los oficios que en Castilla están muchos años en deprender, acá en sólo mirarlos y verlos hacer, han muchos quedado maestros. Tienen el entendimiento vivo, recogido y sosegado, no orgulloso ni derramado como en otras naciones". De esta manera, al final de su vida podía escribir: "Hay indios herreros y tejedores, y canteros, y carpinteros y entalladores; y el oficio que mejor han tomado y con que mejor han salido ha sido sastres (...) También hacen guantes y calzas de aguja y seda, y bonetillos, y también son bordadores razonables (...) Hacen también flautas muy buenas". Se repetía así la misma experiencia misionera cristiana que había construido la Europa cristiana. Motolinía fue quizá la personalidad más brillante de los Doce. Misionero infatigable, catequizó y predicó en casi toda la Nueva España y gran parte de Centroamérica. Aprendió muy bien el náhuatl y puso gran empeño en conocer las culturas prehispánicas, lo mismo que las condiciones en que vivían los indios de su tiempo. Esto le permitió ayudarlos y defenderlos. Participó en la fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles (1531). En 1529 viajó por primera vez a Guatemala y a Nicaragua en calidad de vicecomisario, cargo al que renunció en 1545. En 1547 fue electo vice-provincial y en 1548 provincial de la Provincia del Santo Evangelio de México hasta 1551. También fue provincial en Puebla de los Ángeles.

Obras literarias

Su obra escrita se coloca en un alto rango, por su contribución al estudio del pasado indígena, descripción de la organización social, las costumbres, las supersticiones, la evangelización de los indígenas y las ideas políticas de los colonizadores. Fue además hombre de pluma y nos dejo obras que todavía son fundamentales para el conocimiento de la historia y cultura indígenas, lo mismo que de los comienzos del período español. Tales son la Historia de los indios de la Nueva España y los Memoriales, ambos relacionados con otra obra hoy perdida, aunque no sea posible decir con precisión en qué medida y manera, puesto que dicha obra sólo es conocida a través de las citas que otros autores del siglo XVI hicieron de la misma. La Historia de los indios de la Nueva España y los llamados Memoriales escritos por Motolinía han provocado cierta polémica, ya que se asegura que ambos libros se complementan; que existen párrafos que se repiten en uno y otro libro, por lo que se piensa que uno de ellos era un borrador. Se cree que ambos libros formaban parte de una obra más extensa que se perdió y de la cual existen abundantes rastros, esta obra abarca de 1521 a 1541. También escribió: La conquista de Jerusalén en 1539 y en náhuatl, Martirio de los niños de Tlaxcala, Guerra de los indios y Carta al emperador.

Muerte

Murió en el Convento Grande de San Francisco de México en la ciudad de México, el 9 de agosto de 1569. Está enterrado en el propio convento.

Fuentes