Gustav Vigeland
|
Gustav Vigeland. Escultor noruego que desde muy joven mostró grandes dotes para la escultura en madera. Fue el diseñador arquitectónico del Parque de las Esculturas en Noruega que lo convirtió en un artista consagrado.
Datos biográficos
Inició sus estudios de Arte en el taller del escultor Floed, pero tuvo que interrumpirlos cuando falleció su padre. Por este motivo, a los 17 años volvió a casa de su madre, donde permaneció durante dos años y se encargó de la manutención de su familia. Se dedicó, además de a la escultura, a la lectura de los clásicos: La Ilíada, La Odisea, la Biblia y La Divina Comedia, entre otros textos. Cuando volvió a Oslo, llevó consigo sus dibujos, pero no se atrevió a mostrarlos. Para ganarse la vida, volvió a reanudar su trabajo de escultor de madera; con su escaso salario, apenas cinco coronas semanales, supo hacer frente al hambre y la miseria. Mostró sus dibujos en el taller del escultor Bergslien, quien, entusiasmado, enseñó dichos dibujos a Lorenz Dietrichson, profesor de historia del arte, lo que provocó la admiración del profesor, que exclamó al conocer la obra del joven Vigeland:
Como consecuencia del apoyo prestado por éstos, ante la capacidad artística que se vislumbraba en la obra temprana de Vigeland, recibió autorización para entrar a trabajar en el taller de Bergslien. En 1889 expuso el pequeño grupo Agar e Ismael en la Exposición Nacional de escultores. Recibió una beca del estado y se dirigió a Copenhague, con una carta de recomendación dirigida a Christian Gottlieb Vilhelm Visen, célebre escultor y profesor danés. Trabajó un año bajo su dirección y creó, entre otras obras, el grupo escultórico Des Réprouvés. Al año siguiente fue beneficiario de una nueva beca de estudios y en esta ocasión viajó a París, donde el arte de Rodin le impresionó profundamente, lo que le llevó a visitarle en su taller y a dejarse influenciar por la técnica del maestro francés.
Primera exposición
Volvió a Noruega en 1893. Al año siguiente llevó a cabo su primera exposición, que despertó entre público y crítica los sentimientos más dispares. En 1895 viajó a Berlín y a Florencia. A su regreso a Noruega sus condiciones de vida rozaban, de nuevo, la miseria. Se empleó en el equipo encargado de la restauración de la catedral de Trondheim; la vieja iglesia gótica estaba siendo restaurada y Vigeland, de 1897 a 1902, esculpió toda una serie de excelentes estatuas. No obstante, no encontró placer en este trabajo, debido a las limitaciones estilísticas que le suponía el trabajo de restauración y, por este motivo, abandonó la Trondheim. Consiguió instalarse en un mísero taller en Hammersborg, en el que padeció el rigor de los inviernos nórdicos. Es en estas condiciones cuando creó sus esculturas mas bellas: Nordraak, Abel, Beethoven, Wergeland y otras de sus obras capitales. También realizó un primer esbozo de la Fuente Monumental, cuya primera versión definitiva presentó en 1900. Expuesta en 1906, le valió tanto el ganarse a los enemigos más encarnizados como a los más entusiastas partidarios.
Extraño contrato
En 1907 fue creado el primer comité encargado de reunir los fondos necesarios para la erección de la mencionada fuente, que debía levantarse cerca de la universidad. En 1921, ante la amplitud de sus proyectos, buscó otro lugar de trabajo y firmó el contrato mas extraño que haya firmado jamás un artista con una autoridad oficial: Vigeland se comprometía a legar a la ciudad de Oslo los derechos de propiedad de todas las obras de arte que se encontraban en su posesión: esculturas en madera, bronces, esculturas de piedra, grabados en madera, bocetos, diseños, toda su obra creada y futura; a cambio la ciudad de Oslo le facilitaba un taller adecuado donde proseguir su labor, el futuro Museo Vigeland.
Proyectos
El proyecto para el parque Frogner, terminado en 1930, fue pagado con los beneficios de los cines de Oslo. Otro de sus proyectos, el de adornar el Abelhaugen, fue abandonado, y por un momento pensó en emplazar la fuente delante del taller. Pero este lugar no convenía, y en 1931 el Consejo Municipal aceptó los planos propuestos, con el puente, la fuente, el monolito y las esculturas del parque Frogner, casi todas compuestas de una maraña de cuerpos unidos (incluso de niños) que producen una sensación confusa e impactante, con un total de más de 600 figuras. Tras su fallecimiento en 1943, antes de la conclusión completa del proyecto, el Consejo decidió en otoño de 1947 que los trabajos proseguirían según el plan de Vigelang. El parque Frogner constituye su más vasta obra, aunque su genio creador se manifestó también en otras muy importantes, entre las cuales destaca una serie de estatuas de hombres célebres: Rikard, Nordraak, Camilla Collett y Niels Henrik Abel.
Legado
El arte de Gustav Vigeland ha sido siempre objeto de polémica. Criticado y contestado, también ha suscitado la más grande admiración y los más vivos elogios. Su obra, que por su amplitud sobrepasa la de cualquier otro escultor noruego, evidencia el genio con el que desempeñó su quehacer artístico. El conjunto de estatuas que adornan el Parque de Frogner constituyó su obra más importante, mientras que el museo Vigeland permite seguir la evolución de su obra.