Historia del béisbol en Pinar del Río
Historia del béisbol en Pinar del Río. Resume la historia de los inicios del béisbol en la provincia de Pinar del Río, su desarrollo y los peloteros más destacados a lo largo de la historia.
Sumario
Reseña histórica
A fines del siglo XIX aparecieron jugadores de béisbol en la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río, cercana a la capital donde por entonces el juego era todo furor, con casi dos décadas de existencia oficial. Por esa vía es posible que hubiera penetrado en ese territorio y también por algunos jóvenes estudiantes en los Estados Unidos, aunque no había tantos como en otras zonas del país. Ya desde inicios del siglo XX existían instalaciones de formas rústicas, que llevaban a los aficionados al juego.
Como caso curioso, Manuel Landa, uno de los fundadores del Habana BBC en 1868, se radicó como abogado en la capital pinareña y dejó una bonita huella, que en un tiempo dio lugar al nombre de una de las más céntricas calles de la ciudad. También el primer historiador del béisbol cubano, Wenceslao Gálvez y Delmonte, tuvo una estrecha relación de trabajo con la provincia, así sucedió con otros tantos.
Jugadores
En cuanto al desarrollo de los jugadores, la zona arrastraba la carga de ser llamada La Cenicienta de Cuba, y no era por gusto. Baste decir que fue la provincia con menos jugadores activos en las Grandes Ligas hasta 1959, con solo cuatro en diferentes etapas: en las primeras décadas lo hizo Manuel Patato Cueto, de Guanajay, después, por ese orden los lanzadores Pedro Ramos y Dagoberto Concepción, del Corojo, en San Luis, Rogelio Borrego Álvarez, de Santa Lucía en el municipio Minas de Matahambre y ya en 1964, Tony Oliva, quien había firmado como profesional en 1961 y llegó como un súper jugador a Las Mayores, al conquistar el liderato de los bateadores, cuando también fue Novato del Año de la Liga Americana, también lo logró en 1965 y en 1971.
Solo en una ocasión, en los años cincuenta, jugó un equipo vueltabajero en la Liga Nacional Amateur, que era solo para blancos.
Solo cinco jugadores hasta 1964, después llegarían José Ariel Contreras, Alexei Ramírez, Juan Miguel Miranda, Danys Báez, Yuniesky Maya y otros, que se formaron como peloteros bajo la dirección y el asesoramiento de experimentados entrenadores cubanos que hicieron de ellos buenos atletas, pero que abandonaron la pelota de la Serie Nacional de Béisbol para jugar en otros circuitos.
Primeras instalaciones
La primera instalación se construyó, con pobres recursos, en los terrenos aledaños al primer Instituto de Segunda Enseñanza, con el tiempo aparecieron otros como el Atenas Occidental, sito en la calle Sol, que recibió varios nombres, hasta que fue demolido y surgió el Borrego Park.
Así llegó 1959 y el 19 de enero se inauguró, con bombos y platillos, el ya legendario Estadio Capitán San Luis, una instalación moderna y confortable, con capacidad para más de doce mil aficionados.
El movimiento beisbolero en Pinar del Río
Gracias a un promotor cultural y deportivo, hombre de negocios prósperos, que se llamó Juan Antonio Camejo, se desarrollo un fuerte movimiento beisbolero en toda la provincia.
Él organizó, desde finales de los años cuarenta, torneos por doquier, con equipos prácticamente de todos los municipios, donde se destacaban San Juan y Martínez, con Fidel Linares y Silvio Duarte a la cabeza; Minas de Matahambre, con René Melo
y Tomás Nené Martínez; Pilotos, con Raymundo Gavilán y Julio Memo Luna Candelaria; Pinar del Río con quien sería un célebre entrenador de pitcheo en Series Nacionales, José Joaquín Pando y con Roberto Llende, jugador y manager de mucho renombre. Pando se desempeñó algunos años antes, a fines del treinta y en el cuarenta.
Por San Luis estaban Segundo Cosa Marín, Pedrito Ramos y Dagoberto Concepción; años atrás se destacaron Villa Cabrera en Guane, Roque Contreras en Consolación del Sur, René Friol y otros que también jugaron en la Liga Profesional Cubana.
La organización de Camejo llegó a todos lares. A través de un programa radial diario y la divulgación en la prensa, se encargaba de cazar los partidos y era sumamente exigente con la disciplina y la asistencia, so pena de severas sanciones.
Desde finales de los treinta era común ver desempeñarse en el Atenas Occidental a Martín Dihigo, Napoleón Reyes, Cando López, Orestes Miñoso, Roberto Ortiz y toda una constelación de estrellas cubanas, en choques de confrontación preparatorios para empeños mayores.
La provincia tuvo representaciones en los torneos de la oportuna y bien organizada Liga Popular de Cuba, donde en 1955 se impuso en la zonal final occidental el equipo Minas de Matahambre, con Rodolfo Martínez de Osaba Amalfi, conocido por el Clavo Osaba, como líder impulsador. Este movimiento beisbolero y el desarrollo de sus jugadores, a pesar de tener la menor presencia en la Liga Profesional y en Las Mayores, sirvió de base para que a partir de 1978, cuando ganaron su primera Serie Nacional, comenzaran a tejer una leyenda que los ubica como los más ganadores del béisbol cubano actual, con dieciséis campeonatos entre Nacionales y Selectivas; en ellos se incluye el título en la 50, conocida como Serie de Oro, a las órdenes de Alfonso Urquiola.
Véase también
Fuentes
- Entrevista al autor Juan Antonio Martínez de Osaba y Goenaga
- Pequeña Enciclopedia Olímpica y de la Cultura Física (Libro) del escritor pinareño Juan Antonio Martínez de Osaba y Goenaga
- Mitos y realidades de la pelota cubana (Libro) del escritor pinareño Juan Antonio Martínez de Osaba y Goenaga