José Cortés de Madariaga

José Cortés de Madariaga
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Director de coros y compositor.
Nacimiento08 de julio de 1766
Santiago de Chile
Fallecimiento23 de marzo de 1826
Riohacha (Colombia)

José Joaquín Cortés de Madariaga (Santiago de Chile, 8 de julio de 1766 - Riohacha, Gran Colombia, 26 de marzo de 1826) fue un clérigo, tribuno y prócer que a pesar de haber nacido en Chile es considerado por los historiadores venezolanos como un hijo de Venezuela por su extraordinaria labor al servicio de la libertad y la causa de la emancipación. Canónigo de merced de la Catedral de Caracas; escritor, orador y político, fue una de las figuras principales de la revolución del 19 de abril de 1810.

Biografía

Sacerdote y doctor en los dos derechos, canónigo de merced de la catedral de Caracas; escritor, orador y político; una de las figuras principales de la revolución de Venezuela del 19 de abril de 1810. Hijo de Francisco Cortés Cartavia y de Mercedes Madariaga y Lecuna. Muy joven inició estudios en el seminario de su ciudad natal. En 1788 se ordenó sacerdote.

Continuó sus estudios hasta doctorarse en la Universidad de San Felipe (Chile). En 1798, en competencia con el doctor Miguel de Eizaguirre, aspiró a la cátedra de decretales en la misma universidad de la cual había egresado. Por no haberse producido la decisión en Chile, los 2 contendientes viajaron a Madrid ese año, en busca del fallo correspondiente. Al cabo de 2 años, las autoridades de España optaron por no dar la cátedra a ninguno de los 2 aspirantes; Cortés de Madariaga, por real cédula del 17 de agosto de 1800, recibió una prebenda de merced en la catedral de Santiago. El 12 de abril de 1802 se embarcó en España rumbo a Chile; pero, por contrariedad de los vientos, llegó a Venezuela, «casi como un náufrago», dice Cortés. Ese mismo año, de La Guaira pasó a Caracas y allí solicitó una canonjía en la catedral, la cual le fue concedida el 8 de marzo de 1803 y de ella tomó posesión el 28 de julio.

El 22 de julio de 1804, desde Caracas, solicitó al inquisidor decano del Tribunal del Santo Oficio en Cartagena de Indias que se le nombrase comisario de la Inquisición en Caracas. Su petición no fue atendida. El 19 de abril de 1810 se hallaba en los alrededores de la iglesia de La Merced cuando fue advertido por el presbítero José Félix Blanco de los acontecimientos de la mañana de aquel día y en consecuencia, se trasladó al Ayuntamiento, en momentos cuando los cabildantes y otros señores allí reunidos, pedían al capitán general Vicente de Emparan y Orbe una definición de su actitud frente a la situación política planteada. Cortés de Madariaga, diciéndose representante del clero, fue uno de los que le conminaron en tal sentido. Emparan, antes de tomar alguna decisión, se asomó al balcón del Ayuntamiento y dirigiéndose a una muchedumbre congregada en la plaza Mayor, le preguntó si le querían por gobernador.

Cortés Madariaga, quien había seguido al capitán general, detrás de este, hizo señas negativas con el dedo, a lo cual la multitud respondió «¡No, no lo queremos!». Oída esta exclamación, Emparan presentó la renuncia de su investidura. Acto seguido se constituyó un nuevo gobierno que tomó el nombre de Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, y Cortés formó parte de ella, como representante del clero. El 15 de julio de ese año llegó a La Guaira Narciso Coll y Prat, nuevo arzobispo de Caracas, y al puerto marcharon, comisionados por la Junta Suprema, Cortés de Madariaga, Juan Germán Roscio y el secretario José Ventura Santana, con el propósito de someter al prelado a un interrogatorio y así conocer sus sentimientos respecto a la decisión recién tomada en Caracas.

El 21 de diciembre del mismo año, por disposición de la Junta Suprema, Cortés emprendió viaje a Nueva Granada donde cumpliría una misión diplomática ante el Gobierno de aquel Estado presidido por Jorge Tadeo Lozano. El objeto de la misión era el de arreglar las amistosas relaciones entre los 2 pueblos. Al llegar a Timotes (Edo. Mérida), Cortés de Madariaga retiró 2 edictos firmados por Santiago Hernández Milanés, obispo de Mérida, y colocados en la puerta del templo y en otros lugares.

El 6 de febrero de 1811, el obispo Hernández Milanés decretó la excomunión de Cortés de Madariaga, la cual sería suspendida sólo después que Cortés restituyese los papeles en su lugar y manifestase públicamente su arrepentimiento. El 6 de marzo del mismo año ya Cortés se hallaba en Bogotá. El mismo día se iniciaron las conversaciones, las cuales concluyeron el 28 de mayo con la firma del Tratado de Alianza y Federación entre Cundinamarca y Venezuela.

El 14 de junio del citado año salió Cortés de Bogotá; llevaba consigo el primer instrumento diplomático suscrito por un representante venezolano con un gobierno extranjero y 250.000 pesos enviados por Cundinamarca a Venezuela como auxilio. El viaje de regreso lo hizo a través de los ríos Negro, Meta y Orinoco y dejó a la posteridad lo que él llamó Diario y observaciones del Pbro. José Cortés de Madariaga en su regreso de Santa Fe a Caracas, por la vía de los ríos Negro, Meta y Orinoco. Es un trabajo lleno de narraciones y comentarios del autor, acompañado de un plano.

El 29 de junio de 1812, el general Francisco de Miranda, desde los valles de Aragua, donde operaba contra Domingo de Monteverde, dispuso que monseñor Coll y Prat fuese reducido a prisión por considerarlo contrario a la causa de la República, y el encargado de este cometido era el canónigo Cortés, quien debía entregar la persona del pontífice al gobernador militar de La Guaira Manuel María de las Casas. La detención del arzobispo quedó sin efecto gracias a la oposición del general José Félix Ribas y del doctor Francisco Javier Yanes, también comisionados por Miranda para la citada operación. Con ocasión de la capitulación del general Miranda (25.7.1812), Cortés pasó a La Guaira en procura de medios para salir de Venezuela, y allí fue apresado por Francisco Cervériz, junto con varios revolucionarios.

El 8 de septiembre del mismo año fue remitido a España en unión de Juan Germán Roscio, Francisco Isnardi, José Barona, Juan Pablo Ayala, José Mires, Juan Paz del Castillo y Manuel Ruiz. Es el grupo al cual Domingo de Monteverde dio el nombre de «ocho monstruos», en su comunicación a las autoridades de la Península cuando hizo el envío de los prisioneros. Cortés y sus compañeros fueron confinados en la prisión de Ceuta, después de 7 meses en La Carraca de Cádiz.

En 1814, gracias a la intervención del mercader británico Thomas Richards, los prisioneros se fugaron y se trasladaron a Gibraltar, donde se pusieron bajo la protección de la bandera inglesa; pero el gobernador de la plaza los entregó a las autoridades de España y de nuevo fueron confinados en Ceuta, hasta el 21 de noviembre de 1815, cuando recobraron la libertad, por mediación de los buenos oficios de Richards ante el Gobierno inglés y la opinión pública. En 1816 el canónigo se hallaba en Jamaica.

En abril de 1817 llegó a Margarita y el 17 del mismo mes publicó un manifiesto por el cual abogaba por la formación de un gobierno representativo, emanado de la voluntad popular. Estas ideas las vio plasmadas el 8 de mayo de ese año cuando en San Felipe de Cariaco (Edo. Sucre) se reunió el Congreso de Venezuela, convocado por el general Santiago Mariño, integrado por unos 10 representantes y presidido por Francisco Javier Mayz. El Poder Ejecutivo surgido del Congreso lo designó delegado de Venezuela ante Estados Unidos, pero Cortés no llegó a desempeñar esta comisión, pues el 25 de ese mes, ante la llegada del general Pablo Morillo a la isla, se embarcó rumbo a Jamaica. Allí desarrolló actividades en favor del reconocimiento de la independencia de Venezuela, especialmente por Inglaterra. En Kingston entró en contacto con el marino francés Luis Aury, a la sazón jefe de una flotilla corsaria, en busca de patentes para actuar.

El 3 de junio de 1818, Cortés de Madariaga, autodenominado «ministro extraordinario de las Repúblicas Federales de Buenos Aires y Chile», extendió a Aury un documento por medio del cual lo comisionaba para desembarcar en Portobelo y Chagres con el intento de ocuparlos en nombre de las repúblicas de Buenos Aires y Chile. Agregaba Cortés que autorizaba a Aury para que se posesionase de la capital de Panamá y del territorio de su provincia, con el empleo de la fuerza, si fuere necesario. En acatamiento a lo dispuesto por Cortés, Aury se apoderó el 4 del mismo mes de las islas Vieja Providencia y Santa Catalina, y en ellas enarboló los pabellones de las repúblicas representadas por Cortés. De dichas acciones informó el canónigo en agosto de 1818 a Juan Martín de Pueyrredón, jefe del gobierno de Buenos Aires y también al de Chile.

Los proyectos de Cortés de Madariaga estuvieron a punto de realizarse. Entre las causas que lo impidieron está la llegada del general Gregor MacGregor a la Vieja Providencia, con buques, 800 soldados británicos, víveres y material de guerra; todo proveniente de Londres. MacGregor propuso a Aury una operación sobre el istmo para ocupar Portobelo y seguir hacia Panamá y Aury acogió los planes del escocés. Otra de las causas del fracaso de Cortés en sus acciones fue la culminación exitosa de la campaña de Nueva Granada (1819), llevada a cabo por Simón Bolívar, lo cual restó importancia a los planes sobre el istmo.

En 1820, Cortés participó en la campaña de recuperación de la costa atlántica desde Santa Marta hasta Cartagena de Indias, llevada a cabo por el coronel Mariano Montilla, y acompañó a este jefe en la ocupación de Cartagena (1.10.1821); de esta plaza pasó a Santa Marta y de allí a Río Hacha.

El 29 de enero de 1823, José Manuel Restrepo, secretario de Estado, le anunciaba que el vicepresidente de Colombia, Francisco de Paula Santander le ha nombrado deán de la catedral de Santa Marta; pero Cortés rechazó este empleo, alegando su derecho sobre la canonjía de Caracas; ignoraba que su cargo había sido ocupado desde 1819. Tras el rechazo al deanato de Santa Marta, el Congreso de Colombia acordó una pensión para Cortés por considerarlo un acto de justicia para los servidores de la patria.

La Gaceta de Colombia del 26 de marzo de 1826 dio noticia del deceso de Cortés de Madariaga declarando que «...a su firmeza se debió en gran parte la revolución de Caracas del 19 de abril de 1810 [...] El Dr. Madariaga merece los más tiernos recuerdos de los colombianos por su ardiente patriotismo y amor a la libertad».

Fuentes