José Manuel Espín
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José Manuel Espín y Garriga: Doctor en Medicina que colaboró con la independencia de Cuba para combatir al gobierno español. Consagró su vida a tres ideales: la Patria, la Ciencia y el Hogar.
Síntesis biográfica
Nació en Santiago de Cuba, el 9 de septiembre de 1864; sus primeros años los vivió en su ciudad natal, pero bien pronto tuvo que abandonarla, porque eran perseguidos y algunos perdieron la vida, como sucedió con su tío Rafael Espín, Dr. en Medicina, que, según las crónicas, fue vilmente asesinado por las tropas españolas.
De Santiago se trasladó a Kingston Jamaica donde ingresó en el Hospital como practicante, comenzando allí sus estudios médicos, pasando más tarde a New York, donde después de varios años de estudios, termina su carrera graduándose de Doctor en Medicina.
Durante su permanencia en la gran ciudad, donde se conspiraba por la Independencia de Cuba, el Doctor José M. Espín, junto con su hermano Luis, también Doctor en Medicina, tomaba parte activa en todas las expediciones que se formaban para venir a combatir al gobierno español. Cuando la guerra Hispano Americana, el Dr. Espín ingresa en las filas del Ejército americano y viene a Guantánamo como oficial del Cuerpo de Sanidad Militar. Una vez terminada la guerra, y durante la primera Intervención, es nombrado por el General Leonardo Wood, de grata recordación, Presidente de la Junta de Educación, y los que conocen la significación que este puesto tiene en la nación americana, se darán cuenta del alto concepto que de él tenía el General, porque allí sólo las personas muy honorables, que gozan de altos prestigios, son las elegidas para desempeñar dicho cargo.
Como presidente de la Junta de Educación, el Dr. José Manuel Espín laboró en pro de la enseñanza popular, porque estimaba, y así lo dio a conocer en muchas ocasiones, que solo la educación hace feliz a los pueblos, y que Cuba como República, debía tener el menor número de ciudadanos analfabetos.
En Guantánamo ejerció la profesión, habiendo dejado en la villa del Guaso un recuerdo imperecedero entre la clase menesterosa, pues muchas fueron las atenciones que prodigó, y ellas supieron apreciar las bondades de su corazón y los elevados sentimientos de su alma. Al inaugurarse la República Cubana, no obstante las ofertas del gobierno americano para que se quedara en el ejército, él las rechazó, prefiriendo quedarse en la patria libre, viniendo a Santiago y ocupando el puesto de Médico Municipal; más tarde, Inspector Médico de Sanidad, en el cual dio a conocer su amor a la Higiene, rama de la medicina a la cual muy pocos Médicos en Cuba se dedican especialmente. Cuando la epidemia de Peste bubónica, fue comisionado por el gobierno cubano, para ir a Haití, siendo felicitado por sus gestiones.
Desempeñó el cargo de Cónsul en Baltimore (U.S.A,). Vuelve a Cuba y es nombrado por la Secretaría de Sanidad como Inspector especial de las provincias de Oriente y Camagüey, en este nuevo puesto despliega con gran celo, una campaña efectiva contra la Lepra, facilitando la manera de que sean conducidos al Lazareto de la Habana los leprosos; además, consigue que las compañías mineras y azucareras dediquen cantidades de dinero a la higiene de los campos en que radican.
Todas las enfermedades tropicales y especialmente el Paludismo, la Filariosis, la Fiebre amarilla, fueron objeto de particular estudio; por su labor, fue llamado a ocupar un alto puesto en el Laboratorio Nacional, dedicándose al estudio de la Bacteriología.
Particularidades
Padre amantísimo, amigo sincero, compañero cariñoso, inteligente y modesto, ciudadano ejemplar, Masón intachable, la Respetable Logia Humanidad recuerda su labor tesonera, desde la Primera Vigilancia en bien de la Masonería Universal. Siempre hablaba de sus proyectos para el porvenir de sus hijos, sobre la estabilidad de la República Cubana, y decía:
Orgullosos deben estar sus hijos de haber tenido un padre que les legó un nombre honrado, que sólo se inspiraba en la verdad y en la justicia.
Muerte
Muere el 13 de octubre de 1919
Referencia Bibliográfica
- Martínez Martínez, Ramón. Personalidades cubanas injustamente olvidadas.pp13 y14