Lapidación
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Lapidación. Es una de las formas más antiguas de ejecutar la pena de muerte.
Sumario
Definición
- Lanzamiento de piedras a alguien con el fin de matarlo.
- Pena que consistía en ser muerto a pedradas públicamente.
- Antigua modalidad de ejecución de la pena de muerte mediante el lanzamiento de piedras, por el populacho, contra el reo o víctima, hasta privarlo de la vida.
Método
El método utilizado es brutal. El reo es enterrado hasta el cuello o atado para que no pueda moverse, mientras los asistentes lanzan piedras contra éste hasta provocarle la muerte. Puesto que el ser humano tiene la capacidad de aguantar fuertes golpes sin perder el conocimiento, la lapidación se convierte en un proceso de tortura que provoca una muerte muy lenta y dolorosa. Al condenado se le tapa la cara con una tela para que no vea los efectos.
Origen
El origen de este atroz método de ejecución aparece por primera vez en el Antiguo testamento en donde los escritores de la Biblia declararon que el profeta Moisés había dicho que Yahvé recomendaba la lapidación para castigar a los blasfemos y las mujeres que no llegaran vírgenes al matrimonio. Pero en el Nuevo testamento en el Evangelio según San Juan se narra que Jesús estaba en contra de esta injusta ley.
Antecedentes históricos de la lapidación en caso de adulterio
La práctica de la lapidación era habitual en las tradiciones previas al Corán, y era de común aplicación hasta la llegada del Profeta a Medina. El primer mártir cristiano, San Esteban, murió lapidado. Saulo de Tarso, el futuro San Pablo, dedicado entonces todavía a la persecución de los cristianos, participó pasivamente en la lapidación, observando la escena mientras guardaba la ropa de los apedreadores. La lapidación era una pena habitual en la época, arraigada desde la antigüedad en la tradición judía. En la Biblia, las referencias a las lapidaciones son numerosas:
Deuteronomio, 13:6-10:
Deuteronomio, 22:23-24:
Deuteronomio 21:18-21:
Levítico 24:13-16:
Levítico 20:27:
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Deuteronomio 22:23, 24:
Islam
El castigo del “apedreamiento” o la “lapidación” era común entre las naciones, pueblos y religiones antes del Islam. En el Islam también este tipo de castigo fue considerado en forma de un castigo legal, cierto y definitivo para algunos delitos muy graves, que fueron mencionados en una forma evidente en numerosas narraciones del gran Profeta (s.a.w.). El propósito del Islam de ejecutar castigos como éste, son para reformar a la sociedad, sanar las anomalías derivadas de la realización del delito, purificar al individuo pecador y perdonar el pecado cometido por ese delito, realizar la justicia en la sociedad, prevenir los grandes descarríos destructores de los fundamentos y otorgar inmunidad a la sociedad. Desde la opinión del Islam el castigo del adulterio (mujer u hombre) es la lapidación que para su realización debe contar con condiciones especiales. En caso de que la realización de éste u otros mandatos provoque que el Islam se debilite, el jurista o juez islámico pueden, tomando en cuenta los beneficios del Islam y del sistema islámico, decidir la calidad de la realización de este dictamen o cambiar su dictamen.
Actualidad
Con el paso de los años y con la aparición de la defensa de los Derechos Humanos, esta práctica ha sido casi erradicada por completo. Aún así existen en la actualidad países de África, Asia y Oriente Medio que siguen llevando a cabo esta práctica, sobre todo contra las mujeres. Estas excepciones se extienden en el seno de países musulmanes en donde se aplica el fundamentalismo islámico, es decir, son de corte social fanático - radical. Existen casos concretos de lapidación como la escritora, filósofa y astrónoma egipcio- romana, Hipatia, que fue condenada y lapidada por un grupo de fanáticos cristianos en el año 415 o San Esteban que se convirtió en mártir tras su ejecución. Pero en el año 2003 Jibrin Babají, un nigeriano de 23 años fue lapidado; en el Kurdistán iraquí fue condenada Du ´a Khalil Aswad, en 2007, con la temprana edad de 17 años, al igual que Jaffar Kiani que fue apedreado en Irán por cometer adulterio. Afortunadamente y gracias a la presión ejercida por parte de la comunidad internacional defensora de los Derechos Humanos, se ha conseguido que algunas lapidaciones no se llevasen a cabo. Uno de los casos más conocidos es el de Amina Lawal que fue absuelta tras la recogida de numerosas firmas en favor de su vida. Hoy, exiliada de Nigeria, sigue siendo perseguida por la justicia de su país. Al igual que ocurre con la ablación, la lapidación está extinguiéndose debido a que viola uno de losderechos humanos de primer orden, el derecho a la VIDA.