María Luisa Dolz

María Luisa
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Fue la primera graduada como licenciada en Ciencias Pedagógicas.
NombreMaría Luisa Dolz Arango
Nacimiento4 de octubre de 1854
La Habana,Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento27 de mayo de 1928
NacionalidadCubana
OcupaciónCiencias Físico-Matemáticas

María Luisa Dolz Arango. Fue una destacada pedagoga cubana. Maestra de primaria elemental y superior. Doctora en Ciencias Naturales. Defensora de los derechos del niño y la mujer.

Síntesis biográfica

Nace el 4 de octubre de 1854, en La Habana, Cuba. Procedente de una familia acomodada, no identificada con la política colonial, María Luisa recibió una esmerada educación que completó con el estudio de otras lenguas como el Inglés, el Francés y el Alemán. Cursó estudios de Magisterio y se destacó como una gran educadora.

Cuando apenas era una adolescente, empezó dar clases en el colegio Nuestra Señora de la Piedad y por su interés en esta labor educativa, obtuvo en 1876 el título de maestra primaria elemental y al año siguiente el de maestra de instrucción primaria superior.

Fue la primera graduada como licenciada en Ciencias Pedagógicas y en el curso siguiente concluyó, con notas de sobresaliente, el doctorado en Ciencias Físico-Matemáticas, para convertirse en la primera cubana que logró esa calificación en la Universidad de La Habana.

Contribuciones

Comenzó su labor docente en el colegio habanero Isabel la Católica, que luego compró y le puso su nombre. En esa época este centro fue modelo y guía entre los demás de su tipo en el nivel primario y revolucionó la enseñanza en su época, con la práctica de la Educación Física y juegos corporales para las niñas y adolescentes que ahí estudiaban.

Su escuela se ubicó a la vanguardia entre las de su tipo al sumar otro acontecimiento relevante en su carrera profesional: la introducción a los estudios de Segunda Enseñanza, con la incorporación de las jóvenes alumnas al Instituto de La Habana en 1886.

Luchó arduamente contra la abolición de los castigos corporales que se aplicaban por entonces a las alumnas y fue la primera maestra cubana que alcanzó menciones honoríficas en universidades y academias extranjeras.

La pedagoga puso todo su empeño y amplios conocimientos a lo largo de más de medio siglo, para lograr lo que calificó como una “educación enciclopédica y completa, para la mujer”.

Vale destacar que aunque en su colegio se inculcaba la fe cristiana, no se impartían clases de religión, como era común en las escuelas de la época, pero si se empeñó en que las alumnas que estudiaban en el plantel recibieran conocimientos de idiomas modernos, además de la lengua materna.

Compró el Colegio Isabel la Católica, que llevó su nombre después del cese de la colonia. En su centro dieron clases Enrique José Varona, Aguayo y otros destacados pedagogos y durante cuarenta y seis años realizó una destacada labor docente.

Se pronunció a favor de la superación de los maestros. Defendió la emancipación de la mujer e innovó en este sentido al promover por primera vez la educación física de las hembras y los estudios secundarios. Su labor de promoción de la mujer repercutió en su época.

El 10 de septiembre de 1899, pronunció un discurso en la inauguración del asilo “Huérfanos de la Patria” y argumentó:

… aquellos niños macilentos, moribundos, casi exánimes, que llenaban las aceras y avenidas de la capital demandando con ojos suplicantes pan, abrigo y protección parece estar aún grabado en nuestra retina[1].

La reconcentración había devastado los campos, la población sufrió una disminución ostensible y el desamparo y abandono cubrió muchos rostros, incluidos los infantiles, los hijos de quienes habían participado en la gesta revolucionaria.

En su discurso aseveró:

… Por eso cuando salvamos á un niño se ha salvado un hombre, cuando salvamos a la mujer, se ha salvado un pueblo. (…) pedid al cielo que la gracia de la beneficencia que en su nombre han recibido esos niños sea bastante para arrancar de la más íntima de sus células, la funesta herencia de 400 años de servidumbre y opresión, para que desligados sus espíritus y moviéndose en los diáfanas esferas reservadas á los pueblos libres sean al par ciudadanos probos, inteligentes, y laboriosos y patriotas; haced también eficaces en nosotros vuestras bendiciones para el acierto en la prosecución de la obra iniciada[2].

La loable iniciativa que tanto beneficio hubiera brindado a los niños cubanos, víctimas de los horrores de la guerra, fue languideciendo. En la segunda Conferencia Nacional de Beneficencia y corrección, celebrada en Santa Clara en la primavera de 1903, interviene nuevamente para hacer un análisis de los propósitos de esta institución, de los orígenes y el estado pésimo en que se encontraba entonces: la administración apenas funcionaba, los departamentos, la higiene y la educación eran precarios, el vestuario de los niños totalmente descuidado, “(…) los niños no respetaban a los encargados de la vigilancia ni á sus profesores (…)”[3]

La orfandad se encontraba desvalida[4]. Su propuesta consistía en reformar aquella institución y situarla a la altura de lo que merecía la infancia, y llamarla “Hijos de la República”. Además se crearía en un futuro un asilo para niños inválidos, análogos a los que existían en todos los países civilizados. Ello contribuiría al mejoramiento del ser social cubano. La pedagoga enfrentaba la desgarradora realidad que la indolencia del gobierno de Estrada Palma había generado; no pudo sostenerse por más tiempo el asilo, pues las entradas de recursos disminuyeron al mínimo.

Las Conferencias de Beneficencia y Corrección se sucedieron y la celebrada el 13 de abril de 1906, en Santiago de Cuba, resultó ser un fracaso por el abandono de sus organizadores. Sin embargo, el problema del niño sin amparo no dejó de ser una preocupación permanente de los pedagogos de la época, en su mayoría. Y la labor social de las mujeres cubanas, de la cual formaban parte las pedagogas, se encaminaban también a enfrentar la situación del niño cubano.

Proponía María Luisa Dolz una estrategia para la protección del niño:

  1. El alimento y la vivienda.
  2. Centuplicar las escuelas.
  3. Establecer centros de sport.
  4. Vigilancia de los niños en las calles e inspección de espectáculos a los que asisten.
  5. Crear el sistema de madrinas de niños pobres para su protección y vigilancia.
  6. Crear la Liga del Bien y que anoten sus actos buenos en una libreta.
  7. Investigar la herencia para contrarrestar los vicios y enfermedades[5].

Durante las dos primeras décadas de la República, y en las otras que le sucedieron también, el niño pobre padeció la mendicidad, la marginalidad, la delincuencia, en distintas gradaciones. No fue solo una consecuencia de la guerra. Por ello los dos Congresos de Mujeres celebrados en esta etapa, el de 1923 y el de 1925, contemplaron la gravedad de este fenómeno social.

Muerte

Falleció el 27 de mayo de 1928.

Publicaciones

  • María Luisa Dolz: Asilo Huérfanos de la Patria. Su fundación; estado actual, nuestros propósitos. Memoria leída en la Segunda Conferencia Nacional de Beneficiencia y Corrección, en Santa Clara, en 1903.Fondo Donativos y Remisiones del Archivo Nacional.

Homenaje

La notable pedagoga supo ver a tiempo que la mujer debía preparase convenientemente, para poder reclamar ante la sociedad los derechos de igualdad con el hombre, de ahí que según sus palabras, se dedicara a formar “mujeres de acción, sanas, robustas, y equilibradas”.

Sus alumnas le rindieron un justo y merecido homenaje, que tuvo por sede la Academia de Ciencias en 1924. Esa fue la última ocasión en que usó de la palabra en público para señalar:

“Pienso que si el cielo me ha otorgado un cerebro que alberga alguna idea, una voluntad que supo encauzarla e impulsarla, y una energía que venció las barreras del camino, esos dones no han sido para mi orgullo ni para mi envanecimiento, sino para que los devolviera en beneficios a la sociedad en que convivo”.

Referencias

  1. María Luisa Dolz: Asilo Huérfanos de la Patria. Su fundación; estado actual, nuestros propósitos. Memoria leída en la Segunda Conferencia Nacional de Beneficiencia y Corrección, en Santa Clara, en 1903.Fondo Donativos y Remisiones del Archivo Nacional.
  2. María Luisa Dolz, loc. cit
  3. María L. Dolz, loc. cit.
  4. Manuel Valdés Rodríguez envía una misiva a María Luisa Dolz, en octubre de 1892, agradeciendo las donaciones hechas por su Colegio a los niños pobres ( ropas usadas, colchas, medias y telas), en Archivo Nacional, donativos y remisiones, leg. 429, ord. 1-A.
  5. Ibídem.

Fuentes

  • María Luisa Dolz: Asilo Huérfanos de la Patria. Su fundación; estado actual, nuestros propósitos. Memoria leída en la Segunda Conferencia Nacional de Beneficiencia y Corrección, en Santa Clara, en 1903. Fondo Donativos y Remisiones del Archivo Nacional.
  • Manuel Valdés Rodríguez envía una misiva a María Luisa Dolz, en octubre de 1892, agradeciendo las donaciones hechas por su Colegio a los niños pobres (ropas usadas, colchas, medias y telas), en Archivo Nacional, donativos y remisiones, leg. 429, ord. 1-A.
  • Fondos Donativos y Remisiones
  • Fondo de Instrucción Pública
  • Fondo Museo Nacional
  • Conde Rodríguez, Alicia: Pensamiento pedagógico cubano. Crítica y conciencia en la República (1902-1920), Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2017.