María de la Caridad Martínez
|
María de la Caridad Martínez: La historia de Cuba conserva en sus páginas la actitud de mujeres a toda prueba. Fomento también tiene sus mujeres heroicas.
En esta ocasión contaremos a cerca de una mujer, que si no es la única, sí fue de las primeras en inmolarse en el altar de la Patria.
Inicios
Era María de la Caridad, Mariquita, como la conocían todos en el poblado, hija de don José Francisco Martínez y doña Dolores Martínez. Él, rico hacendado de la comarca, comprometido desde un principio con la causa independentista junto a familiares y amigos; ella, amorosa madre, entregada a las labores propias del hogar.
Al estallar la revolución en Las Villas, José Francisco y su hermano, junto a un grupo de patriotas locales, se pronunciaron en Jumento a favor de la guerra, el 7 de febrero de 1869.
Como fue usual en aquellos primeros tiempos, toda la familia siguió al jefe insurrecto a la manigua, para no quedar bajo la tutela española. Pronto, los cubanos establecieron campamento en el lugar llamado Guayabal Bajo, perteneciente a la hacienda El Ñame (Fomento), propiedad del padre de María de la Caridad.
La Tragedia
Cuenta la historia que un esclavo de los que acompañó a José Francisco en el alzamiento, después de desertar, se presentó a las autoridades españolas y los denunció.
El día 17 de febrero de 1869, una columna española compuesta por el batallón de infantería Isabel II, al mando del teniente coronel Rascones, partió del cuartel —hoy Museo Municipal— con el objetivo de sorprenderlos y aniquilarlos.
Pronto, los cubanos que realizaban el servicio de exploración, divisaron al ejército español y comenzaron el hostigamiento para desviar la atención del enemigo. Mas éste, que iba sobre seguro, desdeñó los pocos disparos que podían hacerle los cubanos, y cayó sobre el rancherío, que apenas contaba con hombres y armas suficientes para enfrentar al agresor. José Francisco y un grupo de valientes, intentaron, en vano, detenerlos, para así dar tiempo a la evacuación del campamento y proteger a los enfermos, mujeres y niños.
A la primera descarga de fusilería, cayó el anciano jefe. Poco después, en macabra sucesión, mueren su hermano, sus hijos y Carlos Martínez, esposo de María de la Caridad. La joven, espantada ante el drama que se desarrollaba a su lado, entrega a sus dos pequeños hijos, Eleucipo y Marianito, —de dos y cuatro años de edad, respectivamente—, a Teodora, mestiza que se internó en el monte y salvó de la carnicería, en forma milagrosa, su vida y la de las criaturas. María tomó del suelo el machete de su hermano y, de forma resuelta y fiera, avanzó sobre los asesinos de su familia. El combate fue desigual y sangriento. La joven, a pesar de encontrarse en avanzado estado de gestación, aniquiló con certero machetazo a un oponente y puso fuera de combate a otros. Rodeada ahora de enemigos, cubierto su cuerpo de múltiples heridas y convertida en formidable adversario, cayó a tierra. Sin más, es ultimada a bayonetazos por la soldadesca española.
Después del exterminio y saqueo, prendieron fuego al lugar. Los cadáveres de los cubanos muertos en combate, así como los que habían sido asesinados impunemente, quedaron como pasto para los animales del monte: bárbaro escarmiento para todo aquel que intentase alzarse contra el poderío colonial.
Tres días después y guiados por una tía de Mariquita, quien había sobrevivido a la matanza, fuerzas cubanas al mando del Coronel Legón, reconocieron el lugar y dieron cristiana sepultura a los restos de los héroes.
Epílogo
El destino de los sobrevivientes de esta familia de patriotas, fue incierto: las dos hermanas de María de la Caridad, llamadas María Nicolasa y María Dolores, de quince y dieciocho años de edad, murieron en julio de 1870, víctimas de las penurias de la guerra. Sólo los hijos de Mariquita sobrevivieron a la contienda; y uno de ellos, Marianito, dio la versión oficial de los hechos, a solicitud de quien fuera el primer alcalde de Fomento. Entonces, esa heroica muerte en combate, por la libertad de Cuba, quedó plasmada en el escudo del pueblo.
Sin dudas, aquel fue uno de los primeros hechos de la guerra del 68, en la entonces jurisdicción de Sancti Spíritus, donde Honorato del Castillo había secundado el 6 de febrero el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes.
Una mujer en el escudo de Fomento
Como leona defendió sus ideales independentistas y a sus dos pequeños hijos; por eso para los nativos de Fomento, María Caridad Martínez, es todo un símbolo de valor, amor a la patria y fidelidad a la familia.
Los ciudadanos de Fomento no han podido conservar ningún testimonio fotográfico de aquella que se levantó como leona defendiendo ideales y familia, pero en el escudo municipal se recuerda la acción, al destacarse a una mujer joven machete en mano que combate a los peninsulares. Y desde siempre el parque de la ciudad lleva el nombre de María Caridad Martínez, como eterno recuerdo a quien es símbolo de valor, amor y entereza.
Fuentes
- Pérez Colina Bárbaro:(2009)De Fomento te cuento. Editorial Luminaria Sancti Spíritus.
- http://simbologiacubana.blogspot.com/2012_07_01_archive.html