Marqués de Pombal
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Marqués de Pombal Sebastiâo José de Carvalho e Melo, marqués de Pombal. Tras estudiar Derecho en la Universidad de Coimbra, obtuvo puestos diplomáticos importantes por mediación de sus parientes (fue embajador en Viena y en Londres). El talento demostrado le llevó a ser nombrado ministro de Asuntos Exteriores y de la Guerra en 1750 por el nuevo rey, José I; la confianza que éste depositó en él convirtió a Pombal en ministro todopoderoso durante los 27 años que duró su reinado (con cargo de primer ministro entre 1756 y 1777).
Sumario
Nacimiento
Nacido en 1699 en una familia de origen noble, pero no poseedora de grandes propiedades ni prestigio social, algo que llevó mal durante toda su vida y le hizo ser muy ambicioso a cualquier coste. Desde joven tuvo una trayectoria académica relacionada con el Derecho, ampliada en la Universidad de Coimbra, la ciudad de los estudiantes.
Pombal fue uno de los exponentes más claros del despotismo ilustrado europeo del siglo XVIII, actuando como un verdadero dictador en el fortalecimiento del poder central y la racionalización de la Administración. Aprovechó la conspiración de los Távoras (1758) para ejercer una sangrienta represión que sometiera a la nobleza. Más tarde recortó el poder de la Iglesia con la expulsión de los jesuitas (1759).
Durante su mandato introdujo múltiples reformas inspiradas por la filosofía de la Ilustración en campos como la educación, la marina, el ejército y la Hacienda. Fomentó la creación de industrias y compañías de comercio, y la explotación colonial del Brasil. Y mejoró las relaciones con España. Pero no consiguió fortalecer al reino lo suficiente como para emanciparse de la tutela británica, como era su propósito. Tras la muerte del rey, Pombal sufrió persecuciones de sus enemigos y hubo de apartarse de la corte.
Carrera diplomática
Más tarde, es nombrado embajador en Londres, donde nunca aprenderá el idioma ya que el francés era la lengua común en la diplomacia europea de aquella época y prefería entenderse mediante intérpretes. Pese a todo, la Inglaterra de mediados del siglo XVIII le parecía un paraíso moderno en contraposición a su país, bastante atrasado con respecto al resto de Europa. Imbuido de lo aprendido en el Reino Unido aplicará algunas reformas años más tarde en Portugal, con diversos resultados.
En los hechos, el gobierno británico rechazó todos los pedidos de Sebastian de Melo, pero este diplomático se dedicó a estudiar atentamente el sistema económico del novel capitalismo británico, advirtiendo el atraso de Portugal en estas materias, y previendo la urgencia que el reino portugués reforme su economía interna para no depender más de la ayuda financiera y militar de Gran Bretaña como sucedía desde que recuperase su independencia en 1640.
Primer Ministro
En 1755, Sebastião de Melo ya era primer ministro del reino tras ganar la confianza del rey José I; para entonces el ministro había considerado tomar como modelo económico a Gran Bretaña, pero previendo que el gobierno británico menospreciaba a Portugal como un aliado débil y dependiente, eligió como modelo político a la Francia absolutista de Luis XV para así fortalecer el Estado. Sebastião de Melo gobernó desde el inicio con mano de hierro, imponiendo las leyes emanadas de la Corona a todas las clases sociales, desde los más pobres hasta la alta nobleza, ejemplificando los postulados del despotismo ilustrado.
Impresionado por el éxito económico de Gran Bretaña en su comercio internacional, intentó, con éxito, implementar medidas que actuaran del mismo modo en la economía portuguesa. Así, la región demarcada para la producción del vino de Oporto, primera región que aseguró la calidad de sus vinos, data de su gobierno, constituyendo un antecedente de la actual denominación de origen para productos alimenticios, dictó severísimas leyes para regular la calidad del vino y fijando un monopolio estatal en su producción, obligando a los terratenientes a seguir las normas del gobierno, e imponiendo a los comerciantes británicos el rol de simples intermediarios al impedirles en las práctica comerciar directamente con productores portugueses.
Reformas económicas
La modernización de la economía mediante las ideas del despotismo ilustrado, la mejora del ejército y la reforma del sistema educativo fueron los objetivos principales durante su mandato. Siempre muy cerca del rey, intentando mejorar la vida del pueblo, pero sin la base social como protagonista. Las ideas de la Ilustración estaban en relación con el absolutismo de las casas reales europeas a las que Carvalho conocía muy bien. Y es que además de Inglaterra, Sebastião José tiene que hacer un tour por toda Europa, quedándose unos añitos en Viena donde se entera de la muerte de su primera esposa (una rica viuda 11 años mayor que él) y conoce a la que será la madre de sus siete hijos, una importante condesa de la monarquía austriaca.
Pero si por algo empieza a hacerse eco en la historia de Portugal es por su papel determinante como valido del recién coronado rey José I, cuya estatua de bronce preside hoy día la Plaza del Comercio de la capital portuguesa.
En materia económica declaró las colonias como principales objetivos de comercio en contra de la intrusión extranjera, especialmente la de Inglaterra que comerciaba de manera ilegal con el vino portugués. Por ello nuestro ya famoso ministro recurrió a la protección de la viticultura nacional creando una demarcación regional considerada como una de las primeras denominaciones de origen del mundo, el vino de Oporto, un imprescindible para degustar si conoces también a la ciudad del Duero durante un apasionante viaje a Portugal. Además, en su política fiscal amplió los impuestos y creó monopolios para la explotación de oro y piedras preciosas. El declive de la educación básica o la sobreexplotación de Brasil fueron sus grandes fallos.
Política
La acción central del gobierno de Carvalho está en el papel determinante ante el Terremoto de Lisboa de 1755. El temblor dejó un reguero de destrucción con más de 70000 muertos y una ciudad devastada completamente entre escombros, llamas y cadáveres en descomposición. La Baixa de la capital registró la peor parte y la ciudad tenía que ser reconstruida. El primer ministro toma las riendas y comienza un resurgimiento de Lisboa, que durante 20 años de trabajos de desescombro y el levantamiento de nuevos edificios adquiere el perfil que todavía podemos ver en el área.
Calles rectas, edificios de la misma altura, amplias plazas y estructuras resistentes a los terremotos, un verdadero avance en la arquitectura europea. Es por lo que la zona lleva el sobrenombre de Baixa Pombalina en honor al título de marqués que recibió en 1769 por su actitud ante el terremoto, la protección de la economía portuguesa y las pesquisas en torno al intento de asesinato contra José I
El atentado contra el rey nunca se produjo, más bien fue una conspiración del primer ministro para acabar con una familia noble con mucho poder, los Távoras. También acabó con el poder de otros importantes aristócratas y expulsó a los jesuitas de Portugal y las colonias. Por todo ello se granjeó enemigos y tras la muerte del rey no obtuvo el reconocimiento de la nueva monarca. Bajo el mandato de Maria I, que odiaba a la mano derecha de su padre, el marqués de Pombal fue despreciado y condenado al exilio por corrupción. Como ya era muy mayor pudo pasar los últimos años de su vida en Pombal, al norte de Portugal, donde falleció a los 82 años.
Recordado por muchos como un reformador, hoy día su imponente figura preside la mayor rotonda del país. Desde lo alto de su pedestal observa la ciudad, con la Alfama y el Bairro Alto como principales vistas panorámicas de la capital de Portugal