Serendipia
|
Serendipia. Término común en la literatura en inglés (Serendipity) que define la capacidad de hacer descubrimientos por accidente y agacidad, cuando se está buscando otra cosa. Se diferencia de chiripa del simple premio de la lotería, en los cuales cualquier individuo daría por sentado el golpe de suerte y allí acabaría el hecho fortuito. El hallazgo relacionado con serendipia puede haberle ocurrido a muchos; pero solo aquellas mentes preparadas serán capaces de comprender y explotar el hallazgo. Por ejemplo, desde Adán hasta Newton, cuántos individuos habían visto caer manzanas u otras frutas, pero solo este último se planteó la Ley de gravitación universal.
Sumario
Origen del término
El término Serendipity fue acuñado por un noble inglés, Hugh Walpole, quien también inventó otra serie de términos que no tuvieron la misma acogida. Walpole los menciona en una carta que escribió a un amigo, en la que agradece una pintura que este le regaló y gracias a la cual hizo el hallazgo por serendipia, de que el pintor había sido uno de los favorecidos por los Medici, y para explicarle a su amigo el origen del término le menciona el cuento “Los tres Príncipes de Serendipo” y escribe:
- “...sus altezas viajaban siempre haciendo descubrimientos, por Accidentes y Sagacidad, de cosas que no estaban buscando; por ejemplo, uno de ellos descubrió que una mula tuerta del ojo derecho había pasado por el mismo camino recientemente, porque el pasto solo había sido comido del lado izquierdo, donde era menos bueno que en el lado opuesto...”
Algunos ejemplos notables de los descubrimientos por serendipia
Existe una lista muy amplia de grandes descubrimientos en los cuales la fortuna tocó a un investigador con una mente lo suficientemente sagaz para percatarse de que estaba ante algo nuevo. A continuación se mencionan sólo algunos:
- El descubrimiento de los Rayos X por W. C. Röntgen en 1895, cuando experimentaba con la Fluorescencia en tubos de Rayos catódicos y descubrió una fuente energética desconocida, a la que llamó rayos X.
- La Máquina de vapor, descubierta por James Watt , quien en 1761, al mirar la tapa de la tetera saltando por el vapor del agua hirviendo, tuvo la idea de emplear esa fuerza para mover piezas y con ello imaginó la máquina de vapor, que patentó en 1769.
- La síntesis de tintes para tela, como los logrados por William Henry Perkin en 1856 y por A. G. Dandridge en 1928.
- También, Hilaire de Chardonnet, uno de los asistentes de Louis Pasteur, en 1870 sacó provecho del accidente que tuvo al romper un frasco de Colodión: al día siguiente, cuando fue a limpiar el desastre, se encontró que el producto parcialmente polimerizado era pegajoso y formaba hilos como de seda, inventando así la Seda sintética, que más tarde se llamó Rayón.
La serendipia en las ciencias biomédicas
Las Ciencias Biomédicas brindan un caudal abundante de ejemplos, a continuación algunos de ellos:
- La observación de Josef von Mering y Oskar Minkowski de que las jaulas de unos perros usados para ciertas prácticas quirúrgicas se llenaban de Hormigas, lo que motivó a investigar y se encontró que realmente era la Orina de esos perros la que atraía a las hormigas; a esos animales se les había resecado el Páncreas y así se encontró la relación entre este órgano y el umbral renal para la Glucosa.
- El caso de Ignacio Felipe Semmelweis, un austríaco que en 1847 trataba de descubrir por qué había más casos de Fiebre puerperal en los partos que atendían los estudiantes de medicina que en los que atendían las parteras; la muerte de un médico amigo suyo tras una herida que se hizo durante una autopsia le llevó a comprender esa diferencia.
Sin embargo, los tres ejemplos más atractivos en microbiología son: el descubrimiento de la Penicilina, el hallazgo de Helicobacter pylori, y el diseño del método de cultivo en agar para la búsqueda de Strongyloides stercoralis.
Penicilina y serendipia
Alexander Fleming en 1922, encontró un principio Bacteriolítico en las secreciones lacrimales y nasales cuando, estando resfriado, consciente o accidentalmente contaminó con sus secreciones nasales un plato de cultivo donde crecían colonias de Staphylococcus y encontró que las Bacterias eran destruidas.
Ese principio lo llamó Lisozima y en pos de su purificación y caracterización trabajó por mucho tiempo, por lo que su laboratorio estaba atestado de platos de Petri con cultivos de las bacterias de sus experimentos; pero estos se acumulaban, ya que no acostumbraba a descartar con frecuencia los platos examinados. Por esa razón, un día de 1928, al regresar de unas vacaciones se encontró con la sorpresa de que en uno de tantos platos había crecido un hongo verde contaminante; pero alrededor del hongo no había colonias de bacterias.
¿Cuántos Bacteriólogos habrían experimentado lo mismo y solo habían atinado a descartar los platos contaminados? Fleming dedujo que ese hongo había secretado algo que inhibía el crecimiento de las bacterias y que llamó “Penicilina”, por derivarse de un hongo del género Penicillium.
Continuó trabajando en su purificación sin mucho éxito; pero la ayuda, los fondos necesarios y el impulso para explotar la penicilina vino con la Segunda Guerra Mundial, ante la necesidad de buscar Drogas antimicrobianas para controlar las infecciones secundarias a las heridas; pues en esa época las únicas disponibles eran las Sulfas. Así, en 1939 sus trabajos fueron retomados por Florey y Chain, quienes lograron purificar y probar el nuevo antibiótico en un paciente y con ello nació la era de los Antibióticos: ¡todo por un hallazgo casual, por serendipia
Helicobacter pylori: un ejemplo moderno de serendipia
La historia del descubrimiento de Helicobacter pylori se inicia en 1979 cuando el Dr. John Robin Warren, patólogo del Hospital Royal Perth en Australia, hace la controversial observación de que en la Mucosa gástrica de algunos pacientes con gastritis había bacterias. Esa observación no era aceptada por la comunidad científica: ¡a quién se le podía ocurrir que en la barrera ácida que nos protege de las infecciones pudiesen vivir bacterias!
Al Dr. Barry J. Marshall se le asigna la investigación de esas bacterias gástricas, le pide ayuda al Dr. C. Steward Goodwin, quien analizó el problema de esta forma: se trataba de una Bacteria curva, Gram-negativa, por lo que podría ser una especie del género Campylobacter, y como tal se intentó aislar; o sea, se inició el estudio inoculando las muestras e incubándolas por 48 horas a 35°C, en una atmósfera microaerofílica. Sin embargo, los resultados siempre eran negativos, aún cuando en esas mismas muestras se observaban las bacterias en los cortes histológicos.
Entró en juego la casualidad: llegó la Semana Santa de 1982 y con ella las vacaciones y a Marshall se le olvidó sacar de la incubadora los platos inoculados. Cinco días más tarde, cuando regresó de sus vacaciones, fue a revisar los platos y encontró que en todos había crecimiento: aparecían unas pequeñas colonias convexas y transparentes, y al hacerles una Tinción de Gram confirmó que se trataba de una bacteria morfológicamente similar a las que había observado tantas veces en los cortes de mucosa gástrica... habían aislado la escurridiza bacteria. En efecto, se trataba de un Bacilo microaerofílico, Gram-negativo, de crecimiento lento, que requería por lo menos 5 días de incubación a 35°C para lograr formar colonias de menos de 1 mm de diámetro.
Sus primeros hallazgos fueron publicados en la revista The Lancet, con el título de aislamiento de una bacteria similar a Campylobacter y se bautizó al nuevo agente como Campylobacter pyloridis, nombre que luego se enmendó a C. pylori y finalmente se reclasificó en el nuevo género Helicobacter, para constituir su especie tipo.
El género actualmente incluye unas 20 especies adicionales, la mayoría de las cuales habitan el estómago de sus hospederos. La explicación de cómo sobrevive H. pylori en el estómago, con un PH menor de 4, se debe a otro hallazgo interesante: estas bacterias siempre se observan en los surcos intercelulares, justo por donde se excreta la urea en el estómago. La bacteria tiene una actividad de Ureasa tan exacerbada, que la reacción de hidrólisis, aún in vitro, tarda menos de un minuto. Pues bien, en el estómago, desdobla la urea produciendo CO2 y NH4 +, que neutraliza su entorno, y con ello también se inicia parte de la patología que induce esta bacteria, pues el NH4 + desdobla el moco gástrico y debilita el gradiente de bicarbonato, otra barrera protectora que evita el daño del ácido sobre la propia mucosa. Lo importante del relato es que, al final de cuentas, un olvido o la casualidad permitieron los primeros aislamientos de H. pylori.
El método de cultivo en agar para Strongyloides stercoralis
El método consiste en colocar una porción de aproximadamente 2 g de heces en el centro de una placa de agar nutritivo o Agar tripticasa-soya e incubar a 37°C por 24 horas o más. Luego de la incubación se observa el patrón de colonias: si la muestra es negativa, solo habrá una gran masa de colonias en el sitio de inoculación; pero, si es positiva, aparecerán caminos sinuosos de colonias.
La descripción de este método se basó en una observación casual, cuando se detectaron trazos sinuosos de colonias de bacterias en una placa de un Coprocultivo, cuyo análisis al estereoscopio reveló la presencia de larvas de S. stercoralis Ello inspiró a Arakaki y colaboradores 1990 a utilizar ese hallazgo como una forma de evidenciar la presencia de tales larvas. Los hallazgos motivados por la casualidad o un accidente son tan importantes en la investigación científica, que nuestras mentes deben estar preparadas para esperar lo inesperado y para poder reconocer e interpretar tales hechos
Fuentes
- Hernández-Chavarría, Francisco y Rivera, Patricia (2001). Serendipia e Investigación en Microbiología. Rev. Col. de MQC de Costa Rica. Vol. 8 No.1: 6-9 pág. Disponible en: Colegiomicrobiologoscr.org
- Roberts, Royston M.; Unturbe Sanchiz, Jesús (trad.) (2004). Serendipia: descubrimientos accidentales en la ciencia. Madrid : Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-5670-0. Reseña disponible en: Dialne
- Foster, Allen Edward & Ford, Nigel. (2003?). Serendipity and information seeking:an empirical study. Foster and Ford paper JD 114.