Georges Pierre Seurat
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Georges-Pierre Seurat (París, 2 de diciembre de 1859 - París, 29 de marzo de 1891) fue un pintor francés y uno de los fundadores del neoimpresionismo. Es uno de los íconos de la pintura del siglo XIX.
Sumario
Síntesis biográfica
Nació en el seno de una familia modesta, pero desahogada económicamente, lo que le permitirá mantener durante toda su vida una inusual posición de independencia respecto a los imperativos del mercado artístico y perseverar en una obra radical, que apenas encontrara compradores.
Educación
Tras asistir a la escuela municipal de dibujo, con 18 años es admitido en la Escuela de Bellas Artes y se inscribe como alumno en el estudio de Henri Lehmann, un discípulo de Ingres. Estudiante poco brillante, sus abundantes lecturas le permiten escapar de un ambiente de mediocre academicismo. En esta época descubre las teorías científicas de los colores de Eugéne Chevreul y de Ogden Nicholas Rood, estudia con detenimiento el Tratado de pintura de Leonardo da Vinci y se interesa por las investigaciones de Maxwell sobre la naturaleza física de la luz.
Trayectoria
En 1881, con el fin de sintetizar las enseñanzas de Rood y Chevreul, dibuja un diagrama/disco en el que reúne todos los colores del arco iris, de forma que con una rápida mirada pudiera identificarse el complementario de cualquier color. En este momento aparecen ya los temas que serán constantes en su producción: el paisaje y la vida popular. En sus primeras obras, cuadritos de pequeño tamaño pintados al aire libre, que el artista llamaba croquetons (de croquer, esbozar), se refleja su admiración por la pintura realista de Courbet y Millet, especialmente en la elección de escenas de campesinos y trabajadores en el campo.
El primer intento por aplicar sus investigaciones teóricas es también su primera obra maestra, Un baño en Asnieres, comenzada en la primavera de 1883. Esta pintura de grandes dimensiones refleja ya el método de su trabajo, radicalmente distinto al de los impresionistas. Frente a la inmediatez de éstos, Seurat preparó minuciosamente su obra, realizando diez dibujos y catorce estudios al óleo sobre pequeñas tablas.
La pintura no es admitida por el jurado del Salón oficial de 1884, por lo que Seurat la presenta en la primera exposición del recién creado grupo de los Independientes, compuesto por otros artistas que habían visto su obra rechazada. Pese a su poco favorable ubicación -por su tamaño estaba colgado en la cantina-, el cuadro despierta la admiración de críticos como Roger Marx o Félix Feneón, quien más tarde acuñaría el término de neoimpresionismo para definir el movimiento y, especialmente, la de un joven pintor, Paul Signac, que habría de convertirse en el fiel compañero de Seurat.
En verano de ese mismo año inicia la que será su obra más importante, un domingo por la tarde en la Grande Jatte, donde, aconsejado por Signac, prescinde de los tonos terrosos e incorpora una gama de colores muy viva, al modo de los impresionistas. La ejecución de este inmenso cuadro es extremadamente laboriosa y combina estudios del natural, realizados con rápidas pinceladas, con sesiones en el estudio. Terminada esta obra, pasa el verano de 1885 en Grandcamp, pequeño puerto de la costa normanda donde pinta marinas con una aplicación más rigurosa de los principios del divisionismo, empleando por vez primera la técnica de pequeños puntos de color, que sería el origen del término puntillismo.
En esta línea, ya de regreso a París, retocará sistemáticamente alguna de sus obras anteriores. Los años siguientes son de propagación del movimiento divisionista, gracias a la asimilación de sus principios por un personaje tan notable como Camille Pissarro, uno de los patriarcas del impresionismo, así como ala decidida labor de divulgación emprendida por Signac; una actividad que casi nunca contaría con el apoyo de Seurat, quien temía ver su obra imitada si, sus secretos se desvelaban.
En 1886 participa con La Grande Jatte en la octava y última exposición de los impresionistas, donde las obras divisionistas despiertan la burla de los sectores tradicionales, pero suscitan el interés de un buen número de artistas jóvenes. Entre ellos se encuentra un grupo de pintores y músicos belgas, reunidos bajo el nombre de los XX, que invitaron a Seurat a su exposición del año siguiente. La presentación en Bruselas de La Grande Jatte generó una encendida polémica y confirmó al pintor como líder indiscutido del grupo.
De regreso en París, Seurat inicia una nueva obra, Las modelos, en la que aplica de forma más estricta los principios del divisionismo, reduciendo aún más el tamaño de los puntos de color. Esta técnica, que había merecido el apelativo poco amable de puntillista, comenzaba a irritar no sólo al público, que todavia no había asimilado las innovaciones impresionistas, sino a los propios seguidores de Seurat; en concreto, Signac apuntaba los riesgos de una ejecución que desviara la atención del espectador y se erigiera en protagonista de la obra.
Cuando aún no ha concluido Las modelos, el artista se propone aplicar de forma más rigurosa las ideas del matemático Charles Henry -a quien había conocido en la última exposición de los impresionistas- sobre las correspondencias simbólicas y emocionales de las líneas y sus direcciones. El resultado es La parada del circo, un cuadro que Seurat presentará en el cuarto Salón de los Independientes con gran éxito y que explicaba así:
El carácter estático de este cuadro contrasta con la alegría dinámica de sus dos últimas obras maestras, Le Chahut y El circo, cuya estilización decorativa se halla próxima al Art-Nouveau. Seurat vive sus últimos años en un ambiente de creciente aislamiento; los continuos recelos a explicar sus teorías por miedo a ser copiado, su carácter altivo, harán que el resto de los divisionistas mantenga con él una relación distante, salpicada de malentendidos. No obstante, siempre conservarían hacia el que consideraban su maestro una actitud de respeto y admiración.
Muerte
Seurat murió el 29 de marzo de 1891, de difteria a la temprana edad de 31 años, y fue incinerado en el cementerio de Père Lachaise. Su muerte evitó que completara sus investigaciones en el puntillismo, el divisionismo y en la física de los colores. Su último trabajo ambicioso, "El circo", quedó incompleto.
La fusión de Seurat de ciencia y emoción
Seurat toma de los teóricos del color la noción de un acercamiento científico a la pintura. Seurat creía que un pintor podía usar el color para crear armonía y emoción en el arte de la misma forma que los músicos usan variaciones del sonido y el tiempo para crear armonía en la música. Seurat teorizó que la aplicación científica del color era como cualquier otra ley natural, y se condujo a probar esta conjetura. Él pensaba que el conocimiento de la percepción y de las leyes ópticas podría ser utilizado para crear un nuevo lenguaje artístico basado en su propio sistema de heurística y comenzó a mostrar esta lengua usando líneas, y esquema e intensidad del color. Seurat llamó a este lenguaje Cromoluminarismo.
Su carta a Maurice Beaubourg en 1890, captura sus sentimientos sobre el acercamiento científico a la emoción y la armonía. Afirmó que:
Las teorías de Seurat pueden ser resumidas de esta forma: La emoción de la alegría puede ser alcanzada por la dominación de tonalidades luminosas, por el predominio de colores cálidos, y por el uso de las líneas dirigidas hacia arriba. La calma se alcanza a través de un uso equilibrado de la luz y la oscuridad, por el balance entre colores fríos y cálidos, y por líneas horizontales. La tristeza se alcanza utilizando colores oscuros y fríos y líneas que señalan hacia abajo.
Seurat y el neoimpresionismo
Fue el impulsor del movimiento, era de carácter metódico. Quizá su inquietud en el campo de lo intelectual le lleva a la práctica de este estilo. Le interesó mucho el color, de ahí que estudiara tratados de luz y color. Se basó en la obra de Charles Blanc: Gramática de las artes del dibujo para deducir que "El color sometido a leyes fijas podía enseñarse al igual que la música". Estudió delicadamente el tema de la complementaridad de los colores, estudió pintores anteriores como Delacroix y Veronés, le apasionaron los escritos de Leonardo.
Según Seurat toda la práctica debía estar regida por la observación. Es necesaria la utilización de colores puros y complementarios. Al observar una obra puntillista, la retina procede a fundir los puntos de color. El fundamento del color viene dado por la división del tono en sus componentes e integrantes.El Puntillismo fue el punto de partida para el siglo XX. Es una pintura entendida como elaboración mental, por encima de la mera ejecución. De ahí que la crítica parisina hablara por un lado de "Impresionismo romántico e intuitivo" referido al primer Impresionismo, y por otro de "Impresionismo científico" referido al Puntillismo.
Obras representativas de Seurat
- G.P. Seurat, Un baño en Asnières, 1883-1884, óleo sobre lienzo, 201 x 300 cm, Londres, National Gallery.
- G.P. Seurat, Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte, 1884-1886, óleo sobre lienzo, 207´6 x 308 cm, Chicago, The Art Institute of Chicago, Helen Birch Bartlett Memorial Collection.
- G.P. Seurat, Modelo de espaldas, 1887, óleo sobre tabla, 24´5 x 15´5 cm, París; Musée d´Orsay.
- G.P. Seurat,Modelo de pie, c.1887, óleo sobre tabla, 25 x 16 cm, París, Musée d´Orsay.
- G.P. Seurat, Modelo sentada de perfil, c.1887, óleo sobre tabla, 25 x 16 cm, París, Musée d´Orsay.
- G.P. Seurat, Las modelos, 1886-1888, óleo sobre lienzo, 200 x 250 cm, Merion, PA, The Barnes Foundation.
- G.P. Seurat, Port-en-Bessin, antepuerto con pleamar, 1888, óleo sobre lienzo, 67 x 82 cm, París, Musée d´Orsay.
- G.P. Seurat, Joven empolvándose, c.1888-1890, óleo sobre lienzo, 95´5 x 79´5 cm, Londres, Courtauld Gallery.
- G.P. Seurat, El Chahut, 1889-1890, óleo sobre lienzo, 169 x 139 cm, Otterlo, Kröller-Müller Museum.
- G.P. Seurat,El circo, 1890-1891, óleo sobre lienzo, 185´5 x 152´5 cm, París, Musée d´Orsay.