Tomás de Zumalacárregui
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Tomás de Zumalacárregui. (Tomás de Zumalacárregui y de Imaz; Ormáiztegui, Guipúzcoa, 1788 - Cegama, Guipúzcoa, 1835) Militar español que dirigió el ejército carlista.
Síntesis biográfica
Ingresó en el ejército durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). En las luchas políticas del reinado de Fernando VII se significó por su postura antiliberal, colaboró con los realistas y fue ascendido a coronel.
Trayectoria
Cuando se planteó el pleito sucesorio al morir el monarca, Zumalacárregui participó desde Pamplona en el levantamiento de los reaccionarios que apoyaban al infante Carlos María Isidro en defensa del absolutismo monárquico (1833). Fracasado el pronunciamiento en la ciudad, Zumalacárregui se retiró al interior de la provincia, en donde unificó a las fuerzas carlistas navarras y organizó uno de los contingentes más eficaces del ejército rebelde. Durante la Primera Guerra Carlista que entonces se inició (1833-40), don Carlos le confió el mando de sus fuerzas en Navarra y le ascendió a general. Se resistió a todos los intentos de atraerle hacia el bando de Isabel II, por parte de su propio hermano Miguel y de su antiguo jefe, el general Quesada. Consciente de su inferioridad numérica y armamentística, Zumalacárregui reprodujo la táctica guerrillera que conocía desde la Guerra de la Independencia, amparándose en lo accidentado del relieve y en el apoyo de gran parte de la población civil. Fue muy popular entre sus tropas (que le apodaban el tío Tomás), pero no dudó en mostrarse cruel en la represión de los liberales ni en emplear el terror para mantener controlado el territorio. Durante el año 1834 se sucedieron las victorias en pequeñas escaramuzas (como las batallas de Alegría y las Amézcoas), hasta el punto de provocar la dimisión de Rodil en el mando del ejército enemigo. Animado por esos éxitos y por la necesidad de conseguir dinero y apoyos internacionales, don Carlos le ordenó al año siguiente tomar Bilbao, a pesar de la opinión contraria de Zumalacárregui (que hubiera preferido atacar Vitoria).
La operación comenzó con éxito, al abrirse paso la marcha hacia Bilbao venciendo a Espartero en Durango. Luego, ya dueño de la mayor parte de las Provincias Vascongadas, puso sitio a la capital vizcaína; pero, en su empeño por reconocer personalmente las fortificaciones enemigas y las posiciones de sus hombres, resultó alcanzado por un disparo del ejército que defendía Bilbao.
Muerte
Herido en una pierna, Zumalacárregui se trasladó a su pueblo para ponerse en manos de un curandero de su confianza y murió, probablemente de septicemia. El ejército carlista perdió así a su militar más prestigioso, debilitándose notablemente sus posibilidades de éxito en la contienda y abriéndose en su seno fuertes disensiones políticas.